Quince años sin Quorthon (Bathory)
En una época lejana en el tiempo en la que no existían Internet, redes sociales ni smartphones, dar con información de ciertos grupos resultaba complicado, más aún si se movían en las arenas pantanosas del underground y no poseían la gran maquinaria promocional asociada a las grandes bandas y sus grandes sellos.
Bathory acabó convirtiéndose en una institución de culto por su música, obviamente, pero sobre todo por el misterio que rodeaba al grupo en tanto que apenas existían fotografías de sus miembros, información alguna en ningún lado, no actuaba en directo y su imagen y parafernalia satánica acabó dando pie a un sinfín de rumores y leyendas (la mayoría erróneas o inexactas) a cada cual más disparatada y alejadas de la verdad. Asíes como se fue forjando la leyenda de Bathory con el paso de los años y las décadas hasta que el siglo XXI nos trajo consigo -gracias a Internet- una serie de informaciones que sirvieron para moldear, definir y acotar la verdadera historia de los auténticos creadores del black metal.
La desgracia quiso que el padre de la criatura, Quorthon (de nombre real Thomas Forsberg), falleciese en junio del 2004 de un ataque al corazón, efeméride de la que actualmente se cumplen 15 años y razón de ser de este artículo donde repasamos su obra y legado. Comúnmente se suele citar a Venom como los creadores del black metal, pero un análisis más certero situaría a Bathory en esa posición. Venom crearon la estética y temática, sin embargo, fueron Quorthon y su banda quienesestablecieron el vínculo musical absoluto y definitivo con lo que actualmente consideramos que es el black metal.
Estocolmo, 1983
Todo empezó en la ciudad sueca de Estocolmo a principios del año 1983, cuando Quorthon, Freddan y Jonas (Åkerlund, famoso director de videoclips de grandes estrellas y responsable de la reciente película Lords Of Chaos) empezaron a dar sus primeros pasos como banda. Por aquella época, Bathory no era más que un batiburrillo de acné adolescente, ideas no muy claras, ganas de ofender y molestar, Motörhead, Black Sabbath y hardcore punk del tipo GBH/The Exploited. Nadie se los tomaba muy en serio, de hecho ni ellos mismos lo hacían.
Cabe recordar que en 1983 el heavy metal y el punk eran músicas marginales asociadas a las clases obreras y a gente por lo general de mal vivir y de dudosa reputación. Bathory probaron a un sinfín de músicos para completar la formación, pero la gente huía despavorida cuando la banda empezaba a sonar, “Recuerdo intentar buscar músicos fuera de los circuitos del punk y resultaba imposible dar con alguien que entendiese lo que llevaba entre manos. En aquella época en Estocolmo apenas había punkis, y los pocos metalheads que había lo más duro que escuchaban era Iron Maiden. Si les veía con un parche de ellos o los pelos cardados, los descartaba rápidamente”, declaraba Quorthon en relación a las dificultades de dar con gente afín a principios de los ‘80.
Quorthon provenía de los circuitos del punk y no del heavy metal, algo que siempre quiso dejar claro. No obstante, el paralelismo con Venom era tan evidente que se les acusó rápidamente de no ser más que un clon de los británicos. En palabras del líder de Bathory: “da igual la de veces que insista en que yo no había oído hablar de Venom hasta que nuestro primer disco estaba ya en la calle. La gente sigue acusándome de copiarles, lo que no es cierto en absoluto. Fueron The Exploited, GBH y Motörhead los que dieron pie a nuestro debut, no Venom. No escuché a la banda de Newcastle hasta finales de 1984 cuando la tienda de discos en la que trabajaba empezó a importar material de Neat Records”.
Tras colocar un par de temas en el famoso recopilatorio Scandinavian Metal Attack (y ante la buena acogida de los mismos), Bathory se encierran en un garaje al sur de Estocolmo para dar vida a su debut homónimo no sin antes cambiar de nuevo de formación. Con un presupuesto ridículo y ocho temas bajo el brazo, Quorthon y el batería Stefan Larsson dan vida a uno de los debuts más emblemáticos e influyentes de la década de los ‘80. La batería se atasca continuamente, las guitarras por momentos están desafinadas y Quorthon se desgañita como si estuvieran sacándole las vísceras. Es junio de 1984 y el black metal tal y como lo entendemos actualmente acaba de nacer.
