Desde el devastador incendio en The Station hasta el ataque al Bataclan, repasamos las tragedias en conciertos que marcaron la historia del rock y metal. Conoce los detalles de estos eventos fatales y su impacto en la seguridad de los conciertos.

Los conciertos están destinados a ser experiencias llenas de energía y emoción, pero a lo largo de los años, algunos eventos se han convertido en tragedias. Desde problemas de seguridad hasta desastres naturales y actos de violencia, repasamos algunos de los incidentes más oscuros en la historia de la música en vivo relacionada con la música rock y heavy metal.

The Rolling Stones en Altamont (1969)

El Altamont Speedway Free Festival, realizado el 6 de diciembre de 1969 en un autódromo abandonado al norte de California, fue organizado por The Rolling Stones como un cierre triunfal de su gira por Estados Unidos. Con una alineación que incluía a Santana, Jefferson Airplane, The Flying Burrito Brothers, y Crosby, Stills, Nash and Young, el evento atrajo a aproximadamente 300.000 personas. Algunos esperaban que fuera el “Woodstock del Oeste”, pero en su lugar, se convirtió en un caos marcado por la violencia.

El caos comenzó cuando los Hells Angels fueron contratados para proporcionar seguridad a cambio de 500 dólares en cerveza. Sin embargo, los miembros de la pandilla utilizaron sus motocicletas para controlar a la multitud, lo que resultó en varios heridos. La situación se descontroló completamente cuando Meredith Hunter, un joven afroamericano de 18 años, sacó un revólver en medio de una pelea con los Hells Angels. Fue apuñalado y golpeado hasta la muerte por uno de los miembros del grupo, Alan Passaro, mientras The Rolling Stones tocaban “Under My Thumb”. Este asesinato, capturado en el documental Gimme Shelter, y otros tres fallecimientos accidentales (dos por accidentes automovilísticos y uno por ahogamiento) sellaron el destino del festival como uno de los momentos más oscuros en la historia del rock.

AC/DC en Salt Lake City (1991)

El 18 de enero de 1991, una tragedia sacudió un concierto de AC/DC en el Salt Palace, Salt Lake City, Utah. AC/DC había comenzado apenas su canción de apertura, “Thunderstruck”, cuando una multitud de más de 13.000 fans se abalanzó hacia el escenario. El concierto se organizó como un evento de admisión general, sin asientos asignados, lo que llevó a una carrera frenética por los mejores lugares cerca del escenario. La estampida se salió rápidamente de control, con cuerpos aplastados unos contra otros.

Scott Carter, un guardia de seguridad del lugar, recordó: “Le decía al guardia de seguridad de AC/DC que apagara la música, que apagara las luces, la gente está sufriendo, la gente está gritando. Todo lo que puedo recordar es sentirme impotente porque me ignoraban. No se estaba haciendo nada”.

A pesar del caos que se desarrollaba en la multitud, la banda continuó tocando, aparentemente inconsciente de la magnitud de lo que estaba ocurriendo. Algunos dijeron que la banda tocó durante 15 minutos más, mientras que otros estimaron que fue cerca de 45 minutos. Tres adolescentes murieron como resultado de las lesiones sufridas durante el caos: Elizabeth Glausi, de 19 años, y Curtis Child y Jimmie Boyd, ambos de 14 años.

Brian Johnson, vocalista de AC/DC, recordó años después en Behind the Music: “Noche terrible. Nunca la olvidaré mientras viva. Estaba destrozado. Angus estaba fuera de sí. Podía ver que se le llenaban los ojos de lágrimas. Mal intentaba mantener la compostura lo mejor que podía”.

A sugerencia de las autoridades, que temían que una cancelación del concierto pudiera provocar disturbios, AC/DC decidió continuar con el show después de una pausa de 15 minutos.

