Los mejores baterías de la historia del rock y metal
Descubre la trayectoria de los bateristas que revolucionaron el metal, desde Cozy Powell hasta Mike Portnoy. Su legado sigue marcando el ritmo del género.
El metal no se entendería sin la labor de baterías capaces de sostener la tensión musical con ritmos frenéticos y pegadas aplastantes que han definido mucho del empuje y la potencia que tradicionalmente se ha relacionado con nuestro género musical predilecto. Desde los inicios del heavy en los años 70 hasta las innovaciones tecnológicas que marcan la escena actual, el rol del batería ha ido cobrando protagonismo para llevar la energía de guitarras y voces extremas a un nivel superior.
Nombres como Cozy Powell o Tommy Aldridge demostraron en los 70 que la contundencia podía ser tan importante como la melodía, mientras que más adelante aparecerían Dave Lombardo o Joey Jordison para rediseñar los límites de la velocidad y la agresividad. Hoy, figuras como Mike Portnoy, que ha regresado recientemente a Dream Theater, o Eloy Casagrande, actual batería de Slipknot, encarnan la transición hacia nuevas formas de entender la percusión.
En este artículo, exploramos la trayectoria de diez gigantes del instrumento que han moldeado la historia del género. Cada uno, en su estilo y época, ha transformado el modo de concebir la batería metalera, dejando un legado que trasciende modas y tendencias.
La selección abarca a músicos que se forjaron en la cuna del heavy clásico de los 70, otros que desafiaron los límites durante los 80 y 90, y también baterías que han utilizado las redes sociales y la exposición digital para exhibir su talento en el siglo XXI. Desde grooves pesados y tribales, hasta patrones frenéticos de doble bombo, cada golpe de caja y cada redoble ha sido fundamental para alumbrar temas que ya forman parte del imaginario colectivo del rock y el metal.
Cozy Powell (Rainbow, Black Sabbath, Michael Schenker Group)
Cozy Powell, nacido el 29 de diciembre de 1947 en Inglaterra, es considerado uno de los bateristas más influyentes de la época dorada del rock duro y del heavy metal. Su presencia escénica y la potencia de su golpe llamaron la atención de nombres prominentes que acabarían convirtiéndolo en un batería muy solicitado. Su experiencia inicial en bandas de rock clásico fue moldeando un estilo de pegada nítida, con énfasis en redobles concisos y un control envidiable de los platos. El salto definitivo llegó con Rainbow, proyecto liderado por Ritchie Blackmore, donde aportó un matiz más contundente a la mezcla de rock neoclásico y estructuras directas que distinguían a la formación.
Más tarde, Powell se uniría a Black Sabbath en una etapa en la que el grupo atravesaba cambios de integrantes y buscaba renovar su sonido. Su habilidad para crear grooves profundos y densos resultó clave en esa fase, cumpliendo el reto de mantener la esencia oscura del grupo mientras introducía líneas rítmicas propias de su carácter versátil. A la par, sus colaboraciones con Michael Schenker Group pusieron de relieve su flexibilidad a la hora de amoldarse a composiciones con toques más melódicos y pasajes instrumentales de amplio espectro.
Uno de los aspectos más valorados en la trayectoria de Cozy Powell es su equilibrio entre fuerza bruta y elegancia musical. Podía ser tan agresivo como fuera necesario, pero siempre cuidaba que cada golpe sirviera al tema, evitando caer en excesos puramente técnicos. Gracias a esta visión, se consolidó como un referente para muchos aspirantes a baterista que vieron en él un modelo de fiabilidad y potencia. Asimismo, su habilidad se mantuvo en la cúspide durante años, participando en giras de gran envergadura que cimentaron su reputación internacional.Su trabajo en solitario («Tilt» u «Octopuss» son ejemplos) y sus discos junto a grandes guitarristas como Gary Moore («After the War») o Brian May («Back to the Light») son ejemplos.
La trágica muerte de Cozy Powell en 1998, en un accidente de tráfico, supuso un duro golpe para la escena, que perdió a un músico incansable y carismático. Aun así, su legado sigue vivo en grabaciones que han pasado a la posteridad y en el recuerdo de miles de fanáticos que aprendieron a valorar la importancia de una batería capaz de realzar cada composición. Su forma de tocar queda reflejada en múltiples discos que hoy se consideran indispensables en la historia del metal, confirmando su estatus como uno de los mejores baterías que han pisado un escenario.
