El fallecimiento de Malcolm Young abre un agujero tremendo en el mundo del Rock. Sirva este reportaje como tributo a su memoria y su legado.

El fallecimiento de Malcolm Young nos ha arruinado el sábado a todos. Cualquiera que se considere fan del rock es, por ende, fan de AC/DC. Y aunque la atención estética sea para Angus Young, el verdadero constructor del sonido de la banda siempre fue Malcolm. Punto de anclaje absoluto para Angus, Cliff Williams y Phil Rudd, el era quien llevaba las riendas de la banda en lo musical, en la visión estratégica y en las decisiones de negocios. Probablemente fue la tozudez tan bien documentada de Malcolm la que nos propició a una de las bandas más íntegras musicalmente de todos los tiempos. Está por llegar el tema con teclados de AC/DC, la balada sinfónica y el conato de rock progresivo de nueve minutos. Todo gracias a un Malcolm que fue la tesón hecha guitarrista.

Un poco de historia pasada y presente

Malcolm Young nació un 6 de enero de 1953 en Glasgow. A la edad de diez años emigró a Australia junto a toda su familia, encontrando en Sydney su tierra de adopción. Allí formo una banda llamada The Velvet Underground, que no tenía nada que ver con el grupo de Lou Reed. Fue tras la disolución de este grupo, en 1973, que Malcolm le pidió a su hermano Angus que se uniese a él en la creación de un nuevo grupo llamado AC/DC. Debutaron en directo en la nochevieja de 1973 en el club Chequer’s de Sydney y en 1974 comenzaron a girar intensamente por Australia. Una gran cantidad de músicos fue rotando por la banda hasta establecerse la formación más estable, con el vocalista Bon Scott, el bajista Mark Evans y el baterista Phil Rudd.

Pronto llegarían discos como el primer “High Voltage” y “TNT”, originalmente solo editados en Australia. En 1976, coincidiendo con la internacionalización de la banda desde UK, una combinación de ambos fue editada bajo el nombre “High Voltage” para el mercado europeo. A partir de ahí, una retahíla de discos impecables como “Dirty Deeds Done Dirt Cheap”, “Let There Be Rock”, “Powerage”, el directo “If You Want Blood” y el celebérrimo “Highway To Hell” encumbraron a la banda a una envidiable posición en Estados Unidos, Gran Bretaña y Europa.

Fue entonces cuando la muerte del vocalista Bon Scott podría haber truncado los planes. Pero los hermanos Young, inamovibles, siguieron adelante con la banda fichando al vocalista Brian Johnson. Vendrían los momentos de éxito más planetario de la banda, gracias al superventas “Back in Black”. También vendrían épocas de mediocridad discográfica en los 80, a la par que Malcolm terminó desintoxicandose de la adicción al alcohol en una clínica privada mientras su sobrino Stevie le sustituía en directo y nadie reparaba en la ausencia debido a su parecido físico.

Ya convertidos en banda de estadios, AC/DC surcaron los 90 y los ’00 con incalculable éxito y giras abarrotadas. Malcolm siempre se mantuvo en un discreto segundo plano, cediendo el protagonismo mediático a su hermano Angus y al vocalista Johnson. Pero nunca dejó de ser la mente pensante de AC/DC hasta que en la gira “Black Ice” de 2008-2010, ciertas aflicciones comenzaron a dar la cara, siendo diagnosticado finalmente con demencia. También fue diagnosticado con cáncer de pulmon, pero pudo ser tratado. Una inespecificada dolencia cardiaca le requirió la instalación de un marcapasos. Tuvo que reaprender constantemente las canciones de la banda a lo largo de la gira mientras luchaba contra su enfermedad degenerativa, en una clara muestra de tozudez y orgullo.

Fue en 2014, a medida que la banda se preparaba para el lanzamiento de su más reciente disco “Rock or Bust”, que Malcolm tuvo que retirarse del grupo debido al avanzado estado de demencia que sufría y que le requirió estar ingresado en una residencia en la que recibir los cuidados necesarios. Su fallecimiento, no por esperado, ha dejado de ser un mazazo para los seguidores de la banda y todos aquellos que se consideran rockeros en una medida u otra.

A lo largo de su carrera, Malcolm acuñó un sonido único de guitarra, en gran parte motivado por el uso de una guitarra Gretsch Jet Firebird sin dos de sus pastillas y una configuración de amplificadores que le ayudó a conseguir su toque distintivo. Todo su cuerpo de trabajo con AC/DC sirve como ejemplo de lo que fue su creación pero hay canciones y momentos concretos que brillan con especial intensidad. Como homenaje a su figura en este día, sirva este listado.

Marcus Hook Roll Band – Tales of Old Gran Daddy

Antes de formar AC/DC, Malcolm trabajó en este disco junto a su hermano George, su eterno compañero de aventuras Harry Vanda y su también hermano Alex y evidentemente Angus. Un trabajo que pasó desapercibido en su momento y que fue reeditado hace escasamente cuatro años donde se puede observar como el sonido de AC/DC iba asomando la cabeza antes de que la banda fuese una realidad.

Aunque el sonido de Malcolm tal y como lo concoemos aún no estaba formado, canciones como “Quick Reation” contienen partes de lo que sería “TNT” y otras como “Natural Man” contienen fragmentos luego atribuidos a canciones como “Live Wire” y “Soul Stripper”. Un pedacito de historia y espeleología del rock.

