Parches, mallas y tachas en el 2017: el auge del nuevo heavy metal en España
Desde principios de la década, un amplio movimiento de bandas a nivel mundial ha conformado lo que se llama la New Wave of Traditional Heavy Metal. Cansados de todos esos hijos bastardos derivativos del heavy metal clásico que han invadido la escena en los últimos veinticinco años (desde el metal más extremo hasta el metalcore pasando por cualquier cosa con guitarras distorsionadas que tiene a bien llamarse ‘heavy metal’) estos grupos optan por la versión más pura y cercana a los orígenes del género en los años 80. Ha llegado el punto en que el heavy metal clásico se ha convertido en un subgénero más del ‘metal’ que el mismo ayudó a crear. La involución como camino hacia la evolución, vaya.
Desde principios de la década, un amplio movimiento de bandas a nivel mundial ha conformado lo que se llama la New Wave of Traditional Heavy Metal. Cansados de todos esos hijos bastardos derivativos del heavy metal clásico que han invadido la escena en los últimos veinticinco años (desde el metal más extremo hasta el metalcore pasando por cualquier cosa con guitarras distorsionadas que tiene a bien llamarse ‘heavy metal’) estos grupos optan por la versión más pura y cercana a los orígenes del género en los años 80. Ha llegado el punto en que el heavy metal clásico se ha convertido en un subgénero más del ‘metal’ que el mismo ayudó a crear. La involución como camino hacia la evolución, vaya.
Striker, Cauldron, Skull Fist, RAM, Enforcer, White Wizzard, Bullet son un buen ejemplo de esta corriente. A mayor distancia, Twisted Tower Dire, Sacred Steel y otras bandas que alcanzaron cierta notoriedad en el boom del power metal de principios de siglo representan una visión del heavy metal purista, sin adulterar, que hereda directamente de los pioneros del género que salieron del Reino Unido a principios de los años 80 y que tendría su réplica en Estados Unidos a mediados de la misma década. Síntoma del descontento que una parte del público heavy tiene con lo que hoy en día se considera “metal”: una amalgama de estilos donde prima la distorsión y las afinaciones bajas por encima de la melodía, los estribillos y, porqué no, la estética más old-school.
Evolucionar involucionando
Todo llegó con el auge del thrash metal a finales de los 00’s. Un montón de bandas intentaban replicar la energía y sonido del thrash más cazurro de la Bay Area de San Francisco a mediados de los 80 y su estética, llena de cinturones de balas, chalecos de parches y demás. A partir de ahí, el reloj siguió girando sus manillas hacia atrás: siguiente parada, la New Wave of British Heavy Metal, en lo que a sonido se refiere. Una especie de Benjamin Button con guitarras dobladas y mallas de colores llamativos.
Oscar Sancho, el vocalista de los españoles Lujuria, lo tiene claro: “mucha gente ha descubierto que el verdadero metal es el que se mantiene puro, sin mezclar con otras corrientes”. “Hay metal mezclado con folk, con jazz, con pop…y si tiras de Google, verás que hay hasta reggaeton metal!” se ríe.
“Este nuevo metal puro no puede ser un calco de lo hecho y lo que se hace es traer a los tiempos actuales las premisas del heavy metal ochentero. Ahora se llama ‘New Wave Of Traditional Heavy Metal’ pero en la escena española y latina se dio antes, y yo he escrito mucho sobre ello llamándolo ‘La Nueva Ola del Metal Latino’” explica. “Fue una resistencia durante la travesía de los 90 en la que el power, el nu metal y otras corrientes de la época invadieron Europa. Justo en esos años apareció Lujuria y nos cayó de todo, pero mira, parece que ahora se nos da la razón: el camino era evolucionar el heavy metal sin mezclarlo con otros géneros”.
España no se ha escapado del auge del género en las corrientes más underground. Bandas como Ciclón, Oker, Hitten, Leather Heart, Wild, Steel Horse y muchas más han optado por lucir la estética de la época y grabar discos de heavy metal puro con obvias influencias -por no decir fusilamientos- de la época dorada del género. Todo un movimiento de asociaciones, clubs y fans ha formado su pequeño micromundo en el que esas bandas tienen cabida. Asociaciones como la Pounding Metal Union en Madrid o Metalcova en Barcelona son un ejemplo, sin olvidarnos de otras como Corazón de Metal, en La Gineta (Albacete).
