El orígen de cómo Judas Priest llegaron a su nombre es una curiosa sarta de casualidades y cambios de miembros en los albores del heavy metal.

El origen del nombre de Judas Priest es una fascinante pieza de historia sobre la música rock y los primitivos inicios del heavy metal en Birmingham a finales de los años 60.

En 1969, la escena musical de Birmingham, Inglaterra, era un crisol de experimentación y búsqueda de nuevas expresiones sonoras. Fue en este contexto donde Al Atkins y Bruno Stapenhill, junto con otros músicos, comenzaron a formar lo que eventualmente se conocería como Judas Priest. La elección del nombre para la banda fue un momento crucial que simbolizó no solo una nueva dirección musical, sino también un marcado interés por entrelazar la música con referencias culturales más amplias.

El origen del nombre «Judas Priest»

El nombre «Judas Priest» fue sugerido por Bruno Stapenhill, inspirado por la canción «The Ballad of Frankie Lee and Judas Priest» de Bob Dylan, que aparece en su álbum de 1967 «John Wesley Harding». Esta elección no fue aleatoria ni meramente estética; representaba una conexión profunda con la tradición del folk y una apreciación por la narrativa y la complejidad que Dylan había popularizado. La canción de Dylan, a su vez, explora temas de moralidad, tentación y redención, elementos que resonarían en la música de Judas Priest, especialmente en su capacidad para evocar historias intensas a través de su música.

La llegada de KK Downing

Stapenhill abandonó la banda en 1970. En ese momento, Al Atkins descubrió a una banda de tres miembros en la que militaban Ian Hill al bajo, John Ellis a la batería y un guitarrista inexperimentado pero con buenas pintas llamado Kenny  (KK) Downing. Kenny había hecho una audición para la banda anterior de Atkins, ya que su guitarrista de entonces se había suicidado a los 18 años, pero el bueno de KK no consiguió el puesto. Más adelante fue Atkins quien terminó acercándose a ese trio en el que Downing militaba junto a Hill y Ellis. 

Bajo el nombre de Freight, los tres músicos daban sus primeros pasos. Pero a la llegada de Atkins, éste sugirió usar el nombre “Judas Priest”, creado por el bajista de su anterior banda. Los miembros de la banda estuvieron de acuerdo. En aquel momento nació el “MK II” de Judas Priest. 

Posteriormente, John Ellis tuvo un problema de salud y salió de la banda, lo que supuso el añadido de Alan Moore, aunque Moore también se marcharía pronto de la banda y sería reemplazado por Chris “Congo” Campbell. Atkins y KK Downing compusieron canciones como “Winter”, “Never Satisfied” o “Caviar and Meths”, así como una tal “Whiskey Woman” que terminaría evolucionando hacia la celebérrima “Victim of Changes”. 

La conexión con Black Sabbath

En aquel momento Judas Priest tenían como managers a Norman Hood y David Corke. Ambos trabajaban para Tony Iommi de Black Sabbath, quien había montado una agencia para banda emergentes en la que Judas Priest fueron contratados a principios de 1973, Iommi Management Agency. En aquella misma época, debido a las precarias finanzas de la banda, Atkins terminó abandonando el grupo a finales de 1972. “Congo” Campbell hizo lo mismo. Fueron sustituidos por dos miembros del grupo Hiroshima, el vocalista Rob Halford (hermano de la novia de Ian Hill) y el baterista John Hinch. El primer show de la banda fue en mayo de 1973 con Hill, Downing, Halford y Hinch como miembros.

La suerte quiso que, en aquel momento, Corke abandonase la agencia y se fuese a trabajar con la discográfica independiente Gull Records. Allí intentó por todos los medios que contratasen a Judas Priest como discográfica. Finalmente lo consiguió con una exigencia: que la banda añadiese un segundo guitarrista. Así llegó Glenn Tipton a la banda, quien formaba parte de The Flying Hat Band, otro grupo con el management de la agencia de Iommi. 

El resto es historia del metal. Judas Priest grabarían “Sad Wings of Destiny”, conseguirían la atención de CBS Records y su carrera despegaría a finales de los 70 de manera definitiva hasta convertirse en reyes del heavy metal en los años 80, con discos como “British Steel”, “Screaming for Vengeance” o “Defenders of the Faith”.