De gira con Alter Bridge: los anti-rock stars
La última visita de Alter Bridge, uno de esos grupos destinados a coger el relevo a los grandes, fue más grande en cuanto a producción y recinto (en Madrid), pero en lo que a su directo se refiere, probablemente fue el más flojo de los últimos años. Su último disco no ayudaba demasiado para potenciar su show a nivel de setlist, y la decepción al tener que cambiar a una sala más pequeña de la prevista en Barcelona hizo que la formación no estuviese especialmente animada para este tour report en el que compartimos un rato con los norteamericanos.
Ghost, Sabaton, Parkway Drive, Amon Amarth, Volbeat, Nightwish, Airbourne, los propios Alter Bridge… Todas estas bandas son aquellas que, a priori, serán quienes recojan el testigo de los Metallica, AC/DC, Iron Maiden y compañía. La capacidad de llenar un estadio no está hecha para todos -y menos para formaciones de estilos que no están dentro de lo que se recoge en el mainstream-; de hecho, es bastante probable que cuando estos colosos se retiren (definitivamente), los eventos que acumulan tal cantidad de personas en recintos como estadios no se vuelvan a llevar a cabo.
Por el contrario, toda esa gente que se moviliza en masa para tales shows sentirá un vacío por ello, y eso generará que tenga que buscar a otros grupos de referencia para escuchar su música, comprar su merchandise y, sobre todo, acudir a sus conciertos. En esa tesitura se hallan algunas de las bandas mencionadas al principio del anterior párrafo. Ya están consiguiendo que el público acuda a los directos de sus giras por Europa y el resto del mundo, y el número de fans está incrementándose tour a tour.
Ghost pasó de tocar en Razzmatazz en el Sant Jordi Club en Barcelona, Sabaton encaró su última gira en recintos similares y la expectación fue amplia, Amon Amarth (junto a Arch Enemy, todo sea dicho) demostró su poderío en esos mismos arenas de aforo mediano, Volbeat y Airbourne decidieron no seleccionar recintos mayores para generar la sensación de lleno absoluto y así formar una olla a presión en sus actuaciones, Parkway Drive no tiene en su próximo plan de gira nuestro país pero en el resto de Europa llega a congregar a más de 10.000 personas en ciudades como Londres, y Alter Bridge se presentaba en su gira más reciente con un paso más: de La Riviera de Madrid al Palacio de Vistalegre y de Razzmatazz de la ciudad condal al Sant Jordi Club.
Un ascenso a medias
Por desgracia, este último peldaño en Barcelona no pudieron subirlo como se pretendía. La competencia entre promotores derivó en que los norteamericanos cambiasen después de muchos años a uno nuevo para ellos, algo que no es del todo común cuando hasta la fecha la relación siempre ha sido buena y los resultados positivos. El motivo, como suele pasar en estos casos, es nada más y nada menos que el ofrecimiento de escalar un poco más en esa ruta para crecer en el panorama rockero-metalero. Si te ofrecen la capacidad de concentrar a más personas en un concierto, de poder vender ese producto más atractivo por el mundo y de mejorar tus shows con más producción y, por consiguiente, con más dinero, ¿quién diría que no? Alter Bridge no lo hizo cuando cerró su gira europea para 2020, y de ese modo presentó un cartel con el Palacio de Vistalegre y el Sant Jordi Club en sus recintos españoles.
La citada lucha de promotores, que está provocando en diversos ejemplos que los artistas obtengan cantidades inmensas en comparación a las de otros países, conllevó que el riesgo fuera mayor al necesitar introducir más gente en los conciertos para que el periplo de Alter Bridge en España fuese un éxito. Por desgracia, Myles Kennedy, Mark Tremonti, Scott Phillips y Brian Marshall tienen capacidad de congregar a aficionados, pero no a tantos (por lo menos en España, ya que en Londres, por ejemplo, consiguen reunir hasta casi 20.000 almas por show). Esto llevó a modificar la sala barcelonesa en la que actuarían y, como ya le pasó a Ghost en su día, tuvo que trasladar el directo del Sant Jordi Club a Razzmatazz.
Alter Bridge desde dentro: trabajo > fiesta
El grupo era consciente de este fracaso, y por esa razón, cuando nos comunicamos con ellos unas semanas antes de que llegaran a España, no tenían muchas ganas de hacer un despliegue muy amplio para este reportaje que estás leyendo. Al contrario que en otros países, no quisieron que hiciéramos ninguna entrevista y todas las actividades que materializamos se tradujeron en una toma de control de nuestras redes sociales por parte de Alter Bridge (que su manager fue quien llevó a cabo), acceso a todos los lugares del recinto para ver cómo, entre otras cosas, Mark Tremonti mostraba a un pequeño círculo de fans (previo pago) cómo toca y distintas técnicas para hacerlo, y una sesión de fotos con el grupo antes de salir al escenario cuyo resultado podéis ver arriba de la página gracias a su fotógrafo de confianza cada vez que vienen a nuestro país: Javier Bragado. Es más, el propio Mark Tremonti le dijo nada más verle que si estaba preparado para hacer las mejores fotos de la gira, Brian Marshall le saludó al son de “Ja-vi-er Bra-ga-do” y Scott Phillips no pierde ojo a su Instagram.
La vida entre bambalinas de los miembros de Alter Bridge no es lo que los aficionados se imaginan cuando piensan en lo que hace una estrella del rock. Desenfreno, fiestas, mujeres, drogas… Nada de eso está dentro del universo del grupo, que, por el contrario, tiene una rutina no la vamos a llamar relajada si se compara con esa idea mitificada, sino más bien soporífera. Viajar en autobús de ciudad a ciudad, despertarse, hacer cosas hasta que llega el momento de la prueba de sonido, dejar todo listo, tocar unas pocas canciones para los acérrimos que han pagado el paquete del meet & greet y después firmarles autógrafos y sacarse fotos con cuentagotas, después Mark Tremonti hace su particular clinic en cada fecha con un número menor de fans que quieren compartir un rato con él en su especialidad, descansar en su camerino sin apenas salir, tocar y a dormir. Este es el modus operandi de Alter Bridge, nada especial ni llamativo. Es lo más parecido a una persona que está ocho horas diarias en una oficina pero en versión músico.
En la masterclass de Tremonti es el único momento en el que los aficionados pueden conocer al guitarrista de un modo más personal (dentro del ámbito musical permanente). En Madrid, Mark enseñó a quienes adquirieron ese servicio vídeos con los que calienta, cómo afina su guitarra con su teléfono y los modos en los cual usa YouTube y Google Chrome para practicar y aprender diferentes cosas acerca de su mayor pasión: la guitarra. Uno de los seguidores presentes le preguntó por qué no usaba mejor el Logic, una herramienta de producción de sonido dedicada a lo que explicaba Tremonti, pero el astro estadounidense confesó entre risas que no era tan inteligente para manejar esos programas. Después de eso, pasó a mostrar cómo son al detalle solos de su discografía de los más icónicos como el de “Blackbird” o “Addicted To Pain”. Más allá de eso, la experiencia con Alter Bridge apenas permitió una escasa interacción con sus miembros -muy a nuestro pesar-. Esperamos con ansia la próxima y que no se alargue más de lo debido en el tiempo por la crisis del coronavirus.
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