En este funesto y desolador 2021 se cumplen 40 años de la publicación del disco debut de los británicos Venom: 'Welcome To Hell’.

El legendario trabajo no solo dio el pistoletazo de salida a una carrera plagada de sombras y éxitos a partes iguales, sino que marcó las pautas y definió sin lugar a dudas todo lo que estaría por llegar en forma de speed metal, thrash metal, death metal o black metal durante la década de los ’80 (y su posterior renovada vigencia en los ’90 con la eclosión sobre todo del black metal de segunda hornada procedente, principalmente, de Escandinavia). Pocos discos en la historia del rock duro poseen un status de culto similar al debut de Venom y, a pesar del paso de las décadas, este seminal trabajo sigue provocando una admiración y rechazo a partes iguales que divide a la comunidad metálica entre aquellos que creen que ‘Welcome To Hell’ cambió las reglas de juego y los que opinan que es una estafa en toda regla.

Venom. ‘Welcome To Hell’. 1981. Cualquiera que indague en las biografías de bandas como Metallica, Megadeth, Slayer, Machine Head, Slipknot, Helloween, Sodom, Mayhem… Descubrirá que, pese a estar en las antípodas estilísticamente hablando unas de otras, todas tienen algo en común: su adoración casi religiosa por Venom. Todas ellas (y miles más) coincidirán en que la publicación de ‘Welcome To Hell’ en 1981 cambió por completo el devenir del hard rock/heavy metal para las décadas venideras.

Le génesis de Venom

Tradicionalmente, una de las vías de evolución del rock había sido el aumento de la dureza y la velocidad. El rock podía progresar de muchas maneras, sin embargo las ansias por tocar más rápido fueron uno de los mayores catalizadores y revulsivos para aquellas bandas como The Stooges o MC5, que ya a finales de los ’60 habían decidido darle una buena enchufada de energía a un rock quizá demasiado adormecido por el glamour, la fama, el dinero y el exceso de drogas. De ahí en adelante, cada salto que el rock duro daba, lo hacía aumentando la dureza y la velocidad (con alguna que otra excepción).

Black Sabbath, con su disco debut de 1969, sentaron las bases e introdujeron el riff y el sonido tosco, cromático y afilado a un género que hasta hacía nada apenas se distinguía del blues en su esencia. Uriah Heep, paralelamente, propulsaron una pizca la velocidad y sobre todo el dramatismo, pero no sería hasta la llegada de Judas Priest media década después a mediados de los ’70 (y sobretodo a partir de su tercer y cuarto disco) que podríamos empezar ya a hablar de heavy metal tal y como hoy en día lo entendemos. A la vez y procedentes de otro tipo de sonoridades más influenciadas por Sex Pistols, The Damned o Ramones encontraríamos a las bandas seminales del por aquel entonces incipiente hardcore como Dead Kennedys, Bad Brains, The Exploited, Black Flag o Misfits cuyo objetivo era endurecer lo máximo posible el punk primigenio rozando lo que posteriormente se conocería como crossover o incluso thrash en el caso de gente como GBH o Discharge.

Sin embargo Venom, más allá de su confesa admiración por Sex Pistols, venían más del hard rock que del punk. Sus influencias procedían de Black Sabbath, Kiss, Judas Priest y sobre todo Motörhead, cuyos primeros trabajos son la antesala de lo que Venom acabaría poniendo sobre la mesa. Tal y como recuerda Mantas, “yo de pequeño escuchaba a T.Rex, Slade, The Sweet… Luego llegó Queen, Alice Cooper… De hecho, el primer single que me compré fue ‘Seven Seas Of Rhye’. El caso es que siempre buscaba cosas más duras, más heavies. El tipo con el que empecé Venom, Dave Rutherford, me introdujo en Deep Purple y un día trajo consigo dos entradas para ir a ver a Judas Priest. A mí me sonaba el nombre, pero nunca les había escuchado. Era la gira del ‘Killing Machine’, cuando tocaron en Newcastle. Así que fuimos y yo me quedé prendado de K.K. Downing, la Flying V, el pelo rubio, esa actitud mega heavy… Era lo máximo. Nuestra misión era superarlo: Debíamos ser más sucios que Motörhead, más satánicos que Black Sabbath y llevar más cuero que Judas Priest, esa era la misión. A todo ello le sumamos una temática oscura que me vino por culpa de mi abuelo, que era un obseso de las películas de terror y me pasó esa afición de jovencito”.