Con una portada icónica como pocas y lanzado al mercado en octubre de 1984 bajo Black Mark Productions (sello recién creado por Quorthon y su padre Borge Forsberg, más conocido como Boss), el debut de Bathory pilla a todo el mundo desprevenido y rápidamente empieza a venderse como rosquillas, “partiendo de la base de que nos costó unas 5.000 coronas suecas y que desde que salió cada año se imprimieron 10 o 15 mil copias nuevas del disco, ¡creo que ha sido una de las mejores inversiones de nuestra vida!”, señalaba Quorthon con ironía.
Una acogida inesperada
Ante la buena acogida del disco, Bathory apenas dejan pasar unos pocos meses antes de volver al estudio y perpetrar a principios de 1985 ‘The Return’, su segundo trabajo donde la banda se adentra todavía más en su vertiente musical más extrema y su temática más centrada en el satanismo (aunque con dejes todavía de las películas de terror, los asesinos en serie y la inquisición). Por entonces, el underground asociado a este tipo de música estaba en plena ebullición con bandas como Slayer, Possessed, Destruction, Sodom, Hellhammer, Celtic Frost o Kreator grabando sus primeras referencias y esparciendo sus semillas a lo largo y ancho del globo.
No obstante, Bathory iban por libre: “éramos una banda underground en tanto que éramos poco conocidos y operábamos a un nivel muy básico. En lo relativo a música, yo desconocía totalmente lo que se estaba cociendo por entonces. En 1984, todo el metal que yo había escuchado era Black Sabbath, Motörhead, algo de Saxon y mucho punk y hard rock de los ‘70, claro, pues es con lo que había crecido. No fue hasta la edición de nuestro primer disco que en las entrevistas me preguntaban por todas esas bandas de thrash y death que yo nunca había ni siquiera escuchado de nombre. Al hacerlo, recuerdo quedar prendado del sonido de guitarras de Metallica o la producción en general de Exciter que intentamos emular en ‘The Return…’. Sin embargo, grupos como Destruction, Slayer o Kreator nunca me dijeron gran cosa, no soportaba esas voces tan agudas”.
Quorthon, para distanciarse de la velocidad (que es lo que imperaba por entonces), prefirió dotar a ‘The Return…’ de un sonido más heavy, denso y oscuro, para distanciarse del resto de bandas. Con una producción algo mejor, el segundo trabajo de Bathory, gracias a cortes como“Born For Burning” o “The Return Of Darkness And Evil” asienta definitivamente lo que a la postre serían los patrones básicos del sonido black metal escandinavo, que se ven más acrecentados y solidificados con ‘Under The Sign Of The Black Mark’, tercer trabajo del grupo y para muchos su obra cumbre de esta primera etapa de la formación sueca.
Con una formación diferente, Quorthon se encierra de nuevo en los Heavenshore Studios (en realidad un sucio garaje con 4 cachivaches) a finales de 1986, casi año y medio después de grabar su anterior disco. “Estaba decidido a tener una formación sólida de una vez por todas pero resultaba imposible. Probé a varios baterías y bajistas, incluso algunos de peso como gente de Artillery y Sodom, pero nada llegó a buen puerto, la logística era complicada con gente de fuera de Suecia, así que al final la batería la grabó un amigo mío de Estocolmo y el bajo lo grabé yo. En realidad perdimos un año y pico y nuestro tercer disco podría haber salido antes”, comenta Quorthon.
‘Under The Sign Of The Black Mark’ es considerado el primer álbum enteramente de black metal escandinavo. Editado en 1987, el tercer LP de Bathory introduce algunos elementos sónicos nuevos como diferentes capas de guitarras y sintetizadores que dotan al disco de mayor profundidad y arreglos, aunque de nuevo la cruda mezcla, el sonido chirriante de guitarra y la cantidad infame de reverbs y delays que hay por todos lados lo embarullan todo impregnándolo, eso sí, de un caos sonoro único y distintivo. Muchos de los grandes clásicos del grupo se encuentran en este disco como “Woman Of Dark Desires”, “Equimanthorn”, “Call From The Grave” o “Enter The Eternal Fire”.
