Nos gusta trasladarnos a los países de bandas extranjeras, viajar junto a los grupos cuando salen de su entorno habitual y de ese modo plasmar experiencias diferentes a las habituales. En esta ocasión, uno de nuestros grandes baluartes del metal nacional, Crisix, los colosos del thrash metal de procedencia catalana, consiguieron tocar por primera vez en Estados Unidos.

Ya que no pudimos sumergirnos en esta primera parte de su tour norteamericano, los propios miembros de la formación han querido elaborar este texto para contaros cómo fue su primera experiencia en la tierra presidida por el excéntrico Donald Trump, en concreto en Chicago e Illinois. Este es el testimonio de Crisix en esta aventura:

Norteamérica ha sido el cuarto continente donde hemos conseguido tocar y ha sido muy especial. Llevábamos mucho tiempo deseando poder tocar en Estados Unidos y por fin ha sido posible. Se suponía que teníamos que ir a tocar el año pasado, pero tuvimos que posponerlo debido a que no conseguimos los visados de trabajo a tiempo. Esta vez, después de un larguísimo proceso, pudimos tenerlos a tiempo y cruzar el charco.

La primera visita a EE.UU. estaba dividida en dos partes: la primera en septiembre con un show en un club de Chicago y una actuación en el festival Full Terror Assault al sur de Illinois, y luego una segunda mitad en noviembre encabezando un tour por la costa este del país. Antes de esta segunda parte de la gira hay dos conciertos en Japón, concretamente en Tokio, y nuestro primer álbum de covers, ‘Crisix Sessions: #1 American Thrash’, será lanzado el 8 de noviembre, justo tres días antes de volar para USA.

Vol. I: Chicago 

Salimos de Barcelona dos días antes de nuestro primer concierto en Chicago. El viaje era largo, pero la verdad es que las ganas e ilusión por pisar por primera vez Estados Unidos hicieron el trayecto muy ameno y rápido dentro de lo que cabe. Íbamos un poco nerviosos, no sabíamos si tendríamos problemas en el aeropuerto o cualquier contratiempo que nos negara la entrada al país. No sería la primera vez que una banda tiene problemas en las fronteras americanas y claro, la duda y el miedo a que te pase algo estaban presentes. Por suerte, hicimos bien el trabajo previo a nuestra visita al país y no tardamos nada en pasar el control; todo fue muy rápido y sin problemas.

Al salir del aeropuerto nos estaba esperando el guitarrista de uno de los grupos que tocaban al día siguiente con nosotros. Nos llevó a dar una pequeña vuelta por la ciudad y a cenar a un pub donde pudimos comprobar que el tamaño de las raciones americanas es algo que aquí alimentaría a medio pueblo. Después de tomar algo allí mismo, nos fuimos a descansar ya que al día siguiente queríamos visitar Chicago antes de ir a la sala donde se realizaba el concierto. A causa del jet lag madrugamos muchísimo, así que tuvimos tiempo suficiente para visitar el centro de Chicago de sobra.

Por la noche tocamos en un club acompañados por unas bandas geniales. La gente que estuvo allí se lo pasó genial, y para nosotros fue una primera toma de contacto muy gratificante con el público estadounidense. Sin embargo, ese show tan sólo sería un calentamiento a lo que iba a venir después: el festival Full Terror Assault.

Vol. II: Full Terror Assault 

Al día siguiente, bien temprano por la mañana, pusimos rumbo al sur de Illinois y poco a poco nos fuimos adentrando en la América profunda (sí, esa que hemos visto mil veces en el cine). Paramos a desayunar en un restaurante de carretera -un desayuno que hizo que no tuviésemos hambre hasta el día siguiente- y seguimos el camino. Tras varias horas en la carretera llegamos al recinto natural Cave-In-Rock donde se hacia el festival y nos instalamos en la caravana que iba a ser nuestro hogar durante los días que íbamos a pasar en el FTA.

Es increíble lo bien cuidadas que tiene esa gente sus zonas naturales, espectacular. En el festival se respiraba un ambiente estupendo, todo el mundo era muy amable y súper abierto. Aparte de la cantidad de conciertos que pudimos ver había puestos de merch cojonudos, gente tatuando, y toda una serie de puestos de comida dónde pudimos hacernos polvo con cosas como las llamadas «deep fried oreos». En efecto, oreos fritas con capas de algún tipo de sirope. Muerte azucarada. Deliciosas.

Nuestro show fue genial y pudimos comprobar que tenemos más fans de los que creíamos en Estados Unidos. ¡Alguno hasta llevaba nuestro logo tatuado! Todo el mundo disfrutó de nuestro bolo, los que nos conocían y los que no, y nosotros como críos en Disneyland. Uno de los puntos fuerte fue cuando, después de disfrutar de su concierto, pudimos conocer a la gente de Vio-Lence, todo un referente e influencia para nosotros. Además era el cumpleaños de BB y para él en especial siempre fue una de sus bandas favoritas del género. Simplemente una noche cojonuda. Al día siguiente y después de una carreras con carritos de golf (estaban en Cave-In-Rock y no pudimos resistirnos) volvimos a Chicago.

Después de nuestra última cena antes de volver, fuimos parados por la policía de Chicago. Por lo visto, la furgoneta de alquiler donde viajábamos era propiedad de alguien en busca y captura con serios antecedentes. Por suerte todo quedó arreglado y simplemente la agente de policía sugirió que la próxima vez que alquilásemos un vehículo a través de una aplicación de móvil nos asegurásemos de quién era el propietario. ¡El colofón perfecto para esta primera parte en USA!”.

 

Crisix