Los restos mortales de Pink Floyd llegan a Madrid
No sucede todos los días que a) una exposición sobre Pink Floyd se instale en el Ifema de Madrid y b) que un miembro fundador de Pink Floyd venga a presentarla y encontrarse con los medios. No había tiempo que perder y nos fuimos a visitar “The Pink Floyd Exhibition - Their Mortal Remains” en el espacio ferial de Madrid y a entrevistar a un Nick Mason que disfruta en su papel de archivista oficial de la banda británica.
Mason no venía solo. Junto al baterista de Pink Floyd y 50% de lo que queda de la banda junto a David Gilmour también venía Aubrey “Po” Powell. Él, junto a Storm Thorgerson, fundó en 1967 el estudio de diseño Hipgnosis, responsable de muchas de las icónicas portadas e imágenes del universo de Pink Floyd, entre ellas la de “Dark Side of the Moon”. Powell tendría una estrecha colaboración con los miembros de Pink Floyd a lo largo de toda su carrera para ayudar a generar imágenes de un contenido y peso conceptual sin parangón.
Con puntualidad casi británica, Mason se sometió al escrutinio teórico de una prensa que no estuvo muy por la labor de hacer preguntas en la rueda de prensa, dejando el trabajo para publicaciones o webs de fans de Pink Floyd -a menudo más conocedores de la carrera del grupo que los medios generalistas. Estos tendrían, posteriormente, algunos minutos con Mason en privado para explicar los detalles de la muestra.
Una exposición sobre el “teatro eléctrico”
De la charla con los medios destacaron algunas declaraciones. Powell incidió en que su pieza favorita de la muestra es “una vieja mesa de sonido”. “Una de las cosas que más me gusta de una exposición es ser capaz de tocar las cosas en lugar de solo verlas. Es una manera muy práctica de explicar cómo funciona algo. Me gustaría que cuando la gente se vaya de esta exposición, además de haber generado algunos recuerdos, es que consigan entender cosas que hasta ahora no habían podido entender como funcionaban. Con esa vieja mesa de sonido puedes mezclar tu propia versión de “Money” y experimentar”. Como podríamos ver después, dentro de la exposición existe esa opción -y es una pasada.
“Lo que me parece más impresionante es el final” explicó Powell. “Puedes ver el primer video que existe de Pink Floyd y la última actuación en directo grabada de la banda. La sensación que eso te deja es muy buena. Es una experiencia muy inmersiva. Creo que saldréis muy felices de la exposición y creo que eso es lo más importante: la manera en que sales de una muestra como esta. Es tremendamente emotivo”.
Mason no descartó que pueda actuar en Madrid junto con su banda Saucerful of Secrets, con la que recupera el repertorio más primitivo de Pink Floyd, previo a la edición de “The Dark Side of the Moon” bromeando con que “tiene que convencer a su manager”.
El baterista tuvo algunas muestras de su típico sentido del humor cuando Powell hablaba de los conceptos de las portadas y lo que suponía generar esas imágenes hace cuarenta años. Powell explicaba que esperaba que “las nuevas generaciones entendiesen lo que suponía hacer las cosas con tus propias manos”. Mason indicó que “para situarnos: si en 1972 querías una foto de las pirámides de Egipto, no entrabas en Google y la buscabas. Comprabas un billete de avión a El Cairo”. Powell respondió que “gracias por aquella excursión” entre risas.
Las dificultades de Pink Floyd para mantener la atención del público en macroconciertos para 90.000 personas en grandes estadios fue uno de los motivos por los que los grandes muñecos hinchables comenzaron a hacer su aparición en directo. Powell indicó que, en palabras de Roger Waters, lo que Pink Floyd hacían era “teatro eléctrico”, una sabia definición.
Tras media hora, Mason se despidió y la organización de la exposición, capitaneada por el empresario sudamericano Daniel Grinbank y la gente de Sold Out, quienes co-producen la muestra en España, nos invitó a visitarla.
Un viaje inmersivo al universo Floyd
La exposición es altamente emotiva para cualquier fan de Pink Floyd que se precie y arranca con una amplia colección de recortes de prensa y pósters de sus primeros conciertos. Son especialmente divertidos esos recortes que dan por imposible a la banda y que no ofrecen demasiada confianza en su eventual éxito -uno de esos motivos por los cuales no hay que tomarse a los críticos demasiado en serio. A lo largo de los años y los subsiguientes ciclos de discos y gira, “The Pink Floyd Exhibition” muestra memorabilia que va desde cartas, memorándums internos de la banda, instrumentos, consolas de sonido, muñecos inflables, uniformes y documentación de todo tipo.