Tommy Aldridge (Ozzy Osbourne, Whitesnake, Black Oak Arkansas)
Tommy Aldridge, nacido el 15 de agosto de 1950 en Misisipi, Estados Unidos, es un batería que se ganó su lugar en la historia del rock y el metal gracias a una potencia descomunal y a un estilo lleno de carácter con gran énfasis en un uso ampliamente creativo del doble bombo. Su incursión en Black Oak Arkansas a principios de los 70 llamó la atención por la explosividad que otorgaba a la banda de rock sureño, mezclando raíces del blues con la pujanza de un sonido más pesado. Desde aquellos inicios, se hizo evidente que Aldridge poseía un instinto natural para la percusión, capaz de sostener ritmos simples y de lucirse en pasajes complejos con la misma facilidad.
Su gran salto a la fama mundial llegó de la mano de Ozzy Osbourne, justo en la época en que el exvocalista de Black Sabbath necesitaba un músico de confianza que pudiera reforzar la pegada de su proyecto solista. Aldridge cumplió la misión con creces, destacándose por su peculiar hábito de tocar ciertos fragmentos del solo de batería con las manos desnudas, algo que se convirtió en una suerte de marca personal y un atractivo extra en directo. Esa era la década de los 80, un momento donde el hard rock y el heavy metal vivían un auge sin precedentes, y Tommy encajó a la perfección en el ambiente, sumando contundencia a la banda de Ozzy y elevando la emoción de conciertos multitudinarios.
Posteriormente, su fichaje por Whitesnake consolidó su lugar en la élite de los baterías más demandados del género. Allí tuvo la ocasión de experimentar con un enfoque más melódico, aunque mantuvo la potencia que siempre lo caracterizó. En esa etapa, aportó matices diversos a los temas más populares del grupo, demostrando que su estilo iba más allá de la simple dureza: sabía cuándo pisar el acelerador y cuándo sostener un ritmo más reposado.
Otro aspecto clave que lo ha mantenido en la cima durante décadas es su disciplina y pasión por la música. Aldridge nunca ha dejado de practicar y de girar por los escenarios más diversos, manteniendo un nivel de energía capaz de sorprender a fans de todas las generaciones. Además, ha participado en clinics de batería y grabado vídeos instructivos, compartiendo su experiencia con futuros músicos. Hoy en día mantiene su posición como miembro de Whitesnake aunque no queda claro cuando la banda volverá a girar debido a los problemas vocales de David Coverdale.
Eric Singer (Kiss, Alice Cooper, Black Sabbath)
Eric Singer, oriundo de Cleveland y nacido el 12 de mayo de 1958, es una figura que personifica la versatilidad y la profesionalidad dentro de la batería rock y metalera. Su habilidad para adaptarse a distintos estilos y bandas de alto perfil lo ha convertido en uno de los percusionistas más solicitados desde los años 80. Tras formarse en escenarios locales, dio el salto a la escena internacional cuando colaboró con Tony Iommi en Black Sabbath, aportando frescura a una formación que ya tenía décadas de historia y requería un baterista sólido, capaz de conjugar la pesadez característica del grupo con un toque moderno. Su posterior paso por la banda de Gary Moore en la gira «Wild Frontier» de 1987 le elevó ante grandes públicos, especialmente en Europa y Japón. Poco después puso en marcha una banda llamada Badlands junto al malogrado Ray Gillen que pese a firmar un gran disco debut, pasó sin más pena ni gloria.
No obstante, su consagración mundial vino de la mano de Kiss, una de las bandas más representativas del hard rock estadounidense. Eric Singer se incorporó para ocupar el hueco dejado por Eric Carr y demostró una capacidad extraordinaria para interpretar canciones que requerían una pegada contundente y, al mismo tiempo, una precisión perfecta para no romper el aura teatral y melódica que caracteriza el repertorio del grupo. Su llegada en la época de «Revenge» fue celebrada por los fans pero los ecos de una posible reunión con los miembros originales Ace Frehley y el baterista Peter Criss dieron al traste con su sueño en 1996, cuando salió de la banda. Sin embargo, la errática relación de Criss con Kiss hizo que pronto Singer fuese llamado para lucir el maquillaje distintivo de Kiss y unirse la parafernalia de sus directos y el legado de clásicos como “Detroit Rock City” o “Black Diamond” disfrazado como el clásico «catman» en un puesto que lograría mantener los siguientes más de veinte años, hasta la última gira de Kiss en 2023.
