Mötley Crüe: acabados en Düsseldorf durante el terror de Bataclan
El plan era ideal. Mötley Crüe y Alice Cooper actuaban un sábado en Düsseldorf en plena gira de despedida de los primeros. Al día siguiente, Motörhead, Saxon y Girlschool actuaban en París dentro de su gira de otoño de 2015. Un fin de semana fantástico viendo a cinco legendarias bandas en dos ciudades europeas y volviendo bien cargadito de reportajes a casa.
Todo era ideal hasta que aquel viernes de noviembre, en cuanto tuve confirmados los pases, me dio por comprar los billetes de avión. Un Barcelona-Düsseldorf, un Düsseldorf-París y un París-Barcelona. Tal y como acabé de hacer las reservas y me llegaron los emails de confirmación, entré en la web de un diario por inercia a ver cómo estaba el mundo.
Decían que la sala Bataclan de París estaba siendo objetivo de un ataque terrorista con varios tiradores asesinando a asistentes a un concierto. Las informaciones no estaban claras en ese momento, pero eran sobrecogedoras. Pronto se fueron ampliando: varios hombres armados entraron a la conocida sala parisina durante un show de Eagles Of Death Metal y tirotearon a todo el que se les cruzaba. De repente, la perspectiva de pasar un fin de semana encerrado en recintos de conciertos donde en cualquier momento podía entrar un loco con una pistola se volvió menos atractiva que nunca.
A lo largo del sábado me fui a Düsseldorf para ver el directo de Mötley Crüe que, ni que decir tiene, fue especialmente sombrío. Primero por el grupo, que estaba al final de su gira de despedida y ni establecían contacto visual entre ellos. En segundo lugar por el frío espectáculo que ofrecieron, donde simplemente se dedicaron a desgranar canciones de su set clásico con un gran espectáculo pero con cero motivación. En tercer lugar por la voz de un Vince Neil cada vez más venido a menos que pronunciaba una palabra completa de cada cuatro incapaz de gobernar su propia respiración.
Y no nos olvidemos de que, al llegar al recinto, el presunto pase de fotógrafo (que estaba confirmado) no estaba y nadie sabía nada de él -lo cual resolví con un clásico: meterte la cámara en los genitales y esperar que no te cacheen demasiado-. Aun así, el tramo final del show fue eléctrico con el gran despliegue de “Kickstart My Heart” y un sentido “Home Sweet Home” interpretado desde un escenario secundario en medio del público. Pero hasta la banda hizo una breve mención al atentado del día anterior y el público -pese a ser alemán- demostró que no estaba enteramente por la labor en ese día. En comparación, el siempre efectivo Alice Cooper hizo un gran concierto -como siempre suele suceder-.
Se me antoja curioso que una gira de reunión de Mötley Crüe vaya a ser mejor que lo que vimos en 2015. Una formación al límite de sus capacidades, menoscabada por años de estúpidas batallas y adicciones y con una retahíla de viejos hits de los ‘80 cuyos estribillos se revelaron como única manera de sustentar su concierto. Pero ahí están los grandes promotores garantizándoles decenas de millones de dólares para girar con otros artistas de la época dorada de los ‘80 por grandes recintos estadounidenses.
Evidentemente, volviendo a la historia original, al día siguiente no hubo concierto de Motörhead, Saxon y Girlschool en una París que, en aquel fin de semana y días siguientes, parecía sitiada. Durante el sábado pude ir intercambiando WhatsApps con el manager de Saxon, que a su vez es el organizador del Wacken Open Air, Thomas Jensen. Finalmente, el mismo domingo por la mañana me informó de que no iba a celebrarse el evento. Las fuerzas de seguridad francesas habían recomendado que no se realizase ninguna gran concentración de personas ante el evidente riesgo de que pudiese repetirse la situación acaecida en Bataclan.
Eagles Of Death Metal sobrevivieron escondiéndose en sus camerinos en un primer momento y huyendo del recinto poco después, aunque algunos de su crew no lo lograron. Años después pude visitar los camerinos de la sala parisina y la sensación de que aquellos espacios habían sido el escenario de una masacre no se me iba de la cabeza. Cada camerino contaba con un teclado numérico en su exterior con el que marcar un código de acceso para entrar.
La seguridad, incluso varios años después, seguía siendo muy firme. Lo que podría haber sido un gran fin de semana de rock and roll terminó siendo una triste constatación de que todo lo que nos rodea en este mundo es muy frágil y de que Mötley Crüe estaban acabados como banda, por muchos efectos especiales que usasen. Veremos si en su reunión son capaces de mejorar aquello.
Iss Dome, Düsseldorf (14 De Noviembre De 2015)
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