En términos sonoros, Venom realmente no estaban tan lejos de lo que proponía Motörhead en ‘Overkill’ o ‘Ace Of Spades’ por ejemplo. Su mayor grado de crudeza sonora no se daba tanto por el hecho de que la banda quisiera sonar realmente así, sino porque contaban con apenas 18-20 años y unos ridículos 3 días para grabar y mezclar su disco debut ‘Welcome To Hell’. Bajo esas condiciones y en ese contexto, es normal que el debut de Venom sonara como sonara. De haber tenido mayor experiencia y mayor presupuesto, seguramente la producción habría sido bastante superior. Coincide Mantas en que “una vez nos entrevistaron y me preguntaron cómo habíamos logrado dar con ese sonido tan particular, ¡no tengo ni idea! Le dije, es decir, cuando entramos a grabar ese disco, no teníamos ningún tipo de experiencia de estudio ni nada parecido. Pero sí teníamos el espíritu punk que por entonces daba sus últimos coletazos.

El metal a finales de los ’70 se había vuelto inofensivo, se había acomodado. Las bandas de heavy & rock de la época eran blandengues. Nosotros queríamos devolverle a la música heavy ese toque de crudeza y brutalidad que había perdido por el camino. Ahora, no sé decirte cómo lo logramos, no sé darte la fórmula. Imagino que éramos jóvenes y queríamos comernos el mundo”. Sea como fuere, semejante amalgama de ruido y agresión apareció en el lugar perfecto en el momento idóneo. Con el punk dando sus últimos coletazos, el hardcore pisando fuerte y el hard/heavy estancado en una fase de conformidad y autocomplacencia, la juventud del momento buscaba músicas enérgicas y más agresivas como forma de canalizar sus frustraciones, sobre todo en un momento muy delicado en el Reino Unido a finales de los ’70 con una situación económica devastadora y unas tasas de paro disparadas.

Un soplo de aire fresco

Sin embargo, el giro radical que proponían Venom no procedía tanto de su música, sino de toda la parafernalia que la rodeaba. Algunas bandas como Black Sabbath o Judas Priest habían fantaseado con las temáticas ocultistas o esotéricas, pero no fue hasta la llegada de Venom que el mensaje abiertamente satánico se colocó al frente y se dejó de ambigüedades. “We’re possessed by all that is evil, the death of your God we demand, we spit at the virgin you worship and sit at Lord Satan’s left hand” rezaba la contraportada del vinilo de ‘Welcome To Hell’. Eso ya no era un mensaje sutil dado a múltiples y diversas interpretaciones, era una declaración de principios en toda regla. Nadie había osado hasta entonces llegar tan lejos en su proclama satánica (aunque en el fondo, reconocido por los propios miembros de Venom, no fuese más que fanfarronería en miras de provocar y llamar la atención). Lo aclara Mantas: “Queríamos provocar a la gente, nada más. Yo no creo que fuésemos satánicos. Ok, tampoco creíamos en Dios, pero realmente en nuestras vidas personales no aplicábamos el satanismo. Me compré la biblia satánica para indagar en el tema, pero nada más. Saqué inspiración de ahí, simplemente”.

PH9WWK Conrad ?Cronos? Lant (Venom) on 07.02.1984 in Munchen / Munich. | usage worldwide

Tanto el primer single del grupo ‘In League With Satan/Live Like An Angel’ como el propio ‘Welcome To Hell’ contaban con una portada a la postre icónica con el macho cabrío insertado dentro de un pentagrama. Si todavía genera respeto esa imagen en pleno siglo XXI, traten de imaginar por un momento lo que tuvo que ser eso a principios de los años ’80. Mantas comenta al respecto: “Bueno, no creas. La portada que más problemas nos causó fue ‘At War With Satan’, que incluso muchos distribuidores se negaron a poner en las tiendas. Nosotros queríamos provocar y aquello era bastante ofensivo para la Inglaterra conservadora de la época. Recuerdo que recibimos una carta de Carla LaVey, la hija de Anton LaVey, que nos daba las gracias y la enhorabuena por tener los cojones de publicar algo tan directo y ofensivo para la moral cristiana”.

