Classics: Gary Moore – Wild Frontier (1987)
El sexto álbum de estudio en solitario del guitarrista irlandés fue publicado el 9 de marzo de 1987. Fue también su primer trabajo después de un viaje de regreso dos años antes a su ciudad nativa Belfast,en Irlanda del Norte. Por ello contiene varias canciones dedicadas a su país con muchos tintes de música celta.
Tras tocar muchos géneros distintos a lo largo de los 70 (desde el rock progresivo con Colosseum II al hard rock clásico con Thin Lizzy), Gary Moore encontró su lugar en el heavy rock de los años 80 con una ristra de discos exitosos que dio comienzo en 1982 con “Corridors of Power” y culminaría en 1987 con la edición de ‘Wild Frontier’, un trabajo con raíces firmemente plantadas en el origen irlandés de Moore y que le aportaría algunos de sus mayores éxitos comerciales. Un disco que, a la postre, supuso un homenaje a su compañero de aventuras y no siempre amigo, Phil Lynott de Thin Lizzy, quien falleció en 1986 por una neumonía derivada del consumo de drogas.
Gary Moore preparó ‘Wild Frontier’ durante diversas sesiones de grabación en 1986. Ya en los festivales de verano de aquel año y en los conciertos que compartió con Queen en grandes recintos europeos Moore venía presentando versiones primitivas de las composiciones “Wild Frontier” y “The Loner”, una instrumental compuesta por Max Middleton que ya había sonado en el disco de Cozy Powell ‘Over The Top’ de 1979, aunque en otra versión.
Tras contar con una gran variedad de músicos de estudio en su anterior trabajo, ‘Run For Cover’ de 1985, Gary Moore decidió simplificar el enfoque y contó con una batería programada para su siguiente obra. Aunque la programación de la batería no tiene autor conocido éste fue uno de los principales rasgos en el sonido del trabajo, además de la innegable influencia celta que contienen las canciones y que se puede retrotraer al trabajo de Moore en ‘Black Rose’ de Thin Lizzy.
Con canciones como el hit single “Over the Hills and Far Away”, la melódica “Wild Frontier” sobre el conflicto armado de su Irlanda del Norte querida, o la tremendamente celta “Thunder Rising” se convirtieron en piezas clásicas de inmediato, aunque no durarían mucho tiempo en los directos de un Moore que decidió pasarse al blues apenas tres años después de editar este disco. No obstante, recuperaría algunas de ellas en su última gira antes de morir, un último acercamiento a su pasado rockero que incluyó en el repertorio varias piezas del disco.
La gira del disco fue un éxito desconocido para Moore hasta entonces. Con una banda increíblemente solvente donde Eric Singer era el batería, Bob Daisley el bajista y Neil Carter el teclista y guitarra, Gary Moore tocó ante algunas de sus mayores audiencias en Europa, Japón y, en menor medida, en Estados Unidos. El último gran momento del Gary Moore heavy hasta que decidió reinventarse en 1990 con ‘Still Got The Blues’.
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