Adam Dutkiewicz, a sus 42 años, lleva una buena parte de su vida adulta girando y tocando por todo el mundo. Como guitarrista de Killswitch Engage se enfrenta ahora a una larga temporada de conciertos, viajes, aviones y autobuses para promocionar ‘Atonement’, un disco que ha tardado tres años en llegar y que ha puesto a prueba la paciencia de toda la banda.

¿El problema? Su vocalista Jesse Leach, quien tuvo desde problemas de salud mental hasta una delicada operación de sus cuerdas vocales, con todo el postoperatorio que eso conlleva en un vocalista.

De por medio, extenuantes giras junto a Iron Maiden por toda Europa que les mantuvieron en activo así como multitud de festivales. La carretera es el hogar de Dutkiewicz y sus compañeros así que ¿quién mejor que él para explicarnos como vive las giras? Como siempre, lo más complicado es decir adiós. “Siempre es difícil despedirse de los tuyos cuando eres un músico profesional que gira por el mundo”, explica el guitarrista.

“Es una de las cosas más difíciles. Eso y encontrar un buen baño en el que cagar por las mañanas, porque no puedes cagar en el bus de gira. Todo el mundo tiene novia o esposa y yo además tengo dos perros y los echo de menos cada día. Es parte del trabajo. Tienes que viajar y tocar en directo y es como te ganas la vida”.

Killswitch Engage (Foto: Sergi Ramos)

Sentimientos y situaciones en las que coincide la vasta cantidad de músicos a los que acribillamos con nuestras absurdas preguntas. ¿De qué modo compatibilizan la vida familiar o personal y las giras? Otro gran misterio. Algunos se van a casa cada vez que tienen un par de días de descanso. Otros no pisan su domicilio en varios meses.

Adam Dutkiewicz es de los segundos. “Es imposible planificarnos la vida con libertad en ese sentido”, explica. “En las giras más grandes puedo estar lejos de casa entre seis y ocho semanas de golpe y eso se hace duro, especialmente a medida que voy haciéndome mayor. Cuando tengo tiempo de descanso estoy siempre con mi familia. Es muy importante para mi dedicarles tiempo de calidad”.

El concierto más grande de la historia de Killswitch Engage, pese a haber girado con colosos como Maiden, fue uno en un festival, como suele pasar hoy en día. “Probablemente fue el Download Festival en el Reino Unido. He olvidado la cantidad exacta de gente para la que tocamos, pero lo único que recuerdo es un mar de gente que no se acababa jamás”.

¿Da miedo estar ante tal masa humana? “Los shows grandes dan tanto miedo como los conciertos pequeños porque, si no llevo mis gafas en directo, la gente no se ve. Parecen barro a lo lejos”, se ríe. Tal y como suele ser el caso de manera recurrente, el músico no recuerda -casualmente- la cantidad más grande de dinero que Killswitch Engage han recibido en su historia por tocar en directo.

“Oh Dios, ni siquiera lo sabría”, se disculpa, como si de un invitado díscolo de La Resistencia se tratase. “Para eso tenemos un contable. Pero vaya, da igual cuanto dinero ganemos en un gran concierto, porque nos lo terminamos gastando en buses de gira que hay que alquilar, miembros de la crew y demás. El dinero viene y se va muy, muy rápido. Es muy caro hacer una gira”.  Lo único que tiene claro es que nunca han llegado “a cobrar seis cifras”. 

Killswitch Engage (Foto: Sergi Ramos)

¿Qué suele hacer Adam antes de salir al escenario? “Paso un rato intentando aclarar mi garganta y luego me bebo un par de cervezas”, relata. Debe ser el primer músico que nos encontramos que admite beber alcohol antes del concierto. Todos juegan a ser el niño bueno. “¿En serio me dices eso?”, inquiere. “Normalmente estamos borrachos en el escenario! Es la actitud! Hay que pasárselo bien”, se ríe. Al bajar del escenario se vuelve sano y limpio. “Cuando acabo el show lo primero que hago es beberme una botella de agua y darme una ducha”, revela. “Si no hay una ducha en el recinto todo el mundo tiene un problema porque sudo como un cerdo en directo”.

¿Qué es aquello que no suele faltar en la bolsa de viaje? “Normalmente me llevo una ingente cantidad de calcetines limpios”, explica. “También, ahora que me hago mayor, me llevo rodilleras porque sino mis rodillas sufren un montón. Me suelo llevar también un par de libros, mi iPad y eso es prácticamente todo”. Un concierto de Killswitch Engage es uno de esos shows de alta energía donde no falta gente subiendo al escenario.

¿De qué modo reacciona el músico cuando hay invasión en su espacio de trabajo? “Personalmente, me gusta cuando alguien se sube al escenario para lanzarse o hacer el loco un rato”, explica. “Si veo que vienen con ganas de fiesta yo mismo corro hacia esa persona y me pego la fiesta con ellos unos segundos antes de que salten hacia el público. La línea roja suele ser que se piensen que pueden pasar demasiado tiempo ahí arriba. Quienes han pagado la entrada no quiere ver a un montón de gente aleatoria haciendo el cafre sobre el escenario”.

Las situaciones vergonzantes sobre el escenario también suelen ser bastante comunes. Dutkiewicz afirma que se ha “cagado encima” en un par de ocasiones mientras tocaba, pero no por una gastritis, sino “por haber bebido demasiada cerveza”. ¿Su momento más glamuroso como miembro de la banda? “Creo que ha sido ir a los Grammy cuando acudimos la primera vez, pero no me gustó en absoluto. No soy un tío nada glamuroso, y estar rodeado de todo lo que hay allí, en ese ambiente, no es lo mío. No creo que volviese a ir por nada del mundo”. 

Sergi Ramos