Classics: Nightwish – Once (2004)
El 7 de junio de 2004 se publicaba el que sería el último disco de Nightwish con la vocalista Tarja Turunen. Supieron avanzar y mantenerse en lo más alto, pero no son pocos los seguidores que recuerdan este trabajo que contenía temas imprescindibles como "Wish I Had an Angel" o "Nemo".
“Once, I had a dream, and this is it.” Con estas proféticas palabras abre ‘Once’, el quinto álbum de la banda de metal sinfónico Nightwish. Los finlandeses son los máximos exponentes del género a nivel mundial (tanto, que son considerados un activo de exportación a tener en cuenta por la política del país), y este disco marca, a su turno, un punto clave en su historia.
‘Once’ no solo fue el último disco antes de la marcha de la vocalista Tarja Turunen (solo dos años después tendría lugar el fatídico ‘End Of An Era’), si no que, también, fue la grabación en la que Tuomas Holopainen (teclados) afianzó lo que sería la fórmula Nightwish. Para ello, se alejó del sinfónico más barroco (aún y contar, por primera vez, con la interpretación de la Filarmónica de Londres) y se acercó a progresiones próximas al pop que se veían beneficiadas de instrumentaciones algo más limpias y claras. Se halla un ejemplo en la trepidante “Dark Chest Of Wonders” o en la emotiva balada “Nemo”, especialmente en contraposición a cualquier single del ‘Oceanborn’ (1998).
La suavización de los aspectos más ásperos de la banda también llegó a las voces. En este disco, Tarja canalizó su formación clásica en un chorro de voz mucho más digerible para el gran público, en la que, posiblemente, sea su mejor interpretación hasta la fecha: hablamos de, por supuesto, la inequívoca “Ghost Love Score”. En temas como “Wish I Had An Angel” o “Planet Hell”, además, la voz angelical de Tarja cuenta con el contrapunto ideal de la rudeza de Marco Hietala.
Con su registro expresivo y dramático, el veterano bajista se convierte en una verdadera “bestia”, dando luz a la dinámica “beauty and the beast”. No se suavizó, pero, la brutalidad de la parte más rítmica: en temas como “The Siren” y “Romanticide”, Emppu Vuorinen (guitarra) y Jukka Nevalainen (batería) suenan más ajustados, agresivos, y hasta más “thrash” que nunca.
‘Once’ es un álbum tan crítico para la banda que casi todos sus temas han sido, en un momento u otro, piedra angular de sus directos. Hasta canciones como “Creek Mary’s Blood”, que quizá no encajan tan rápidamente en la categoría de “hit”, cuentan un elemento de la historia de Nightwish: en este caso, ese acercamiento a la sensibilidad folk de las culturas nómadas que, más tarde, brillaría con luz propia en temas de ‘Dark Passion Play’ (2007) y ‘Endless Forms Most Beautiful’ (2015).
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