Tour Life: Mikael Åkerfeldt y Martín Méndez (Opeth)
Poco después de pasar la enorme vorágine de la última oleada de festivales en España 2019, tras la cancelación del Doctor Music Festival que continuaba este periplo, Opeth se quedó sin planes para el fin de semana en el cual actuaba en el festival que primero se iba a llevar a cabo en la zona pirenaica para luego pasar a Montmeló antes de su recogida de cable en dicho año. Por este motivo, Nuclear Blast Records decidió realizar sesiones de promoción en distintos países de Europa como Alemania, Francia e Inglaterra para que la prensa hablase con la banda acerca del trabajo que lanzararon en el mes de septiembre de 2019: ‘In Cauda Venenum’. Entre los periodistas escogidos para esta labor, la discográfica decidió que era buena idea mandar a alguien de nuestro equipo a Düsseldorf a hablar con dos de los miembros de su formación, y allá que nos lanzamos en una lluvia de escalas propias de la temporada estival que tanto afecta a los vuelos y a sus precios.
Mikael Åkerfeldt, vocalista, guitarrista y compositor principal y Martín Méndez, bajista, nos esperaron en un hotel junto al aeropuerto de la ciudad germana para una entrevista que dio bastante de sí y en la que pudimos realizar nuestro cuestionario de esta sección, Tour Life, para ver cómo viven el sueco y el uruguayo (afincado en Cataluña) respectivamente las giras con Opeth.
Para comenzar el test, cuando aludimos a quién les costaba más decir adiós antes de salir con la banda ambos coincidieron en sus parejas e hijos, pero Mikael añadió que también a los gatos (aunque, como también dijo, no entienden lo que sucede cuando te marchas). Cuando hablas con él, si por lo que sea te da por pensar en qué mascota le pegaría más, sin duda esa son los gatos por su clase de carácter más particular y por el tipo de compañía que le puede hacer a un genio como Åkerfeldt en sus momentos de inspiración.
Sobre el público de sus conciertos, a la hora de hacer alusión a la mayor cantidad de aficionados que congregaron en un directo, nos contaron que en festivales habían rondado las 60.000 personas, pero que en una actuación en la cual ellos eran los artistas principales el récord lo tenían en India, donde consiguieron reunir entre 10.000 y 15.000 seguidores en un hito que aún les sorprende por su masiva afluencia en un país en el cual no habían estado previamente. Respecto a la parte contraria, la del colectivo más pequeño de gente que se había reunido para ver a Opeth en vivo, rememoraron su bolo centroestadounidense en Kansas, al cual solo les fueron a ver 21 fans.
La siguiente pregunta suele ser la más peliaguda con la que se encuentran los músicos y que en ocasiones ha generado ciertos momentos de tensión por la incomodidad que genera hablar de dinero, pero con Opeth no fue así. Le preguntamos a Mikael y a Martín sobre la suma más alta que han llegado a cobrar por tocar y nos contestaron sin problema alguno. En un primer momento Åkerfeldt bromeó acerca de que la oferta es una pero que con los pertinentes pagos de impuestos, tasas e intermediarios luego esa cifra se veía muy modificada, sin embargo después confesó que la mayor proposición ascendió a 150.000 dólares por un concierto en Las Vegas.
En el momento de repasar el equipo técnico de cada uno, el cual obtienen a través de endorsements con distintas marcas, la situación divertida llegó cuando Méndez empezó a explicar que prácticamente todo lo que lleva es de Fender y, claro, después de que en la grabación de su disco se le rompiera el bajo cuando estaba tocando “Heart In Hand”, el que es además el primer single que ha lanzado Opeth para promocionar ‘In Cauda Venenum’, la coña estaba servida para decirle que quizás debería cambiar de marca a una más fiable que no le provoque este tipo de altercados.
