Publicado el 15 de marzo de 1976, el cuarto trabajo de estudio de Kiss fue la continuación del éxito de 'Alive!'. Este álbum contiene algunos de los hits más importantes de la banda más caliente del mundo como “Detroit Rock City”, “God of Thunder” o “Shout it Out Loud”.

Catalogado por muchos como su mejor disco -incluso por la propia banda-, ‘Destroyer’ es la evolución lógica de unos Kiss que acababan de alcanzar un éxito mayúsculo apenas unos meses antes con el directo ‘Alive!’.

La banda grabó el disco en un par de sesiones con el renombrado productor Bob Ezrin, quien ya había trabajado con Lou Reed, Alice Cooper y Aerosmith -y que terminaría produciendo el “The Wall” de Pink Floyd. La banda, cuyos anteriores discos de estudio habían vendido menos de lo esperado, se empleó a fondo con Ezrin para crear un disco que les llevase a nuevas alturas. Así pues, en “Destroyer” la banda creó un disco absolutamente cinemático para el cual Ezrin “adiestró” a los miembros de la banda como no les había adiestrado nadie hasta la fecha. Desde marcarle el ritmo al habitualmente errático Peter Criss a sustituir al guitarrista Ace Frehley si no estaba en el estudio cuando tenía que estar. Dick Wagner le sustituyó en temas como “Sweet Pain” y “Flaming Youth”.

Canciones como “Detroit Rock City”, “God of Thunder”, “Shout it Out Loud”, “Do You Love Me” o “Beth” pasaron a ser fijos en los repertorios de directo de Kiss. La última, compuesta por Peter Criss y Stan Penridge, supuso el salto comercial del disco cuando fue editada como single y se convirtió en la balada que atrajo a un nuevo público hacia la banda. Aunque el grupo definió las sesiones de grabación como “un campamento musical” también aceptó que era exactamente lo que necesitaban en ese momento como banda.

La icónica portada, diseñada por el artista Ken Kelly, mostraba a la banda triunfal con sus nuevos y sofisticados trajes de directo. Editado en marzo de 1976 mientras la banda aún seguía girando con sus trajes de la época “Alive!”, el disco vendió bien en un primer momento, con alrededor de 850.000 copias en Estados Unidos -más del triple que cualquiera de sus tres primeros discos de estudio. Pero la cosa se enfrió rápidamente y no fue hasta la edición del single “Beth” que el disco cogió nuevamente tracción, llegando a superar los dos millones de copias vendidas en Estados Unidos.

Sergi Ramos