Hitten, Levante existe
Hitten se formaron en Murcia en verano de 2011. Difícilmente el epicentro del heavy mundial, Levante y Madrid son dos territorios especialmente repletos de seguidores del heavy metal más clásico. En Levante se celebra el festival Leyendas del Rock (concretamente en Villena, a unos 80km de Alicante) y en Madrid existe la más que obvia herencia de los años ’80 en el ADN de la comunidad heavy de la capital. Fue allí donde eclosionó el género, una eclosión que seguiría de cerca Barcelona con una escena más modesta, pero igual de potente. Hoy en día, las grandes capitales son un hervidero de géneros musicales de lo más variado dentro de los sonidos duros y el heavy metal clásico está relegado a un segundo plano, pero un segundo plano donde mantiene un seguimiento fiel y consistente.
“Es la música que más hemos “mamao» desde pequeños” explican los miembros de Hitten. “Crecimos con las bandas americanas de los 80′, la NWOBHM y al principio esa fue la mayor inspiración para hacer nuestra música. Empezamos así pero por supuesto hemos ido evolucionando, tocando otros géneros y añadiendo más matices al sonido de HITTEN. No tenemos ningún miedo a ampliar esa gama con, por ejemplo, reminiscencias al Hard Rock de los 80 y 90, o al Power y Speed Metal. Es por eso que te digo ¿rendimos homenaje al heavy ochentero? Sí, pero solo en parte. No es lo más importante y HITTEN es mucho más que eso. Además el Metal es algo atemporal” explican.
Riot, Iron Maiden, Judas Priest, Diamond Head, Saxon y Accept son algunas de sus principales influencias. Bandas que representan las líneas maestras compositivas del género en su vertiente más clásica. “Buenas estructuras y sobretodo buenos riffs, acompañados de solos impecables” puntualizan. “No pueden faltar tampoco unas letras buenas y coherentes, pero aderezadas con la mejor de las voces. Y por encima de todo diríamos que la energía y fuerza en directo. Es lo que te permite conectar con el público y hacerles disfrutar y que se lleven un grato recuerdo. Y eso es lo que intentamos en nuestros directos. Darlo y ofrecerlo todo”.
Conseguir el sonido propio de la época en un momento en el que la tecnología de grabación en estudio es demasiado perfecta como para emular lo que se hacía hace 35 años podría ser difícil. No para Hitten, quienes afirman que “con casi cualquier guitarra y un buen pedal puedes conseguir el sonido que quieras. Al final es cuestión de gustos y de cómo uno se preocupe por conseguir ese sonido. Las influencias que tenemos obviamente están presentes a la hora de componer, en afinaciones, acordes, distorsiones etc. Pero creemos que es más importante conseguir nuestro propio sonido que emular los 80, aunque es innegable que buena parte de toda esa esencia va implícita en nuestra música.”
La estética es importante para Hitten. “Para nosotros significa una muestra de algo que nos gusta, y simboliza una parte de la música que hacemos. No hay más” explican. “Es cierto que puede que esté mal visto, o incluso despreciado, por mucha gente. Pero en los 80 estaba peor visto y la peña que vestía con chalecos y chupas de cuero eran tachados de gentuza, peligrosos, delincuentes e incluso yonquis. Ahora por supuesto está más aceptado que antes y hasta podemos encontrar camisetas de Maiden en Zara.”
No obstante, el heavy metal de verdad trasciende la estética. “Eso se lleva en las venas y no en lo que te pongas de ropa. La música es algo que sobretodo tiene que salir del corazón y expresarse a través de los instrumentos para llegar al público, no hay más. ¿Que quieres acompañarlo con la estética? Cojonudo. ¿Que no? No pasa absolutamente nada.”
Leather Heart, el sonido de la periferia
Leather Heart empezaron su andadura cuando sus miembros apenas tenían 13 años. Ahora rondan los 22 años y se han establecido como una de las bandas más aclamadas de heavy metal nacional, con discos como el más reciente “Comeback” o el EP homónimo de 2014 replicando con absoluta fidelidad los mejores momentos de una década pasada, un tiempo pasado. Un tiempo que parece resistirse a desaparecer. Canciones como “Destiny” podrían haber sido grabadas perfectamente en 1986, cuando los miembros de la banda tenían -9 años.
“El grupo lo formamos en las fiestas de nuestro barrio, Barajas, en 2008” explica la banda. “Se podría decir que en cuanto tocamos juntos por primera vez, con cada miembro de la banda, supimos que era el adecuado. Nos hicimos amigos desde el principio y crecimos juntos tanto musicalmente como en la vida”. Este planteamiento, tan común cuatro décadas atrás, refleja mucho del sentimiento de hermandad que se ha dado tradicionalmente en las bandas de heavy metal clásico. En los tiempos que corren, donde los discos se componen a través de sesiones de Skype con miembros que están en distintos continentes y que ni se ven las caras hasta que llega la gira, un grupo basado en la amistad es una rara avis.
