'Sad Wings of Destiny' es el segundo álbum de estudio de Judas Priest. Publicado el 23 de marzo de 1976 por Gull Records, se considera el álbum en el que los británicos consolidaron su sonido e imagen, y canciones como "Victim of Changes" y "The Ripper" se han convertido en clásicos del género.

Una banda que ya llevaba siete años funcionando y con un disco editado crea, en 1976, su segundo trabajo el cual, sin estar todavía consolidada la formación que les daría fama fortuna y lustre, puede ser considerado como aquel en el que por primera vez tenían claro hacia donde querían ir, pero aún no por dónde tenían que hacerlo ni mucho menos cómo: ‘Sad Wings Of Destiny’ planta la semilla de las buenas ideas que no acaban de estar bien ejecutadas o llevadas a la práctica.

Es otro de los intentos de Halford de crear una banda a su imagen y semejanza, de dar salida a esa creatividad interna (por favor sin chistes malos) y dejar como legado una discografía admirable. Tuvieron que pasar todavía tres años de intentos con otros tantos discos hasta que con ‘Unleashed In The East’ demostraron de qué eran capaces y sólo tenían que plasmarlo en estudio, lo que harían con ‘British Steel’.

Aquí se encuentran los cuatro temas que vertebrarían años después aquel disco en directo desde Japón ya comentado. Poderoso inicio con “Victim Of Changes” que abre la ilusión a toparse de bruces con un gran disco de metal y que se consolida con “The Ripper” ambos en la cara A y la desilusión de tener que dar el salto a la B para hallar “Tyrant” y “Genocide” como refrendo de esa ilusión, cuatro gemas imperecederas en versiones aún sin pulir del todo, pendientes del toque que el paso de los años y la experiencia del directo les darían.

El resto del disco se diluye en un batiburrillo de ideas vagas (“Epitaph”), derivas hacia vaya usted a saber dónde (“Prelude”), intentos de ampliar el estilo (“Island Of Domination”), baladas soporíferas y sin sentido (“Dreamer Deceiver”) o meros alardes a mayor gloria del chorro de voz de Rob Halford (“Deceiver”). ‘Sad Wings Of Destiny’ es uno de los claros ejemplos de disco en el que la banda huele el aroma que quieren utilizar como perfume, pero no saben de dónde viene, ni cómo conseguirlo. Demostración que a veces es mejor guardarse un puñado de buenos temas, desechar otros y esperar otro año o dos para tener ese otro puñado que haga de tus canciones un disco y no un conjunto de canciones. Típico álbum que si no tienes en tu fonoteca no pasa nada y si lo tienes no hay muchos motivos para volver a él de forma reiterada.

Toni De Lola