¿Por qué no hay rock en las fiestas de la Mercè?
Flamingo Tours, Seward, Milangeles, Mishima, El Último Vecino, Klaxons, Modern Baseball, Moodoïd..."¿Pero quién es toda esta gente?" dirá el aficionado medio a la música rock o heavy metal al conocer el cartel definitivo del BAM, la muestra musical asociada a las barceloninas Festes de la Mercè que se celebran esta semana.
Flamingo Tours, Seward, Milangeles, Mishima, El Último Vecino, Klaxons, Modern Baseball, Moodoïd…
«¿Pero quién es toda esta gente?» dirá el aficionado medio a la música rock o heavy metal al conocer el cartel definitivo del BAM, la muestra musical asociada a las barceloninas Festes de la Mercè que se celebran esta semana. Un festival ecléctico y gratuito que se celebra en diferentes espacios de la capital catalana durante el tercer fin de semana de septiembre. Investigando su histórico de bandas de ediciones previas, uno encuentra a ’77 (2012), Toundra (2011), Berri Txarrak (2009), The Buzzcocks (2003) y a lo mejor siendo muy generosos, Alec Empire (2002). Eso es prácticamente todo lo que el BAM ha tenido que ver con el rock duro en sus 22 años de existencia hasta la fecha. Un amasijo de música electrónica, propuestas folclóricas, pop independiente y regalos para el connoiseur pueblan un cartel que tiene más que ver con lo que uno podría encontrar en el Primavera Sound -el festival que ha marcado la identidad musical de Barcelona en los últimos años- que con una propuesta realmente variada y orientada a todos los ciudadanos. A fin de cuentas, la contratación se realiza con dinero público.
En Barcelona -y en el resto del país- hay una cantera de bandas de estilos relativos al rock muy potente. No hace falta irse a por los grandes nombres internacionales: desde Crisix a Mägo de Oz, desde Saurom a Trono de Sangre, desde Döria a Su Ta Gar, pasando por Hamlet, Söber, Skunk DF, Vita Imana, Obsidian Kingdom, Mean Machine, Romeo, Uzzhuaia, Ankor, Ktulu, Inordem, Clockwork, Reek y muchos otros. Bandas que tocan en festivales y fiestas de muchos otros lugares pero que nunca pisarán Barcelona en el contexto del BAM. Bandas que -salvo en el caso de Mägo de Oz- están lejos de los grandes importes de contratación. Tan solo Hamlet, Su Ta Gar y Söber podrían ser consideradas bandas de cierto peso de cara a la contratación. Posiblemente cualquiera de los demás estaría simplemente feliz de actuar en la ciudad Condal en semejantes condiciones.
¿Por qué entonces no hay rock ni heavy metal en las fiestas de la Mercé?
Nos ponemos en contacto con Carles Conesa. Carles es el director artístico de Barcelona Acció Musical, o lo que es lo mismo, el BAM. Entró en el puesto en el año 2011 y compaginaba su labor con la de programador en la sala Apolo, cuyo director -Alberto Guijarro- es el jefazo del Primavera Sound. Aunque el BAM es un evento público financiado con fondos públicos, la elección de su director artístico la realiza libremente cada cuatro años su propietario, el Institut de Cultura de Barcelona (ICUB) en base a criterios que desconocemos, aunque posiblemente pese especialmente el sello que el designado pueda imprimir a la contratación de bandas.
«Este es mi cuarto y útimo BAM, porque al ser un festival público se renueva la dirección artística cada cuatro ediciones y este es mi último año» explica Conesa telefónicamente. «Yo vengo de estar seis años, hasta el verano pasado, en la sala Apolo de Barcelona, llevando temas de comunicación e in-house booking, la contratación propia de sala. Previamente había pasado por una promotora llamada Cap-Cap con Xavi Manresa y anteriormente había estado cinco años en Houston Party, que por entonces era discográfica y ahora funciona más como promotora». Conesa ha tocado todos los palos: desde el indie, hasta la electrónica pasando por sonidos más duros en su tiempo en Cap-Cap, quien ha organizado giras de artistas como Opeth o Cryptopsy, además de muchas otras de punk-rock, su especialidad.
«Estuve en contacto con muchos artistas de metal más oscuro, pero me impresionó especialmente Nomeansno, la banda de Vancouver» explica sobre su tiempo en Cap-Cap.
«Me ha hecho gracia cuando me han dicho que me ibais a llamar: estaba seguro de que me abroncaríais por la poca o nula presencia de metal en el festival» confiesa. Conesa nos sorprende explicando que ha habido intenciones, pero que no se han podido materializar. «Este año hice una oferta por Cult of Luna. Estocolmo es la ciudad invitada a la Mercé y estuve planteando la opción de una noche metal que no cuajó, pero podría haber cuajado.»
