Classics: Opeth – Blackwater Park (2001)
Considerado por la mayoría de sus seguidores como unos de sus mejores trabajo, 'Blackwater Park' marcó una nueva tendencia en el sonido de la banda, en parte por ser la primera colaboración con Steven Wilson en tareas de producción. Publicado el 12 de marzo de 2001, los suecos se reivindicaron como una de las bandas con más talento del planeta con su quinto trabajo de estudio.
Opeth siempre han sido una banda única y extraña, un navío que viaja hábilmente las corrientes del progresivo y el death metal, y si bien se volvieron célebres por una combinación que por aquel entonces sonaba improbable, su sonido seguía bebiendo mucho de la celebrada escena de death metal sueco y de los pioneros del metal progresivo, siendo más reconocidos por el éxito de su combinación que por crear algo realmente rompedor, pero todo cambió con el lanzamiento de ‘Blackwater Park’.
El origen de este trabajo tiene dos protagonistas esenciales: como es evidente, la propia banda, y al productor al que contrataron para que lo hiciera realidad, nada más y nada menos que a Steven Wilson de Porcupine Tree. La banda ha reconocido en numerosas ocasiones el inmenso impacto que tuvo la visión de Wilson en la gestación de ‘Blackwater Park’, que desde los primeros acordes de “The Lepper Affinity” se siente mucho más grandilocuente y ambicioso que todo cuánto le precedió, siendo interpretado por unos músicos en la cúspide de su capacidad técnica y sin miedo a nada.
Fue así como Opeth dejó de ser un híbrido y pasó a ser una fuerza por sí misma, un ejemplo de lo que podía ocurrir si pintabas el castillo construido por Genesis y King Crimson con una espesa capa de oscuridad. El trabajo fluye como un oxímoron en un mar tempestuoso, empujándote de unos riffs asesinos y una voz gutural a unas melodías deliciosas y una voz clara, mezclándose en una simbiosis perfecta que elevó a la música de los suecos a un nivel totalmente nuevo.
Temas como “Bleak” o “Harvest” definirían la evolución progresiva de la banda, mientras que otros como “The Drappery Falls” se han terminado convirtiendo en clásicos infalibles. Si uno analiza el trabajo al detalle, pronto se da cuenta de que no hay ningún tema flojo del mismo modo que no hay un tema corto, logrando que la banda tuviera la suficiente confianza en sí misma como para ocupar el puesto que le correspondía en el olimpo del progresivo.
Muchos creen que ‘Blackwater Park’ fue el primer paso hacia el sonido más actual y comedido de la banda, muy alejado del death metal de sus primeros días, y aunque este debate difícilmente podría resolverse en unas pocas líneas, lo cierto es que supuso que el grupo adoptara una nueva identidad y que mostrara a la industria los milagros que podían surgir de una mezcla atrevida y sin complejos.
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