EXCLUSIVA: ASI SUENA LO NUEVO DE AVANTASIA – THE MYSTERY OF TIME
The Metal Circus viaja a Alemania para escuchar en rigurosa exclusiva el nuevo disco de Tobias Sammet"s AVANTASIA, "The Mystery of Time". Os explicamos como suena!
Vuelta a Alemania por quincuagésimo novena vez para darnos un paseo por las oficinas de la gigantesca discográfica Nuclear Blast. Si uno se para a pensar, el mejor metal de los últimos quince años ha salido de estas oficinas, de las de Century Media y de las de Roadrunner, antes de que lo absorbiera Warner y se cargaran todo el appeal del sello. Impone entrar por la puerta, especialmente para escuchar a una de las bandas y proyectos que más han desarrollado su potencial en este sello. Obviamente hablamos de AVANTASIA, el proyecto de Tobias Sammet de EDGUY. Con cierta sorpresa nos encontrábamos recientemente con el anuncio de un nuevo disco del pequeño gran hombre, pues no ha habido el gran preámbulo promocional de otras ocasiones. Se han sabido pocos detalles, con cuentagotas, pero lo que se ha sabido ha sido positivo: las implicaciones de Joe Lynn Turner, Bruce Kulick, Biff Byford, Michael Kiske, Eric Martin… para nada nombres modestos en el universo del rock duro. Falta alguno de los verdaderamente grandes a otro nivel, como sucedió en el pasado con las colaboraciones de Alice Cooper y Klaus Meine, pero creo que un Kiske involucrado de nuevo compensa cualquier carencia.
Con toda la prensa europea congregada en la sala de entretenimiento de Nuclear Blast, con un Spiderman gigante presidiendo el asunto colgado del techo, Tobias Sammet nos presentó el disco con su simpatía habitual. Tan bajito como siempre, si, pero igual de lleno de energía.
El primer tema es un contundente “Spectres”, donde Tobias comparte tareas vocales con Joe Lynn Turner. La melodía es pegadiza, como no podía ser de otra manera. La guitarra corre a cargo de Sascha Paeth tanto en lo solista como en lo rítmico mientras que el resto de la banda básica lo componen Rusell Gilbrook de URIAH HEEP a la batería y Michael Rondeberg a los teclados. “Spectres”, con gran participación de la orquesta Deutsches Filmorchester Babelsberg, es un tema para recordar y seguramente uno de los próximos clásicos de la banda-proyecto paralelo de Sammet.
El enfoque setentero es el principal elemento a tener en cuenta en el siguiente tema, “The Watchmakers’ Dream”, donde también participa Joe Lynn Turner como vocalista. Las guitarras solistas son obra de Arjen Lucassen, que hace un solo que es pura magia ochentera. El Hammond va a cargo de un despiadado Ferdy Doernberg. Se nota que Sammet conoce bien quien es quien en el metal europeo y sabe usar al músico adecuado en cada caso. Eso si, las tesituras a las que ha abocado a cantar a Turner son asesinas. Pobre hombre, se le debe haber movido hasta la peluca…
El tercer tema es “Black Orchid”. Aquí hacen acto de presencia Biff Byford de SAXON y el guitarrista Bruce Kulick, ex KISS. Es un tema contundente, con cadencia al estilo “Kashmir” de LED ZEPPELIN, algo a lo que también contribuye la labor de la orquesta empleada. Aunque el sonido conseguido por el batería Russell Gilbrook es tan Bonhamesco que parece que su espíritu le haya poseído. Cuando uno escucha la familiar voz de Byford entrar en la canción, es como saludar a un viejo amigo. Pero uno no puede dejar de preguntarse qué nos quedará cuando esta generación de músicos tan representativos de la escena que amamos, desaparezca fruto del paso del tiempo…
La entrada triunfal de Michael Kiske en este disco se produce en “Where Clock Hands Freeze”, un tema melódico y directo de apenas cuatro minutos y medio de duración. Tiene un buen inicio orquestal y cuenta con los solos de Sascha Paeth y Oliver Hartmann. Como no podía ser de otra manera recuerda a los HELLOWEEN de los “Keepers”. Un tema duro, de doble bombo, de caña. Uno de esos que Michael Kiske no grababa desde finales de los 80, prácticamente. Porque seamos sinceros, en UNISONIC no ha grabado nada ni remotamente tan heavy. El agudo ultra potente que efectúa antes del primer estribillo te hace pensar porqué este señor ha estado veinte años alejado del heavy metal con todo lo bueno que tenía para aportar.
