Javier Bragado: Detrás de la cámara (III)
Una vez repasado el inicio de Javier Bragado en el mundo de la fotografía y su proceso de profesionalización, hoy nos vamos a centrar en una de sus facetas más visibles: la fotografía en los festivales, en la mayoría de los cuales ejerce como el fotógrafo oficial contratado por la organización.
Inicio de Javier Bragado en los festivales
Es posible que conozcas a Javier Bragado porque en el pie de foto de las imágenes que suben festivales como el Resurrection Fest, el Rock Fest Barcelona, el Garage Sound Fest, el O Son Do Camiño o el Mallorca Live pone su nombre. El background de Javier en el mundo de la fotografía de conciertos unida a la calidad de su trabajo ha sido el causante de que este tipo de eventos cuenten con él como una de las personas que se encargan de sacar adelante el branding en forma de fotografías de los festivales.
Hace casi 9 años del primer festival al que Bragado fue a trabajar. “El primero que hice fue el Rock In Rio, en Madrid en 2010, y ese mismo año hice también el Sonisphere”, destaca Javier. De este último mencionado nos comentó que cubrió todos los que se celebraron en la capital española y, además, estuvo dos años en el de Reino Unido.
Destaca la diferencia de trabajar como coordinador de equipo y como un fotógrafo con una función asignada previamente, ya que el planteamiento es muy distinto. “En los festivales que cubro, no los coordino yo, es mucho más fácil”, remarca, y continúa detallando que “En el Rock Fest Barcelona ya hay un coordinador y voy más relajado a hacer fotos sin pensar en otra cosa. En Mallorca Live igual ,que es un placer trabajar allí también. En el Garage Sound Festival, por ejemplo, estuve el primer año solo, y en 2018 fuimos dos, pero es un festival chiquitín y es más sencillo”.
El idilio con el Resurrection Fest
Uno de los eventos entre los cuales siempre resuena más el nombre de Javier Bragado es el Resurrection Fest. Su historia en él es curiosa, ya que el fotógrafo oficial del festival desde la primera edición era Rubén Navarro, otro gran profesional y además de compañero, amigo de Javier, no paraba de insistirle en que fuera a Viveiro, pero Bragado siempre se resistía.
“En 2012 ya teníamos Revolver y no fui. Acudí por primera vez el año siguiente, en 2013. El cartel me llamaba más, menos hardcore, con Slayer y demás”, recuerda Javi sobre cómo se decidió a viajar al evento gallego por primera vez. Después de esa edición, el rollo del festival le gustó mucho a Bragado, y justo se pudo incluir un segundo fotógrafo oficial en el Resurrection Fest y Rubén Navarro contó con Javier para esa función.
A raíz de esta ocasión, el tándem Rubén-Javier funcionó a las mil maravillas, y dado el ingente crecimiento del Resu, se intentó incrementar el equipo de fotografía del festival para hacer un trabajo más amplio. “En 2015 quisimos formar equipo, pero no pudimos. Metieron un par de personas para ayudarnos, pero no funcionó muy bien. El problema de los equipos en los festivales es que no deberían formarlos directamente la gente de la organización, sino el coordinador para configurarlo a su criterio. Esto puede salir mejor o peor. Si hay voluntarios tampoco puedes mandarles de la misma manera, y no fue del todo bien”, puntualiza el fotógrafo sobre esta ardua tarea.
La explosión del Resurrection Fest
El año mejor recordado por Javi en el Resu fue el siguiente. “En 2016 pedimos hacer nuestros equipos y fue cuando estuvimos con Toni Villén, los tres. Un año brillante. Hicimos un grandísimo curro juntos y lo pasamos muy bien. Para mí, fue el mejor Resurrection Fest hasta ahora”, declaraba alegre Bragado. 2017 fue muy distinto ya que Rubén no formó parte del equipo del festival al haberse ido a vivir a Londres. El festival continuaba creciendo y, por tanto, las necesidades también.
“Montamos un equipo muy grande porque el festi había evolucionado mucho, fue el año de Rammstein. No terminó de funcionar, pero creo que la culpa la tuve yo. Pasé a asumir la responsabilidad, con la ayuda de Toni, de Rubén, que era la cabeza pensante. Éramos 4 oficiales y (Toni, Alain, Salva, yo) y 3 becarios estudiantes míos. Había mucho movimiento, sin embargo, no estábamos centrados. Creo que nos sobrepasó un poco, no recuerdo muy bien ese Resu. Considero que no sacamos el máximo rendimiento posible”, explica Javi sobre el cambio de gestor del equipo de foto del festival, y añadía que “el escenario era inmenso, una cosa desproporcionada”.
