¿Los 10 mejores discos? No, los otros 10, una lista menos habitual.

Son típicos los reportajes y listas que pregonan los diez (o el número que sea) mejores discos de tal o cual estilo. Dentro de lo complicado que es no ya solo elegirlos, sino controlar y abarcar toda la historia, cuando medios o público se aventuran a enumerar, en muchas ocasiones se coinciden en discos muy típicos. BLACK SABBATH como inventores (o uno de ellos) del heavy metal y su disco homónimo marcaron el inicio de todo en esos sonidos, y por lógica su debut debería ser uno de los citados. Lo mismo ocurre con IRON MAIDEN y su «The Number of the Beast» en 1982, el disco más emblemático de la doncella. No digamos ya cualquiera de los cuatro primeros discos de METALLICA, coincidiendo la mayoría en citar «Master of Puppets» como el mejor, aunque con los demás entran ya los gustos. Hay discos que definen grupos y que son representativos de sus carreras… y por esa misma razón, acostumbramos a olvidar otros que tampoco tienen mucho que envidiarlos. Así que a falta de hacer una lista de los mejores, los diez que aquí presentamos no son los típicos. Por un lado hay algunos olvidados, por otro trabajos a reivindicar, y la mayoría de ellos supusieron un cambio, de una u otra manera, de concebir el heavy o rock duro. Por eso incluímos el álbum que dio nombre a un estilo musical extremo, un infravalorado «Seventh Son of a Seventh Son», un representante del sonido Goteborg, e incluso un disco que no tiene ni cinco años, a pesar de que hoy en día es casi imposible que uno de ellos pase a convertirse en clásico. Tampoco nos olvidamos de un trabajo que a pesar de ser citado como el cambio definitivo en la carrera del grupo, amplió horizontes en los oyentes, y trajo a mucho público hacia este tipo de música. Sin más, aquí están los otros diez discos definitivos del Heavy Metal. 

 

(1970) BLACK SABBATH – Paranoid (Varo)

A la hora de hablar de los padres o inventores del heavy metal suele haber distintas opiniones, que dan dos o tres grupos según a quien preguntes. Sea como sea, BLACK SABBATH son unos de ellos, y de su sonido derivaron un sinfín posteriormente para hacerse un mapa del heavy metal que cada día se hace más grande; todo nace con ellos, y cuarenta años después quieren seguir demostrando quien sigue mandando, con un nuevo disco de estudio con Rick Rubin a los mandos.

‘Paranoid’ salió solo unos meses después de su debut homónimo, que ya había sentado unas bases con un sonido atípico, oscuro, pesado y siniestro, personificado tanto en los riffs de Iommy (imitados y evolucionados después por miles de guitarristas), como las letras de Geezer y el peculiar registro de Ozzy Osbourne, completando Bill Ward las piezas adecuadas que hicieron un producto distinto que chocaba contra las modas imperantes, y ya se sabe que lo que se sale de unos patrones, o se rechaza o destaca sobre lo demás. Solo ocho canciones, pero a cada cual mejor y más influenciable para todo tipo de generaciones posteriores. El comienzo con ‘War Pigs’ pone los pelos de punta de cara a lo que viene después; hoy en día lo vemos tan normal, pero ¿cómo lo tomarían en el momento de su salida? A tal himno le sigue otro como ‘Paranoid’, mucho más directo,  la psicodelia y sonido atmosférico de ‘Planet Caravan’ o la pesadez de ‘Iron Man’, adentrándonos en terrenos aún más oscuros. Para la segunda parte, siguen en las tinieblas en ‘Electric Funeral’ para dejarla de lado en una más dinámica «Hand of Doom’, siguiendo con la instrumental ‘Rat Salad’, que precede a la guinda del pastel, ‘Fairies Wear Boots’. Después ya se sabe todo lo que vino; siempre imitados, nunca igualados. (escuchar en spotify)

 

(1977) AC/DC – Let There Be Rock (Sergi Ramos)

Por mucho que se acredite a BLACK SABBATH o DEEP PURPLE e incluso IRON BUTTERFLY, COVEN o STEPPENWOLF con la creación del heavy metal per se, la realidad es que el primer disco donde se puede entender el heavy metal del mismo modo que se entiende a dia de hoy fue "Let There Be Rock" de AC/DC. De hecho, la distorsión empleada en las guitarras de Angus y Malcolm Young en ese disco trascendía las fronteras del boogie rock que habían tocado hasta el momento. La importancia del bombo como elemento de marcaje de tempo en cada una de las canciones, obra del metrónomo humano Phil Rudd es otro factor a tener en cuenta. Los solos, absolutamente incendiarios como en el caso de "Whole Lotta Rosie", sentaron las bases para muchos solos que vendrían en los años siguientes, donde la agresividad y potencia superaba a la precisión técnica. Pero, sin duda, el tema que da título al disco es todo un ejemplo de proto-metal en sus fases finales. Después de eso, vendría el heavy metal puro y duro tal y como lo conocemos hoy en dia, con METALLICA, IRON MAIDEN, los JUDAS PRIEST más estridentes y todo lo que vendría derivado. Pero "Let There Be Rock" fue el disco que separó a AC/DC del rhythm and blues más pedregoso durante 41 minutos y los situó en la cúspide del heavy metal más apabullante.