‘Under The Sign Of The Black Mark” cierra una primera etapa de Bathory compuesta por sus tres primeros trabajos y supone la biblia de todo el black metal que estaría por venir en los años venideros, sobre todo procedente de Escandinavia, principalmente de Noruega. A nivel de ventas supuso un salto enorme respecto a sus anteriores álbumes gracias en parte a las giras promocionales que Quorthon realizó por Estados Unidos y parte de Europa y las cientos de entrevistas que concedió para dar a conocer el disco.
Sin tiempo para reponerse y ayudado por el hecho de seguir siendo una banda que no tocaba en directo, Bathory vuelven de nuevo al estudio a primeros de 1988 para dar vida a su cuarta obra, ‘Blood Fire Death’, un disco de transición entre los Bathory clásicos de sus previos discos y la nueva etapa que estaba por venir. Para muchos, ‘Blood Fire Death’supuso el inicio del fin mientras que, para tanta otra gente, supuso el arranque de una época más musical y apta para todos los públicos que quizáno tenían las orejas preparadas para el extremismo sonoro y la crudeza de los tres primeros discos de Bathory.
El aperturismo de Bathory
‘Blood Fire Death’ se abre con la pieza sinfónica e instrumental “Odens Ride Over Nordland”, toda una declaración de intenciones y preámbulo de lo que estaba por venir, ya no solo a lo largo del álbum sino durante los siguientes “Hammerheart” y “Twilight Of The Gods”. Efectos de tormentas, caballos dirigiéndose hacia la batalla final, percusiones de orquesta, coros de voz y sintetizadores de corte épico y cinemático se dan cita para ambientar eldisco de forma magistral.
Canciones como “A Fine Day To Die”, “For All Those Who Died” o el tema homónimo muestran a unos Bathory bajando el pie del acelerador y recreándose en riffs algo más musicales y melódicos, con un nuevo enfoque musical algo más épico y una temática que, por primera vez, introducía el elemento nórdico en sus letras. “Para cuando hicimos ‘Blood Fire Death’, seguir escribiendo sobre temáticas anticristianas me parecía una pérdida de tiempo”, señala Quorthon. Prosigue el sueco: “eso era lo que hacía todo el mundo, así que lo más inteligente parecía buscar alguna temática diferente y apareció nuestro legado nórdico. No es que yo me hubiese vendido o ya no simpatizase o creyese en el satanismo, simplemente me gustaba ir contra corriente”.
Mucho se ha hablado del parecido más que razonable de ciertos patrones de batería y riffs de guitarra (amén de las letras) y ambientación en general de este cuarto disco de Bathory con los Manowar más épicos de mediados de los ‘80. Quorthon lo deja claro: “en mi vida había escuchado a Manowar. Sucedió que un batería con el que trabajaba entre 1986 y 1988 era muy fan de ellos, incluso me llevó a verlos una vez en directo. No descubrí que Manowar habían influenciado tanto su estilo hasta un tiempo después cuando mucha gente me insistía sobre ello. Obviamente ese estilo percutivo de tocar de él hizo que muchos de mis riffs se moldearan de esa forma”. Sea como fuere, ‘Blood Fire Death’ posee muchas de las señas de identidad de Manowar, algo que se exagera todavía más en “Hammerheart” y “Twilight Of The Gods”, lo que hace difícil creer las palabras de Quorthon.
‘Blood Fire Death’ introducía otra novedad en el seno de Bathory: por primera vez aparecían otros músicos al lado de Quorthon en las fotos. Sus nombres eran Kothaar y Vvornth, que en realidad no respondían a una identidad concreta sino a un apodo utilizado por Quorthon para referirse a quien fuera que grabase las baterías y los bajos comprendidos entre ‘Blood Fire Death’ (1988) y ‘Blood On Ice’ (1996).
Quorthon arroja un poco de luz sobre el asunto: “estuve años intentando montar una formación completa con gente que entendiera la verdadera naturaleza de Bathory. Nunca lo logré y siempre tenía que acabar tirando con aquellos músicos que tenía a mano aunque estuvieran a años luz en término de gustos de lo que realmente era Bathory. No tenía sentido sacar en las fotos a músicos que probablemente ya no estarían en la banda seis meses después. Al final acabé concluyendo que lo mejor era poner siempre el nombre de los mismos tipos, tocara quien tocara en el disco. Por esa misma época decidí que Bathoryno iba a tocar nunca en directo, no lo veía posible”.