Los padres de las víctimas demandaron a AC/DC y al condado de Salt Lake por su participación en las muertes. Otras demandas fueron presentadas por sobrevivientes que sufrieron lesiones y traumas durante el incidente. Todos los casos fueron eventualmente resueltos fuera de los tribunales.

Tras el suceso y tras el final de la gira «The Razor’s Edge», AC/DC dejaron de realizar grandes conciertos en estadios durante casi una década, hasta 2001, muy temerosos de que las grandes aglomeraciones de gente pudiesen volver a ser fatales.

Guns N’ Roses en Donington (1988)

El 20 de agosto de 1988, Guns N’ Roses tocaba en el festival Monsters of Rock en Castle Donington, Inglaterra, cuando ocurrió una tragedia devastadora. Con el terreno mojado por la lluvia y una asistencia récord de 107.000 personas, el público se agolpó hacia el escenario mientras la banda interpretaba su set. Axl Rose, el vocalista, había implorado a la multitud: “No se jodan matándose entre ustedes”, consciente de los peligros de la masiva multitud. Sin embargo, a pesar de sus advertencias, dos fans, Alan Dick, de 18 años, y Landon Siggers, de 20, fueron aplastados o pisoteados hasta morir en el lodo, a solo 15 pies del escenario.

La banda quedó devastada al enterarse de las muertes. Durante su actuación, Guns N’ Roses había pausado repetidamente el show para permitir que los equipos de emergencia extrajeran a los fans atrapados en la multitud. Al regresar al escenario después de que las ambulancias atendieran a las víctimas, la banda tocó canciones más lentas, tratando de calmar la situación. Sin embargo, no fue hasta después del show que se enteraron de la magnitud de la tragedia.

Guns N’ Roses estaba programada como la quinta banda en el cartel, pero entre el momento en que fueron contratados y su presentación, tuvieron un éxito mundial con “Sweet Child O’ Mine”, lo que llevó a que la multitud fuera mucho más grande de lo esperado. La combinación de la multitud masiva, el terreno fangoso y las repetidas oleadas de personas hacia las barreras contribuyeron a la tragedia.

Aunque el mal tiempo exacerbó los problemas, dificultando que el personal de seguridad extrajera a los fans, surgieron preguntas sobre si la banda había incitado la violencia. Guns N’ Roses ya había ganado una reputación por sus espectáculos en vivo tumultuosos; en 1987, Axl Rose fue arrestado tras bambalinas en Atlanta después de agredir a un guardia de seguridad, y solo un mes antes en Nueva York, la multitud estuvo a punto de amotinarse en sus primeros dos conciertos al aire libre… este era su tercer show.

El festival fue cancelado al año siguiente debido a una investigación que concluyó que las muertes fueron causadas por un “colapso de la multitud” de unas 50 personas, que ocurrió frente al escenario. En los años siguientes, el escenario fue movido desde el fondo de una pendiente y se tomaron medidas adicionales para reducir el lodo en el recinto, un clásico del festival hasta aquel entonces.

Después de la tragedia, la banda hizo esfuerzos para controlar mejor a las multitudes en sus conciertos, lo que fue generalmente exitoso. Sin embargo, en 1991, cuando Axl Rose abandonó el escenario en St. Louis después de ser fotografiado por un fan, se desató otro motín que causó miles de dólares en daños.

The Who en Cincinnati (1979)

l 3 de diciembre de 1979, durante un concierto de The Who en el Riverfront Coliseum en Cincinnati, Ohio, ocurrió una de las peores tragedias en la historia del rock. The Who estaba en plena gira por Estados Unidos, la primera después de la muerte de su baterista Keith Moon en 1978, y la tercera presentación de esta etapa fue en Cincinnati, un concierto con entradas agotadas para 18.348 personas.