 

(1978) JUDAS PRIEST – Stained Class (Sergi Ramos)

Aunque JUDAS PRIEST tengan discos mucho más definitorios del heavy metal como concepto (y se me ocurren los obvios "British Steel" y "Screaming for Vengeance" de entrada), pocas declaraciones de intenciones ha habido en el estilo como la de los cinco minutos y medio de "Exciter", el tema que abre este disco. Puro speed metal antes de que el speed metal existiera como genero. Doble bombo, guitarras a la velocidad de la luz y un Rob Halford que alcanza notas que el resto de humanos solo pueden alcanzar con la ayuda de un globo de helio y un pellizco en los testículos. Más allá de este tema, el disco posee clásicos como "Better By You, Better Than Me", que provocó la controversia a finales de los 80 cuando un fan se suicidó "por culpa" de la letra de la canción y JUDAS PRIEST fueron acusados y tuvieron que sufrir un vergonzoso juicio mediático y real o la balada "Beyond The Realms of Death", donde el grupo exploraba todo su espectro musical hasta la fecha. Piezas como "White Heat, Red Hot" y "Invaders" poseen otros muchos tics de un genero que PRIEST ayudaron a popularizar y de cuyo asombroso impacto social se beneficiaron en la década de los 80. (escuchar en spotify)

 

 

(1978) VAN HALEN – Van Halen (Sergi Ramos)

Si Jimi Hendrix cambió la faz del mundo de la guitarra eléctrica en la segunda mitad de los 60 con su breve-pero-intensa discografía, en los 70 fue Eddie Van Halen quien cambió las reglas del juego para todo el mundo, convirtiendo la guitarra eléctrica en el instrumento más sensual para cualquier aspirante a músico durante toda la década siguiente. El primer disco de VAN HALEN tiene velocidad ("Atomic Punk", uno de los grandes clásicos infravalorados de aquel trabajo), tiene una conexión soul que lo hace humano y alcanzable (las armonías vocales de "Jamie»s Cryin" o "Feel Your Love Tonight" son un buen ejemplo), tiene melodía (no hace falta hablar de la grandeza de "Ain»t Talkin» «Bout Love") y gritos primitivos y neanderthales que sacan tu lado más animal ("On Fire"). Pero el enlace entre todas las canciones es el trabajo de guitarra con el que Eddie Van Halen se presentó ante el mundo: sus tappings pasaron a ser asunto de leyenda y su estilo ha intentado ser replicado sin éxito desde entonces. La mezcla de elementos que se dio en este y los siguientes cinco discos de estudio de VAN HALEN hicieron de ellos una banda única en el mundo. Una banda que no han podido alcanzar ni ellos mismos décadas después. (escuchar en spotify)

 

(1982) VENOM – Black Metal (Sergi Ramos)

El metal extremo ha sido el estilo que más ha protagonizado la actualidad del heavy metal en la última década y media. Las formas mas melódicas del rock duro y heavy metal han dejado paso a una demostración de agresividad por encima de armonía. Paradójicamente, el metal más primario es también el más técnico en ocasiones y los músicos de los grupos de metal extremo están considerados como algunos de los más habiles del mundo con su instrumento (y sino ahí estan los ejemplos de Flo Mounier de CRYPTOPSY a la batería o cualquiera de los miembros de THE DILLINGER ESCAPE PLAN, por nombrar a un par sin pensar demasiado). Pero más divertido aún es que todo ese subgénero saliera de la que se podría considerar la banda más cazurra del mundo con sus instrumentos. Cuando VENOM editaron "Black Metal" en el año 1982 poco sabían que su incapacidad instrumental terminaría provocando lo que provocó, comenzando por HELLHAMMER y terminando por WATAIN. Escuchar a Cronos desgañitándose en los últimos segundos del tema título del disco puede provocar cierta risa hoy en dia, pero en su momento era algo muy, muy serio. (escuchar en spotify)

 

(1988) IRON MAIDEN – Seventh Son of a Seventh Son (Varo)

Era otra época, pero sacar siete discos de studio en ocho años dice mucho de la actividad que tuvo IRON MAIDEN en la década de los 80. Que ‘The Number of the Beast’ fue su disco clave es algo obvio, pero no es menos cierto que el éxito y buenas palabras que se llevaron ‘Piece of Mind’ y ‘Powerslave’, no lo tuvieron tanto dos infravalorados como ‘Somewhere in Time’ y este ‘Seventh Son of a Seventh Son’. La evolución en ellos fue algo evidente, pero seguían manteniendo su identidad. 