La decisión de Quorthon de desistir de tocar en directo seguramente tenga que ver con el hecho de que tanto ‘Blood Fire Death’como los dos siguientes discos difícilmente se pueden reproducir en directo conservando esa misma opulencia sonora y majestuosidad. Del mismo modo, Quorthon era consciente de que parte del éxito del grupo se debía a la falta de fotos, información, material audiovisual… Llevar a Bathory a los escenarios habría roto esa magia y misticismo por completo.
Durante muchos años se habló que hubo una intentona a principios de los ‘90 de llevar a la banda a los escenarios con gente de Edge Of Sanity en sus filas (compañeros de sello). También circulaba el rumor de que el delicado estado de salud de Quorthon (que posteriormente se manifestó con toda su crudeza cuando falleció en el 2004 de un paro cardíaco a la edad de 38 años) era el motivo principal por el que el músico había descartado completamente entregarse a los conciertos y giras. Rumores, todos estos no contrastados, como tantos y tantos otros a lo largo de las décadas.
El giro vikingo
Con el cambio de década llegó el que es considerado primer disco enteramente vikingo de Bathory, ‘Hammerheart’. Grabado de nuevo en Heavenshore Studios y esta vez bajo el manto de Noise Records, el quinto trabajo de Bathory se introduce de pleno en un género inexistente por entonces como es el viking metal y que ellos solitos crearon con este disco. Bandas como Manowar, Sabbat, Heavy Load, Virgin Steele (o incluso Black Sabbath unos meses más tarde) podían haber bordeado el género en algunos aspectos, pero fue este disco el que realmente creó un género que a día de hoy goza de bastante buena salud y que gente como Enslaved, Amon Amarth, Falkenbach, Borknagar o Ensiferum han popularizado en el último cuarto de siglo.
‘Hammerheart’ introduce guitarras acústicas, más efectos de toda clase, coros enormes de 16 voces y épica a raudales, todo ello condensado en casi una hora de metraje donde sobresale “One Road To Asa Bay”, el tema más popular del disco y de los más conocidos de Bathory, del cual se extrajo un videoclip -el único del grupo- realmente espectacular que contiene las únicas imágenes de Quorthon y su “banda” tocando sus instrumentos (aunque en vez de sobre un escenario lo hacen en un bosque en llamas).
https://www.youtube.com/watch?v=eAQs7-gzlz0
‘Twilight Of The Gods’, editado apenas un año después, prosigue exactamente la misma senda que ‘Hammerheart’ siendo visto por muchos como una segunda parte, algo más atmosférica y con una mejor producción, eso sí. ‘Blood On Ice’, el tercer trabajo de la trilogía vikinga de Bathory, pese a ser editado en 1996, fue originalmente compuesto y parcialmente grabado entre 1987 y 1990.
Todo ello sumado al hecho de que los dos discos siguientes de Bathory ‘Requiem’ y ‘Octagon’ (1994 y 1995 respectivamente) poseían un tufillo thrash metal Bay Area (de muy bajo nivel por cierto) y nada tenían ya que ver con el black metal de antaño o el viking metal más reciente en el tiempo, generó lógicamente cierta confusión en sus fans que no tenían muy claro qué senda quería seguir la banda a mediados de los ‘90.
Quorthon lo resume del siguiente modo:“La razón por la que nuestros seguidores son tan fieles es porque quieren que Bathory sea Bathory. Un tercio de nuestros fans quieren que seamos los maestros del black y death metal, mientras que los otros dos tercios quieren que seamos los amos del viking nordic metal… Pero ese es nuestro problema, mi dilema, el de nadie más. En el futuro tendré que lidiar con ambos bandos del grupo y satisfacer a ambos sectores de nuestros fans. Si hago un album 100% Bathory la prensa me acusará de repetirme y de vivir del pasado, y si pruebo algo totalmente nuevo gruñirán porque me he alejado del auténtico espíritu del grupo. Es un círculo vicioso del que es difícil salir. Por ello, he optado por dejar de escuchar lo que la prensa espera oír de Bathory para centrarme únicamente en lo que nuestros fans esperan y desean del grupo”.