Venom instauraron la temática, pero fueron pioneros también en el aspecto visual. Todas sus fotos de aquella primera época distaban muchísimo de las tradicionales fotos de bandas de rock duro. Venom aparecían en ellas siempre con muecas diabólicas, gestos simulando posesiones demoníacas, atuendos repletos de montañas de tachuelas, cuero, balas y armas medievales… Y en definitiva apostando por cualquier ingrediente que pudiese crear mayor shock visual de acorde a la agresividad de su música. Del mismo modo, instauraron el uso de pseudónimos en sustitución de sus nombres reales pasando a apodarse Cronos (Conrad Lant), Mantas (Jeff Dunn) y Abaddon (Anthony Bray).

Pero no quedó ahí la cosa; en miras de radicalizar todavía más su enfoque y presentación, para su segundo disco ‘Black Metal’ de 1982 añadieron las ya célebres descripciones bajo sus apodos tal que Cronos pasó a llamarse “Rabid Captor of Bestial Malevolence”, Abaddon “Barbaric Gardian to the 7 Gates of Hell” y Mantas “Grand Master of Hades & Mayhem”. Todo ello puede parecer un tanto ridículo a día de hoy, pero en una época como 1981, sin Internet, sin videoclips (tocaba fantasear, eso de ver a tus artistas en videos todavía no estaba extendido), con una moral todavía enquistada en los viejos valores y costumbres y, sobre todo, una sociedad aún muy inocente en muchos sentidos, Venom causaron un impacto sin precedentes (aunque al no contar con el respaldo de un gran sello detrás, ese impacto se diluyó rápido y nunca asomó su cabeza fuera de la escena heavy metal -que, por entonces, no era tan grande como lo acabaría siendo unos pocos años después-).

El embrión de Venom lo encontramos en Guillotine, banda de Jeff Dunn (Mantas) que en el verano de 1978 pasaron a llamarse Venom. Al mismo tiempo existían Dwarfstar con Conrad Lant (Cronos) y Oberon con Tony Bray (Abaddon). En esta última militaban también Eric Cook, futuro manager de Venom y Clive Archer, primer vocalista del grupo antes de que Cronos se apoderase del micrófono. Toda biografía de Venom que se precie arrancará citando a estas bandas, pero lo cierto es que ninguna de ellas realmente llegó a existir tal y como señala Mantas: “Yo soy un fanático de Kiss y entorno a ese grupo existen mil cuentos y leyendas que estoy seguro son pura fantasía y mitología. En el caso de Venom, pasa algo parecido. Yo recuerdo tener el nombre de Guillotine en mi mente pero nunca existió la banda como tal. No teníamos logo, ni formación, ni siquiera habíamos ensayado nunca. Y por mucho que otros digan lo contrario, créeme, en mi vida he bebido una gota de alcohol ni tomado droga alguna, tengo la mente bien clara. Lo mismo podría decirte de Dwarfstar y Oberon, esas bandas nunca salieron de la mente de sus creadores adolescentes”.

Después de meses de cambios de formación y ensayos, Venom (aún sin Cronos en sus filas) se propusieron entrar a grabar sus primeras canciones en Impulse Recording Studios (el embrión de Neat Records), pero fueron incapaces de reunir las 50 libras que pedía el estudio como tarifa mínima para grabar una demo. El destino quiso que Mantas conociese a Cronos en una fiesta y se enterase de que este último estaba en régimen de prácticas como operador de cinta en los citados Impulse Recording Studios. El ir y venir de miembros prosiguió hasta que el tridente clásico de Cronos/Mantas/Abaddon se estableció en 1980 (junto a un cuarto miembro, su vocalista Clive Archer apodado Jesus Christ).

Ya como Venom, la banda dio sus primeros conciertos en un tugurio apodado The Meth que, lejos de tener relación alguna con la metanfetamína, debía su nombre a la iglesia metodista transformada en club social para la juventud que, ocasionalmente, servía de sala de conciertos para grupos emergentes. Y es ahí donde Venom tocaron exclusivamente antes de dar el salto en el verano de 1982 a Bélgica para tocar delante de 3.000 personas junto a los míticos Acid y Picture. Su siguiente concierto sería al año siguiente ya en Estados Unidos, donde llevaron a cabo 2 fechas en Long Island con Metallica y Exciter de teloneros, un auténtico hito para una banda que no llevaba ni media docena de conciertos a sus espaldas (todos ellos en su barrio de Newcastle exceptuando la fecha belga, algo impensable a día de hoy).

