El quinto trabajo de Metallica, más conocido como 'Black Album', marcó un antes y un después en el metal hace ya treinta años. Su primer trabajo junto a Bob Rock, salió a la luz un 12 de agosto de 1991 para reafirmarse como uno de los pesos pesados del metal en una década en la que el thrash comenzaba a decaer.

Una banda que nació y triunfó como casi ninguna en la década de los ochenta. Cuatro álbumes y miles de conciertos por el mundo adelante avalaban su éxito. Pero los de San Francisco se toparon con ese momento en el que necesitaban ir un nivel más allá. Buscar un nuevo sonido, llegar a más oídos y hacer un disco que marcase una gran diferencia en su carrera era lo que ocupaba a Metallica en aquel momento.

Comenzaron así la década de los noventa, con un trabajo nuevo bajo el brazo que arrasó en las listas de ventas por lograr presentar a unos Metallica duros, pulidos en cuanto a sonido y mucho más maduros. Conquistaron el mundo con un disco que incluye algunos de sus grandes éxitos, esos que nunca desaparecerán de los directos como “Enter Sandman”, “Sad But True” o “Nothing Else Matters”.

Un lienzo en negro

El proceso de grabación comenzó en octubre de 1990 en One On One Recordings Studios, situado en California. Pero no sería hasta el 12 de agosto de 1991 hasta que este disco fuese publicado. Meses y meses de trabajo, broncas, experimentos y un gran resultado. Lo primero que se toparon los fans que lo compraron fue un disco cuya portada era negra, simple, en la cual se puede discernir el logo de la banda y una serpiente de cascabel en un gris muy oscuro. Nada más.

Metallica Black Album

¿Por qué hacer esto tras la preciosa portada de ‘…And Justice For All’? Según James Hetfield, en esta ocasión se trataba de disfrutar completamente de la música y no distraerse con ningún tipo de dibujo en la portada. No fueron los primeros en hacer algo así, pues AC/DC hicieron lo mismo en ‘Back In Black’ y hasta los Beatles con el ‘White Album’. Esto, además, sería una manera de introducir ese contraste que querían presentar con el anterior disco, que nada tienen que ver en muchos aspectos.

Popularmente llamado el ‘Black Album’, este quinto trabajo suponía un reto de autosuperación para la banda. En busca de la fórmula correcta, encontraron la mejor de las guías en Bob Rock. Productor y músico que también trabajó con Bon Jovi o Mötley Crüe. De hecho, fue el sonido de la canción “Dr. Feelgood” el último empujoncito para llamarle y ponerse en sus manos.

Bob Rock, más que un simple productor

Bob Rock fue, y siguió siéndolo por muchos años, como el quinto miembro de Metallica. Se  sentó con ellos a construir los cimientos de este disco y acabaron posteriormente llegando a límites que jamás pensarían tocar. Lo cierto es que la influencia de Bob Rock en Metallica daría para escribir un buen análisis, así que en esta ocasión lo propio es centrarse en cómo supo dotar a este disco de una mejora muy notable en el sonido, que demandaba ser mucho más grueso y de una calidad superior hasta la fecha.

No es nada nuevo el hecho de que James Hetfield y Lars Ulrich estaban en una constante lucha de egos, siendo los principales compositores y peleando por obtener mayor presencia en las canciones. Por ejemplo, Bob sugirió grabar el disco mientras tocaban todos juntos en la misma sala. Esto supondría obtener una grabación lo más fiel a un directo, con toda la fuerza que transmite.

El problema surgía a la hora de grabar las pistas de batería, las cuales fueron las primeras en ser grabadas, puesto que se hacían con toda la banda tocando pero sólo la batería estaba microfoneada. Lars siempre llegaba tarde, lo que tenía a los demás esperando por él horas y horas simplemente para grabar cientos de tomas de la batería. No es nada nuevo el hecho de que era muy perfeccionista con lo suyo, llegando a estos extremos en los que sus exigencias interrumpían el plan inicial de grabación así como comenzaban a crispar el ambiente.

Por otro lado, la música que componía James era sagrada para él, y esto implicaba que no le gustase la idea de cualquier mínimo cambio propuesto por Bob. Como curiosidad, tanto Bob como Lars sugirieron ciertos cambios en la letra de “Enter Sandman”, que fue el primer tema en ser compuesto y escrito del disco. Cosa que a James no le hizo ni una pizca de gracia, aunque acabaría dando el brazo a torcer.

Bob Rock

Sin embargo, este tipo de roces acabarían haciendo mella al final de la grabación. Y no sólo entre ellos había roces y choques de egos, sino también fue algo complicado de gestionar en medio de todo este proceso. Aunque no sería hasta bastantes años después, en la grabación de ‘St. Anger’, cuando la gota colmó este vaso que ya comenzaba a llenarse. Pero esa historia da para escribir su propio reportaje.

