Antes de su separación y los problemas legales entre sus miembros, los noruegos publicaban uno de sus discos más completos y antológicos. A pesar de que musicalmente no se alejaba mucho de los ofrecido en sus dos anteriores trabajos -'At The Heart Of Winter' y 'Damned In Black'-, el sonido de este disco puesto a la venta el 4 de febrero de 2002 era un tanto más limpio. Todo ello sin perder su fuerza.

Nuevas bandas creaban sus propios estilos a principios del milenio a la vez que se daba por superada la turbulenta etapa de los noventa, que cambió por completo la música metal, tanto por los experimentos en forma de innovación a manos de grandes de los grandes, como pasó con Metallica con sus ‘Load’ y ‘Reload’, como por el lanzamiento de obras maestras como ‘Painkiller’ de Judas Priest.

Immortal es una de tantas bandas que nació en ese período y que brindó álbumes del todo innovadores y variados, aunque no siempre aclamados. En 2002 presentaban ‘Sons Of Northern Darkness’, el séptimo trabajo de estos y que hizo historia en la carrera de los noruegos y en la del black metal.

“One By One”, la primera canción del brutal repertorio que ofrece el álbum, se trata de un comienzo fastuoso seguido por “Sons Of Northern Darkness”, otro corte sensacional cuyos riffs, ritmos, sonido, voces… Absolutamente todo recuerda a aquellos Immortal, pioneros del mismo black metal que conquistó el mundo del rock con sus primeros trabajos hacía a penas una década. “Tyrants” tampoco decepciona. De riffs y tempo estables, se desarrolla sin prisa pero sin pausa, del todo serena llevando consigo un halo de oscuridad que retiene el álbum en una penumbra, sin duda, intencionada.

Dicha calma se quiebra cuando Abbath y sus secuaces inician “Demonium”, apocalíptica de cabo a rabo. No dudan en explayarse en los cortes restantes, todos ellos de larga duración, empezando por “Within The Dark Mind”, que se pierde entre la brutalidad de los temas que lo rodean, seguido de “In My Kingdom Call”, dominada por Horgh a la batería. Es fácil reparar una vez más en el esfuerzo que realizaron ‘Sons Of Northern Darkness’ en comparación con otras piezas de Immortal en la canción “Antartica”, que incluye numerosos pasajes instrumentales muy logrados. El LP llega a su fin con “Beyond The North Waves”, imprescindible en el disco y memorable por su fluir, tan natural como el del agua que se oye en su inicio.

Las múltiples idas y venidas, trifulcas, separaciones y anécdotas estrafalarias de todo tipo a manos de algunos de los integrantes de la banda los han situado en más ocasiones en el punto de mira que sus propios trabajos musicales, algunas veces hasta eclipsando el gran legado que Immortal ha labrado en el mundo del metal. Sin embargo, el recuerdo ‘Sons Of The Northern Darkness’ y de la banda en todo su esplendor sigue sin apagarse.

Marina Salcedo