Las 10 mejores canciones de Bon Jovi
Esta vez toca poner la lupa en una de esas bandas para las que no existe el término medio. La amas o la odias y, probablemente, los defensores de ambas posturas tengan su parte de razón.
Lo que no se puede negar es que Bon Jovi fue una de las mejores bandas de genuino hard rock americano desde 1984 hasta 1992, se mantuvo como una muy respetable banda de rock durante el resto de los años ‘90 y, para bien o para mal, se tornó ya estrenado el nuevo siglo en poco más que el proyecto personal de Jon Bon Jovi, vendedor de vinos y salsas y ocasional cantante de un remedo de descafeinado country pop.
Con todo, el bueno de Jon aún nos sorprende de vez en cuando dejando caer algún tema más o menos rockero, el cupo mínimo para justificar la presencia en su grupo de una bestia de las seis cuerdas del tamaño Phil X, que corre el riesgo de acabar tan desaprovechado como Richie Sambora en sus últimos discos en la banda.
En esta selección de las 10 mejores canciones de Bon Jovi no estarán representados estos últimos trabajos, a pesar de contar como decimos con algunos temas más que dignos. Y esto porque quizá lo más sensato hubiera sido publicar esos álbumes bajo el único nombre de Jon Bon Jovi, a título de aventura personal, y no seguir así empañando el buen nombre de lo que un día fue una de las mayores bandas del planeta.
Aun así, pocos pueden presumir de tamaña colección de hits en su carrera, de los que aquí elegimos diez. Como es lógico, es imposible abarcar más de tres décadas en sólo diez pistas, por lo que la selección se basará en las canciones que sí o sí hay que escuchar, aunque también se reseñan algunas menos conocidas por el gran público pero que por su calidad bien podrían haberse convertido en hits.
Queda muchísimo material en el tintero, y perfectamente se podría hacer otra lista sólo de temas descartados o caras B, a menudo mejores que las canciones incluidas en los álbumes. Dejamos fuera así joyas de la talla de “Borderline”, “Love Is War”, “If I Was Your Mother” o tantas como había en el muy reivindicable “These Days”.
“Runaway” (‘Bon Jovi’, 1984)
La canción que abrió las puertas del éxito y que dio el pistoletazo de salida a la fulgurante carrera al estrellato de un joven de Nueva Jersey hambriento de gloria. Construida sobre una pegadiza melodía de teclado ligada para siempre a la imagen de una chica fugitiva, “Runaway” había sido compuesta en 1980 por un Jon Bon Jovi casi adolescente.
Ya en 1982, y consciente del potencial de lo que tenía entre manos, buscó una banda (The All Star Review) con la que grabarla y radiarla en las emisoras del área de Nueva York. La canción prendió la mecha y aún a día de hoy es el tema más reconocible de un trabajo más completo y complejo de lo que se supone, donde lo que sobraban eran potenciales hits, caso de “Roulette”, “Shot Through The Heart” o “She Don’t Know Me”, escrita esta nada menos que por Mark Avsec (Wild Cherry).
“The Hardest Part Is The Night” (‘7800° Fahrenheit’, 1985)
Giras con Kiss, Scorpions, ZZ Top o Ratt sirvieron para mostrar el potencial en directo de un grupo del que ya se empezaba a hablar como “the next big thing”. Para 1985 Bon Jovi era una maquinaria perfectamente engrasada que destilaba puro rock melódico de tintes AOR de muchos quilates, hecho con pasión por una banda con el afán de comerse el mundo.
El tema que nos ocupa destacaba por méritos propios gracias a un exquisito trabajo de teclados y unos coros de infarto al servicio de una buena historia por la que matarían muchos de los grandes nombres del género. Un disco enorme que conviene reivindicar, del que Jon solía jactarse de usar como posavasos, si bien entre su discografía hay candidatos más adecuados para tal menester. Ya en 2011 algo debió de removerse en su conciencia y respondió por fin a una vieja petición de los fans al incluirla en el repertorio de la gira de aquel año, junto a la también imprescindible “Only Lonely”.
“You Give Love A Bad Name” (‘Slippery When Wet’, 1986)
Se dice que tras escuchar el álbum “Without Love” de Black N Blue, Jon tuvo claro que Bruce Fairbairn sería el encargado de producir su tercer y definitivo trabajo. Así pues empaquetan sus cosas y se marchan a las Montañas Rocosas de Canadá a dar forma al que habría de ser su pasaporte a la gloria. Como primer single se extrajo esta irresistible “You Give Love A Bad Name”.
Cuentan las malas lenguas que estaba dedicada a la actriz Diane Lane, que habría roto el corazón de nuestro rubio vocalista. En cualquier caso, y musicalmente hablando, la historia s bien conocida. Desmond Child había escrito para Bonnie Tyler la canción “If You Were A Woman (And I Was A Man)” que no pegó tan fuerte como esperaba, por lo que guardó la progresión de acordes y se la ofreció a Jon Bon Jovi y Richie Sambora, que la convirtieron casi en un estándar del género, inspirando desde entonces cientos de temas similares.
“Livin’On A Prayer” (‘Slippery When Wet’, 1986)
Al parecer Jon no estaba muy por la labor de incluirla en el álbum y fue Richie quien lo sacó de su error y lo convención de la calidad de lo que tenían entre manos. Menos mal, ya que así pudimos conocer la historia de los sufridos Tommy y Gina. Él, trabajador en el puerto pero con problemas laborales que le llevan a empeñar su guitarra para salir adelante junto a su pareja, Gina, que se parte el lomo a diario trabajando como camarera. Los problemas de la clase media baja norteamericana de la época Reagan condensados en poco más de tres minutos. Pura retórica springsteeniana galopando sobre un ritmo de talk box que es ya historia del rock.
