Greatest Shits: Mötley Crüe
Tenemos por costumbre adorar todo lo que nuestro artistas favoritos editan. Cuanto más grande la banda, más licencia para fallar tienen. Pero cuanto más dilatada es la carrera de un grupo, mayor número de tiros errados tienen, por norma general. No se puede estar siempre inspirado.
Hay veces que uno vuelve de gira y entre que cuenta los millones, aprende a sacar su propia basura de nuevo y baja al reino de los mortales de nuevo, no consigue centrarse en hacer buenos temas. A veces es una mala canción, a veces es un mal disco. La cuestión es que los bodrios, generalmente, suelen estar escondidos entre canciones pasables o buenas pero cuando uno los aísla todos en un reportaje como este, el hedor es inevitable.
No os lo toméis como algo personal, porque amamos a todas estas bandas tanto como vosotros. Pero si es una mierda, es una mierda. Esta es nuestra selección de una de las bandas capitales del hard rock de todos los tiempos pero, que a nadie se le escape, una de las más mediocres musicalmente. Fuera de sus primeros cinco discos, el resto de la carrera discográfica de Mötley Crue ha sido un eterno quiero y no puedo del que han intentado salir con dignidad girando mucho y viviendo de los clásicos. Cuando se reúnan, porque se reunirán pese a haber jurado y perjurado que no lo harán, no esperamos que hagan el disco de sus vidas. Con que Vince Neil afine en directo será suficiente. Aquí tenéis los «Greatest Shits» de Mötley Crüe:
Save Our Souls (1985)
El intento de Mötley Crue de hacer doom metal con slide guitars podría haber sido curioso. Probablemente, en ese momento, Mötley Crue no sabían ni como se llamaban ni mucho menos lo que era el doom metal. Probablemente no sabían ni para qué disco estaban componiendo. Cuando uno lee la biografía “The Dirt” y lee sobre el estado de Nikki Sixx y el resto de la banda durante el proceso de composición y la gira de “Theater of Pain”, le sorprende que de ahí saliera, siquiera, una melodía con sentido.
Louder Than Hell (1985)
Pese al título Manowarero y el riff inicialmente correcto, el desarrollo del tema tiene menos gancho que la campaña de la declaración de la Renta. No ayuda que el propio Vince Neil tenga severas dificultades para pronunciar siquiera el estribillo del tema. El crooning no se basa en que no se te entienda.
She Needs Rock N’ Roll (2000)
Aunque siempre tendremos cierto lugar en nuestro corazoncito para el disco que Mötley Crue grabaron con el difunto Randy Castillo, seguramente “She Needs Rock N’Roll” no será el tema más adecuado para recordarlo. Un estribillo sin inspiración de ningún tipo sumado al riff más medianero de la historia dan como resultado un tema que pasa sin pena ni gloria. El solo de Mick Mars, en contraste, es salvable. Tan solo por lo inservible del resto de la canción.
The Animal In Me (2008)
No es una sorpresa que Mötley Crue dejasen de grabar discos de estudio en 2008 con aquel ya lejano “Saints Of Los Angeles”. En un escenario tan cambiante como el del rock duro y el metal en los últimos veinte años, Mötley Crue han tenido dificultades para reubicarse, obviando por completo que lo que quieren sus fans es que suenen a… en efecto, Mötley Crue. Ese disco suena a Mötley Crue porque canta Vince Neil. Por lo demás podría ser un disco de Hinder, Nickelback, Papa Roach o Dios Sabe Qué. “The Animal In Me” es el tema que mejor resume la perdida absoluta de identidad de la banda en ésta época de su carrera. El riff denso como un plato de sopa de cebolla en verano, el estribillo con desgana…no hay por donde pillarlo.
Glitter (1997)
La vuelta de Mötley Crue con su formación original en “Generation Swine” podría haber sido triunfal, pero lo que ofrecieron fue un disco en el cual la banda no terminaba de encontrarse a sí misma. Seguían más preocupados de subirse a la moda del momento, fuese el grunge o el rock alternativo, que de ser ellos mismos. Pese a que el disco, en general, no hay por donde cogerlo, un tema destaca por la imposibilidad de ser digerido. Ese es “Glitter”. Un tema que suena más a Portishead o Björk borracha que a Mötley Crue.
Brandon (1997)
Como decíamos, 1997 no fue un buen año para Mötley Crue. Salvo en contadas ocasiones (“Beth” en Kiss o Phil Collins en Genesis) dejarle la voz cantante al batería no suele ser una buena idea. Pese a toda la buena intención de Tommy Lee dedicándole una canción a su hijo Brandon, el resultado es poco estelar. Quizá el altercado a puñetazos entre Brandon y su padre hace unos meses vino derivado de esto. Quién sabe. Cría cuervos…
Power To The Music (1994)
El disco de Mötley Crue con John Corabi es para muchos un clásico de culto. Una banda intentándose adaptar a los tiempos y a la siempre difícil marcha de un cantante legendario como era Vince Neil. La realidad es que el disco homónimo de 1994 es creíble y muestra a una banda más motivada que en años posteriores (si se compara con “Generation Swine” o “New Tattoo”) pero tan medianera en sus ideas y composiciones que lo bueno se pierde en un amasijo de relleno. De ese relleno, el tema inicial del disco, “Power To The Music” es seguramente el mayor relleno de todo el disco. Más allá de que la voz de Corabi no termina de casar con Mötley Crue, el riff es del montón y tiene poco que ofrecer.
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