Cuando empiezas a escribir ciertos textos sabes que, aunque vayas con la mayor buena voluntad del mundo, te caerán palos por doquier. Intentar hacer un ranking de discos de Muse es una ardua tarea, y os explicamos el porqué.

Muse, uno de las bandas más mediáticas del momento, están de actualidad debido a su reciente ‘Simulation Theory’, así como la consiguiente gira de presentación que los moverá a lo largo y ancho del globo (su parada en España será el próximo 26 de Julio en el Wanda Metropolitano de Madrid).

Muse Madrid 2019

El trío británico, para bien y para mal, tiene una disparidad de sonido entre sus discos probablemente superior a la media. Por ende, el abanico entre la identidad de sus fans es inmenso, en su núcleo de seguidores conviven fans de Pantera con otros de Smashing Pumpkins o The Killers. Esto da lugar a que quizás lo que algunos veneren con todas sus fuerzas, para otros hubiera significado un paso atrás o directamente renegar de sus orígenes.

La discografía de Muse contiene grandes obras del rock del siglo XXI, pero también discos que no han sabido realmente encontrar su lugar. La genialidad de Matt Bellamy a veces ha alcanzado cotas de auténtico gurú musical, y otras donde se ha visto engullido por su propia megalomanía y su afán de llevar al grupo a terrenos desconocidos a través de una excesiva experimentación.

Si analizamos los 8 discos podemos encontrar desde grandiosos riffs de guitarra metaleros, pasando por arreglos orquestales, exquisitas melodías pop, baladas de distintos calibres, rangos orientales o mucha electrónica. Repasaremos sus dos décadas de carrera en un viaje que va progresivamente desde lo más bajo y olvidable, hasta sus grandes logros y gestas. Está claro que el orden no será del gusto de todos, y es que no hay baremo existente para hacer esto de manera 100% objetiva.

8) ‘Simulation Theory’ (2018)

Empezamos el ranking con el último -y peor- lanzamiento de la historia de la banda: ‘Simulation Theory’. En una época donde los fans de su primera etapa tiemblan cada vez que se anuncia la salida a la calle de otro álbum, Muse ha dado motivos a los que empiezan a desconfiar de ellos en estudio. Con un conjunto de canciones bastante pobre, donde apenas se visualizan un par de rayos de luz en medio de un panorama tan oscuro, los de Bellamy vuelven a insistir en canciones plagadas de sintetizadores (esta vez con mucho recuerdo a la década de los 80s), con ritmos mucho más simples y recargantes que antaño o algunas pistas de pop empalagoso digno de grupos como Imagine Dragons.

Muse Simulation Theory

Se mascaba la tragedia un año antes con la salida de la terrible “Dig Down” como primer adelanto, aunque después canciones como “Thought Contagion” o “Pressure” dieran señales de brotes verdes (en este disco hay desastres tan grandes que las decentes parecen obras maestras del rock contemporáneo) que al final se quedaron en un quiero y no puedo. Siempre nos quedarán sus directos.

7) ‘The Second Law’ (2012)

El cénit de la experimentación de Muse llega en este ‘The Second Law’, donde las guitarras y el rock se escondieron en la mayor parte de sus surcos. El coqueteo con el dubstep, tan de moda a principios de la década, fue el mayor alejamiento del grupo de sus raíces de rock alternativo primigenias. Este disco funcionó muy bien a nivel comercial, con grandes ventas tanto en Europa como Estados Unidos, lo que indica que realmente hubo una parte del público, quizás una más casual, muy satisfecha con este nuevo giro (“Madness” sigue siendo de sus canciones más conocidas, sino la más, por la gente alejada del ámbito rockero).

Muse The Second Law

También es el disco de Muse que más referencias tiene a Queen, tanto por sonido (esa parte final de la olímpica “Survival”) como por ambiciones megalómanas de un líder al que le cuesta distinguir las buenas ideas de algunos delirios de grandeza. Pese a grandes canciones como “Supremacy” o “Panic Station”, escucharlo en su totalidad de un tirón es todo un acto de valentía.

6) ‘Showbiz’ (1999)

El disco debut es amado por muchos, y a la vez relegado al olvido por otros tantos. Entre los segundos está el propio grupo, que desde hace muchas giras apenas cuentan con él para la creación de sus setlist. Aquí vemos a un Muse puro, sin cortar pero ya con las ideas extravagantes y originales que acabarían de pulir más adelante incrustadas entre ceja y ceja, aunque por esta época tuvieran que lidiar con la sempiterna comparación con unos Radiohead en plena efervescencia.