“Wanted Dead Or Alive” (‘Slippery When Wet’, 1986)
La fama empezaba a pasar factura y las giras eran cada vez mayores. Qué mejor símil que el de un forajido perseguido por la ley, siempre saltando de ciudad en ciudad. El tema del vaquero/forajido ha sido convenientemente explotado por Bon Jovi en toda su trayectoria, pero alcanzó en este corte su máxima expresión. Sambora se destapó como un vocalista muy capaz y es donde el tándem Jovi/Sambora se encumbró a la categoría de Jagger/Richards, Axl/Slash o Tyler/Perry. Para la historia la imagen icónica de Richie con el sombrero de cowboy y su guitarra de doble mástil.
“Bad Medicine” (‘New Jersey’, 1988)
La tarea de igualar o superar el éxito planetario de “Slippery When Wet” se presentaba como un reto poco menos que imposible. Algo sólo al alcance de los más grandes. Aún así, con “New Jersey” no sólo dieron nuevamente con la fórmula del éxito, sino que comenzaron a distanciarse hábilmente del entorno del hair metal en el que orbitaban hasta ese momento. El resultado fue un álbum mayúsculo pero quizá un tanto irregular, en el que entre temas con mucho sabor de añejo storyteller se destacaban cortes como este “Bad Medicine”, paradigma del hard rock festivo de la época y en el que la ayuda de Desmond Child fue nuevamente decisiva.
“Dry County” (‘Keep The Faith’, 1992)
Cambio de década y cambio de tendencia en la industria musical, a lo que una banda de la talla de Bon Jovi no podía resultar ajena. Con ‘Keep The Faith’ jugaron a un equilibrio entre canciones de descarado acento comercial, caso de “In These Arms” o la power ballad “Bed Of Roses”, y otras más maduras y socialmente comprometidas, como la que nos ocupa, que aborda los problemas que atravesaba el sector petrolífero estadounidense. Un disco fronterizo que les permitió capear el temporal grunge sin perder un ápice del respeto de sus fans. “Dry County” ostenta además el record de ser la canción más larga registrada por los de Nueva Jersey, con casi diez minutos de duración y un solo de guitarra estratosférico cortesía de Mr. Sambora. Fue lanzada como single ya en 1994 y Jon trató de emularla en su último trabajo con “Blood In The Water”, aunque sin llegar ni de lejos a la magia de la original.
“Always” (‘Crossroads’, 1994)
El primer recopilatorio, llamado “Crossroads”, llegó en 1994 e incluía dos temas nuevos. La década de los ‘90 fue la década de la unión entre grandes producciones cinematográficas y bandas sonoras rockeras como reclamo. La lista es bien conocida: Bryan Adams, Aerosmith, Guns ‘N’ Roses, Metallica…. Bon Jovi ya habían hecho sus pinitos en el mundo del cine en los años 80 con “Edge Of A Broken Heart”, e incluso Jon había obtenido en 1991 una nominación a los Óscar con su “Blaze Of Glory”, perteneciente a la banda sonora de “Young Guns II”. La idea en esta ocasión era darle música a un film llamado “Romeo Is Bleeding” (conocida en España como “Doble Juego”), protagonizada por un Gary Oldman en horas bajas. La película pasó sin pena ni gloria y pocos son los que se acuerdan de ella, pero la canción, indisolublemente ligada a su lacrimógeno videoclip, figura como uno de los puntos más altos en su carrera.
“It’s My Life” (‘Crush’, 2000)
Y llegamos al álbum que quizá supuso el punto de partida de la larga historia de desencuentros entre artista y fans. La idea era volver a los orígenes. Para 1999 debería de estar en la calle un álbum titulado “Sex Sells”, que estaría producido nuevamente por Bruce Fairbairn y contaría con la ayuda en las composiciones de Desmond Child. Es decir, repetir la fórmula que supuso el éxito durante los ‘80. Lamentablemente, la muerte de Fairbairn y problemas con la discográfica hicieron que la idea fuera desechada y en su lugar se planteara la continuación de “These Days” en otros términos.
A falta de Fairbairn, se contó con Luke Ebbin, quien venía de trabajar nada menos que con Backstreet Boys, para dar forma a lo que sería el primer single del nuevo álbum. El resultado fue un “Livin On A Prayer” del nuevo milenio, que recuperaba la historia de Tommy y Gina y le dio a Bon Jovi su último gran éxito mundial. Pese a ser un tema redondo, formaba parte de un álbum que ya empezaba a coquetear con el pop y que supuso el primer gran bluff en una carrera hasta entonces impecable.
“Undivided” (‘Bounce’, 2002)
Los dramáticos atentados de las Torres gemelas conmocionaron al mundo e hicieron tambalear los pilares de la sociedad norteamericana. Bon Jovi ya se había mostrado en el pasado como una banda socialmente comprometida y en esta ocasión no se iban a quedar atrás. Los tiempos eran oscuros y se esperaba un álbum duro y sin contemplaciones, una vuelta al crudo hard rock primigenio. “Undivided” era la encargada de abrir el álbum y encajaba perfectamente con ese espíritu, con un riff duro y distorsionado sobre un ritmo entrecortado, pero con un estribillo impecablemente melódico. Lástima, el resto del álbum no estaba a la altura y seguía los derroteros pop marcados por “Crush”.
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