IRON MAIDEN – METAL 2000 TOUR
Poco antes de que la nueva gira de IRON MAIDEN dé el pistoletazo de salida, os presentamos esta crónica retrospectiva de lo que fue la actuación de la banda en el Palau Sant Jordi en el año 2000, junto a fotos exclusivas del concierto. ¡Disfrutadlo!
IRON MAIDEN están cercanos a los BACKSTREET BOYS en un único aspecto: la
lealtad de los fans. Quizá esto al principio del articulo haya descolocado
a mas de uno y mas de una, pero lo cierto es que, sin necesidad de referirme
a repentinas acampadas de dos semanas, IRON MAIDEN levantan una locura psicopática
cada vez que tocan en cualquier ciudad. Incluso los ingleses, habitualmente
bastante sosos, se rindieron a mediados de junio a los pies de la doncella
sin el menor atisbo de insano escepticismo. Y es que IRON MAIDEN, mas allá
del negocio que suponen para cualquier promotor y para ellos mismos, son toda
una potencia, musical, emocional y lo que quiera añadir el lector. Y eso es
indiscutible.
Por eso, cuando “Brave New World” salió a la venta el pasado 29 de mayo,
los fans celebramos el acontecimiento con verdadera alegría. Marcaba el fin
de una etapa, la de los cruces de declaraciones Harris-Dickinson, la de las
criticas contra Blaze Bailey y la del bajón de popularidad, para muchos razón
suficiente como para deshacer el grupo, pero para otros, cuyo empeño en la
permanencia es ciertamente admirable, razón todavía mayor como para subir
mas la cabeza y chulear de saber estar y mantenerse aguantando los duros golpes
a los que somete el siempre insatisfecho negocio musical. La nueva etapa,
que en eso estabamos, significaba la vuelta del front-man standard, el animador
de oro, la voz que lideró un imperio en los 80, Bruce Dickinson, y el regreso
del discretito Adrian Smith cuya labor en la banda es bastante mas destacada
que antaño, pues a la vez que coordina solos con Murray tiene que hacerse
notar en medio del mejunje guitarristico que proporcionan los tres guitarristas
que actualmente cargan con el peso musical de la banda. Janick Gers mantiene
una presencia testimonial igual que en la pasada gira, con algún solo para
dejar que se luzca y de paso justifique su estancia en la banda. Y Steve Harris
sigue en lo suyo, obcecado en seguir adelante con la mejor banda de Heavy
Metal, pese a modas, cambios de estilos, de chaquetas, cortes de pelo, y etcétera.
El resultado de esta nueva etapa ha sido que en un país dominado por las modas,
por MAITA VENDE CÁ, por ESTOPA, PARRITA y LOS CHICHOS, IRON MAIDEN han conseguido
un disco de oro y meter a casi 15000 personas en el Palau Sant Jordi de Barcelona,
en el ultimo concierto de su gira europea, una semana antes de partir hacia
las Americas con HALFORD como comparsa y QUEENSRYCHE como teloneros de teloneros.
El año pasado los organizadores del evento ya se dieron cuenta de que el
publico heavy puede liarla igual que las niñas de los BACKSTREET BOYS (eso
si, un pelín mas civilizados y sin gritar mucho), y el Palau Olímpico del
Joventut, en Badalona todavía se acuerda de ello. Las vallas volaron por doquier
según testigos presenciales, y la gente no pudo reprimir mas su pasión por
ver de nuevo a una rejuvenecida doncella que supo sacar el oxido de su hierro
y darle nuevos aires a su existencia como grupo. El concierto fue éxito de
publico y en esta ocasión, la organización no lo pensó dos veces y se llevó
el concierto al Palau Sant Jordi, recinto de 21000 personas, a priori demasiados
asientos para este concierto, pero que se llenó en dos tercios de su capacidad.
