De gira con Jinjer: «On The Top» y siempre con hierba
Jinjer es un grupo que se ha curtido a base de directos en todas partes. En España no es raro verles hasta tres veces en un solo año, y con la crisis del coronavirus ya han visto cómo su planificación se va al garete en giras planificadas por todo el mundo (incluyendo nuestro país). Hoy recordamos cómo fue el último paso de la formación de Ucrania por nuestro país, donde muchas cosas seguían como la última vez, pero otras -como la actitud de su vocalista principalmente- fueron diferentes. Jinjer cambia en todos los aspectos pero con su propia esencia.
Atrás quedaron esos tiempos en los que la banda hacía sus rutas de salas para pocos cientos de personas en ciudades pequeñas de la geografía de múltiples países de Europa en una furgoneta que recordaba a la de Scooby-Doo. Hoy por hoy, Jinjer es de los artistas con mejor estado de forma en el panorama metalero, y su incesante hambre por mostrar su trabajo y, sobre todo, la calidad del mismo, está llevando al grupo ucraniano cada vez más lejos.
Hace unos meses, antes de estar al cargo de Metal Hammer, estuvimos con la banda en Madrid después del concierto en el que telonearon a Amorphis y Soilwork en el Black Box del Palacio de Vistalegre de Madrid (justo la misma en la que también hicimos otro tour report con Lacuna Coil). Allí llevamos a cabo una entrevista de las más locas que se pueden imaginar cara a cara con Tatiana bebiendo a su modo particular: el tour manager le llevaba un vaso con vodka y otro con zumo, y este último ya si eso se lo bebía.
Esta vez, en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), la cita era en la sala Salamandra, donde nos encontramos con el grupo después de que llevase a cabo su prueba de sonido. Al principio, su tour manager (el mismo de los vasos), nos recibió de manera muy cálida, ya que se acordaba de la ocasión anterior, y antes de que los miembros llegaran al camerino, nos acomodó en el mismo y estuvimos charlando un poco con él acerca de la idea del reportaje.
En el camerino de Jinjer
Nada más pasar al camerino de Jinjer para este concierto, donde había lo típico: algo para comer, una nevera, bebida y un baño con ducha, el olor ya reafirmaba lo que pudimos comprobar allá por febrero de 2019; aquel día Roman (guitarrista) nos ofreció si queríamos fumar marihuana con ellos, y en diciembre el olor a esta droga era bastante notable en la estancia que les habían facilitado en la sala Salamandra. El mismo Roman y Eugene (bajista) fueron los primeros en volver del descanso tras la prueba de sonido, y su actitud fue muy abierta y amable nada más saludarnos.
Los horarios cuando una banda está de gira son los que son, y casi a las cinco de la tarde se pusieron a comer lo que cogieron del catering establecido en la zona común a todos los partícipes de este tour. La comunicación entre ellos y demás gente del equipo de Jinjer era todo el rato en ucraniano, por lo que entender algo se hizo imposible, pero estuvimos hablando mientras comían acerca del tipo de comida que suelen tener cuando están rodando. Sobre esto, destacaron (para mal) la de Estados Unidos.
Allí no tienen catering y les toca comprarlo a ellos, por lo que para ahorrar van a los supermercados y tiran de congelados que preparan en el microondas -la etapa de austeridad como la de la época de la furgoneta sigue presente, pero con más popularidad, y se aprecia en detalles como este-. Al hilo del tema culinario, como aquí en España apenas se conoce nada de la gastronomía ucraniana, les consultamos sobre qué es típico allí. Dieron por sentado que lo conoceríamos, pero no fue así -no se puede saber todo-. Nos explicaron (entusiasmados) lo que era el borsch, una sopa de verduras que se caracteriza por su color bermellón merced a la remolacha.
Después de cerrar el apetito, el tema cultural y tradicional de cada país se apoderó de la conversación, y se comparó España con Ucrania por el clima y cómo afecta en la gente. Básicamente, se pusieron sobre la mesa las similitudes en las cuales destacaba que la gente del norte es más ruda y la del sur más… Digamos que no tiene prisa.
El caso es que les habíamos llevado alguna revista con crónicas de los festivales del verano pasado donde había alguna imagen suya (de Tatiana, que acapara los focos en ese sentido), y le echaron un vistazo bastante superficial y en ellas, aparte de resaltar los artículos donde aparecían comentaron que la reseña del disco de Car Bomb debería tener la mejor nota, lo que dejó claro sus gustos. Del mismo modo, al ver su crítica, Eugene se puso a bromear con que la nota (8/10) no era lo suficiente alta, y en ese paréntesis llegaron Vladislav (batería que además cumplía años -como otros dos componentes de la crew-) y Tatiana, que aprovecharon para comer también como lo hicieron antes sus compañeros.
Mientras tanto, explicamos la idea del “take over” del Instagram de Metal Hammer por Jinjer. Esto no lo entendieron bien desde el principio, ya que pensaban que la revista tomaba el control de la cuenta de la banda, pero era al revés. Cuando lo comprendieron, aceptaron encantados, pero no deben estar acostumbrados a hacer este tipo de cosas y la promoción desde el perfil del grupo no se hizo de la mejor manera (al día siguiente, cuando ya había terminado la gira en España, repostearon todo… Un poco tarde, ya que la gracia de eso es hacerlo en directo).
Cada vez que tenían un rato libre, los tres chicos de la formación hacían hueco para salir a fumar droga-porro a la calle (nos invitaron -de nuevo como ya hicieron en Madrid en febrero de 2019-, pero declinamos y por nuestra parte les ofrecimos chicles, los cuales aceptaron gustosamente), mientras que Tatiana estaba en el camerino -bastante más arisca que en la anterior visita- viendo la ropa interior que se había comprado cerca de la sala y sin despegarse de su teléfono móvil. Sin mucho tiempo para entretenerse, era la hora del meet & greet, una actividad que apenas les llevó mucho tiempo ya que eran únicamente tres aficionados con los que se hicieron una foto, charlaron un poco y firmaron los objetos que llevaban de recuerdo.
De vuelta al camerino, estuvimos hablando de que volverían en verano a España (fueron sido confirmados para el Rock The Night, el Resurrection Fest y el Leyendas del Rock) y de que quedaban más fechas por confirmar mientras firmaban vinilos para el merchandising pasándoselos de uno a otro cual cadena de producción -todo esto, como es obvio transcurridos varios meses y con la situación que se ha producido, se ha ido al garete por la crisis del coronavirus-.
Después de esto, ya con ruido de fondo puesto que habían empezado a tocar Space Of Variations (con quienes tenían buena relación al ser también ucranianos) y los finlandeses Khroma, llegó una conversación más personal en la que el tour manager y Roman estuvieron -con un tono más distendido- comentando la lucha de promotores, que se asemeja (salvando las distancias) en España y Ucrania, la relación con su discográfica actual (Napalm Records) y el propio guitarrista estuvo ojeando más a fondo (dentro de su desconocimiento del castellano) los contenidos de Metal Hammer, lo que llevó a hablar, finalmente, la situación de los medios de comunicación de metal en nuestro país.
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