A pesar de no ser el mejor trabajo de la banda de Chicago, su debut marcó su carrera. Publicado el 7 de marzo de 2000 y con unas ventas millonarias, 'The Sickness' mostraba a una banda agresiva que mezclaba el metal, el hip hop y la electrónica con un personal equilibrio.

En pleno apogeo del nu metal y con la explosión del ‘Hybrid Theory’ de Linkin Park la vuelta de la esquina, Disturbed debutaron con un disco que cumplía con todas las fórmulas del rock que arrasaban en Estados Unidos durante el cambio de milenio. Korn y Limp Bizkit ya estaban establecidos, y bandas como System Of A Down, Deftones o Slipknot empezaban a abrir la brecha del mainstream poco a poco.

Por lo tanto, no fue de extrañar que el debut de la banda liderada por David Draiman (cuya forma de cantar se parecía mucho a la de Jonathan Davies de Korn) explotasen con el hit “Down With The Sickness” y todo el disco que lo acompañaba. La fusión de riffs machacones afinados en drop y el rap estaban a la orden del día, y, decorados con los ruidos que hoy en día todos conocemos del frontman con piercings en la barbilla, hicieron que Disturbed marcase época con su primer larga duración.

No obstante, si uno sacase el disco de contexto, no estamos ante una obra maestra del metal. La fórmula que se emplea en la apertura con “Voices” se recicla constantemente durante el disco (e incluso, la discografía de la banda). ‘The Sickness’ tiene un sonido impecable, atronador y donde se escucha todo a la perfección (nada raro estando bajo la visión de Andy Wallace a la hora de mezclar (System Of A Down, Linkin Park,, Nirvana y otro largo etcétera).

Pero no deja de ser un disco monótono, sin sorpresas y repetitivo. “Down With The Sickness” da una sensación de frescura al mismo porque, además de ser algo diferente (menos machacona, con la intro de batería tan única y los clásicos “oh-wa-ah-ah-ah” de Draiman) es un tema por encima del resto.

El éxito de ‘The Sickness’ tras el cambio de milenio se debió fundamentalmente al contexto musical en el que se encontraba Estados Unidos. Mandaba el nu metal como no lo ha vuelto a hacer ningún género hasta esos niveles (ni el metalcore) y Disturbed entregaron una dosis comprometida e innovadora a partes iguales con el género. El descubrimiento de David Draiman como una de las grandes voces de su generación también supuso un valor añadido a este debut. Pero el disco carece de dinamismo y del factor sorpresa más allá de la primera escucha en ese año. No trasciende como pudo hacerlo el primero de Korn o el de Linkin Park.

Diego Solana