Además, Singer también acompañó a Alice Cooper en diversas etapas, prestándole su estilo firme e inconfundible a la macabra e influyente puesta en escena del artista. En este contexto, se probó como un baterista de adaptabilidad casi infinita, pues podía ir de riffs densos a ritmos más dinámicos, respaldando la vertiente teatral que caracteriza los conciertos de Cooper.
Nicko McBrain (Iron Maiden)
Nicko McBrain, nacido el 5 de junio de 1952 en Londres, es uno de los pilares que han sostenido el poderoso sonido de Iron Maiden en sus años de mayor peso comercial. Su llegada a la banda en 1982 se produjo en pleno auge de la Nueva Ola del Heavy Metal Británico, coincidiendo con el momento en que Maiden buscaba refinar su estilo épico y melódico sin perder la fuerza que los distinguía tras la salida de Clive Burr al acabar la gira «The Number of the Beast». La contribución de Nicko resultó decisiva, pues, a diferencia de otros baterías que apuestan por la velocidad y la rudeza, él introdujo un enfoque técnico con matices jazzeros, capaz de encajar a la perfección en temas largos y llenos de cambios de ritmo.
Su estilo, reconocido por el empleo de patrones complejos y golpes de bombo muy precisos con un solo pedal a gran velocidad, dio al grupo la libertad de componer pasajes instrumentales cada vez más elaborados. Canciones como “Where Eagles Dare” y “Aces High” se convirtieron en auténticos himnos donde la batería asumía un protagonismo evidente, aportando adrenalina y puntualizando las melodías gemelas de las guitarras. Además, la compenetración entre Nicko y Steve Harris, bajista y fundador de Iron Maiden, ha sido clave para consolidar la identidad sónica que ha llevado a la banda a llenar estadios por todo el mundo.
Otro rasgo que define a Nicko McBrain es su faceta extrovertida y cercana, algo que suele reflejarse en sus conciertos y en sus declaraciones públicas. Mientras muchos baterías optan por un perfil más discreto, él se permite bromear con el público y mostrar una actitud festiva que contrasta con la seriedad de ciertos pasajes musicales. Esta naturalidad le ha granjeado la simpatía de una amplia base de seguidores que lo consideran un pilar humano y musical dentro de Iron Maiden.
Fuera de su labor en la banda, Nicko se ha involucrado en proyectos benéficos y en múltiples clínics de batería, compartiendo los secretos de su pegada y sus técnicas de improvisación. Con el paso de los años, su reputación no solo se ha mantenido, sino que ha crecido, al ver cómo su estilo se ha convertido en una referencia obligada para quienes buscan un enfoque más refinado en el metal. Su salida de Iron Maiden, pese a marcar el final de una época, es la consagración de un legado: mejor irse en lo más alto que ir perdiendo pegada con los años, especialmente tras su ictus a principios de 2023.
Lars Ulrich (Metallica)
Lars Ulrich, nacido el 26 de diciembre de 1963 en Gentofte, Dinamarca, es junto a James Hetfield uno de los fundadores de Metallica, banda que cambiaría las reglas del metal a comienzos de los 80. Su traslado a Estados Unidos y la posterior unión con Hetfield dieron pie a un proyecto que, con el paso del tiempo, se convertiría en un fenómeno global. Aunque la técnica de Lars ha sido objeto de discusión en la comunidad metalera, resulta innegable que su aportación al crecimiento y popularización del thrash metal fue fundamental.
En los primeros trabajos de Metallica, como “Kill ’Em All” y “Ride The Lightning,” Lars desarrolló un estilo de batería con un doble bombo enérgico y fills rápidos que dinamizaban los riffs crudos y veloces propios de la banda. Estas grabaciones se convirtieron en un patrón a seguir para toda una generación de músicos que veía en Metallica la vanguardia de un nuevo sonido. A medida que la banda evolucionó, Lars siguió adaptándose: en “Master Of Puppets” y “…And Justice For All,” demostró que podía lidiar con estructuras cada vez más largas y complejas, dotándolas de un pulso contundente.
