Al mirar hacia atrás y ver el status que llegaron a alcanzar, cuesta creer que Mike Muir pensase tan solo en montar una banda para pasarlo bien y tocar en fiestas cuando decidió formar Suicidal Tendencies. Algo había ya en ese nombre que auguraba el potencial que atesoraban. Cuatro décadas de historia refrendan la importancia y calidad de la obra de Muir.

Aquellos seguidores coetáneos de la banda tal vez accediesen a ella cuando la escucharon por primera vez vomitando “Institutionalized” en la BSO de ‘RepoMan’ esa gran obra de culto de Alex Cox en la que también sonaban Iggy Pop, Circle Jerks o Black Flag.

Sin embargo cuando eso sucedió ya llevaba un tiempo circulando por el mundo su disco de debut homónimo, habían aparecido en la MTV y estaban en boca de los periodistas más avezados y los fans más inquietos, en una época en la que internet no facilitaba acceder a todo de forma casi inmediata y había que esperar a que las revistas especializadas y las emisoras de radio más atrevidas difundiesen nuevos artistas.

Más que un proyecto personal

El enorme movimiento de miembros es una de las características de Suicidal Tendencies, pudiendo llevar a pensar que a Muir lo único que le interesa es seguir lanzando sus mensajes (al principio de su carrera) y mantener su status de icono musical (en la actualidad) sin que la entrada y salida de miembros le afecte lo más mínimo. Las letras de Muir abarcan con inteligencia, humor, desparpajo y sinceridad temas como la política, la sociedad y cómo afecta al ser humano, la alienación del individuo frente a las masas, las enfermedades mentales… Sí, los temas más acertados para una party-band.

Más allá de la capacidad de Mike Muir como creador, está la de rodearse de músicos que aporten calidad y personalidad a la banda, como fue el caso de los guitarristas Mike Clark y Rocky George sin los que, tal vez, Suicidal Tendencies no habrían llegado donde lo hicieron y, lo más importante, no habrían evolucionado en la correcta dirección que lo hicieron para convertirse en una banda influyente en la historia del rock.

Suicidal Tendencies

La lista de artistas que reconocen su admiración y/o influencia es amplia y variada, abarcando figuras tan dispares como Hank Williams III, RATM, Jane’s Addiction o DubWar, sin olvidar los piropos que enormes como Slayer, Anthrax, Megadeth o Metallica siempre dijeron de la banda de “Cyco Miko”.

Muir siempre escribió los temas del grupo junto con parte de los miembros de la banda en cada una de las épocas de vida de Suicidal Tendencies, así, durante la etapa dorada de la banda (’87-’92), Roy Mayorga, George y sobre todo Clark dejaron su impronta y marcaron la dirección musical que la banda tomaba paso a paso. Desde su casi omnipresencia compositiva en el disco de debut, Muir cuenta con sus compañeros de banda cada vez más, lo que queda patente ya a partir del segundo disco, logrando así dejar un puñado de buenos trabajos junto a otros que, según avanza el tiempo, decaen en calidad, impacto e interés.

Insistencia como acto de resistencia

Muir se mantiene al frente de Suicidal Tendencies como único miembro original, lo cual es, sin duda, el mejor ejemplo de su insistencia en la idea de la banda, resistir es su consigna. Si bien está claro que hace más de veinte años que no editan nada con un alto interés, tratan de mantener la cabeza alta con ’13’ (2013) y ‘World Gone Mad’ (2016) que pese a haber tenido una recepción de crítica y público loables para una banda tan veterana se alejan de esa época en la que los buenos álbumes se sucedieron y se prestan a debates interesantes sobre cómo colocarlos en una hipotética lista.

Así, ’Join The Army’ (1987), ‘How Will I Laugh Tomorrow When I Can’t Even Smile Today’ (1988), ‘Lights… Camera… Revolution!’ (1990) y ‘The Art Of Rebellion’ (1992) no tendrían mayor problema en colocarse en la parte alta de la lista, discos en los que la banda se asienta, evoluciona y genera su propio sonido, ese que nació en ‘Suicidal Tendencies’ (1983), disco seminal que se podría colar en la zona noble pese a que palidece un tanto respecto a sus hermanos posteriores.

Cada fan, cada crítico colocaría en orden diferente esa camada, una opinión personal es que tanto ‘How Will I Laugh Tomorrow When I Can’t Even Smile Today’ como ‘Lights… Camera… Revolution!’ son por derecho propio los dos más reseñables de esa época y sin los que la historia de Suicidal Tendencies y por extensión de la música relacionada con el metal dejarían unos huecos difíciles de rellenar. Imposible no rendirse ante la arrolladora “You Can’t Bring Me Down”…

De ‘Controlled by Hatred/Feel Like Shit…Déjà Vu’ (1989) y ‘Still Cyco After All These Years’ (1993) poco más hay que decir que son meras anécdotas para fans fanáticos, acérrimos y de escasa lucidez crítica. A partir de aquí se suceden discos menores, ‘Suicidal for Life’ (1994) pasa por ser el canto del cisne de Robert Trujillo y George con la banda y de haber cosechado buenas ventas junto con una recepción crítica fría y desinteresada, lo que parece coincidir con el criterio de Muir y su renuencia a tocar temas de este disco en directo.

Cinco años después ‘Freedumb’ (1999) es el penúltimo intento de hacer un disco sólido por parte de Suicidal Tendencies, es un buen trabajo que aislado gana enteros, pero claro, viniendo bajo el nombre de Suicidal Tendencies sigue en la senda de obras menores, pero sin caer en la monotonía y desinterés del resto de discos que la banda editó desde 1992.

Todo el siglo XXI peca de parquedad en la edición (5 trabajos en 22 años) y de reincidencia en el escaso interés que tienen en el global de la historia de Suicidal Tendencies, esa historia a la que cada poco hay que volver para apreciar el verdadero interés del grupo.

Toni de Lola