“Sleepwalking” es un tema algo más experimental de medio tiempo, muy melódico, que puede recordar a los U2 de “Beautiful Day”, especialmente por el tratamiento de las guitarras y por el patrón de batería que efectúa Russell. Colabora Cloudy Yang, que ya hizo un gran trabajo en el anterior disco de AVANTASIA en el 2010.
La joya de la corona en éste disco es “Savior in the Clockwork”, una canción de casi once minutos de duración, donde cantan Turner, Byford, Kiske y el propio Sammet, mientras que la guitarra solista es cosa de Bruce Kulick. Una obra de arte con inicio de banda sonora cinematográfica, pero que muta rápidamente en un tema a medio camino entre el power metal y el hard rock con esa facilidad que solo Sammet tiene para unir los dos estilos. El primero en entonar es Turner, que sigue trabajando en tonos medios-altos, feliz de ser abusado por Sammet. Luego es Sammet quien se encarga de la segunda parte de la canción, explotando al máximo la totalidad de su rango vocal. El estribillo es tan típicamente Sammet, con toques hímnicos y coros grandilocuentes, que parece sacado de una plantilla. Biff Byford interviene en la parte más lenta del tema, con esa voz imponente y señorial que le sale del estomago cuando quiere. Kiske interviene al final del tema y tiene una participación más testimonial que los otros vocalistas.
El lado más virtuoso y progresivo de AVANTASIA sale a relucir con “Invoke the Machine”, el tema en el que colabora Ronnie Atkins de PRETTY MAIDS. Serán cosas mias, pero recuerda al “Future World” en algunos detalles. Atkins emplea su tonalidad más áspera, usando su “yo” más heavy para hacer un buen contraste con la personalidad vocal melódica de Sammet. El coro es explosivo en este tema. No nos olvidemos de que esos coros están hechos por Cloudy Yang, Amanda Sommerville, Oliver Hartmann, Robert Hunecke, Thomas Rettke y el propio Sammet. Parece un “best of” del heavy metal europeo de los últimos tiempos.
El baladón obligatorio del disco es “What’s Left of Me”, el tema que canta Sammet junto a Eric Martin de MR. BIG. Con pinta de gran balada ochentera con producción actual, es un tema que se beneficia mucho del coro y que, casualmente, usa la orquesta menos que muchos otros, cuando sería terreno abonado para una buena dosis sinfónica. Tan solo al final, hay algo de presencia, pero es meramente anecdótica. El piano es el detalle diferencial de este tema, usado con gran delicadeza.
“Dweller In a Dream” es posiblemente uno de los mejores temas del disco, nuevamente con Kiske a la voz, pero hay que escucharlo para entender su verdadera dimensión. Lo mismo sucede con el otro trabajo épico que cierra el disco, “The Great Mystery”. De diez minutos de duración, cuenta con una estructura cuasi progresiva en ciertos momentos (en el sentido de los cambios de ritmo y la multitud de partes diferenciadas) y con la colaboración de Bob Catley de MAGNUM, que se suma a Turner, Byford y Sammet. El mejor momento del tema es, no obstante, el crescendo sinfónico del último tramo, nuevamente a medida de una banda sonora de película. Cuando coros, orquesta y grandes instrumentaciones se unen con una misma motivación, el resultado es tan espectacular que no caben palabras para describirlo. Los pelos de punta.
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