Ahora que ya ha pasado la histeria del concierto de Iron Maiden en el Wanda Metropolitano (al menos hasta que comiencen a confirmar los festivales europeos de 2019) es momento de admitir que no, que no todo lo que han hecho Iron Maiden es merecedor de estar en el Hall of Fame del Heavy Metal.

Si bien es cierto que la cantidad de basura que han grabado los británicos es ínfima en comparación con muchas otras bandas de su quinta, sigue habiendo algunos temas que han encontrado su camino en los discos de la banda y que se deberían haber quedado en el local de ensayo. Hay que admitir que en este “Greatest Shits” en concreto, la elección ha sido muy dura. Algunos como “The Angel and the Gambler” eran temas obvios pero otros han sido realmente duros de escoger. Hay que recordar que el peor tema de Iron Maiden es el mejor tema de otras muchas bandas pero evidentemente se mide la producción de los británicos en base a su propia trayectoria. Así pues, Dios nos perdone, pasamos a enumerar algunos de los mayores fails de la historia de la banda.

Iron Maiden Maluma

Iron Maiden feat. Maluma

The Angel And The Gambler (1998)

No cabe duda de que Iron Maiden sin Adrian Smith están condenados a grabar algunas atrocidades. Si a la falta de Adrian Smith le sumas la presencia de Blaze Bayley y un Steve Harris algo desatado sin nadie que le llevase la contraria a mediados de los 90, cuando era principal compositor y productor de los discos de la banda, suceden cosas como “The Angel And The Gambler”.

Es curioso porque, cuando se editó “Virtual XI”, comenzaba a haber una cierta sensación de renacimiento alrededor de la banda. Algo que la infame calidad de la mayoría de canciones del disco se llevó por delante hasta que se editó “Ed Hunter” y la banda se reunió con Bruce Dickinson y Smith al año siguiente.

No hay motivo por el cual el estribillo de este tema tuviese que ser repetido veintidós veces contadas a lo largo de la canción. No hay motivo para el pasaje lento central. No hay motivo para que Blaze tuviese que susurrar tres veces el estribillo en dicho pasaje. No hay motivo para nada.

Quest For Fire (1983)

Cuando Iron Maiden estaban en la cresta de la ola en el período que va de 1982 a 1988, se supone que nadie les podía toser. Pero no seamos conformistas: algunas canciones de los discos clásicos de la banda son de juzgado de guardia. El propio Bruce Dickinson ha reconocido “Quest For Fire” como una canción de tinte infantiloide y no tiene un grato recuerdo de la misma. Probablemente ser el peor tema de “Piece of Mind” equivale al mejor tema de cualquier cosa que graben hoy en día pero visto con la perspectiva del tiempo, “Quest for Fire” supone un intento algo pedante de ser profundos en su temática. El tema está inspirado en la película de Jean-Jaques Arnaud del mismo nombre, editada en 1981, una lectura cinematográfica de la novela del mismo título y habla de la pérdida del fuego por parte de una tribu de homínidos tras una batalla. Se pierden en una tierra donde grandes depredadores están al acecho. Uno de esos homínidos se adentra en la búsqueda de un nuevo fuego y la canción narra sus aventuras. Vaya, un bodrio.

Public Enema Nº 1 (1990)

Una canción de Iron Maiden que hace juego con las palabras “enemy” y “enema” está condenada a salir en esta lista. Con lo inteligente y afilado que siempre ha sido el humor británico, este intento colegial de ser divertidos no termino de cuajar. A fin de cuentas, en “No Prayer for the Dying” la banda tuvo varios fallos en ese sentido. Hoy en día el videoclip de “Holy Smoke”, por ejemplo, nos parece tremendamente infantil. La temática es medianamente política, pues el tema habla de la manera en que los poderes públicos “nos la están metiendo”, de ahí el uso de la palabra “enema”.

https://www.youtube.com/watch?v=o-iXeSReojQ

Wildest Dream (2003)

Visto con perspectiva, “Dance of Death” fue un disco que no estuvo suficientemente a la altura del anterior “Brave New World”. Parece como si borrachos del éxito de la reunión, Iron Maiden no supiesen bien por donde tirar en el año 2003. El resultado fue un disco irregular en el que tan pronto había obras épicas como “Paschendale” a la vez que bodrios poco pensados como “Different Worlds”. Siguiendo la tradición del tema de tres minutos y medio que abre el disco y luego abre los conciertos de la gira, a lo “Futureal” o “Man on the Edge” o “Aces High”, la banda se lanzó a por este estribillo bastante deficitario con un riff de mercadillo que no está para nada a la altura. No sería el único tema discutible de este disco.

