Quizá toque ya que alguien se atreva a contarnos qué se cocía en los otros puntos de la geografía española en aquellos años. Quizá el rock de nuestra transición fue más grande de lo que nos contaron, y eso no le resta ningún mérito a los grandes protagonistas que aparecen una y otra vez en los programas retrospectivos sobre la movida madrileña…

Podríamos estar horas debatiendo y sobretodo criticando el papel de las televisiones públicas y su servicio al poder de los colores políticos de turno, pero cuando hay un acierto, toca alabarlo. El vasto archivo y la calidad de la programación de la década de los 80 da para mucho, a pesar de que durante décadas parece que en España sólo existían Rafael, Sabina, Perales, Serrat, Víctor Manuel, Ana Belén… de sobra conocidos. Pero hubo unos años en los que la música de vanguardia era protagonista y que no había miedo a experimentar sin mirar los resultados de las audiencias. Todo aquello contrasta con el páramo actual con una parrilla dedicada a debates a gritos sobre famosos que no han hecho nada para serlo, desconocidos que cocinan o bailan, o programas sobre actualidad política dedicados a asediar al partido político de signo contrario e ir sacando toda la mierda corrupta hasta derribar sus murallas.

Pero TVE ha sabido realizar una serie de programas dedicados a la década de las hombreras con sumo gusto, con sus protagonistas y sin sacar a los de siempre. Ya hubo un excelente especial de navidad a los “One hit wonders” de los 70, 80 y 90, pero es de agradecer que también hayan dedicado un programa a un fenómeno tan trascendental como fue el rock de esa época. El programa da voz a los protagonistas de la historia e intercala algunos de los momentos más trascendentes de lo que supuso el rock duro. Están allí Barón Rojo reinando, con varias anécdotas sobre lo que pudo ser y lo que no fue. Grande la anécdota contada por Sherpa en su aparición en Reading y declarando sin tapujos que en esa época ni se hablaba con los hermanos De Castro. Obús siempre destilan simpatía, y Fortu y Paco aparecen con muchas batallitas que contar. Johnny Cifuentes pone el momento emotivo con la muerte de Pepe Risi. Siempre hay un peaje que pagar… Miguel Ríos indaga en el bombazo del mítico “Rock and Ríos”, y tremendas las imágenes de los conciertos, su fauna y la actitud del momento. La añorada abuela Ángeles sale entrevistada y un gran detalle el dar voz a gente que fue clave para que el rock saliera de las cloacas y la marginalidad que le tocaba vivir.

Se subraya el papel del Mariskal Romero desde las ondas, así como la formación de Chapa Discos, un sello destinado a que ningún melenudo tuviera que pasarse por los elegantes despachos de las discográficas. Imaginaros la hazaña de fichar por una gente que no te quiere ni ver… Aparece el promotor Gay Mercader y su apuesta por traer a los grandes del rock en tiempos en los que los alcaldes veían como una amenaza seria el que los Rolling tocaran en su ciudad. También incluye entrevistas a otro de los personajes claves en la sombra: Alfonso Arteseros, el visionario de la cámara que experimentó y dio la imagen a las bandas en los primeros videoclips. De hecho el programa parece un complemento de su DVD “El rock de nuestra transición”, imprescindible, por cierto. Otro de los grandes protagonistas es Ramoncín. Quizá con su estatus algo tocado tras haber estado al frente del SGAE, pero pionero y rockero de pro. Algunas de las mejores frases del documental son suyas, y quizá su reflexión sobre el por qué la movida madrileña triunfó y todavía sigue siendo reverenciada y añorada y el rock no, es de lo más cierta. “La movida eran niños de papa a los que sus padres les compraban las guitarras y su mensaje era inofensivo y festivo. Todo lo contrario del rock. Había que trabajar para comprar unos instrumentos carísimos, si es que finalmente los podías pagar, y el rock señalaba sin tapujos los problemas de la sociedad llamando a las cosas por su propio nombre”.

La gran aportación esta vez es dejar patente la marginación que sufrió Euskadi y Cataluña, pues si ya el rock era algo mal visto, imaginaros si llegaba desde las periferias del estado. Hubo muchas más comunidades silenciadas, pero las diferencias culturales de estas y su mensaje, estaba claro que había que ningunearlos a toda costa. Aparecen fugazmente Kortatu y la Banda Trapera del rio, pero se quedan muchos grupos en el tintero que también deberían estar. Los Decibelios y Loquillo y los Trogloditas por un lado , pero sobretodo dedicar más a Barricada o a los siempre olvidados en los medios: Los Suaves. Triana tienen su espacio con bonitas palabras por parte de Miguel Ríos y hay momentos realmente emotivos como ese final con muchos de los protagonistas del video sobre el escenario atacando un “Johnny Be Goode”.

Lo que queda claro viendo este reportaje, y analizando los hechos pasados, es que todo pasaba por Madrid. Incluso en varias entrevistas que he podido realizar Los Suaves me contaron que tuvieron una oferta en la que se les recomendaba emigrar a la capital, o el mismo Óscar Sancho de Lujuria, todo un experto en lo que a arqueología rockera se refiere, siempre defenderá que el rock duro que salió de Madrid estaba bastante por debajo de otras muchísimas bandas de otras partes del estado que nunca obtuvieron la repercusión que merecían. Y de todos es sabido que Loquillo tuvo que marcharse a Madrid. Una situación muy similar a lo que fue cine de los 80 y 90. Quizá toque ya que alguien se atreva a contarnos qué se cocía en los otros puntos de la geografía española en aquellos años. Quizá el rock de nuestra transición fue más grande de lo que nos contaron, y eso no le resta ningún mérito a los grandes protagonistas que aparecen una y otra vez en los programas retrospectivos sobre la movida madrileña…