Y llegado el momento, se adentraron en la composición de un disco conceptual inspirado en la historia que lo da título. Bruce Dickinson ganó (por fin) algo de peso compositivo de cara a este disco, y como era habitual en cada disco de la doncella, dejó algunos temas que pasarían a formar parte de los mejores de su historia. En este caso se llevaron tal honot ‘Can I Play With Madness’ y ‘The Evil Than Me Do’; e incluso ‘The Clairvoyant’, con esa línea de baja marcando el camino por donde ir desde el principio. Pero tratándose de una historia con nexo común, este es un trabajo para escuchar completo. ‘Moonchild’ es uno de los mejores inicios de disco de Maiden ( es una pena que solo la recuperaran recientemente para el Somewhere Back in Time World Tour), y se ve continuado por el sentimiento de ‘Infinite Dreams’, adentrándose según avanza en pasajes progresivos. Estos se aprecian también en la maravilla de canción que lo daba título, o de manera no tan obvia en la final ‘Only The Good Die Young’, que termina con las mismas palabras que abrían el álbum. La salida de Adrian, casualidad o no, hizo entrar al grupo en su época más baja, viviendo en los 90 algo totalmente distinto a la década anterior.  (escuchar en spotify)

 

(1990) PANTERA – Cowboys From Hell (Varo)

Si con algunos discos de este reportaje se puede decir que fueron el fruto de una semilla plantada anteriormente, con PANTERA es lo contrario: ‘Cowboys From Hell’ fue el comienzo de todo lo que generaron después. Era el segundo disco junto a un joven Phil Anselmo, que pronto se convertiría en un frontman único, y el grupo se estaba labrando su propia personalidad después de una década anterior donde estaban más influenciados (musical y estéticamente) por el glam.  El cambio fue drástico, y de ahí que pegara tan fuerte.

Personalmente, pienso que es el disco que mejor ha envejecido del grupo, y el que tiene el mejor trabajo en cuanto a voz. Los agudos de Phil en temas como ‘Shattered’, ‘Heresy’ o ‘Medicine Man’ no los volveríamos a encontrar nunca, con el grupo orientando cada vez más su sonido hacia derroteros agresivos. El tema que lo dio título se convertiría en himno de himnos para los seguidores de la banda, seguida de cerca por ‘Domination’. Entre todas ellas, tuvieron tiempo de hacer una especie de balada (a su manera), y nunca consiguieron hacer nada igual a ‘Cemetery Gates’, con la guitarra de Dimebag llorando en su tramo final. Su labor ya empezaba a ser apreciada, pero su técnica se fue depurando con el paso del tiempo. De igual manera que con otras en este artículo, reivindicar ‘The Art of Shredding’ como uno de los mejores temas, no ya del disco, sino del grupo. Para el recuerdo, su actuación en el Monsters of Rock de 1991 junto a AC/DC y METALLICA; una mezcla de generaciones para un concierto histórica, donde ya demostraban con su energía que iban a por todas. Se marcharon antes de tiempo, pero su década de los 90 fue para enmarcar. (escuchar en spotify)

 

(1991)METALLICA – Metallica (Varo)

Dicen muchos que las ventas no valen de nada a la hora de catalogar la calidad de un disco, y razón no falta viendo como hay ‘artistas’ que consiguen vender millones de copias haciendo lo que hacen. Pero el hecho de que ‘Metallica’ sea el disco más vendido de la era Nielsen SoundScan (vigente desde mayo de 1991) significa una cosa bien clara: han sido el grupo clave a la hora de que mucha gente abriera sus oídos al heavy metal.