Gates Of Tomorrow (2003)

Con una influencia de Janick Gers que quizá tiene algo que ver en que el tema sea tan medianero, “Gates of Tomorrow” es otro de esos trabajos a medio gas que la banda ha usado en los últimos tiempos para rellenar discos. El riff es poco estelar, los solos de Gers totalmente repletos de notas sin sentido y el tono vocal empleado por Bruce Dickinson en los versos es realmente irritante. Hasta que no estalla en el estribillo y canta como Dios manda, te dan ganas de que vuelva Blaze Bayley o Dennis Wilcock o quien sea que pase por ahí en ese momento. Un tema que, definitivamente, no debería haber figurado en la versión final del disco.

Como Estais Amigos (1998)

La intención es buena: una canción que sirve de homenaje a los argentinos, especialmente a aquellos que fallecieron en la guerra de las Malvinas en 1982. Un tema dramático que busca poner cierre a la herida y que no da para mucho musicalmente. Se arrastra durante cinco minutos y medio con Blaze Bayley cantando entre lo emotivo y lo poderoso pero sin demasiado empaque. Los colchones de teclados intentan darle más dramatismo al asunto pero la producción y el sonido es tan vacío que toda buena intencionalidad del tema queda solapada. Y es una pena.

Gangland (1982)

El caso de “Gangland” es el típico caso de “vamos a hacer un tema compuesto por el batería para que no se enfade”. En esta composición de Adrian Smith junto a Clive Burr cabe destacar una estructura que es casi proto-thrash metal a medias con el jazz, pero las propias melodías y el riff no sustentan demasiado la canción. El drama en sí mismo es que esta canción fuese la que terminó formando parte del disco mientras en detrimento de “Total Eclipse”, otra composición donde Burr tuvo mano y que es seguramente el tema más injustamente valorado de toda la carrera de Iron Maiden (junto con “Reach Out”). Si “Total Eclipse” hubiese formado parte de “The Number of the Beast” podríamos hablar de una obra maestra. El relleno de “Gangland” -y en menor medida “Invaders”- es lo único que previene este trabajo de ser el mejor disco de la historia del grupo.

Fear Is The Key (1992)

En ese camino incierto en el que Iron Maiden se adentraron a partir de 1990, cuando quisieron simplificar su dirección musical tras la experimentación de finales de los 80, algunos discos resultaron damnificados por una cierta falta de filtro que ni Martin Birch pudo salvar. Un caso obvio es “Fear of the Dark”. Un disco ‘bueno’ tan solo en comparación con el mediocre “No Prayer For the Dying”. Un trabajo repleto de relleno del cual “Fear is the Key” es el máximo exponente y donde se salvan los clásicos por todos conocidos (“Be Quick or Be Dead”, “Afraid to Shoot Strangers”, “Fear of the Dark”) y “Judas be My Guide”.

“Fear is the Key” es un tema que va a medio camino entre el arrastre de un “Kashmir” de Led Zeppelin, algo sacado de un disco en solitario de Dickinson y unos cambio de ritmo de tinte progresivo inesperados que no van a ninguna parte pero que distraen al oyente. Una canción que, nuevamente, tiene buena intención lírica (habla del VIH y de la cultura del miedo que había impregnado la vida sexual de practicamente todo el mundo desarrollado) pero que musicalmente no tiene suficientes agarraderas.

Weekend Warrior (1992)

Seguimos con “Fear of the Dark”, donde habita “Weekend Warrior”, otro de esos temas donde Iron Maiden andan perdidos entre el hard rock ochentero y no se sabe muy bien qué. Hay una cierta épica en los solos de guitarra realmente brillantes que quedan devastados por estar incluidos en una canción tan genuinamente mediocre.

Como en muchos temas de esta época, Dickinson opta por cantar como si estuviese en un grupo de thrash metal, dejando de lado el lirismo de su voz. Esa agresividad quizá tiene cierta lógica cuando Iron Maiden están cantando sobre cosas mundanas de la vida real en lugar de temáticas históricas y épicas, pero visto con perspectiva, no cuadra para nada con un vocalista como Dickinson. Un tema como “Weekend Warrior” es buena muestra de ello.