Aparte de su rol como baterista, Lars Ulrich se ha implicado siempre en decisiones empresariales y artísticas para Metallica, siendo uno de los artífices del éxito masivo que alcanzó la banda con el “Black Album” en 1991. Aquella etapa supuso una controversia para los fans más puristas, pues adoptaron un sonido más accesible, pero convirtió al grupo en un fenómeno mundial. De igual modo, Lars fue protagonista en la polémica contra Napster a principios de los 2000, defendiendo el valor de la propiedad intelectual y mostrando un carácter directo que le ha generado admiración y críticas a partes iguales.
En los directos, su forma de tocar es pasional, a veces desordenada, pero siempre cargada de energía. Golpea los platillos con vehemencia, se pone de pie entre pasajes y no duda en alentar al público. Pese a las opiniones diversas sobre su técnica, permanece como un músico indispensable en la historia del metal: su visión de la industria, su persistencia y su capacidad para componer ritmos memorables lo han posicionado como uno de los baterías más influyentes de los últimos 40 años. Sin su impulso, es poco probable que Metallica hubiera llegado tan lejos, definiendo el destino de todo un género y sacando al thrash metal de la oscuridad para llevarlo a los estadios más grandes del planeta.
Dave Lombardo (Slayer, Testament, Suicidal Tendencies)
Dave Lombardo, nacido el 16 de febrero de 1965 en La Habana, Cuba, emigró a Estados Unidos en su infancia y encontró en la batería la forma de expresarse en un contexto cultural donde el rock y el metal empezaban a despuntar. Aunque su nombre suele asociarse inmediatamente a Slayer, uno de los pilares del thrash metal, su trayectoria incluye pasos relevantes por otras formaciones como Testament o Suicidal Tendencies, demostrando una amplitud de miras que va más allá de la velocidad desenfrenada.
En Slayer, Lombardo fue determinante para moldear el sonido agresivo y oscuro de discos fundamentales como “Reign In Blood” o “South Of Heaven.” Su forma de entender el doble bombo y la precisión de sus golpes crearon un impacto enorme en la escena de los 80. Muchos baterías jóvenes encontraron en él la referencia para desarrollar un estilo más extremo, alejándose de las cadencias más lentas y apoyándose en la idea de que la velocidad no está reñida con la nitidez y la musicalidad. Sus fills, a menudo impredecibles, añadieron un punto de caos controlado que se transformó en la seña de identidad de la banda.
Sin embargo, Dave Lombardo no se limitó a un solo proyecto. Durante sus ausencias de Slayer, se integró en Testament, otra banda crucial del thrash de la Bay Area, y también formó parte de Suicidal Tendencies, fusionando el punk y el metal de un modo que resaltó nuevamente su capacidad para asimilar distintas influencias. A nivel de grabación, se le reconoce su perfeccionismo: ajusta cada tambor para lograr un golpeo definido, y productores como Rick Rubin han destacado su rapidez para clavar tomas impecables.
Sobre el escenario, Lombardo despliega una agresividad casi animal que, no obstante, responde a un sentido estricto del tempo. Nadie duda de que su figura al mando de la batería crea un ambiente de intensidad máxima, incitando a la audiencia a sumergirse en el pogo y la adrenalina. En la comunidad metalera, se le define como uno de los baterías más influyentes del metal extremo, y su presencia en festivales y giras especiales suele verse como una garantía de espectáculo y de contundencia. Dave Lombardo es, sin duda, el referente perfecto cuando se habla del poder del thrash y de la solidez inquebrantable en la batería en el metal extremo.
Joey Jordison (Slipknot, Murderdolls, Rob Zombie)
Joey Jordison, nacido el 26 de abril de 1975 en Des Moines, Iowa, cambió el paradigma del metal en los años 2000 gracias a su labor en Slipknot, banda que revolucionó la escena combinando un sonido extremo con una imagen inquietante y un despliegue escénico impactante. Tras varios ensayos y cambios en la formación, Slipknot irrumpió con fuerza en la industria, y Jordison se convirtió en uno de los puntales de la banda al exhibir una técnica vertiginosa que fusionaba elementos del thrash, el death y el nu metal.