El último año del Resurrection Fest, 2018, trajo consigo más cambios en la estructura del equipo. “Volvimos a hacer equipo de 3 y estuvo muy bien. Recuperamos un poco esa esencia del 2016 de mucha paliza y estar muy centrados. La verdad es que Toni Villén y Víctor Gallego hicieron un curro espectacular. El año pasado lo coordinamos mejor, delegué más cosas en Toni, con más libertad como hacíamos antes. Funcionó mejor que en 2017”, concluye en su repaso por sus experiencias en el Resurrection Fest.
La cercanía, clave en su predilección
Todo el mundo tiene la “niña de sus ojos” en distintos ámbitos de la vida. En el caso de los festivales, Bragado tiene muchos “ojitos derechos”, pero el que más resalta entre todos ellos es el Resurrection Fest. “El Resu es distinto. Siempre hemos tenido una relación directa, cercana y nunca nos han cerrado la puerta a una idea, al contrario. En nuestra parcela en el festival tenemos libertad para proponer cosas y contacto directo con la dirección.
Podemos proponer ideas sobre infraestructuras que en otros festis sería impensable, y se nos escucha y, dentro de lo posible, se hace. Un ejemplo es que los fosos fueran más anchos, y lo han intentado. Lo pedimos para el bien del trabajo y siempre se nos ha escuchado. Estamos en contacto todo el año, todas las semanas, comentando cosas, proyectos…
Es un festi en el que sientes que formas parte de la familia. Estamos allí, somos uno más, tenemos un peso que no tenemos en ningún otro lado incluso a la hora de tener contacto directo con la dirección del festival, cosa que no suele pasar. Suele estar a otras cosas como el trato con artistas, relaciones públicas… En este festival, la dirección en persona, Iván Méndez concretamente, siempre se pasa por nuestra cabina el día siguiente del cabeza de cartel principal a ver el material, y eso se agradece muchísimo. Así sabes lo que quieren. En otros festivales hay tantas capas y tan poco contacto que no sabes lo que buscan y puedes estar algo perdido. A veces no hay una línea, una unidad, y puede funcionar o no”, confiesa Javier sobre el entorno del festival gallego.
Un festival distinto: O Son Do Camiño
Otro de los festivales que ha contado desde su inicio con los servicios de Javier Bragado es el O Son Do Camiño. El evento gallego no es el típico festival de rock o metal al que ha estado acostumbrado estos años Javier, sino que es muy ecléctico y eso hace que tanto el público como las necesidades de la organización sean distintas a las de los otros citados anteriormente.
“En un festival de metal no importan las marcas, se vende más solo, pero aquí es un ambiente diferente. Es algo más tipo Coachella, es más de marcas. Jagermeister y Thunderbitch tienen activaciones como en otros de metal, pero está más distribuido. A este festival intentaría darle esa imagen tipo Coachella, vender la experiencia, pasarlo bien, eso que gusta a las marcas.
Además aquí el recinto es complicado, en cuesta y más grande de lo que parece, es más difícil. En el O Son do Camiño estuve el año pasado con otro chaval y fue guay, pero me faltó una tercera persona, habría estado bien. Dos personas para todo eso se queda corto, hay mucha marca y mucho que contar. Todavía tiene que crecer todavía más”, relata Bragado sobre su primera edición.
Una fotografía diferente
Un festival que cuenta con artistas del mainstream de la música en todo el mundo de varios estilos requiere un contenido distinto al de los festivales de rock y heavy metal ya que su posicionamiento es diferente y, por tanto, su branding empresarial también. Javier sabe esto, y de hecho una de las cosas que señala es que “vería guay que llevaran a un instagramer al festi aparte del equipo de foto porque cuadra con el ambiente”.
Ante esto, Bragado detalla que “si tuviera capacidad absoluta para elegir, en ese equipo metería a otro fotógrafo para cubrir todo de manera estándar para las marcas, y, a mayores, me llevaría a un instagramer que haga fotos, que los hay jóvenes con mucho talento, y que de ese modo contara el festi desde su punto de vista. Funcionaría bien, la verdad”.
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