A la hora de calentar antes de arrancar los conciertos, Martín comentó que calienta los dedos durante media hora, se acicala para estar listo y empieza a dar vueltas andado por todas partes. Mikael, por su lado, calienta también y si se encuentra dentro de una gira se va al baño y practica con su voz. Como segundos antes dijo su compañero Méndez, él también se pone a caminar por diversos lugares, algo que después comentamos que sería desconcertante para cualquier fan: todos pensarán las típicas/célebres rutinas antes de salir sobre las tablas, pero Opeth se pone a merodear por distintos sitios y eso desde fuera puede parecer de manicomio.
El que cambia este tipo de ritual a diferencia del resto del grupo es su batería, que se echa a dormir un rato y posteriormente se lava los dientes con pertinentes arcadas que son casi más turbias que ver a varios músicos deambular en los aledaños de un escenario. En los últimos conciertos que han llevado a cabo, Åkerfeldt confesó que también se han tomado algún que otro chupito de whisky.
Al hilo de beber antes de los directos y las consecuencias que esto puede producir, les consultamos si habían hecho algún bolo en el que se encontraran mal o directamente en el que estuvieran enfermos. Mikael habló de cuando llegó alguna noche sin apenas voz para poder cantar, lo que hacía todo un calvario durante el concierto, pero defendió la profesionalidad de la banda acuñando que es muy raro que Opeth cancele algún directo. Solo recordaban una actuación cancelada que se produjo debido a que Åkerfeldt se abrió la cabeza y tuvieron que coserle -y pese a ello declaró que estaba preparado para tocar-.
“Yo sabía que estaba sangrando, pero no veía lo que tenía y por esa razón no estaba tan preocupado”, apostilló el compositor. Seguimos hablando de golpes y eso se tradujo en la situación más vergonzante que habían vivido Martín y Mikael sobre las tablas, que en este caso coincidía. Estaban moviéndose por el escenario y Åkerfeldt se acercó a la batería para subirse a tocar ahí, pero calculó mal y se cayó. Si esto era rocambolesco, unos instantes después Méndez repitió la hazaña de manera calcada en el mismo sitio, y eso acentuó más el sinsentido de lo sucedido.
Para finalizar con esta parte de la entrevista, como es costumbre, quisimos saber cuál era la situación más glamurosa que ambos habían vivido en plena gira. La contestación inicial no fue algo muy espectacular, y es que a los miembros de Opeth en cuanto hablas con ellos y les conoces un poco compruebas que no les va ese rollo ostentoso y ególatra cuando están rodando. Buscan disfrutar de lo que hacen, y si hay bebidas que ayuden a incrementar ese estado de felicidad, adelante.
Mikael confesó que el hecho de poder bañarse en el mar u océano cuando tienen un día libre en el tour es un privilegio que le encanta. En este aspecto, destacó cómo ha realizado esto en países como Australia. En cuanto a otros ámbitos de lujo, recordó la fecha en la que tocaron en Tel Aviv (Israel). En aquella actuación el promotor era un ruso que tenía mucho dinero y, sobre todo, una fijación muy positiva por Åkerfeldt. Tanto fue así que decidió tratarle mejor que al resto del grupo de manera muy clara, y eso se tradujo en que le dio una tarjeta especial para el hotel en el que se hallaban que servía para subir hasta la planta más alta en el ascensor.
Entonces quisimos saber si quiso compartirlo con sus compañeros o hizo la de “Juan Palomo”, y al ver las circunstancias y los buenos ojos que le ponía el promotor a él exclusivamente, en palabras del propio Mikael, rememoró que dijo un “hasta luegui” metafórico y subió en el ascensor para gozar de todo al tiempo que el resto de la formación se quedaba en sus respectivas habitaciones. Después de reírnos de la situación durante unos momentos, Martín concluyó con que su cita más glamurosa bajo su punto de vista fue en su viaje de gira a las Islas Maldivas, donde se quedaron una semana y tenían absolutamente todo gratis y era una gran oportunidad para relajarse. No piden grandes lujos como limusinas (donde comentaron que nunca habían ido), sino simplemente estar cómodos.
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