Su capacidad para manejar el doble pedal a velocidades de vértigo y su enorme creatividad en los fills aportaron a Slipknot un sello personal, reconocible en temas como “People = Shit” o “Disasterpiece.” Más allá de la rabia sonora, Joey sabía equilibrar pasajes agresivos con momentos más rítmicos que hacían destacar a cada instrumento. Además, asumió un papel compositivo, demostrando que no era únicamente un ejecutante prodigioso, sino también un músico integral que podía participar activamente en la creación de los temas.
Al margen de Slipknot, Jordison se unió a Murderdolls, donde exploró su afinidad con el horror punk y la estética gótica, mostrando una faceta distinta, sin sacrificar la contundencia que lo caracterizaba. Colaboró también con Rob Zombie, adoptando un toque más industrial y demostrando que su versatilidad le permitía encajar en ambientes oscuros y teatrales. Este abanico de colaboraciones reforzó su imagen de baterista inagotable, siempre abierto a nuevos retos.
Sin embargo, a pesar de su éxito, en 2013 se separó de Slipknot debido a problemas de salud que más tarde se identificarían como una afección neurológica. Aun así, Joey siguió implicado en distintos proyectos, recibiendo el respeto incondicional de músicos y fans que apreciaban su talento arrollador y su pasión por la música extrema. El 26 de julio de 2021, su muerte generó un impacto emocional enorme en el mundo del metal. Desde entonces, incontables homenajes han subrayado la importancia de su aportación y su influencia en baterías de diversas corrientes. Nadie duda de que su huella, marcada por la velocidad y la creatividad, seguirá presente en la memoria colectiva de la escena durante décadas.
Mike Portnoy (Dream Theater, Avenged Sevenfold, Winery Dogs)
Mike Portnoy, nacido el 20 de abril de 1967 en Long Island, Nueva York, se consagró como uno de los baterías más virtuosos de la escena progresiva gracias a su labor en Dream Theater, banda que cofundó en 1985. Desde sus primeros trabajos, Portnoy mostró una facilidad asombrosa para incorporar métricas irregulares y compases poco habituales, convirtiéndose en una referencia ineludible para cualquiera que desee adentrarse en el metal progresivo. Álbumes como “Images And Words” y “Metropolis Pt. 2: Scenes From A Memory” evidenciaron su dominio de pasajes intrincados y su capacidad para hilar secciones instrumentales largas sin perder coherencia ni musicalidad.
Más allá de la parte técnica, Portnoy se destacó por su papel compositivo y por su presencia en el escenario. Era habitual verlo cantando coros, asumiendo guiños con el público o dirigiendo transiciones durante los directos. Su energía fue determinante para que Dream Theater gozara de un estatus único dentro del metal progresivo, convocando a una audiencia mundial en festivales y espectáculos de larga duración. Sin embargo, en 2010 sorprendió al mundo al anunciar su salida de la banda, abriendo paso a un periodo en el que exploró colaboraciones muy distintas.
Portnoy se unió brevemente a Avenged Sevenfold tras el fallecimiento de The Rev, contribuyendo al disco “Nightmare” y a una gira que mostró su capacidad para amoldarse a un metal más directo y cargado de influencias contemporáneas. También fundó Winery Dogs, junto a Billy Sheehan y Richie Kotzen, donde desplegó su vertiente más rockera y bluesy, confirmando que no tenía límites estilísticos. La gran novedad llegó en 2023, cuando se anunció oficialmente su regreso a Dream Theater, generando una ola de entusiasmo entre los seguidores que ansiaban ver de nuevo a la formación clásica del grupo.
El rasgo distintivo de Mike Portnoy, más allá de su virtuosismo, es su inclinación a compartir sus conocimientos. Ha publicado numerosos DVDs didácticos, organizado clínics y participado activamente en redes sociales, creando una conexión cercana con fans y baterías noveles que ven en él a un referente inspirador.
Eloy Casagrande (Slipknot)
Eloy Casagrande, nacido el 29 de enero de 1991 en São Paulo, Brasil, irrumpió en la escena internacional cuando, con solo 13 años, se coronó ganador del Modern Drummer’s Undiscovered Drummer Contest. Ese precoz reconocimiento presagiaba una carrera exitosa, pero quizás pocos imaginaban que llegaría a tocar en bandas tan legendarias como Sepultura y, más recientemente, Slipknot. A lo largo de su etapa en Sepultura, Eloy supo combinar la ferocidad del thrash con elementos tribales propios de la cultura brasileña, añadiendo su toque distintivo a discos como “Machine Messiah” y “Quadra.”
