Classics: Rammstein – Mutter (2001)
Con este tercer trabajo de estudio, los alemanes se proclamaron los reyes del metal industrial. Muchos son los clásicos que se incluyen en 'Mutter', un disco que se puso a la venta el 2 de abril de 2001.
Con ‘Sehnsucht’, lanzado cuatro años atrás, Rammstein había conseguido llegar a las masas gracias principalmente a la ayuda de David Lynch y su película ‘Lost Highway’. La aparición de “Du Hast” y del tema homónimo de la banda en dicho largometraje los catapultó a un nivel de fama, especialmente en Estados Unidos, que poco tenía que ver con el que tenían en sus primeros años de carrera. No hay que olvidarse tampoco de los directos incendiarios (literalmente), con un Till Lindemann envuelto en llamas en salas de aforo reducido que lograba unas cotas de espectacularidad casi nunca vistas.
A principios de siglo, un Richard Z. Kruspe ofuscado y con demasiadas ansias de mando casi se lleva por delante al sexteto germano; la lucha por la dirección a tomar enfrentó a los miembros de la banda. Algunos querían seguir la línea continuista, aquella que no se salía de los márgenes del metal industrial más estándar; otros buscaban añadirle matices a su propuesta. No es difícil adivinar quién fue el vencedor. Y con estas premisas salió al mercado ‘Mutter’, para muchos el mejor disco de Rammstein.
Nada más empezar a sonar el épico inicio de “Mein Herz Brennt” uno se da cuenta de que aquello ha logrado unas cotas de grandeza nunca vistas en un trabajo de los berlineses. Arreglos de cuerda, modulaciones de voz de un Till Lindemann más expresivo que nunca, melodías que adornan las sempiternas instrumentaciones marciales de sus dos primeras obras. Una canción perfecta que daba paso a la oda a su ideología progresista, de nombre “Links 2, 3,4”, con un patrón menos innovador pero igual de efectivo.
El primer single fue un “Sonne” que guarda en su interior alguno de los mejores pasajes jamás compuestos por el teclista “Flake” Lorenz, que eleva a este corte a la categoría de himno atemporal. “Ich Will” desemboca en un cántico hecho para vociferar en estadios por las multitudes; “Feuer Frei” pisa el acelerador hasta límites insospechados, mientras que “Mutter” se pone el traje de gala como gran balada del disco, oscura y sensible al mismo tiempo.
Aquí se encuentra el embrión de lo que años más tarde mutaría en el grupo más importante del metal europeo. El punto de partida hacia metas impensables para una formación que llena recintos de gran envergadura cantando en su alemán natal cuyo techo parece no existir.
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