Cabe decir que Venom no volverían a tocar en su Inglaterra natal hasta 1984. A excepción de sus últimos años con la formación clásica (1985/86), Venom nunca fueron una banda muy prolífica en directo, bien sea porque en palabras de ellos “ninguna sala en el mundo es lo suficientemente grande como para albergar todas las explosiones y pirotecnia que tenemos en mente” o porque la realidad dictaba que en una época de grandes instrumentistas y un género como el heavy metal muy dado al virtuosismo (por entonces gente como Eddie Van Halen, Randy Rhoads, Ritchie Blackmore o Gary Moore estaban en la cima), una formación técnicamente tan mediocre como Venom lo tenía realmente difícil para convencer en directo.

Tras mover cielo y tierra y convencer al manager del estudio David Wood (a la postre propietario de Neat Records y estafador empedernido), la banda logró llevar a cabo su primera demo ‘Demon’ en abril de 1981 e incluyó ya 3 de sus grandes clásicos como son “Angel Dust”, “Red Light Fever” y “Raise The Dead”. Dicha demo fue a parar a las manos del legendario redactor de la revista Sounds Geoff Barton (posteriormente creador de Kerrang! y actualmente a cargo de Classic Rock), quien en su top 3 semanal no solo solo incluyó a Venom sino que los 3 temas ocuparon los 3 puestos del ranking, algo que llamó obviamente la atención de los lectores. Con más conciertos a sus espaldas, Venom volvieron a Impulse Recording Studios y en cuatro horas grabaron seis de los temas que posteriormente acabarían en ‘Welcome To Hell’. En esta segunda demo de octubre de 1980 Cronos tomó las riendas del grupo como vocalista y la banda separó su camino -en buenos términos- de Clive Archer.

En abril de 1981 Neat Records editó el single 7” de ‘In League With Satan / Live Like An Angel’ sin mayores pretensiones a modo de favor hacia Cronos por haber echado tantas y tantas horas (gratis) en el estudio como operador de cinta en grabaciones de muchos otros artistas como Raven, Tygers Of Pang Tang o White Spirit (¡Con un jovencísimo Janick Gers!). Para sorpresa de todos, el single de Venom se convirtió en todo un éxito y empezó a despachar copias a miles hasta que David Wood y Neat Records propusieron al grupo dejar todo lo que estaban haciendo para centrarse en grabar un LP en toda regla. Sin apenas material, Venom se dirigieron hacia Impulse Recording Studios y en tres días grabaron todos sus viejos temas junto a las nuevas “Welcome To Hell”, “Poison”, “Witching Hour”, “One Thousand Days In Sodom” y “Mayhem And Mercy”, que fueron medio acabadas en el estudio de forma casi improvisada.

Era todo tan precipitado que, sin tiempo para ponerse a preparar un artwork en condiciones, la banda utilizó la misma portada de su anterior single aunque mínimamente modificada. De este modo salió a a la venta ‘Welcome To Hell’ en las navidades de 1981, el segundo larga duración de Neat Records después del mítico debut de Raven (editado a primeros de aquel 1981). Pese a haber sido siempre encasillados dentro del género NWOBHM, Venom siempre intentaron desmarcarse de tal movimiento e ir por libre. “Nosotros no teníamos nada que ver con bandas como Tygers Of Pang Tang”, señala Mantas, “aunque sí es cierto que todas ellas se debían preguntar, ‘¿Qué tienen estos tipos para gustar tanto?’. A mí me gustaban bastante White Spirit, y recuerdo a una banda llamada Amazon que eran cojonudos, aunque lo suyo era más aor; de hecho si se hubieran mudado a Estados Unidos seguro que podrían haber llegado a ser tan grandes como Journey, por ejemplo. Imagino que con nosotros pasó algo parecido a Sex Pistols: nadie entendía cómo podíamos triunfar e imagino que eso generó ciertas envidias hacia nosotros e hizo que, de una forma u otra, nos distanciásemos del resto de artistas”.

