Es Enero, las visitas bajan y hemos de sacar artículos polémicos que os indignen a todos. A muchos os han cortado la conexión a internet porque os habéis endeudado para comprar la entrada del Rock Fest, el Download, el Resurrection y el Leyendas. Pero os conectáis desde el ordenador de la universidad o del curro porque queréis leer las payasadas que escribimos después de que os hayan salido compartidas en un post de Facebook de alguien efectivamente indignado con algo que acabamos de escribir. Así que, sin más dilaciones, aquí tenéis un resumen de tipologías de fans del heavy metal que hemos escrito en veinte minutos y que tiene como única finalidad que nos llenéis de comentarios el artículo mentando a nuestra madre. De nada.

Es Enero, las visitas bajan y hemos de sacar artículos polémicos que os indignen a todos. A muchos os han cortado la conexión a internet porque os habéis endeudado para comprar la entrada del Rock Fest, el Download, el Resurrection y el Leyendas. Pero os conectáis desde el ordenador de la universidad o del curro porque queréis leer las payasadas que escribimos después de que os hayan salido compartidas en un post de Facebook de alguien efectivamente indignado con algo que acabamos de escribir. Así que, sin más dilaciones, aquí tenéis un resumen de tipologías de fans del heavy metal que hemos escrito en veinte minutos y que tiene como única finalidad que nos llenéis de comentarios el artículo mentando a nuestra madre. De nada.

El trve-metal

Cirith Ungol deberían ser los cabezas de cartel de todos los festivales europeos. Y en caso de conflicto de agenda, deberían serlo Tygers of Pan Tang. El caso es que desde que se bajó las demos de Stormwitch decidió que no hay nadie que sepa más de metal que él, aunque todo ese conocimiento no le sirva más que para dárselas de erudito en el foro de Rafabasa o en algún comentario de Yahoo respuestas. Pero vive por y para ello. Acaricia con los dedos ese momento en el que puede responder a cualquier cosa explicando el porqué el «Night of the Demon» de, claro, Demon es infinitamente superior al «Breakout». En cualquier caso, es porque en ese disco usaban teclados y los teclados no son nada metal. O al menos no lo eran en 1987.

El extremo

El extremo tiene una visión sobredimensionada acerca de la importancia e impacto que pueden tener sobre el vasto universo de la música contemporánea una serie de riffs de guitarra malosos ejecutados a 3000bpm, un vocalista que canta como si se hubiese aclarado la garganta en la vida y un logo que nadie entendería y que un técnico de marketing cualquiera desaconsejaría fervientemente. Es el tipo de persona que no entiende porque una canción que trata sobre desmembrar festivamente a los miembros de tu familia para luego hacer puré con los restos y dárselo a tu perro al que luego te follarás impasiblemente no puede ser número uno en todo el mundo. Es también el tipo de persona que pide que pinchemos a Cannibal Corpse en Party Hard a las cinco de la mañana cuando la sala está llena.

El power-metalero

Para el fan del power metal, nunca ha dejado de ser 2002. Timo Tolkki sigue en Stratovarius, Tobias Sammet tiene abundantes greñas, Rhapsody aún no se han convertido en un monstruo bicéfalo, Kai Hansen aún no lleva un gato muerto en la cabeza y Freedom Call aun no han sido requeridos por el gobierno a pagar el impuesto especial de bebidas azucaradas. El doble bombo reinará, los solos del rollo neoclásico son el futuro y las voces agudas que cantan sobre rainbows in the sky,  eagles que fly free y cosas así son lo más. Pues no.

El que solo-oye-grupos-con-vocalista-femenina

Los fans del metal sinfónico con vocalista femenina tienden a estar rellenitos y a tener serios conflictos sobre su sexualidad. Sufrieron sobremanera cuando Tarja salió de Nightwish y se sintieron vindicados cuando Within Temptation consiguieron sus diez minutos de fama mainstream a mediados de los 2000. Hoy en día escuchan a Delain, Epica, Xandria y son felices cuando Tarja Turunen hace los cuernos en sus conciertos, porque piensan que realmente le gusta el heavy metal. Ellos lo prefieren así.

