El heavy metal tiene en la guitarra su máxima expresión. Es por ello que una progresión de acordes a las seis cuerdas le puede dar una vuelta de tuerca al genero en el momento menos esperado

El heavy metal tiene en la guitarra su máxima expresión. Es por ello que una progresión de acordes a las seis cuerdas le puede dar una vuelta de tuerca al genero en el momento menos esperado. Estos son algunos de esos momentos, seleccionados por nuestro equipo de truhanes.

Guns N’ Roses – Sweet Child O’Mine (1987)

Igual que hemos puesto éste, podíamos haber puesto ‘Welcome to the Jungle’. La manera en la que comenzaba aquel debut para la historia ya tenía gancho, pero en el disco lo había a puñados. Sin quitar mérito a Axl Rose, lo que hicieron Izzy Stradlin y sobre todo Slash en ese álbum era para quitarse el sombrero (de copa, en este caso). Y ‘Sweet Child O’Mine’ la máxima expresión de lo que un riff sin mucha complicación puede llegar a transmitir. No, no son heavy metal y puede que por eso no encajen en la descripción del título, pero anda que no se ha notado en grupos de metal la alargada sombra del hard rock de estors macarras. Es la canción que toda persona que se pone a aprender a tocar la guitarra intenta imitar a poco que tiene alguna noción. La técnica puede estar ahí, pero ay, el sentimiento…

 Megadeth – Holy Wars… The Punishment Due (1990)

‘Rust In Peace’ fue la respuesta anticipada de Mustaine al éxito que cosechó Metallica unos meses después con su Black Album. Los mejores riffs de toda su carrera estaban ahí, en temas como ‘Hangar 18’ o una infravalorada ‘Tornado of Souls’. Pero lo de ‘Holy Wars… The Punishment Due’ era de otro planeta, era una burrada de más de seis minutos en las que vaciaron su mejor arsenal una pareja de hachas como pocos: el propio Dave junto al siempre recordado Marty Friedman. Sí, la escribió Mustaine, pero no hay que restar mérito a lo que hacía su compañero. Una lección de riffs y solos de esas que hay que aprender.

Rage Against the Machine – Wake Up (1992)

He aquí otro caso en el que la sobresaliente  labor del guitarrista se extiende tanto en un disco, que es complicado quedarse con un solo riff. Eso si nos ceñimos sólo al primer álbum de RATM, porque después lo hizo en otros dos más, ampliando horizontes en una manera de tocar distinta que hizo única a Tom Morello. Sirva ‘Wake Up’, por decir alguna. Porque después de la diabluras iniciales que muchos nos preguntamos si realmente eran una guitarra lo que sonaba, después se convertían en un ritmo funky de los que se te pegan en la primera escucha.

Korn – Blind (1994)

Estoy convencido de que a los más puristas les dolerá ver un nombre como el de Korn por aquí, pero rompieron moldes, para bien o para mal. Y lo hicieron desde el primer minuto de ‘Korn’, cuya apertura era ‘Blind’. Las letras de Jonathan Davis eran buena parte de la personalidad del grupo, pero qué nos viene antes a la cabeza, ¿sus letras o las guitarras estridentes junto al plato enfermizo de la batería? Vale que luego todo lo rompe el “are you ready”, pero crearon escuela para muchos grupos de metal moderno que vinieron después. Aunque con ellos terminara durante una época lo de meter solos a las canciones. Ya rizando el rizo, saliéndose de lo establecido… ¿a quién se le ocurrió empezar un disco con una canción que terminaba como ésta?

Sepultura – Roots Bloody Roots (1996)

Ross Robinson venía de producir a Korn con sus afinaciones graves. Sepultura buscaba nuevos horizontes en su música, que no sólo pasaban por lo tribal. Todo se conjugó para que hicieran su mayor himno, que sigue a día de hoy por encima de ‘Arise’, ‘Territory’ o ‘Refuse/Resist’, aunque cualquiera de ellas podría haberse citado aquí. Pero seamos sinceros, la que todo aficionado al metal (con un poco vale) conoce, es la que abría ‘Roots’. Luego ya vino el principio del fin, que no sé cuántos años después sigue coleando.

Slayer – Raining Blood (1986)

Si te gusta el metal, ‘Raining Blood’ tiene que estar entre tus temas favoritos. O al menos, reconoce que es lo de mejor que se ha hecho en la historia del estilo. No nos engañemos, la reacción al escucharla la primera vez es de acojone, con esa atmósfera agobiante que te atrapa, antes de que estalle por completo. Si la escuchamos en su versión en directo que unían con ‘Black Magic’, entonces la fiesta es todavía mayor. Que es una que habiendo estado a la sombra muchos años, se merece también un hueco en este reportaje. Descanse en paz Jeff Hanneman. Nada volverá a ser lo mismo sin él.

Marilyn Manson – The Beautiful People (1996)

Otro ejemplo más de que con cuatro notas y mucho gancho la puedes liar bien liada. En la época de la composición del tema, Daisy Berkowitz era el guitarrista, aunque en el videoclip ya estaba Zim Zum ocupando su lugar. Pero el que lo creó y lo tocó en estudio fue Twiggy Ramirez, bajista por aquel entonces, que luego saldría del grupo y volvería años después a la guitarra (también salía acreditado Sean Beavan). Les salió tan rematadamente bien la jugada (no solo en la provocación de su imagen estaba su secreto), que intentaron repetir la fórmula con ‘Rock is Dead’. Y por si fuera poco, en ‘Disposable Teens’. Eran tan parecidas todas ambas, que se quedaron en copias malas. Normal que unos años después se le diera más notoriedad a las versiones que hizo de distintos grupos… si también ser versionaba en cierto modo a sí mismo. Con el tiempo, lo confieso: no soporto ‘The Beautiful People’, la aborrezco. Nunca la escucho cuando me pongo ‘Antichrist Supertar’.

Helloween – Ride The Sky (1985)

Ok, todo el mundo opta por hablar de los HELLOWEEN de Michael Kiske y los «Keepers» como los que cambiaron el speed metal y lo hicieron apto para consumo masivo. Pero muchos no recuerdan que ya en «Walls of Jericho», lo que hizo Kai Hansen junto a Michael Weikath estaba un paso por delante de todo lo que se hacía en la época. Eso, inevitablemente, evolucionó un paso más allá con los Keepers, pero que nadie se olvide de este tema y su solo doblado como el que marcó el camino a seguir.

Iron Maiden – Phantom of the Opera (1980)

Si bien los IRON MAIDEN de Paul Di Anno tienen una esencia punk en sus canciones, obvia en temas como «Sanctuary», fue «The Phantom of the Opera» la que mostró que allí habia algo más que testosterona punk. El toque progresivo, elaborado y bien curado de los británicos sale a relucir en este tema. El riff, incluso a día de hoy, sigue siendo un levanta-estadios y dio a entender que algo grande estaba por venir.

AC/DC – Let There Be Rock (1977)

El tema definitivo de AC/DC, con toda seguridad. Cuando el punk estallóen Gran Bretaña en 1976, AC/DC no se quedaron indiferentes y parieron el riff que les pasaría a la categoría «heavy metal» para el resto de su carrera. El riff de «Let There Be Rock» es metal antes de que hubiera metal, punk para quienes no sintonizaban con la estética y mensaje del género y boogie para los rezagados de los 60. Todo en uno.