Análisis de ‘Welcome To Hell’

‘Welcome To Hell’ se abre con “Sons Of Satan”, toda una declaración de principios. La banda se muestra ruidosa, caótica y desordenada pero a la vez encantadora, poderosa y atractiva. Entre la amalgama de ruido logra percibirse la fuerza innata que este trío asesoraba cuando se ponían manos a la obra. Abaddon no atina ni una y Cronos parece ir improvisando las líneas de voz mientras suelta gruñidos, gritos e improperios. Mantas, sin embargo, al tirar de efectos tipo flangers y soltar solos por todos lados se perfila como el “músico” más competente de los tres. Venom en su pura esencia. El título homónimo “Welcome To Hell” sí denota mayor coherencia compositiva -no se sabe si fruto de la casualidad o por tener una estructura y unas formas más convencionales-. Junto con “In League With Satan” y “Witching Hour” seguramente sea el tema más popular de todo el LP con un estribillo célebre con esos efectos de voz demoniacos de Cronos, quien abre las puertas del infierno a ritmo galopante de NWOBHM.

De nuevo los flangers de guitarra aparecen así como unas voces femeninas que denotan que el grupo supo sacarle provecho a sus 3 días escasos de grabación y mezcla. Prosigue el LP con “Schizo”, un corte al que si le echas un poco de imaginación y logras despejar de tu mente la verborrea de Cronos, bien podría colar como un tema de Motörhead con Lemmy pasado de anfetaminas. “Mayhem With Mercy” es un pasaje instrumental que empieza con unos gongs, efectos envolventes y guitarras acústicas (desafinadas) para dar paso a la ruidera habitual de la mano de “Poison”, uno de los grandes temas de ‘Welcome To Hell’, con una letra que, a día de hoy, muy seguramente sería censurada por no pasar el filtro de correctitud política correspondiente. “Live Like An Angel / Die Like The Devil” cierra la cara A como el segundo corte más cañero del disco (y probablemente de toda la discografía de Venom), con ese riff de guitarra desafinadísimo (que hasta duele oírlo) y Cronos desgañitándose como si le fuera la vida soltando barbaridades y blasfemia a toda velocidad.

Cierran una cara del vinilo a toda pastilla y abren la siguiente al mismo ritmo con “Witching Hour”, otro de los grandes himnos de Venom (tema que hasta los propios Slayer versionaron durante un par de giras en los ’80 y ’90) donde de tan rápido que pretenden ir hacen aguas por todos lados con un Abaddon desbordado que intenta tocar algo parecido al doble bombo y que falla estrepitosamente. Todo ello no quita que sea un hit legendario con semejante despliegue de mala bebe. Recordemos que estamos en 1981, el thrash metal no existe y aún le quedan años para aparecer y despuntar.

Prosigue ‘Welcome To Hell’ con “1000 Days In Sodom”, una canción más a medio tiempo donde se ve una banda algo más coherente aunque igualmente atractiva que cuando pone el pie en el acelerador. Se atreven incluso los británicos con un interludio casi psicodélico de por medio que no viene muy a cuento pero que despeja un poco las orejas y sirve de calmante ante la avalancha que supone “Angel Dust”, otro de los cañonazos del disco. Puro ruido atronador y delicioso donde sorprendentemente Abaddon logra mantener el ritmo sin hacerse un lío con los pies como solía ser habitual en aquellas épocas.

Sorprende el volumen del bajo, tanto o más alto que la guitarra (e igualmente distorsionado), un dato que cobra sentido a tenor de la leyenda que dice que Cronos llegó una noche al estudio cuando el disco estaba terminado y lo remezcló completamente antes de entregárselo al sello. Se llega al tramo final del disco y se encuentra la celebérrima “In League With Satan” con su introducción con voces invertidas y sus ritmos tribales que le otorgan al tema ese aire casi ritualístico, sensación que se ve acrecentada en el estribillo gracias a unos coros que bien podrían pasar como oraciones de los congregados ante el altar rindiendo pleitesía al cornudo.