El desastre comenzó cuando solo se abrieron dos puertas de entrada al coliseo, lo que provocó que la multitud se agolpara hacia ellas en un intento desesperado por entrar. El pánico se intensificó cuando algunos de los fans afuera del recinto escucharon lo que creían que era el inicio del concierto, cuando en realidad era una prueba de sonido o la proyección de la película Quadrophenia. Al creer que se estaban perdiendo el espectáculo, la multitud empujó con fuerza hacia las puertas, causando una estampida que resultó en la muerte de 11 personas por asfixia y dejando 26 heridos.

A pesar de la tragedia que se desarrollaba afuera, el concierto continuó como estaba previsto. Los bomberos sugirieron al manager de la banda, Bill Curbishley, que cancelara el concierto, pero decidió seguir adelante para evitar un posible motín, y la banda no fue informada de las muertes hasta después de la actuación. Pete Townshend, guitarrista de The Who, recordó: “Pasé por dos fases. Una fue, por supuesto, un tremendo malestar y preocupación. Pero la otra fue una increíble ira por estar tocando mientras esto ocurría”.

Al día siguiente, Roger Daltrey dedicó el concierto en Buffalo a las víctimas, diciendo: “Anoche perdimos a mucha gente de nuestra familia. Este show es para ellos”. Años más tarde, Townshend expresó su arrepentimiento por haber dejado Cincinnati y continuar con la gira, admitiendo que deberían haberse quedado a llorar con los demás en el lugar de la tragedia.

El incidente también tuvo un impacto duradero en las políticas de seguridad en conciertos, ya que la ciudad de Cincinnati prohibió los asientos de admisión general por 25 años. En 2012, The Who regresó a Providence, Rhode Island, para un concierto en el que honraron las entradas del show cancelado en 1979 debido a la tragedia. En 2022, The Who volvió a Cincinnati por primera vez desde la tragedia, en un concierto en el que homenajearon a las víctimas con varias tributes y participaron estudiantes de la Finneytown High School, donde estudiaban algunas de las víctimas.

Pearl Jam en el Roskilde Festival (2000)

El 30 de junio de 2000, durante el Roskilde Festival en Dinamarca, un concierto de Pearl Jam se convirtió en una tragedia cuando una estampida en la multitud resultó en la muerte de nueve personas y dejó 26 heridos. Pearl Jam estaba tocando en el escenario Orange, en un festival que también incluía a Lou Reed, Iron Maiden y Oasis, y que atrajo a más de 100.000 personas. Aunque todos los conciertos conllevan un cierto grado de caos, en esta ocasión, la emoción de la audiencia se desbordó, llevando a un aplastamiento mortal.

Eddie Vedder, el vocalista de la banda, recordó más tarde que no tenían idea de lo que estaba sucediendo hasta que ya era demasiado tarde: “Fue un caos. Algunos gritaban ‘gracias’. Otros, que no estaban tan mal, venían corriendo y decían ‘hola’. Luego alguien fue arrastrado, tendido en el suelo, y estaba azul. Supimos de inmediato que había pasado a otro nivel”. En una amarga ironía, la siguiente canción en la lista del set era “Alive”, uno de sus éxitos de 1991. “Todavía había 40.000 personas ahí afuera. Estaban listos para que el show comenzara de nuevo. Comenzaron a cantar, ‘I’m still alive’… Fue entonces cuando mi cerebro hizo clic. Supe que nunca sería el mismo”.

Los organizadores y las autoridades atribuyeron la tragedia a una combinación de factores, incluyendo el suelo resbaladizo por el barro, que dificultaba que los asistentes mantuvieran el equilibrio. Sin embargo, los miembros de la banda expresaron su creencia de que las vidas podrían haberse salvado si el festival hubiera tenido procedimientos de seguridad más estrictos o si el personal de seguridad hubiera actuado más rápidamente para informarles de lo que estaba sucediendo en la multitud.

