En 1985, Megadeth irrumpió con Killing Is My Business… And Business Is Good!, un debut cargado de furia y técnica. Dave Mustaine encontró su voz tras dejar Metallica y renovó el sonido thrash.

En la primavera de 1985, el thrash metal vivía un momento de efervescencia con múltiples bandas emergiendo de la bahía de San Francisco y otros puntos de Estados Unidos. Fue en ese escenario cuando Megadeth, liderada por Dave Mustaine tras su salida de Metallica, lanzó su primer álbum, Killing Is My Business… And Business Is Good! El disco, editado por Combat Records, apareció oficialmente el 12 de junio de 1985 y de inmediato generó expectación en la escena musical, ansiosa por comprobar si Mustaine podría canalizar toda su rabia y creatividad en un proyecto independiente.

Canalizando la rabia

La grabación de Killing Is My Business… tuvo lugar entre diciembre de 1984 y febrero de 1985, y se enfrentó a numerosas dificultades. El sello Combat Records otorgó inicialmente unos 8.000 dólares de presupuesto para la producción, una cantidad modesta incluso para la época. Parte de esos fondos se emplearon de forma inadecuada —como el propio Dave Mustaine reconoció años después—, destinándose a gastos que no eran estrictamente de estudio. Esto obligó a la banda a recortar recursos en la mezcla y en el trabajo de posproducción, algo que se reflejó en una calidad de sonido irregular.

Aun con esas limitaciones, Megadeth se las ingenió para plasmar la velocidad y agresividad que Mustaine deseaba, contando con David Ellefson al bajo, Chris Poland en la guitarra y Gar Samuelson a la batería. Este cuarteto logró una ejecución repleta de virtuosismo, con cambios de tempo abruptos y solos frenéticos que destacaban frente a otras propuestas de thrash. La producción, aunque imperfecta, capturó la esencia de la banda: rabia, precisión técnica y una determinación por demostrar que podían rivalizar con las potencias emergentes del género.

El impacto

El álbum abre con “Last Rites / Loved To Deth”, que incluye una introducción de piano y unas guitarras demoledoras. Desde los primeros segundos, queda clara la intención de Megadeth: un thrash metal veloz y técnico, aderezado con la agresiva voz de Mustaine. El segundo corte, “Killing Is My Business… And Business Is Good!”, confirma el tono: letras cargadas de ironía y pasajes de guitarra que fusionan escalas rápidas con riffs contundentes.

Uno de los temas más llamativos es “The Mechanix”, que originalmente surgió a partir de una composición de Mustaine en su etapa con Metallica. Reconocido por su velocidad endiablada, el corte presenta una letra distinta y una energía más cercana al punk, reflejando la intención de Mustaine de apropiarse de ideas que había esbozado antes de ser expulsado de su antigua banda. “Rattlehead” destaca igualmente por su furor instrumental, mientras que “These Boots” (versión de la canción de Lee Hazlewood) fue incluida con un tono burlón y con una letra adaptada por Mustaine, lo que posteriormente acarreó problemas legales y censuras en reediciones.

El disco cierra con “Looking Down The Cross”, un tema que evidencia el gusto de Mustaine por los cambios de ritmo y los solos elaborados. Aunque Killing Is My Business… no sea el álbum con mejor producción de la discografía de Megadeth, sí estableció las bases del sonido distintivo de la banda: una mezcla de tecnicismo, letras cínicas y un enfoque intransigente en lo musical.

Recepción de la crítica y del público

La acogida inicial en la prensa fue mixta. Si bien se aplaudió la habilidad de Megadeth para presentar un thrash agresivo y sumamente rápido, el deficiente sonido impidió que el disco alcanzara una popularidad mayor. Aun así, en el circuito underground, Killing Is My Business… se convirtió en un éxito: fans del thrash descubrieron en Mustaine a un guitarrista y vocalista capaz de competir con otras grandes formaciones del momento.

La posterior reedición de Combat Records y las consiguientes remasterizaciones ayudaron a que el álbum fuera valorado en su justa medida con el paso del tiempo. Mucha gente sintió curiosidad por la historia de Dave Mustaine y su salida de Metallica, lo que sirvió para ampliar la fama de Megadeth en los círculos más extremos del metal.

Legado y repercusión

Con el paso de los años, Killing Is My Business… And Business Is Good! se ha reivindicado como uno de los debuts más intensos del thrash metal. La banda se ganaría su lugar dentro del llamado “Big Four” (junto a Metallica, Slayer y Anthrax), y Dave Mustaine se alzaría como uno de los compositores más influyentes del género. El disco anticipa lo que vendría en trabajos posteriores de Megadeth, donde la técnica y las composiciones retorcidas alcanzarían mayor pulido.

Esta obra también simboliza la sed de venganza creativa de Mustaine: la urgencia y la rabia acumulada tras su expulsión de Metallica dieron forma a un álbum que, pese a sus limitaciones, encierra momentos de pura brillantez. Hoy, se le considera un testimonio de la obstinación y el carácter desafiante que caracterizan a la banda, y un hito ineludible para entender la evolución del thrash metal a mitad de los 80.