La tarde se presentaba lluviosa, y como reminiscencia del año pasado, unos
cuantos rompieron las vallas de acceso para ponerse a cubierto, dándole de
paso el primer susto al equipo de seguridad. Mientras aguardábamos en el backstage
el comienzo de SPIRITUAL BEGGARS, IRON MAIDEN llegaban al recinto en dos o
tres furgones diferentes, justo a tiempo de dar la alegría de su vida a un
puñado de fans que, nerviosos cual niño en su primer día de colegio, aguardaban
para una sesión de autógrafos y fotos con la doncella, como parte de un concurso
de radio. Recuerdo que la primera vez que conocí a la dama fue precisamente
en uno de estos saraos, con lo cual las caras de los fans me traían gratos
recuerdos de aquel concierto de la gira de “Virtual XI” en el Palau de la
Vall d’Hebró hace un par de años. Definitivamente, no hay nada comparable
a subir al escenario con tu banda favorita a cantar el “Heaven can wait” con
catorce añitos. Ah, que años aquellos.
Y con la acreditación en la mano nos dirigimos al foso para presenciar el
concierto de SPIRITUAL BEGGARS en sus tres primeros temas, para luego ser
reconducidos a la oficia de producción del Sant Jordi y llevados de nuevo
a la pista, con el resto de metalheads.
Los nuevos reyes del “stoner rock” se presentaron en Barcelona recién estrenado
, y la verdad es que la expectación era considerable. Con una intro de fondo
en la que se decía “come to the Sabbath”, sin tiempo para prepararnos nos
explotó en la cara “Homenage to the betrayed”, y lo primero en lo que me fijé
fue en el enorme parecido de Spice (bajista y cantante) con Lemmy de MOTORHEAD.
Comenzando por las pintas, la posición del micrófono (a una altura justa para
romperse las cervicales) y acabando por el Rieckenbacker que llevaba como
bajo, el mismo modelo de bajo que el “hombre de la verruga” de MOTORHEAD.
Tuvieron gran apoyo del público, cosa rara en grupos teloneros, pero es que
los teloneros que tocaron con MAIDEN en Barcelona no eran los típicos teloneros
locales que pasan sin pena ni gloria, no, no, estos eran “invitados especiales”.
“Ad Astra”, su ultimo disco esta calentito todavía y la ocasión era inmejorable
para captar un buen puñado de fans por estas tierras, valgan como excusa para
ello , las interpretaciones de “Lack of Prozac” o el final “Euphoria” de su
anterior “Mantra III”.
Tras su concierto nos encontramos en un cortísimo periodo de tiempo con unos
ENTOMBED muy esperados. Su último disco “Uprising” había provocado una excelente
reacción entre los fans del género y no tardaron nada en demostrarle al grupo
su devoción. “Say it in slugs” o el inicial “Blessed be” abrieron la herida
y con el resto de temas como “Something out of nothing” hurgaron en la llaga
como tanto nos gusta. El cantante, LG Petrov, no acabó de gustarme, como pega
principal, quizá le hace falta una pequeña dieta, y preparar mejor la voz
antes de los conciertos, pues hubo algunas deficiencias, que si no fueron
muy grandes, estuvieron ahí.
Y una vez bajados ENTOMBED de las tablas, y tras un brevísimo intervalo,
inusual para este tipo de conciertos , se apagaron las luces y de nuevo fuimos
reconducidos a pie de escena para conseguir el documento grafico de tan grandioso
concierto que estabamos apunto de presenciar. Casi coincidiendo con el apagón,
se iluminó la cara de Eddie en el telón que presidía la parte trasera del
escenario. El telón representaba la portada del último disco. No tardó en
aparecer por delante de el una figura familiar. Con la nariz casi incrustada
en el cerebelo, con la boca tan abierta de pura felicidad que parecía un parking
de trailers y con los ojos a punto de salir de la orbita dada la adrenalina
que corría por sus venas en ese momento, Nicko McBrain aparece tras el kit
de batería (igual de enorme que siempre) y saluda al respetable congregado
para verle a el y a sus compañeros. Con una intro entre lo intrigante y lo
largo (aunque en realidad solo duró dos minutos), la banda se iba diferenciando
entre el decorado y la opacidad de los primeros focos. La intro se acaba,
y Adrian Smith hace sonar su guitarra. ¿Lo que suena? Los primeros acordes
de “The wickerman” en medio del rugido del publico. Los primeros golpes de
Nicko. Y en medio, una impresionante explosión, entre el humo de la cual aparece
un Bruce Dickinson micrófono en mano, corriendo, saltando cual Heidi, con
chaleco vaquero, greñas imaginarias, y unos pantalones que parecían haber
sido rescatados del banquete de un grupo de perros hambrientos. Como mínimo
ahora no combina los pantalones cortos con cazadoras de cuero, como hacia
en su ultima etapa en solitario.
