El último álbum de la banda estadounidense con el guitarrista Criss Oliva y el primero con el cantante Zachary Stevens, fue un bombazo para sus seguidores. No es que tengan muchos discos que sean desechables, pero 'Edge Of Thorns' es otro mundo. Publicado en abril de 1993, Savatage firmó una enorme joya sonora.

Octavo álbum de estudio de una de las bandas estadounidenses más auténticas y más infravaloradas de la historia del heavy metal. ‘Edge Of Thorns’ fue publicado en 1993 por Atlantic Records y la producción corrió a cargo de Paul O’Neill y los hermanos Oliva, Criss y Jon. Savatage tuvo una larga evolución hasta llegar a este disco y es que sus primeras grabaciones partían de un heavy metal más clásico, influenciados por grupos como Black Sabbath, Judas Priest o Iron Maiden. Poco a poco fueron contagiándose de un estilo más complejo y empezaron a chapurrear con el metal progresivo. Es con este trabajo con el que la banda alcanza una verdadera repercusión en las radios y se coronan con una gira mundial que les sitúan como la mejor alineación de la banda hasta la fecha. Y es que Jon Oliva decide dejar el papel de vocalista para dedicarse a los teclados fichando a Zachary Stevens el cual proporciona un nivel vocal a la banda que deja patidifuso a cualquiera.

Se compone de 13 temas que arrancan con “Edge Of Thorns” y un teclado siniestro al estilo de “El Exorcista” para después continuar con un guitarreo brutal a cargo de Criss Oliva. Como un funesto presagio las guitarras del hermano pequeño de los Oliva suenan como nunca durante todo el disco. Temas como “Lights Out”, “Conversation Place” o “Damien” muestran unos riffs cargados de macarreo heavy que nos recuerdan de donde viene la banda. El señor Stevens a las voces es una auténtica delicia y destaca en temas como “Skraggs Tomb” y “Follow me”. Para los que no pudieron escuchar el disco en su momento y lo escuchan casi 30 años después resulta inquietante el espectacular solo de guitarra durante “Degrees Of Sanity”. Es irremediable recordar el trágico accidente de coche que sufrió Criss en Octubre de ese mismo año y que se llevó la vida del joven compositor dejando la banda completamente destrozada en el momento más álgido de su carrera.

Se trata de un disco que marcó un punto de inflexión significativo en una banda que ya llevaba una trayectoria extensa de grabaciones y directos. La incorporación de Zachary Stevens, las guitarras magistrales de Criss Oliva y la prematura muerte de este último ponen a este disco en el punto de mira de todo el universo del heavy metal por el resto de los tiempos.

Sergio de la Torre