“Las primeras versiones que tocábamos eran clásicos de la época dorada del heavy metal y a día de hoy seguimos haciendo guiños a esas bandas clásicas” elaboran. “En nuestros inicios nosotros no conocíamos a nadie que hiciera ese tipo de hard rock/heavy y eso en el fondo nos frustraba y nos motivaba más a tocar algo que nos parecía grandioso. En la década anterior la escena estaba bastante muerta, o nosotros lo percibíamos así, y no entendíamos por qué. Hasta que no cumplimos la mayoría de edad y empezamos a tocar en salas o fuera de Madrid, no conocimos a otras bandas del estilo. A día de hoy hay una generación bastante luchadora por esa causa, y nos sentimos orgullosos de haber contribuido a esto.”
Esa generación luchadora da forma a muchas de esas asociaciones que apoyan el género en su expresión más clásica. Como los propios músicos explican “nuestro primer concierto fuera de Madrid fue gracias a esta escena “underground”. Nuestra primera actuación con banda extranjera fue gracias a una asociación, y muchas salidas al extranjero han sido por asociaciones que apuestan por buenas bandas de todas partes del mundo. Nosotros hemos participado con casi todas las asociaciones, pequeñas radios y pequeños festis de España y conocemos a casi todos sus miembros; son gente maravillosa que le da una oportunidad a las bandas noveles que merecen la pena. Sin esa “escena underground” todo esto estaría muerto en España ahora” aseguran.
Eso sí, a diferencia de la época dorada en la que se vendían discos y se tocaba en recintos de cierta capacidad, hoy en día el heavy metal no da de comer, así que como sucede en todas las bandas, toca dedicarse a muchas otras cosas.
“Todos estudiamos o trabajamos, o ambas cosas, además de dedicarnos a la gestión de la banda” explican. “Sergi tiene por terminar una ingeniería y se está preparando las oposiciones de bombero. Manu tuvo que dejar los estudios por motivos personales y ahora se prepara para acceder a la universidad mientras trabaja. Alex es ingeniero de sonido en uno de los mejores estudios de España y actualmente está montando su propio estudio de grabación profesional, Comeback Studios. Jorge terminó la universidad y ahora ha abierto una escuela de música moderna y audiovisuales en Madrid, Rock College. Adri trabaja sin descanso en una fábrica de automóviles y fue uno de los motivos que le impidió continuar con la banda. Y ya si nos queda algo de tiempo libre; sex, drugs & rock’n’roll!”
En el caso de Leather Heart, la influencia familiar forma parte del hecho de que esta música corra por sus venas. ¿Ven extraño sus madres que vayan con pantalones elásticos? Probablemente no, ya que “algunos de nuestros familiares siguen llevando los elásticos y los llevan desde que tenían nuestra edad. A algunos de nosotros esto nos viene de familia”.
“Manu, por ejemplo, ha heredado la ropa de su padre. Otros la hemos comprado y arreglado nosotros mismos o la hemos pedido por encargo. En un futuro, con más dinero, lo suyo sería que cada uno contase con un modisto para crear trajes a medida. En Madrid tenemos la suerte de tener de todo y, si buscas, a veces encuentras cosas chulas. También está Amazon” se ríen.
Coinciden con Hitten en que el truco para sonar old-school no está en el equipo sino en como haces sonar aquello que tienes. Como ellos mismos dicen “tenemos equipo de la época de segunda mano o equipo nuevo con características del rollo, pero no todo es la guitarra o el ampli que lleves, si no como la configures y como la hagas sonar”.
“La actitud, la forma de tocar y el sonido y la producción que llevamos en directo y estudio es de cosecha propia y cuidada al detalle. Lo más importante es saber lo que quieres y aunque seamos jóvenes llevamos no pocos años en la música aprendiendo lo que vale y o que no, lo que funciona y lo que no. El primer disco lo autoprodujimos y seguirá siendo así de momento. Nadie mejor que nosotros sabe cómo queremos que sea el disco y a lo que tiene que sonar Leather Heart.”
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
El anclaje de la escena del heavy metal en los años dorados del género supone un peligro para su propia supervivencia. A medida que van desapareciendo los grupos grandes de la época, aquellos capaces de reunir a miles de personas en cualquier gran ciudad del mundo para un concierto en directo, se abre una brecha enorme que difícilmente puede ser llenada. Bandas como Scorpions, Judas Priest o similares llegaron al corazón de millones de personas que, a su vez, han tenido varias décadas para madurar en sus cerebros las composiciones que marcaron un antes y un después en sus vidas. El aparato propagandístico de la industria discográfica es ínfimo hoy en día, al menos en lo que a la música rock se refiere, y cualquier nueva propuesta tiene un alcance mucho más limitado que antaño. Hoy en día, una gran banda apenas puede aspirar a llegar más allá del nivel de 2.000 o 3.000 personas en un recinto. Nadie dice que Sabaton, Airbourne o Avantasia no llenen estadios en toda Europa en 2030, pero parece harto difícil. La atomización del género, con muchas más bandas haciendo muchas más cosas de alcance limitado, hace que el presente sea difuso y cueste encontrar cabezas claras y visibles que representen el género del mismo modo que Iron Maiden, Scorpions y Judas Priest lo representaban en 1984.