En esas grabaciones, dejó claro que poseía un control total del doble bombo y una capacidad para insertar acentos y polirritmias que enriquecían la densidad de cada track. Ese talento, unido a su presencia magnética en el escenario, lo llevó a transformarse en uno de los baterías jóvenes más admirados de la actualidad. Su evolución ascendente culminó en 2024, cuando se anunció su fichaje como el nuevo batería de Slipknot, un movimiento que sorprendió a la escena metalera y abrió un nuevo capítulo en la historia de la banda de Iowa.
La adaptación de Eloy a Slipknot subraya su flexibilidad: supo conservar la rabia y el sonido crudo del grupo, mientras introducía matices técnicos y variantes en los patrones rítmicos. Su estilo se caracteriza por la contundencia de cada golpe, sin sacrificar limpieza ni precisión. Además, comparte con los fans su pasión por la batería mediante redes sociales y vídeos, en los que explica algunos de sus trucos y rutinas de práctica. Esto ha generado una comunidad entusiasta que lo ve como un referente accesible y cercano.
Al mismo tiempo, Eloy mantiene la humildad que lo caracteriza desde sus inicios, recordando que la disciplina y el estudio constante son ingredientes fundamentales para llegar lejos en la música. Su incorporación a Slipknot no solo significa un paso gigante en su carrera, sino también un aporte renovador para una banda que siempre ha buscado mantener viva la agresividad y el dinamismo. Para el público, representa un fichaje muy prometedor, pues garantiza que la sección rítmica de Slipknot seguirá marcando la pauta en los principales festivales del mundo. Con tan solo 33 años, Eloy Casagrande se proyecta como uno de los máximos exponentes del futuro metalero.
El Estepario Siberiano
El Estepario Siberiano, batería español cuyo nombre real es Jorge Garrido, se ha convertido en un fenómeno notable de la era digital gracias a su impresionante técnica y su capacidad para ganar popularidad a través de redes sociales. Sus primeros vídeos en YouTube y otras plataformas exhibían versiones de temas de metal extremo, death, black y hasta jazz fusion, dejando constancia de un dominio apabullante del doble bombo y de la velocidad de manos. El carisma y la espontaneidad con la que presenta sus covers atrajeron a miles de seguidores, disparando su fama en cuestión de meses.
Una de las claves del éxito de El Estepario Siberiano es su visión didáctica: además de demostrar una asombrosa facilidad en la ejecución, suele publicar tutoriales y breakdowns de canciones complejas, animando a baterías noveles a imitar o adaptar sus patrones. Esta cercanía, sumada a un lenguaje coloquial y sin grandes pretensiones, lo convierte en un personaje muy querido que rompe con el cliché de músico inaccesible. Con el paso del tiempo, ha recibido invitaciones para colaborar en giras y grabaciones, demostrando que su virtuosismo va más allá del mero espectáculo digital.
A pesar de su inclinación hacia el metal extremo, El Estepario Siberiano ha demostrado una apertura estilística que abarca desde el rock alternativo hasta el jazz, reflejando una mentalidad inquieta y un deseo permanente de aprendizaje. En sus directos con bandas de diverso género, se pone de manifiesto que no solo cumple en el entorno de estudio, sino que su pegada y su control del tempo son igual de sólidos en el escenario. Este hecho ha reforzado su reputación como un músico serio y no un simple “batería de internet.”
Para muchos, la trayectoria de El Estepario Siberiano simboliza las oportunidades que brinda el mundo online a aquellos que poseen un talento real y desean compartirlo. Lo que comenzó siendo un canal con vídeos de versiones, hoy es una plataforma que aglutina masterclasses, colaboraciones y apariciones en festivales de renombre. Su recorrido pone de relieve cómo la nueva generación de baterías está redefiniendo la forma de promocionarse, acercándose directamente al público y tejiendo relaciones en la comunidad metalera y rockera global. De cara al futuro, su nombre seguirá siendo un referente para quienes buscan explosividad y precisión en una batería moderna y abierta a la experimentación.
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