El ochentero

La fina linea que separa el ridículo del ridículo severo se torna extrafina en los heavies ochenteros.  Es como si no les importase que haga 33 años que ya no es 1984. Ellos siguen llevando sus J’Hayber, vindicando el Canciller, poniéndose el calcetín en el paquete y comprando la Heavy Rock con portada de los Judas y titulares absurdos como «¡Defendiendo la fe!» y leyendo las editoriales vindicativas del Mariskal Romero. No les hables de Pantera porque toda esa mierda es muy moderna y no es heavy metal auténtico. En caso de que les mojes por la noche, pueden acabar convirtiéndose en el trve-metal de turno. Mantienen ese aspecto que va a medio camino entre «El Vaquilla» y KK Downing y que es garantía de éxito en cualquier entrevista de trabajo.

El glammie / El hard-rockero

Es una evolución del ochentero, solo que con ropa tan discreta como unos pantalones elásticos de zebra, una badana de color lila y una camiseta estrecha y medio rota que deja entrever los pelos que van del ombligo al pubis. Puede gastar en laca el equivalente el PIB de un pequeño país como Mónaco. Reivindica su masculinidad maquillándose hasta que desaparecen sus rasgos faciales. Hace morritos. Se observa en el espejo y ve a Bret Michaels, pero no se da cuenta de que en el fondo parece La Terremoto de Alcorcón.

El de la asociación heavy de la provincia

Heavy Metal will never die. Así que el y sus colegas heavies de Palencia o cualquier otro epicentro del heavy metal mundial se han montado una asociación con la cual mantener la llama viva y montar festivales donde bandas como Majesty o Manilla Road pueden aún ganarse la vida cuando no están en la obra currando. Me provoca mucha risa imaginar las reuniones con el concejal de juventud de turno para explicar el proyecto y pedir una más que necesaria subvención. ¿Como le explicas a un concejal de juventud de cualquier municipio quienes son Hirax?

El chandalero noventero

Limp Bizkit son la renovación que el metal necesitaba. Todos lo sabemos. Los ’80 ya pasaron y obviamente los ’90 no han pasado hace dos décadas. Claro que si guapi. Es el momento de que el rap-metal, las guitarras de afinación baja y los breakdowns dominen el planeta. Lo más complicado de explicar es que Deftones, Linkin Park y Slipknot es lo más rompedor que le ha pasado al género y de eso ya hace veinte años. Ahora están de subidón porque el Download de Madrid va a traer a bandas del rollo. Lo que no procesan es que es como el Leyendas del Rock o el Rock Fest de su generación. Solo que estas momias llevan rasta en lugar de pelucas crepadas.

El que tiene una banda

Lo que vienen siendo aproximadamente todos los metaleros del mundo. Todos se spamean entre ellos sobre los próximos conciertos y nuevos temas de sus bandas, generando así el 98% del total del SPAM que inunda internet a lo largo de cualquier periodo computable. A su lado, el nigeriano que te quiere dar 5.000.000$ es un amor. Luego todos se odian entre si pero reivindican una escena unida. Se les reconoce porque suelen llevar una camiseta de una banda que nadie conoce, que generalmente es la suya.

El prog pesado

Suma lo peor de todos los anteriores pero además lleva gafas y tiene perilla, la cual se acaricia insistentemente mientras observa un concierto de Leprous o Tesseract, lo cual le hace especialmente irritable. Irá al Be Prog aunque toque Junco. Considera normal escuchar a Between the Buried and Me en el gimnasio y para él Pink Floyd son mainstream, así que lo que mola son los pobres apestados como Yes o King Crimson. Steve Howe les parece guapo. Si se encontrasen a Mike Portnoy o Mikael Akerfeldt en un bar, implosionarían.

El que tiene una web de metal

Estos son todos unos desgraciados, pero van gratis a los conciertos y son la envidia de todos los otros heavies. Saber escribir es opcional. Dentro de su web montan jerarquías estúpidas como «Director», «Sub-director», «Adjunto de dirección», «Segundo auxiliar suplente de contenidos» y «Redactor jefe de los redactores jefes que a su vez son jefes de redacción de los redactores jefes» e infinitas permutaciones de todo esto. En el fondo son una panda de iletrados con la capacidad de emitir opiniones innecesarias y creerse indispensables para el buen desarrollo del negocio del metal. Os lo decimos nosotros, que llevamos quince años así.