Primer solo de la noche, que tras el coro de “Your time will coooooooome”,
se lo lleva Adrian Smith, bordándolo, como no. El publico extasiado, la banda
igualmente metida en el ajo, y el sonido aunque mejorable, bastante bueno.
Sin tiempo a respirar, los frágiles punteos de “Ghost of the navigator” invaden
el ambiente. “Buenas noches Barcelonaaa!!” espeta Dickinson por el micrófono.
Y claro, nuevo rugido, como para asustar a todo un pasaje de los Horrores
por la cantidad de decibelios. La peña corea la melodía del punteo, algo típico
en cualquier concierto de MAIDEN y la banda se sirve continuamente de esa
respuesta para inyectarse fuerzas, gran parte de las cuales se han perdido
por el camino de su periplo europeo, pero que parece que cada noche recuperan,
gracias a las voluntarias transfusiones del público. “Brave New World” es
el siguiente tema, quizás una mala elección comenzar con tres temas del ultimo
disco seguidos. Son demasiado tranquilos para comenzar conciertos. Pero rápidamente
MAIDEN solucionan el problema con un “Wrathchild” que pone a botar a todo
cristo, con un inusual agudo de Dickinson durante el solo. Steve Harris como
siempre, con el pie en el monitor, vestido con la camiseta de la selección
MAIDEN de fútbol, pantalones cortos, y poniendo a su presencia escénica énfasis
añadido, cantando los temas al aire con mas ganas que nunca.
Dickinson se acerca a Janick Gers, a la vez que este comienza el punteo inicial
de “Two minutes to midnight”. Dickinson comienza a soltar sus “Scream for
me Barcelona!!!” y nos acaba de poner a todos en situación, el concierto ya
ha cogido un ritmo frenético que solo se verá parado cuando aparezcan temas
mas lentos y largos como la gran mayoría del ultimo disco. Los músicos aprovechan
para secarse el sudor, y mientras Dickinson se acerca al borde del escenario
y suelta un autentico mitin que aquí os reproducimos:
“Gracias por el jodido disco de oro que nos habéis dado por ‘Brave New World’
(la gente sigue con sus cánticos de ‘Maiden,Maiden’). En los últimos años
algunos decían que el Heavy Metal estaba muerto. Mientras la prensa y los
medios de comunicación , y la gente que se supone que nos tenían que apoyar
decían que estábamos muertos, vosotros, Barcelona, toda la gente de España,
levantasteis vuestro puño y dijisteis ‘IRON MAIDEN están vivos y van a patear
vuestro puto culo’. Esta es una canción para vosotros, ‘Blood brothers’”.
Parece que Bruce ha vuelto al rebaño, y lo ha hecho con una convicción y firmeza
alucinante, lejos de todo lo que llegó a decir en el pasado sobre el Heavy
Metal clásico. El tema se traduce en uno de los mas largos del ultimo disco,
pero con esa típica progresión MAIDEN que lo hace corto (sino vease “The rime
of the ancient mariner”).
El siguiente tema parece que ha quedado como un fijo en su repertorio, el
también largo “Sign of the cross”. Durante los tenebrosos cánticos del principio,
Dickinson aparece crucificado en la parte posterior del escenario. Cuando
el tema explota, Dickinson abandona su crucifixión para bajar al tablado.
La interpretación de nuevo es excelente, ni un solo error, ni un solo fallo
en la coordinación de los instrumentos, y mira que el tema es dificilito.