Bajo estas premisas y atendiendo a estas declaraciones de 1995, queda claro que ‘Blood On Ice’ es un regalo para sus fans, o por lo menos para los fans del sonido vikingo de Bathory. Resulta imposible contextualizar el disco si se obvia el hecho de que fue compuesto y grabado durante los viejos días de ‘Blood Fire Death’ y ‘Hammerheart’.
Tras poner en circulación el tercer disco de rarezas, ‘Jubileum’, en 1998 (siguiendo la estela de los dos primeros editados en 1992 y 1993), Bathory y Quorthon desaparecen unos años para volver en el 2001 con ‘Destroyer Of Words’, uno de sus álbumes más flojos que no hizo levantar cabeza a una banda que ya muchos daban por muerta y enterrada tras tantos años de idas y venidas de estilos y, sobre todo, por el hecho de que el black metal de segunda generación (principalmente escandinavo), se había apoderado de absolutamente todo y era lo que realmente atraía la atención de la gente joven, no tanto una banda que por entonces apenas recordaban los más viejos del lugar y que nada tenía que ver con la sonoridad más melosa, sinfónica y accesible de los mandamases del black metal nórdico que acaparaban todas las miradas a principios del nuevo milenio.
‘Destroyer Of Worlds’ intentaba aunar lo mejor de ambos mundos de Bathory con mayor desgracia que gloria. El hecho de que entre medias colara temas muy del tipo “Requiem” u “Octogon” con ese estilo de thrash moderno (Escuchen “Kill Kill Kill”o “109” y juzguen) no ayuda a arreglar un disco considerado flojo por casi todo el mundo.
Quorthon, sin embargo, veía las cosas de forma diferente un par de años después de su publicación: “la mayoría de discos de Bathoryfueron destruidos por la prensa, incluso en los años ‘80. Hoy en día son vistos como clásicos y muy influyentes en su estilo. A cada uno de nuestros discos le lleva años ser aceptado. Recibo toneladas de correo cada día y te aseguro que los fans ven las cosas de forma diferente a la prensa. Yo de hecho me fío mucho más de ellos que las revistas. ‘Destroyer Of Worlds’ contiene un tercio de material épico, otro tercio de hardcore brutal y otro tercio de material inclasificable que sacará de sus casillas a la gente. Así fue como lo concebí con la idea de que nadie pudiese encasillarlo fácilmente. Estoy seguro que con los años será otro gran clásico de Bathory”.
Influenciado o no por la mala prensa que se llevó el disco, el próximo lanzamiento de Bathory -a la postre el último del grupo- sería ‘Nordland’, dividido en dos LPs editados respectivamente en 2002 y 2003, que nos devuelve a los Bathory más épicos, grandilocuentes y majestuosos, para el regocijo de los fans de esa época tan concreta del grupo. Sin estar a la altura de ‘Hammerheart’ o ‘Blood On Ice’, sendos ‘Nordland’mostraban a un Quorthon con todavía bastantes cosas que decir, aunque su frágil salud impidió que así fuese, falleciendo el 3 de junio del año 2004 de un fallo cardíaco a la edad de 38 años.
Con un enorme legado que ha permitido dar forma a lo que hoy en día entendemos por black metal, death metal y viking metal, doce trabajos de estudio editados (dosmás en solitario aunque apartados del metal) y más de unmillón de discos vendidos, Quorthon y Bathory serán recordados por siempre como una de las mayores instituciones dentro del metal extremo. Su legado habla por sí solo y sigue 100% vigente quinceaños después de su muerte y tras casi cuatrodécadas desde su fundación. Quorthon ya no está entre nosotros pero su música es eterna y vivirá por siempre.
Las declaraciones de Quorthon han sido extraídas de www.bathory.nu (web a día de hoy inactiva -aunque guardada por fortuna en un PDF- que durante años fue la fuente más fiable de información de Bathory y con quien el propio Quorthon llegó a colaborar en sus últimos años de vida cediendo material que inicialmente había escrito para un libro sobre la banda).
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