El exlíder de la banda de rock y metal alternativo Lostprophets fue noticia en todo el mundo hace menos de una década, cuando varios detalles asquerosos sobre su oscura vida privada fueron revelados dejando al descubierto a uno de los criminales más repugnantes de la historia reciente de la música.

Uno de los delitos más sonados dentro de la música contemporánea ha sido el protagonizado por el galés Ian David Karslake Watkins, más conocido por ser ser el vocalista de Lostprophets. Su primer contacto con la justicia fue casi accidental, en 2012, cuando fue detenido por temas relacionados con las drogas. Lo que en un principio pintaba como algo común para la policía, pasó a oler a podrido cuando en la investigación se incautó un ordenador portátil propiedad de Ian que hizo sonar la alarma.

El ordenador personal de Watkins fue analizado por las autoridades pertinentes y, al ser «destripado», la investigación y el delito relacionados con las drogas quedó prácticamente en segundo plano al descifrarse que la contraseña de su computadora era «IFUCKKIDS» («me follo niños»). Lo que parecía que iba a quedarse como una «broma» de mal gusto, abrió el melón del horror y solamente fue el principio de una serie de hallazgos terribles.

Ian Watkins

Retrato «mugshot» de Ian Watkins tras una de sus detenciones

Un mes después del primer delito de Ian Watkins, mientras éste gozaba de libertad, fue sorprendido y detenido otra vez al haberse evidenciado su participación en la violación de un bebé de 1 año y por posesión de material pedófilo y pornografía extrema relacionada con la zoofilia. Todo este vomitivo material lo llevó directo a la cárcel de forma preventiva antes de asignarle los cargos pertinentes y de llevarse a cabo el juicio.

El 26 de noviembre de 2013 el músico de por aquel entonces 36 años se declaró culpable y reconoció la violación al bebé, en la que sorprendentemente también estuvo implicada la madre de la criatura, supuestamente al verse presionada por las amenazas de Ian, el cual manipuló y coaccionó a la chica diciéndole que, si ella le pertenecía, el bebé también.

A la posesión de material pedófilo en el que él mismo participó, por si no fuera poco, se añadió el delito de pertenencia de imágenes de zoofilia extrema. A mayores, también se descubrió que había agredido e intentado violar a una niña de 13 años tiempo atrás y que tenía un historial sin constatar que podría llegar a más de una docena de casos, cometidos muchas veces bajo los efectos de drogas como el crack -que se sospecha que utilizó también para abusar de sus víctimas casi siempre menores- y en los que también se podrían haber visto implicadas varias madres de niñas y niños.

Ian Watkins

Ian Watkins en 2010 posando con un juguete de un bebé muy «creepy» (Foto: WENN)

Tras todos estos sucesos horribles, Ian finalmente aceptó los 29 años de prisión y 6 de libertad condicional que se le impusieron, a los que todavía se sumarían 10 meses más al encontrarse un teléfono móvil introducido en su ano en 2018 durante su estancia en la cárcel. El ya excantante, había utilizado el dispositivo para hacer llamadas burlándose y mofándose de sus crímenes utilizando en contexto frases como “It was megalolz, I don’t know what everyone is getting so freaked out about” (“fueron las risas, no sé por qué todos están tan impactados con el tema”). También se revelaron en varios medios como el periódico The Sun que el pederasta y depredador sexual confeso continuaba intercambiando desde prisión cartas con madres de menores a las que les pedía y exijía fotografías explícitas de sus hijos.

A pesar de que esto no sea un ranking que evalúe o juzgue qué o quién es peor (para eso está la justicia, los sanitarios y otros profesionales), este caso podría ser fácilmente, dicho ya a juicio personal, uno de los más repulsivos de todos los expuestos y de los que se expondrán por la crueldad del mismo hacia personas tan jóvenes y menores.

Si eres fan del grupo o desconocías esto, ¿escucharás de igual forma su música? ¿Crees que el artista y su obra debe de ser separado de su vida íntima, personalidad y actos? ¿Bastarán 29 años de prisión para la reinserción de Ian a la sociedad? Eterno debate al que es difícil de responder.

Jaime Tomé