“The mercenary”, con otro de esos estribillos pegadizos que llenan este ultimo
disco sigue la fiesta, precediendo a “The trooper”.Que os voy a explicar de
este tema. La reacción de la gente orgasmando habló por si sola. Y si hay
un tema que quizás no es de los más brillantes de “Brave new world” pero que
me tiene absolutamente “pillado” es “Dream of mirrors”. Lo disfruté como ningún
otro clásico. O al menos eso creía, hasta que comenzó “The clansman”. Los
gritos pidiendo libertad inundaron el pabellón mientras las melodías que salían
de las guitarras hacían lo propio en nuestros oídos. Incluso Janick Gers,
pese a haber tenido un espectacular accidente unas semanas antes, estaba pletórico,
demostrando sus cualidades de “vedette”, sin parar quieto ni un solo momento.
No quiero meterme en camisas de once varas, pero juraría que el guitarra estaba
desenchufado por mesa de sonido y solo sonaba en momentos precisos, puesto
que todas las virguerías visuales que realizaba no se llegaban a escuchar.
Yo no he dicho nada. Solamente me dio la impresión de que había algo raro.
En la siguiente canción, el aclamado “The evil that men do” hubo una graciosa
anécdota en la que todo el publico demostró no saberse algunos temas de MAIDEN.
Dickinson cantó el primer puente al estribillo (lo de “livin on the razor’s
edge, balancin’ on a ledge…”) y cuando aun faltaba la repetición del puente,
el publico ya se lanzo a corear el estribillo, mientras Dickinson seguía a
lo suyo. Después de la repetición Dickinson nos miró con cara de pícaro y
nos dijo “ahora si”, y nos lanzamos como locos a cantar el estribillo. Coincidiendo
con la entrada del solo, una repentina explosión y aparece el más temido de
los aberrantes monstruos que componen el universo iconográfico del Heavy Metal:
Eddie en persona con los años que le pesaban tanto que solo se limitó a pelearse
con Gers y saludar un par de veces con una lentitud de movimientos que contrasta
con la agilidad pasmante de la gira de “Powerslave” por ejemplo, en la que
movía los brazos, se peleaba con Dickinson y daba verdadero miedo. Ahora ya
ha pasado de monstruo a ser entrañable, pero es que la edad no perdona (ni
para extraños entes).
Y llega “Fear of the dark”, poniendo el recinto patas arriba, con una sucesión
continua de coros, solos y otros clásicos de los conciertos doncellescos.
Es en esta parte final en la que se concentran todos los clásicos sin descanso.
El montaje escénico de la gira es bastante soso, pero suficiente. Una serie
de hierros, a primera vista si función aparente, pero que sirven para que
Bruce se deslicé de pasarela en pasarela gracias a un agarrador y su propio
impulso. Los ya consabidos telones que ilustran gráficamente y con Eddie siempre
como protagonista la lírica de cada tema. Y una iluminación potentísima. Pirotecnia,
llamaradas y no les hace falta más. Bueno, faltaba algo, fue a mitad del tema
“Iron Maiden”, y entre llamaradas. Cayo un telón y un gigantesco Eddie como
el del video de “The wickerman”, en papel de espantapájaros, se descubrió
ante nosotros con ojos diabólicamente luminosos. En su estomago contenía a
varias ninfas y a un Dickinson que vuelve mediante una pequeña pasarela al
escenario para entonar de nuevo el estribillo, que nos llevaría directos al
final. Explosiones, llamaradas constantes al ritmo de los golpes de batería
de Nicko y Bruce soltando lo de “Iron Maiden’s gonna get all of you” mientras
se escuchan de fondo los gritos de las ninfas vírgenes supuestamente digeridas
por Eddie.
Un intervalo mas corto de lo normal nos devuelve por unos minutos a MAIDEN
al escenario. Y con broma incluida. Una voz en off dice “We want…” (La voz
de “The prisoner”). Solo se escucharon estas dos palabras, pero el alboroto
que se organizó fue enorme. En tres o cuatro segundos se escucha la intro
correcta. Esta vez es la de “The number of the beast”. Y el alboroto, claro
está igual o mayor que antes. La pirotecnia, de verdad incesante, colmaba
nuestros ojos, y de fondo la portada del disco homónimo, iluminada en rojo,
nos hacía sentir de nuevo auténticos hijos de la bestia. Y es que nos encanta,
no lo podemos negar. Casi enlazada sonó “Halloweed be thy name”, con Dickinson
pletórico, animando como nunca, para encarar definitivamente el final con
“Sanctuary”, como en el “World Slavery tour” del 84 solían hacer. Otra gran
noche para MAIDEN, la ultima de su gira europea, con la banda contentísima,
dando las gracias por el disco de oro, por nuestra asistencia, emplazándonos
a vernos en la próxima visita y etc,etc,etc.