AC/DC – Dirty Deeds Done Dirt Cheap

Pese a que la letra de la canción intenta ser malosa y termina siendo risible, el riff de este tema es uno de los más amenazantes que Young hizo en los primeros trabajos de AC/DC. Tan importante es lo que suena como lo que no suena, con esas pausas donde la batería tribal de Phil Rudd contribuye a generar la tensión que la canción necesita. El motor Malcolm suena como si acabase de ser engrasado y el tema camina con insultante fluidez.

AC/DC – Rocker

Mientras que en estudio AC/DC nunca se oponían a canciones rápidas y aceleradas, en directo las cosas iban a otro nivel por completo, empujados por la adrenalina del momento. En todos los conciertos de AC/DC siempre había un tema en el que Angus se dedicaba a pasear por el público a hombros de un seguridad -más adelante buscaría maneras menos arriesgadas de estar cerca del público, como plataformas hidráulicas. El caso es que durante buena parte de los 70 ese tema fue “Rocker”, cuya máxima expresión se alcanza en el mítico directo de Paris reflejado en el film “Let There Be Rock” de 1980.

La versión de “Rocker” nos permite ver como Malcolm puede hacer que el riff más rockero suene a tres mil revoluciones sin perder su esencia ni estabilidad. La manera en que los dos hermanos se encuentran en el mismo riff cuando toca volver al estribillo y acabar el tema es absolutamente mágica.

AC/DC – Soul Stripper

Si nadie ha escuchado a Malcolm Young hacer un solo, “Soul Stripper” es un buen tema para comprobar sus habilidades. La atmosférica canción de aquel primer disco de AC/DC que se editó solo en Australia contiene un intercambio de licks entre Angus y Malcolm especialmente entretenido y que llega a su mejor momento a partir del cuarto minuto de este tema.

AC/DC – Gimme a Bullet

“Powerage” es un disco que, para muchos, queda oculto entre la grandeza de “Let There Be Rock” y “Highway to Hell” Puede que fuese un disco sin muchos singles (solo “Rock and Roll Damnation” parecía tener esa madera) pero contiene algunos de los mejores temas que AC/DC grabaron en los años 70. El riff juguetón de Malcolm en el inicio del tema y la predominancia y rugido de sus cuerdas con grandes acordes abiertos para permitir el lucimiento vocal de Bon Scott son un testamento a aquello de que “menos es más”. Se da la casualidad de que el bajo de este tema no lo grabó Cliff Williams sino el “hermano en la sombra”, George Young. Atención al juego con los tiempos. La música de AC/DC era más inteligente de lo que muchos han querido admitir.

AC/DC – Touch too Much

El disco “Highway to Hell” siempre tendrá a los grandes clásicos como principal exponente, pero varios temas merecen especial atención y en el caso de “Touch too Much” eso es especialmente por la labor de Malcolm con un riff totalmente brillante. Su sutil intercambio con Angus en los primeros compases es una muestra más de que no todo es tan simple en la música de AC/DC.

AC/DC – Overdose

Para muchos, un tema menor de “Let There Be Rock”, pero para los estudiosos de AC/DC, una muestra (otra más) de la inexpugnable capacidad de Malcolm para crear estructuras férreamente hipnóticas con sus riffs. Ya de por si, “Let There Be Rock” es un disco especialmente heavy, con un sonido de guitarra tan crudo y salvaje que suena más punk y más metal que el propio punk y el propio metal.  La manera en que Malcolm se sincroniza con Angus en el riff principal es propia de la exactitud matemática.

AC/DC – Hail Caesar

Se tiende a hablar de los AC/DC de los ’70 casi en exclusiva cuando se trata de analizar su legado. Pero en sus discos de estudio de los 90 y 00’s hay una buena cantidad de temas que, sin llegar a la altura legendaria de los clásicos archiconocidos, muestran a una banda aún hambrienta y llena de ideas. El riff de “Hail Caesar”, una de las mejores selecciones de ‘Ballbreaker’, es especialmente fiero. Debió ser por todas las discusiones que tuvo Malcolm con el productor Rick Rubin sobre la dirección del disco y sobre lo referente al purismo del sonido de AC/DC.

AC/DC – For Those About to Rock

Una de las principales virtudes de Malcolm como guitarrista era su habilidad para crear tensión con riffs cuya simpleza no esconde su maldad. No hace falta salir de un bosque noruego maquillado como un oso panda para imprimir amenaza. A la vista están los acordes iniciales de “For Those About to Rock” y la manera en que Malcolm los deja suspensos en el aire para crear la atmósfera necesaria. Pura maldad.

AC/DC – Let There Be Rock

Para el fan casual, “Let There Be Rock” no es un himno a la altura de “Highway to Hell” o “Back in Black” y la obvia por completo. Pero quien es fan de verdad de AC/DC sabe de la importancia capital que este tema tiene en cualquier concierto de AC/DC y como, fácilmente, se puede alargar a los veinte minutos de duración, muchos de ellos con Malcolm Young anclado en un acorde concreto y marcando el ritmo con su mano derecha con más precisión que el mejor de los baterías.

Los minutos que Malcolm pasa anclado en ese acorde repetitivo con el apoyo de Phil Rudd o Chris Slade y Cliff Williams  se suelen emplear para que Angus Young haga uno de sus solos más épicos entre el público o se desplaze a la otra punta del estadio para aparecer por sorpresa ante la cara de los fans más alejados. En cualquier caso, “Let There Be Rock” es puro Malcolm: discreto, inamovible, rítmico y absolutamente fiable en su ejecución. Si hubiese que demostrar lo que es la guitarra rítmica a alguien, este tema es la mejor muestra.