Con un sistema de audio-guía realizado por Sennheiser y que se sirve de redes wi-fi que se activan al acercarse a los distintos expositores y monitores de la exposición -no sin cierta confusión en algunos momentos hasta que encuentras el monitor del que emana el sonido que estás escuchando-, el paseo por la muestra es ameno y curioso. Más allá de los grandes elementos que se pueden encontrar (los hinchables de “The Wall”, las grandes cabezas opuestas de la portada de “The Division Bell”, etc) lo más entretenido es observar los documentos internos de la banda, planos de escenarios, diseños de elementos escénicos o letras de canciones manuscritas. Es especialmente curioso el listado de reglas de la gira “The Division Bell” que especifica que los músicos de la banda -aumentada en aquel momentos con percusionistas, segundos teclistas, coristas y demás- no tiene invitaciones para sus compromisos y que las entradas que necesiten, las tienen que pagar.
Sobrecogedor es el árbol genealógico de la banda que se expone en un panel. Nada más certero que un árbol genealógico para ver como van cayendo los miembros de la banda, en concreto Syd Barrett pero más específicamente Rick Wright, su fallecido teclista y parte integral del sonido Floyd. Cuando el arbol genealógico pasa de tres miembros (Mason / Gilmour / Wright) a dos miembros es impactante hasta sin quererlo. Un certero recordatorio de la mortalidad de nuestros ídolos.
La muestra es multimedia por definición. Se combinan los vídeos con entrevistas a diversas personas del universo Floyd con material nuevo y de archivo de los miembros de la banda. Se pueden ver ensayos de 1994, grabaciones nuevas de Gilmour demostrando como toca el solo de “Comfortably Numb” y “Run Like Hell” con detalle casi pornográfico de como sus manos recorren el mastil de su vieja Esquire desconchada.
Se pueden ver dibujos y soryboards de como se crearon las animaciones de la mítica secuencia que acompaña la intro de “Time” en sus directos, además de la secuencia de animación de “One of These Days” creada por el mismo animador, Ian Emes. Hasta escenas mil veces vistas como la intro de “A Saucerful of Secrets” en directo en Pompeya en 1971 con Roger Waters golpeando con rabia un gong a contraluz mientras Gilmour hace chillar a su guitarra, Mason se queda a gusto con su batería y Wright martillea las teclas de su piano cobran nueva vida dentro del contexto de la exposición.
Tal como dice Aubrey Powell, el final de la exposición es especialmente emotivo, especialmente cuando ves a la banda reunida sobre un mismo escenario con miradas distantes pero cómplices tocando “Comfortably Numb”. La gigantesca pantalla y el montaje de focos te hacen sentir como si estuvieses allí y, si de verdad la banda ha significado algo en tu vida, no puedes evitar que se escape una lágrima. Un auténtico viaje a lo largo de más de 50 años de la historia de una banda que cambió no solo el curso de la música rock sino de los espectáculos escénicos y la producción de conciertos. Altamente recomendable.
Una charla con Nick Mason
Tras la visita a la exposición y pese al poco tiempo disponible (había más de ochenta medios acreditados en la presentación de la muestra) pudimos sentarnos brevemente a hablar con Nick Mason en privado. La afable charla con el músico podría haber sido más larga, pues se le veía claramente a gusto con la entrevista, pero el tiempo era el que era. Aún así, ocho minutos con Mason ofrecen más contenido que una hora con otros artistas. A fin de cuentas, el baterista ha sido un pionero y una parte integral de una de las bandas más grandes e influyentes de la historia de la música moderna.
¿Hasta qué punto han estado involucrados David Gilmour y Roger Waters en esta exposición?
Para ellos ha sido solo cuestión de aprobar el contenido de la exposición. Roger estuvo todo el tiempo de gira mientras estuvimos preparando la exposición y David siempre fue más ambivalente acerca de su interés en la muestra. De hecho, él no se involucró hasta que… bueno, perdona, eso no es cierto. David hizo las cosas que le pedimos para la exposición. Grabó una muy buena explicación de algunas de sus partes de guitarra más reconocibles. Ambos fueron de tanta ayuda como pudieron ser pero con cierta distancia.
No llegaron a ver la exposición finalizada antes de que la estrenásemos. Creo que Roger ni siquiera llegó a verla en Inglaterra mientras estuvo instalada en el Victoria & Albert Museum de Londres, aunque más tarde se unió a nosotros cuando hicimos la inauguración en Roma. David no vino a la inauguración en Londres pero vino poco después a pegarle una ojeada. Es evidente que necesitamos su aprobación para cualquier parte de la exposición que pueda resultar conflictiva pero lo bueno es que Aubrey Powell actúa como un gran mediador entre todos nosotros. Había mucha confianza en que si ‘Po’ se ocupaba de montar la muestra, sería algo muy bien hecho.