«Hay presencia de punk, post-punk, post-rock y sonidos mas garajeros. Yo me identifico más con esa vertiente del rock, porque soy conocedor de un lenguaje que tira más del punk que no del metal» explica.
«No obstante, cuando estaba pensando en esa noche metal tuve que hacer un poco de introspección y me sorprendí a mi mismo porque me gustaron mucho Altar of Plagues y querría haberlos traído, tan solo para enterarme poco después de que se disolvieron el año pasado» revela. El sello personal, pues, marca definitivamente la tendencia artística de los escenarios del BAM, pese a ciertas concesiones en años recientes.
«’77 tocaron en 2012 con Howlin’ Rain, que eran de un rollo de raíces americano más setentero. Toundra estuvieron anteriormente. Yo programé a Berri Txarrak en un Montjuic de Nit también. También vinieron Unicornibot el año pasado… pero heavy metal puro y duro, no ha habido. Cuando te digo que me gustó Altar of Plagues te puedes hacer una idea de por donde van los tiros. Me habría encantado configurar una noche de ese estilo, pero como no cuajó lo de Cult of Luna y no acerté con el grupo adecuado para dar forma, lo terminé descartando. Considero que me he ido abriendo a otros estilos en los últimos años y me he esforzado en mostrarlo en la programación».
No podemos dejar de preguntarle a Carles si hay un elemento político y de identidad cultural de la ciudad implicado en la ausencia de bandas de estilos más heavies en el festival. A fin de cuentas, hay una cierta sintonía entre la programación del BAM y lo que uno puede encontrar en un Primavera Sound, el festival de bandera de la ciudad. Una ciudad cada vez menos rockera de cara a la galería y cada vez más multicultural, multidisciplinar, mestiza y ecléctica.
«El BAM es parte de la Mercé, pero hay más programación en otros espacios, donde se programa música más propia de Fiesta Mayor. El BAM tiene una identidad de festival más experimental, a fin de cuentas. Mi experiencia, no obstante, es que en cuatro años de trabajo nunca he tenido ninguna injerencia política. Es más, en ocasiones me he arriesgado con según que propuestas radicales en cuanto a lenguaje y contenido y nunca he tenido problemas. Hace un par de años vino un artista que repite este año, llamado Filastine. Tiene un gran contenido político y reivindicativo en su música, incluyendo un videoclip que estuvo en la web del BAM -que no deja de ser la web del Ajuntament de Barcelona- donde salen Mossos d’Esquadra aporreando manifestantes. No he tenido ningún tipo de boicot y he tenido carta blanca. Tampoco se me ha pedido una cuota mínima de grupos que canten en catalán. Hay que aplaudir la actitud con la que me han dado el BAM, si acaso» explica.
¿Influye la capacidad de convocatoria del rock duro y el heavy metal frente a los costes de contratación de las bandas en la decisión final? ¿Tendría éxito de asistencia una noche de metal en las fiestas de la Mercé frente a otros estilos?
«No existe una fórmula» comenta. «Intento que siempre haya una banda con cierta capacidad de convocatoria en cada noche alrededor de las otras. Pero no tenemos en cuenta ese aspecto, porque como el BAM es un festival gratuito y al aire libre, pues oye, siempre se acerca gente de todos modos, lo cual es una suerte. Intento que haya alicientes, nombres que brillen y destaquen, pero ese aspecto que comentas no ha tenido nada que ver».
Por último, tenemos la duda: ¿qué grupo de metal le ha impresionado especialmente en estos años de trayectoria?
«Recuerdo a Opeth, por ejemplo» explica, para meditar un instante. «Mi recuerdo de mayor impacto, como te decía,es el de Nomeansno. Era una banda brutal y punk de verdad. Pero te diría que Cryptopsy también me llamaron la atención.»
De lo heavy, lo más radical, vaya. Algo que, de haberse llevado a cabo la noche metal del BAM, habría sido la tónica en su programación. Conesa sonríe. «Ese heavy más clásico, de cliché, es algo que nunca me enganchó, pero si hablamos de heavy, opto por el más extremo y pesado. Aunque vuelvo a reconocer que no es el género que más conozco».
«Ojalá mi relevo sea más conocedor de la escena metal y le de por programar una noche, o dos, o tres, o las que le de la gana, dedicadas al estilo. Lo que está claro es que nunca llueve a gusto de todos» reflexiona.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.