Se cierra ‘Welcome To Hell’ con “Red Light Fever”, otro de esos temas cuya letra escandalizaría a la sociedad moderna al hacer apología de la prostitución y al dedicarle palabras no muy nobles a las señoritas que la ejercen. Musicalmente hablando, si se pasa por alto que el bombo parece un mono golpeando una caja de zapatos, este último corte del álbum siempre me pareció de los más flojos e insulsos metido ahí con calzador para abultar el metraje cuando lo realmente lógico habría sido cerrarlo con “In League With Satan” por todo lo alto.

La sobreexplotación de Venom

El éxito arrollador de ‘Welcome To Hell’ hizo que Neat Records les enviase de nuevo al estudio a los pocos meses para grabar ‘Black Metal’, que saldría a la venta poco antes de un año después en noviembre de 1982. Para entonces ya se había desatado la “venomanía”, que sin tener las repercusiones y dimensiones de la de The Beatles, sí se apoderó de los fans sobre todo europeos y norteamericanos. Su éxito fue efímero, apenas duró hasta 1985, pero en esos cuatro años Venom no tuvieron rival y cultivaron su leyenda que todavía les precede a día de hoy muy a pesar de las ideas y venidas de miembros, separaciones, trifulcas, cambios de estilo, retornos y álbumes mediocres de por medio. En apenas cuatro años Venom sacaron cuatro discos clásicos, un buen puñado de singles con temas que no solían aparecer en los álbumes, varios EPs, vídeos, recopilatorios y todo tipo de lanzamientos exprimiendo al máximo la gallina de los huevos de oro.

“Yo creo que por esa época, perdimos el control sobre todo. Neat Records perdió los papeles y fueron en busca del dinero de forma indiscriminada. Conozco a varios coleccionistas de Venom de todo el mundo, hay uno en Suecia y otro en Suiza muy importantes… Recuerdo que el suizo, que es un tipo de puta madre, una vez me dijo que tenía 69 ediciones diferentes del disco ‘Black Metal’, ¿es eso lógico? Es decir, ¿qué sentido tiene re-editar un disco 68 veces? Nunca vimos un céntimo de todo ello… En la época era joven y no me importaba tanto, pero con la edad… Mira, si a mí me hubieran pagado los royalties que se le pagan a cualquier músico, ahora podría tener una vida casi de lujo y sin embargo no la tengo. No pido nada espectacular, solo lo que era mío y se me debía…

Pero bueno, es un caso perdido, no hay nada que yo pueda hacer. Recuerdo que una vez un amigo me dijo que yo debería tener la casa llena de discos de oro. Claro, eso sería lo lógico, pero entregar un disco de oro al grupo sería reconocer que habíamos vendido 100.000 copias, y eso a Neat Records no le interesaba. Imagino que alguien tendrá esos discos de oro en sus estanterías de casa (risas). Nuestro fallo quizá fue pensar que podíamos operar sin tener un management. Oíamos historias de que los contables de Elton John o George Michael les habían timado dinero y nosotros pensábamos ‘mejor no tener contables ni management, ¿para qué? ¿para que nos timen?’ ¡Imagínate!. Nosotros pensando eso y en el fondo un management, por muy corrupto que fuese, de bien seguro nos habría reportado algún beneficio”, recuerda Mantas.

La propia evolución del género propició que, mientras Venom vivían sus últimos días de gloria, el cetro les fuese robado por una serie de jóvenes artistas como Slayer, Exodus y Metallica a quienes ellos mismos habían apadrinado llevándoselos de gira por Europa o Estados Unidos. Para 1986, la formación clásica de Venom se había escindido ya dejando tras de sí un último trabajo, ‘Possessed’, un tanto flojo y habiendo quedado casi olvidada y engullida por el thrash metal americano que de la mano de ‘Reign In Blood’, ‘Master Of Puppets’ o ‘Peace Sells… But Who’s Buying?’, que suponían el no va más en términos de velocidad y agresividad y dejaban el primitivo legado de Venom como algo casi anecdótico -aunque posteriormente fue reivindicado a principios de los ’90 por las bandas escandinavas de black metal propiciando que el grupo británico (con su formación clásica) volviese a reunirse ante la demanda popular a mediados de los ’90-.

Extractos de entrevista realizada por el propio redactor (Javi Félez) a Jeff “Mantas” Dunn en el 2010.

Javi Félez