“Creo que Roger y David podrían arreglar las cosas si se sentasen y hablasen en algún momento con calma”
¿Cómo te sientes haciendo la tarea de archivista de la banda? Evidentemente, sabes donde están guardados los cuerpos, como decía Powell en la rueda de prensa. ¿Es un poco onanista o narcisista el hecho de guardar y conservar todo el material y memorabilia de toda la historia de tu propia banda?
Si, probablemente (risas). Pero el mundo se divide entre aquellos que miran lo que han hecho y se encantan a si mismos y aquellos que miran lo que han hecho y piensan ‘debería haber hecho esto o aquello otro’. Es una oportunidad para revisar lo malo junto con lo bueno. No pienso que me dañe, vaya.
Tu sentido del humor es muy seco y sarcástico, como se evidencia en tu libro “Inside Out”. ¿Cuantas veces te ha traído problemas eso alrededor de dos personalidades tan fuertes como las de Waters y Gilmour?
Roger nunca me ha dado problemas. Nunca. Roger es tan irónico y seco como el mejor de ellos. David es distinto. No creo que nunca me haya metido en problemas con David pero si es cierto que David es mucho más ansioso acerca de si la información que hay ahí fuera es ajustada a la realidad o no.
Eres quien eres y no puedes cambiarlo. David preferiría que las cosas de esta banda se tomasen más en serio, pero creo que cuanto más le remarcas a la gente lo inteligente que eres, más estúpido pareces. Creo que deben ser los demás quienes observen lo serios que somos o lo importante que es esta banda, no nosotros mismos.
Tu estilo como baterista fue despreciado ligeramente en los últimos años de la banda. En “A Momentary Lapse of Reason” tuvisteis que contar con músicos de sesión como Carmine Appice y en “The Wall” hubo ciertos problemas en ese sentido. Ahora vuelves con tu propia banda, A Saucerful of Secrets, con la que estás girando y tocando el repertorio de Pink Floyd pre-Dark Side of The Moon. ¿Es una manera de reclamar tu trono y tu legado como baterista?
Si, lo es. Y es una de las cosas que más me están gustando. Me había olvidado de ello, básicamente. Cuando estábamos girando, tenía a Gary Wallis tocando conmigo. Yo no habría podido hacer todas esas partes de batería sin la ayuda de otra persona, como fue su caso en las giras de “A Momentary Lapse of Reason” y “The Division Bell”. Lo que pasa es que, cuando tienes a alguien tocando contigo tiendes a tomar un segundo plano y dejar que sea el otro el que empuje. Ahora me encanta poder estar al cargo de la batería nuevamente.
Pero tú no saltarás como un animal tras la batería.
No, porque me dolerían mucho las rodillas (risas).
El título de la muestra es muy claro: “The Pink Floyd Exhibition – Their Mortal Remains”. ¿Deberíamos abandonar toda esperanza de una reunión visto que estamos ante ‘los restos mortales’? ¿Cuál es el gran obstáculo? ¿La desidia de David?
David y Roger, ellos dos. Creo que ambos sienten… Roger cree que la composición lo es todo y piensa que las composiciones de David no son tan buenas como las suyas. La banda sin el estilo compositivo de Roger no es lo que debería ser. Es algo similar a lo que pasa con Genesis. Puedes decidir que los mejores Genesis eran los de Peter Gabriel o quizá puedes disfrutar de las dos versiones de la banda. Es una cuestión de diferencias de opinión. No quiero entrar en detalles realmente porque no se exactamente cuál es el problema entre ellos y no quiero hablar por ellos, no sería demasiado inteligente.
Creo que podrían arreglar las cosas si se sentasen y hablasen en algún momento con calma. David considera que Roger ha trabajado duro para hacerle quedar por debajo de él a lo largo de los años, lo cual es probablemente cierto.
Recuerdo leer un fragmento del libro “Pigs Might Fly”, que imagino que conoces, y ese fragmento hablaba de los ensayos para el concierto que disteis en Live 8 en 2005 con la formación reunida. Leyendo aquel texto daba la impresión de que había cierta confrontación entre la banda incluso en una ocasión aislada como esa y que los ‘viejos problemas’ encontraron un hueco en los ensayos para el concierto. ¿Es una descripción realista de la situación que hubo?
No, no fue para nada así. La gente lee cosas en cualquier situación, siempre. La gente saca lecturas de cosas como que David y Roger no se abrazaron sobre el escenario o vaya usted a saber. La gente lee las cosas según le interesa entenderlas. Yo disfruté de los ensayos, fueron divertidos. Si, nos metemos mucho los unos con los otros pero hay una diferencia entre hacerlo de un modo oscuro y de un modo divertido. Diría que, en general, a la gente le gustó y se lo pasó bien y el resultado fue bueno.
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