Primero fue solo un rumor, pero se confirmó, IRON MAIDEN se iban a Estados
Unidos a preparar la gira americana, pero Nicko se quedaba en Barcelona para
un concierto. Lo organizaba la firma de platos PAISTE, y nos presentaban a
un Nicko acompañado por un par de viejos amigos de los que no recuerdo ahora
mismo el nombre. Uno, creo, ex-guitarrista de la banda post-WHO de Pete Townshend
y otro bajista de sesión para infinidad de grupos. El concierto fu en la sala
Zeleste II, y dio la oportunidad de conocer de cerca al cachondo batería que
no paró de hacer bromas, sacando a sus dos hijos, jugando con ositos de peluche
y sacando con el a la stripper que calentó el inicio del concierto, vestida
de motorista y que hizo un sugerente y atrevido striptease en el que no faltó
nada por ver. Y cuando digo nada es ab-so.lu-ta-men-te nada.
La mayoría del publico se encontraba formado por baterías, curiosos y sobretodo
fanáticos de MAIDEN que en palabras de McBrain, refiriéndose al concierto
que se realizó tres días antes, comentó que ni siquiera ellos se podían escuchar
en el escenario de la fuerza y ganas con las que gritábamos y coreábamos los
temas.
En su mayoría realizaron versiones de CREAM, HENDRIX y clásicos en su mayoría,
pero el momento cumbre del concierto fue durante el obligado solo de Nicko
a mitad del concierto, en el que comenzó a interpretar solo, sin ningún otro
instrumento acompañándole, el “Run to the hills”, con el publico asistente,
unas 200 personas, coreando la melodía hasta el estribillo previo al solo.
Solo me quedó clara una cosa, que Nicko McBrain está muy desaprovechado en
IRON MAIDEN puesto que puede hacer muchísimo más, como demostró en este concierto.
Luego se montó una improvisada firma de diversos recuerdos de MAIDEN, posters,
fotos, discos por supuesto… pero hasta el más paciente se agota cuando firma
cinco veces al mismo tío y se hace treinta fotos en diferentes posiciones
y encima se lo encuentra otra vez a los diez minutos, de forma que se hace
una cola interminable. El bueno de Nicko, en todo momento al lado de su hijo
pequeño Justine McBrain, que firmó una cantidad de autógrafos que nadie pensaba,
mas como entrañable recuerdo que otra cosa, cogió y a la hora y cuarto de
firmar se largó muy enfadado al camerino y frustró nuestros planes de entrevista
que estuvimos a punto de conseguir en rigurosa exclusiva gracias a la gente
de PAISTE en España. Los fans, tan insaciables ellos, cansaron a Nicko y el
hombre agarró un mosqueo increíble. Otra vez será. De momento, el recuerdo
de las ininteligibles bromas de McBrain y sus risas ensordecedoras ante el
micrófono sigue en mi memoria, y lo seguiré considerando el mejor personaje
que conozco de toda la fauna de baterías que habita en el Heavy.
En cuanto al concierto de MAIDEN, nos volvieron a demostrar que sin los fans
no son nada. MAIDEN salen y depende de la respuesta que obtengan del publico
se crecen más o menos. Nunca hacen malos conciertos, pero si juegan en casa,
como en el caso de una gira española, dan el 300% en vez del habitual 200%.
Los fans y MAIDEN nos necesitamos mutuamente. Cuando recientemente se emitía
el abominable “Gran Hermano” hubo unas cuantas palabritas que se pusieron
de moda, como el mil veces escuchado “pisha”. Una pregunta que se puso de
moda a raíz de unas de esas palabritas en boca del bosnio Jorge Berrocal durante
una de las conversaciones fue “¿Que es simbiosis?”. Pues bien, la relación
entre el publico y MAIDEN en un concierto. Eso es simbiosis.
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