…And Justice For Jason

No todo era drama y mal rollo mientras grababan en el estudio,, sino que fue una experiencia muy enriquecedora para la banda. Especialmente a la hora de experimentar y mejorar el sonido, donde Bob jugó un papel esencial para trabajar en equipo y conseguir el sonido que tenían en mente.

‘…And Justice For All’ recibió muchas críticas en este aspecto, especialmente en referencia a la ausencia casi por completo del bajo de Jason Newsted. De modo que, sabiendo que sería algo que iba a estar en el punto de mira, se pusieron manos a la obra para hacerlo destacar. Newsted es un excelente bajista que brilla con el ritmo y técnica.

Aprendió a tocar el bajo sin amplificador, lo que conlleva hacerlo con mucha fuerza a la hora de pulsar las cuerdas. Esto suponía cierto problema a la hora de grabar, pues se escuchaba muy alto el golpear de las cuerdas por encima de las notas. Y la solución fue ingeniosa y efectiva: construyeron un muro de gomaespuma alrededor de Jason, para que así solamente se escuchase lo que salía por el altavoz. Esta vez sí que sí, lograron una presencia del bajo como se merece, con esas líneas tan marcadas y fuertes que seguían al resto de los instrumentos.

Todo esfuerzo se vio recompensado

En cuanto al sonido de las guitarras, ese sonido tan seco y característico del ‘Black Album’, se las ingeniaron de forma parecida: con una especie de fuerte de mantas y tablas de madera. Es muy curioso cómo Bob probaba y buscaba de mil maneras un resultado tan concreto, es por ello que esta grabación les llevó nada más y nada menos que diez meses metidos en el estudio. Cada toma se grababa hasta 40 veces, seleccionando en el montaje final los trozos de cinta que tuviesen las mejores de las mejores tomas. Un trabajo tedioso, desde luego.

En la recta final de las grabaciones instrumentales aparecieron varios instrumentos de percusión de madera y metal, algo totalmente novedoso para Metallica que enriqueció las partes instrumentales como las panderetas que acompañan “Nothing Else Matters”. Por otro lado, James demostró a través de la voz que también tenía sonidos nuevos que ofrecer, no sólo ese desgarro y potencia sino también el hecho de cantar con voz limpia. Una decisión arriesgada para una banda de thrash pero con un resultado más que positivo, que no sólo aportó en su momento nuevos matices a Metallica sino que se convirtió en una de sus señas de identidad que seguiría explotando durante el resto de su carrera.

Una vez terminado lo que acabó siendo un completo infierno para todo el equipo, afloraban los nervios. Por mucho que uno esté seguro de haber hecho un buen trabajo, finalmente es el público quien tiene la última palabra. Lo mismo te crucifican para siempre por un álbum mediocre como te glorifican por un trabajo excelente, aunque también cabe la posibilidad de que todo el trabajo y esfuerzo caiga en saco roto y en unos meses nadie hable más del álbum.

Sin embargo, supieron que el álbum negro sería todo un acierto incluso antes de que las ventas hablasen por sí mismas. Nada más y nada menos que 19.000 personas tuvieron el privilegio de acudir a un evento para escuchar el disco antes de su publicación, algo que no sólo tranquilizó a la banda sino que disparó esa emoción por un disco nuevo de Metallica. Así fue que se hicieron colas enormes la noche antes de poder adquirirlo y que todo el mundo se quedase con la mandíbula en el suelo escuchando estas canciones.

Para muchos, ‘Black Album’ supone la última pieza de los cinco discos sagrados de Metallica. Para Metallica supone su punto álgido. Tras publicar en 1988 ‘…And Justice For All’, sintieron que debían renovarse. En contraposición a las refinadas composiciones de este trabajo, la idea era hacer canciones más cortas y mucho más directas. El feedback que habían recibido de su anterior disco les había llevado a esa conclusión, además del ya comentado y criticado sonido. Definitivamente era algo en lo que debían centrarse y fue así como lograron pulir el mejor sonido de su carrera.

‘Black Album’ no fue una consolidación porque ellos ya eran unos de los titanes del metal, pero sí fue el pico de la banda y el disco que les abrió muchas más puertas mundialmente. Llegaron a mucho más público, y quizá para mucha gente fue un punto negativo pues posteriormente esta comercialización se hizo visible en los siguientes discos. Pero al César lo que es del César: Metallica llegaron a lo más alto con este quinto trabajo y se convirtieron así en una gran influencia musical más allá del thrash metal.

Iria López