A la hora de hablar de los four horsemen siempre es la misma historia: ¿Cuándo dejaron de ser Metallica? Y las opiniones son tan diversas, como en algunos momentos absurdas, por mucho que hayan ido bajando revoluciones. Está claro que debutaron con uno de los mejores discos de thrash metal, y que perfeccionaron su sonido en los trabajos posteriores de los 80, pero su éxito total y absoluto vino con el disco negro. ‘Enter Sandman’ y ‘Nothing Else Matters’ fueron los dos singles perfectos (tan distintos) para que el público se rindiera a sus pies y dominaran el mundo a primeros de los 90 con su interminable gira de estadios, como se puede ver en ‘A Year and a Half…’. No faltaban temas rápidos, como ‘Holier Than Thou’ o ‘Through The Never’, que han ido recuperando los últimos años, su oda a la vida de girar sin parar en ‘Wherever I May Roam’ o ritmos pesados en ‘Sad But True’, otro de sus himnos. Pero si se trata de reivindicar, al final del álbum tenemos tres temas, ‘The God That Failed’, ‘My Friend of Misery’ (esa intro pone los pelos de punta, el único tema en cuyos créditos sale Jason Newsted) y ‘The Struggle Within’, que no tienen el reconocimiento que se merecen. A pesar de los temores que hay por ver cómo lo hacen, habrá que estar atentos a su interpretación íntegra en la gira de este verano.

 

(1997) IN FLAMES – Whoracle (Varo)

A mediados de los 90 empezaron a surgir bandas de calidad en Suecia, amparadas por el calificativo de sonido Goteborg, que después pasaría a denominarse death metal melódico, y que años más tarde evolucionarían hacia terrenos distintos. AT THE GATES, DARK TRANQUILLITY e IN FLAMES eran algunos de sus grupos más reconocidos, junto a CARCASS, cuya evolución había sido orientada en esa década hacia ese terreno algo más rico en melodías de guitarra, como demostraron en ‘Heartwork’. Pero la palma se la llevó IN FLAMES, sobre todo tras la separación de los ingleses.

‘Whoracle’ fue la continuación a un prometedor ‘The Jester Race’ y a su debut ‘Lunar Strain’, periodo en el que habían tenido demasiados cambios de formación (que siguieron después hasta encontrar un line-up asentado). Partiendo de una historia apocalíptica, encontramos un disco conceptual que tiene algunas de las mejores canciones de los suecos. Solo el trío inicial con canciones distintas entre sí como la pegadiza ‘Jotun’, una veloz y agresiva ‘Food for the Goods’ y ‘Gyroscope’ (con esa intro tan calmada que da lugar a un tema pesadísimo) bien vale su escucha. La velocidad de ‘Morphing In To Primal’ se ve alternada con pasajes más relajados como los de ‘Jester Script Transfigure’ o la instrumental ‘Dialogue With The Stars’, y dejan para cerca del final un bombazo como ‘Episode 666’, que junta con las tres iniciales forman un póker de ases. Tras ella solo quedan la curiosa versión de DEPECHE MODE ‘Everything Counts’ y el tema título a modo de epílogo. Después vendría unos más pulidos (y mejor producidos) ‘Colony’ y ‘Clayman’, antes de empezar a crear división de opiniones con su relativo cambio de sonido. 

 

(2007) MACHINE HEAD – The Blackening (Varo)

Trece años habían pasado desde que MACHINE HEAD hubiera debutado con ‘Burn My Eyes’. Aquel disco seguía siendo su piedra angular, insuperable para la mayoría, habiendo dejado una sombra alargada sobre una carrera en la que no faltaron los cambios de formación casi para cada álbum, e incluso una cierta lejanía con su sonido inicial, titubeando a finales de los 90 y años posteriores hacia otros derroteros. Pero de repente, con Phil Demmell llegó la estabilidad a la formación, ‘Through the Ashes of Empires’ fue una semilla que el grupo plantó cuando muchos ya no daban nada por ellos (incluida su discográfica), y recogieron los frutos con esta, su continuación.

‘The Blackening’ está por méritos propios entre los mejores discos que llevamos en el siglo XXI, por una sencilla razón: puso de acuerdo a público y prensa en que suponía no ya un renacer del grupo, sino una pieza clave en la que varios grupos se han fijado, pero que no han conseguido igualar. Es más, no son pocos los que lo ponen a una altura superior que su debut, aunque siendo épocas distintas, eso ya va por gustos. Más allá de la canción más conocida, su homenaje a su amigo Dimebag Darrell en ‘Aesthetics of Hate’, tema rabioso en respuesta a un artículo donde el guitarrista de PANTERA no quedaba en buen lugar, en este álbum encontramos dos cortes por encima de los diez minutos para empezar y terminar; no me cansaré de decir que ‘A Farewell to Arms’ es uno de los temas más infravalorados de su trayectoria. Se alternan con otras más directas como ‘Now I Lay Thee Down’ o ‘Beautiful Mourning’, y se coronan en la belleza que refleja una pieza como ‘Halo’. Furia, cambios de ritmo, y las mejores guitarras de su carrera, eso es lo que encontramos en ‘The Blackening’. (escuchar en spotify)