Indignados por un informe que describía a Pearl Jam como “moralmente responsables” del incidente, la banda emitió un comunicado en el que insistían en que las muertes y lesiones “no pueden ser descartadas completamente como un ‘accidente’ o ‘mala suerte’”, y se comprometieron a investigar a fondo todo lo que contribuyó a la tragedia. “Creemos que si nos hubieran informado de un posible problema en el momento en que fue identificado por la seguridad del festival, podríamos haber detenido el show antes y se podrían haber salvado vidas”, añadieron.

El compromiso de Pearl Jam con las víctimas y sus familias continuó en los años siguientes. En 2003, Stone Gossard, guitarrista de la banda, viajó a Copenhague para reunirse personalmente con los sobrevivientes y familiares de las víctimas, estableciendo una relación cercana con Ebbe y Birgitta Gustafsson, quienes perdieron a su hijo Carl-Johan en el festival. En el vigésimo aniversario de la tragedia, en junio de 2020, la banda emitió una declaración señalando que “nada ha sido lo mismo desde entonces”. También reflexionaron sobre cómo su experiencia como padres ha profundizado su comprensión del dolor que sienten las familias de las víctimas: “Veinte años después, nuestra banda tiene 11 hijos más, todos ellos preciosos, y otros 20 años entre nosotros. Nuestra comprensión de la gravedad y la pérdida que sienten los padres de esos chicos ha crecido exponencialmente al imaginar a nuestros propios hijos muriendo en circunstancias como las de Roskilde 2000. Es impensable, pero ahí está. Nuestra peor pesadilla”.

Curiosamente, días después del incidente se pudo ver a Eddie Vedder ocultándose de la atención generada por la tragedia y curando sus heridas emocionales en Barcelona. El líder de Pearl Jam fue visto comprando algunos discos en tiendas de la calle Tallers discretamente y evitando ser reconocido.

El incendio De Great White (2003)

El 20 de febrero de 2003, la tragedia golpeó a Rhode Island cuando el club The Station en West Warwick se convirtió en el escenario de uno de los peores incendios en la historia de los Estados Unidos. Durante un concierto de la banda de rock Great White, el manager de la banda encendió pirotecnia que prendió fuego a la espuma de aislamiento acústico que recubría las paredes del club. El incendio se propagó rápidamente, atrapando a cientos de personas en un edificio abarrotado. En total, 100 personas murieron y más de 200 resultaron heridas, lo que convirtió este incidente en el cuarto incendio más mortífero en un club nocturno en la historia del país.

Great White, liderada por el cantante Jack Russell, estaba en medio de una gira por pequeños clubes y roadhouses cuando ocurrió la tragedia. La pirotecnia utilizada durante su presentación fue la chispa que inició el incendio, pero la rápida propagación de las llamas se debió al uso de espuma de poliuretano altamente inflamable como aislamiento acústico, instalada por los propietarios del club, los hermanos Michael A. y Jeffrey A. Derderian. Además, el club estaba significativamente sobrepasado en su capacidad, con 462 personas dentro cuando ocurrió el incendio.

Las responsabilidades se repartieron entre varios actores: el manager de la banda, Daniel Biechele, quien activó la pirotecnia; los hermanos Derderian, quienes instalaron el material inflamable y permitieron que el club se llenara más allá de su capacidad; y el inspector de bomberos de la ciudad, Denis P. Larocque, quien no detectó el peligro durante una inspección meses antes del incendio. Biechele y los Derderian fueron los únicos acusados penalmente; todos se declararon culpables de 100 cargos de homicidio involuntario. Biechele y Michael Derderian fueron sentenciados a cuatro años de prisión, aunque ambos fueron liberados antes de tiempo, mientras que Jeffrey Derderian recibió una sentencia de servicio comunitario.

La tragedia dejó una marca imborrable en Rhode Island, no solo por la pérdida de vidas, sino también por los cambios duraderos en las regulaciones de seguridad contra incendios. En respuesta al desastre, el estado aprobó la Ley Integral de Seguridad contra Incendios de 2003, que exige, entre otras cosas, la instalación de rociadores en todos los clubes nocturnos que alberguen a más de 150 personas.