En España el problema es distinto. El auge de la movida madrileña en los ’80 tapó parte del impacto que el rock duro estaba teniendo en el negocio de la música. Además, la falta de cultura musical y de información, convirtió el movimiento en algo deleznable a ojos de una buena parte de la sociedad española de la época. La relación entre heavy metal, delincuencia y drogas sigue presente para mucha gente que tiene más de cincuenta años hoy en día, fruto de la desinformación de la época. Sin embargo, Alaska toca en cualquier fiesta mayor de pueblo y nadie pestañea.
El movimiento tuvo grandes exponentes como Barón Rojo y Obús, además de otros menos populares proporcionalmente, como Santa, Banzai o Tigres. Aunque algunos de ellos siguen en activo, están en horas bajas, sobreviviendo. Del mismo modo que el Reino Unido siente orgullo de sus leyendas del rock, en España nos avergonzamos de ellas y las abocamos a malvivir en salas de pequeño aforo. La propia estupidez e inocencia de las bandas con sus derechos de autor y otras cuestiones económicas hacen el resto. Cierto vocalista de un gran grupo español reconoce que hay temas de los cuales “no sabe ni quien posee los derechos”.
Para un estudioso de la escena heavy española como Oscar Sancho ¿qué época prefiere? ¿La de los originales o la de la nueva ola de bandas con más y mejores medios a la hora de grabar y ejecutar sus canciones?
“Yo me quedo con los pioneros” afirma categóricamente. “Además de por la parte emocional, creo que fue nuestra etapa más rica. Ningún grupo era similar a otro, Ñu no se parecía a Barón, Obús a ninguno de los dos, Rosa Negra a nadie de los anteriores, Banzai nada tenía que ver con todos estos y Ángeles del Infierno no seguía el camino de ninguno. Por eso me gusta esa época: fue muy rica, cada banda tuvo su punto diferencial. Incluso el metal femenino lo tuvo con Santa y nuestra querida Azuzena. Todo era original.”
“Tampoco es cierto que ahora haya más y mejores medios para nuestras bandas. Sí es cierto que la tecnología ha avanzado pero antes las bandas tenían detrás un sello discográfico que ejercía como tal, ahora las bandas graban con su dinero y si no hay demasiado dinero no se puede disponer de los medios que hay en la actualidad. Nuestras bandas actuales, para mí, son auténticos héroes que mantienen esto con su sangre, su sudor y su cuenta bancaria.”
El papel de los medios también es discutible. Mientras que la corriente original del heavy metal en España fue apoyada desde los medios especializados -en una época en la que se movía mucho dinero en la escena- ahora muchas de las bandas que reviven musicalmente aquel glorioso pasado se encuentran con las puertas cerradas. Apenas un manojo de webs y medios menores se hacen eco de sus lanzamientos, conciertos y movimientos. No saldrán en la portada de La Heavy.
“Esto es como el huevo y la gallina” incide Oscar. “Muchas bandas están al margen de los medios, eso es un hecho. El porqué es lo difícil de descifrar. Pasan las dos cosas a la vez: las bandas deciden pasar de una gran mayoría de medios y los medios pasan de una gran mayoría de bandas. Por un lado las nuevas tecnologías han traído nuevas formas de promoción, y dada la precaria situación económica de las bandas normalmente, buscan abaratar gastos. Por otro lado, ven que sus noticias son constantemente ignoradas salvo que paguen por publicidad, algo que todo el mundo sabe y que, por lo tanto, la peña acaba no valorando críticas ni crónicas. Ante esto y poco tarda en aparecer el típico comentario de “cómo se nota que han pagado ¿eh?”.
“Los medios deberían saber distinguir publicidad de noticia y deberían empezar a informar de todo lo que acontece en el mundo del metal” critica el vocalista. “Luego si alguien quiere publicidad, la paga y obtiene más visibilidad, no simplemente alguna visibilidad. Por otro lado, las bandas han de entender que la publicidad es una parte tan importante en un lanzamiento discográfico como el sonido, la portada o el videoclip y deben presupuestar cantidad para ello. Tal vez mejorando ambas cosas y a la vez salgamos de esta pescadilla que ya lleva años mordiéndose la cola” concluye.
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