Quince años después de la tragedia, el sitio del club se transformó en el Station Fire Memorial Park, un lugar de paz y recuerdo para las víctimas, sus familias y los sobrevivientes. Este parque conmemorativo se inauguró en 2018 y se convirtió en un símbolo del impacto duradero de la tragedia y un recordatorio de la importancia de la seguridad en los lugares de entretenimiento.

A lo largo de los años, los sobrevivientes y las familias de las víctimas han contado sus historias, lidiando con las cicatrices físicas y emocionales que dejó el incendio. Joe Kinan, el sobreviviente más gravemente herido, ha pasado por más de 120 cirugías, incluido un trasplante de mano, y ha compartido su mensaje de esperanza para otros que luchan con sus propias cicatrices y temores. La comunidad de Rhode Island sigue conmemorando la tragedia, recordando a los que se perdieron y abogando por una mayor seguridad para prevenir futuros desastres.

Dimebag Darrell asesinado (2004)

Dimebag Darrell, a la edad de 38 años, fue abatido a tiros mientras tocaba con Damageplan. Este acto no solo significó la pérdida de un músico apasionado, sino que también transformó la percepción de la seguridad en los conciertos. A partir de ese momento, cualquier persona que subiera al escenario sin autorización se convirtió en una posible amenaza, lo que llevó a un endurecimiento de los protocolos de seguridad, similar a cómo cambió la seguridad aérea después del 11 de septiembre. Subir al escenario ya no sería visto como un gesto inofensivo, sino como un riesgo potencial.

Scott Ian, guitarrista de Anthrax, reflexionó: “Después de que algo así sucede a uno de tus mejores amigos, ¿cómo podrías sentirte seguro en cualquier lugar? Las pocas veces que los fanáticos se acercaban al escenario durante nuestros conciertos, sin importar cuán amigable fuera la situación, lo primero que pensaba era: ‘Amigo, no deberías estar en este maldito escenario. Deberías saberlo’. Para mí, todo cambió después de la muerte de Dime. El escenario se convirtió en un territorio exclusivo para los músicos. No importa cuánta diversión tengas, mantente fuera de nuestro jodido escenario”.

En el momento de la tragedia, Damageplan estaba a solo dos conciertos de finalizar la gira de promoción de su álbum debut, New Found Power. Dimebag y su hermano, el baterista Vinnie Paul, esperaban con entusiasmo las fiestas navideñas para luego regresar al estudio y trabajar en un nuevo álbum.

El día del tiroteo, la banda llegó al club Alrosa Villa en Columbus, Ohio. Tras una prueba de sonido sin incidentes, Dimebag recordó con gratitud cómo había tocado en ese mismo club en los primeros días de Pantera y agradeció al dueño por darles la oportunidad de presentar a Damageplan. Esa noche, con las entradas agotadas y el club lleno, Damageplan salió al escenario y comenzó a tocar “Breathing New Life”. De repente, Nathan Gale, un exmarine de 1,95 metros, apareció detrás de una pared de amplificadores y corrió hacia el escenario con una pistola Beretta 9mm en la mano. Sin mediar palabra, disparó tres veces a la parte posterior de la cabeza de Dimebag y luego otro tiro en su mano. Gale continuó disparando indiscriminadamente, matando a cuatro personas e hiriendo a otras dos antes de tomar como rehén al técnico de batería de Vinnie Paul, John “Kat” Brooks.

En ese momento, el oficial James Niggemeyer entró al club tras recibir una llamada al 911. Sin respaldo, Niggemeyer disparó un tiro certero con una escopeta, acabando con la vida de Gale, quien aún tenía 35 cartuchos de munición. La masacre podría haber sido aún más devastadora.

Inicialmente se pensó que Gale había atacado a Dimebag por creer que él era responsable de la ruptura de Pantera. Esta tragedia profundizó aún más la distancia entre Vinnie Paul y el vocalista de Pantera, Philip Anselmo. Durante años, Anselmo y los hermanos Abbott habían intercambiado acusaciones en los medios, y Vinnie se sintió especialmente herido por un comentario de Anselmo en la revista Metal Hammer, donde dijo que Dime “merecía ser duramente golpeado”.

Vinnie Paul declaró más tarde: “Sin lugar a dudas, el hombre que hizo esto estaba completamente fuera de sí. Era alguien que debería haber estado tras las rejas. Cuando tienes a alguien con problemas mentales evidentes, no es una gran idea que su madre le compre un arma que se utiliza para matar personas en el ejército. Y obviamente, sabía cómo usarla. No era simplemente alguien que agarró un arma al azar. Vi lo que sucedió y supe exactamente que el hombre estaba en una misión, por cualquier motivo. Y el tipo de cosas que Phil dijo a Metal Hammer es el tipo de cosas que podrían haber incitado al hombre que hizo esto a cometer los actos que cometió”.

Una investigación policial posterior reveló que Gale era un esquizofrénico que creía que los miembros de Pantera le estaban “robando sus pensamientos”. Aunque Anselmo no había hablado con Vinnie Paul desde antes del tiroteo y se le dijo que no estaba invitado al funeral de Dime, el vocalista continuó hablando positivamente de su antiguo amigo cercano y aseguró que “cada año que pasa sin él se vuelve más difícil”. Anselmo también intentó reconciliarse con Vinnie Paul hasta su fallecimiento en 2018.

Eagles Of Death Metal En París (2015)

El 13 de noviembre de 2015, la banda estadounidense Eagles of Death Metal estaba a mitad de su actuación en la sala de conciertos Bataclan en París cuando un grupo de militantes islamistas irrumpió en el lugar, abriendo fuego contra la multitud. Jesse Hughes, el vocalista de la banda, recordó ante un tribunal francés en mayo de 2022 que supo al instante que estaban siendo atacados: “Siendo de una comunidad desértica en California, conozco el sonido de los disparos”, declaró. “Sabía que la muerte estaba llegando”.

Mientras tocaban, los asaltantes entraron por la puerta principal del recinto y comenzaron a disparar de manera indiscriminada sobre el público. Eden Galindo, técnico de guitarra de la banda, inicialmente pensó que el sistema de sonido estaba explotando, pero pronto se dio cuenta de la gravedad de la situación. “Pensábamos que se detendría, pero seguía y seguía”, relató Galindo al tribunal. “Después de un rato recargaron, y un técnico nos dijo: ‘La próxima vez que se detengan, corremos’”.

La banda logró escapar por una puerta lateral, pero su tour manager fue asesinado en el ataque. Los atacantes tomaron rehenes dentro de la sala de conciertos durante un asalto que duró horas, y que resultó en la muerte de 90 personas. La pesadilla terminó cuando la policía abatió a uno de los atacantes y los otros dos se inmolaron con sus chalecos explosivos.

Los sobrevivientes del ataque han relatado cómo fingieron estar muertos durante horas o se escondieron en armarios, sin saber si sus amigos o familiares seguían con vida. Algunos narraron cómo tuvieron que caminar sobre cuerpos para poder escapar finalmente.

Salah Abdeslam, el único miembro sobreviviente del escuadrón que perpetró los ataques que dejaron 130 muertos en varios puntos de París esa noche, es uno de los 20 acusados en el juicio. Aunque ha negado los cargos de asesinato, intento de asesinato y toma de rehenes, su juicio ha sido un proceso doloroso para las víctimas y los sobrevivientes.

Seis años después del ataque, Jesse Hughes admitió que aún se siente nervioso al mirar a las multitudes, pero encuentra valor en la capacidad de Francia para seguir adelante. “El mal no ganó”, afirmó. “No puedes matar al rock and roll”.

Texto: Sergi Ramos