Muse Showbiz

En ‘Showbiz’ ya había voces agudas, influencias clásicas, muchos arpegios y grandes solos de guitarra. Es un disco menos accesible que los posteriores y más exitosos, pero solo hace falta pinchar cortes como “Muscle Museum” o el tema homónimo para darse cuenta de que, aun estando sin refinar, aquí ya se empezaba a visualizar la grandeza.

5) ‘The Resistance’ (2009)

Estamos situados en la etapa de unos Muse post éxito masivo, después de haber llenado por primera vez algunos recintos dignos de bandas de primera división (el londinense estadio de Wembley fue el mayor hito de su carrera hasta este momento). En este disco plagado de teclados, sintetizadores y melodías pop, encontramos uno de sus grandes hits radiofónicos, con el que arrasaron en medio mundo, la archiconocida y pegadiza “Uprising”.

Muse The Resistance

Pero a su vez convivía dentro de un ecosistema lleno de canciones tremendamente dispares entre sí, donde destaca por encima de todas (con permiso de la canción que pone título al álbum, uno de los estribillos más pegadizos de la carrera de Muse), la tríada formada por las distintas partes de “Exogenesis”, una composición donde Matt Bellamy sacaba a relucir todas sus influencias de pianistas clásicos, pasando de Chopin a Rachmaninov, para ofrecernos su composición más excesiva.

Sin poder olvidarnos de la primera gran incursión a la electrónica (sin olvidarnos de los aires de “Supermassive Black Hole” unos años antes, donde el asunto pasaba más de puntillas, pero estaba ahí) de la mano de “Undisclosed Desires”, donde algunos fruncieron el ceño en su momento, sin saber lo que realmente venía por delante en este sentido. Va ganando peso y reconocimiento según pasan los años. ‘The Resistance’ es para muchos el último gran disco de Muse.

4) ‘Drones’ (2015)

Estoy convencido que el puesto de este disco, situado por encima de ‘Showbiz’ y ‘The Resistance’, va a ser probablemente el punto de más discordia por la gran mayoría de fans y seguidores. Después de una etapa donde el rock era poco más que una anécdota, la vuelta a las raíces (de manera forzada y poco creíble según la opinión de algunos) de la mano de ‘Drones’ fue el enésimo salto de Muse para no caer en repetición de esquemas más de dos discos seguidos.

Muse Drones

Su primer single, la maravillosa “Psycho”, se abre con un riff sobre el que llevaban jugueteando unas cuantas giras en sus famosas jams, esto sumado a la producción de Robert “Mutt” Lange (famoso por AC/DC y Def Leppard) era una señal inequívoca de por donde iría el resto del plástico. Grandes guitarras llenaban la cara A, especialmente épico el inicio de tapping de “Reapers” (una de sus canciones más metaleras, en dura pugna con la colosal “Stockholm Syndrome”) o la parte intermedia de “The Handler”, con ese jugueteo de cuerdas al aire digno de muchas bandas puramente heavys.

Y es quizá esa debilidad por los Muse más metaleros por lo que lo sitúo en esta posición, cerca de los puestos privilegiados, a sabiendas que los fans más veteranos nunca hicieron buenas migas con él. Pese a ello a nadie se le escapa, incluido un servidor, que no es la solidez el gran punto fuerte de este ‘Drones’, ya que en la segunda mitad el asunto empieza a hacer aguas hasta el final.

3) ‘Black Holes and Revelations’ (2006)

Nos metemos de lleno en el podio, donde podríamos haber situado a cualquiera de los tres discos restantes en orden aleatorio en el primer puesto y, probablemente, habríamos tenido razones suficientes para defenderlos como ganadores. Este puede definirse como el álbum con el que Muse entra por la puerta grande del mainstream absoluto, a sabiendas de que lo que querían y buscaban eran canciones más sencillas, grandes himnos de estadio herederas en espíritu de grandes titanes como U2 o Queen.

Aquí se encuentra, según mi humilde opinión, la mejor canción de sus 20 años de carrera, la tremendamente épica “Knights Of Cydonia”, con sus más de 6 minutos iniciados por sonidos que beben del western, desembocando en un enorme estribillo hecho a medida para las grandes multitudes y ese final cuasi metalero, que te hace llegar al clímax mientras se funde con el coro principal. Desde su publicación ha sido la gran favorita para cerrar casi todos sus shows en vivo.

Muse Black Holes And Revelations

El motivo por el que sitúo a ‘Black Holes And Revelations’ en esta posición es que, a diferencia de sus dos grandes competidores, puede pecar de tener algunos temas que realmente bajan un poco el listón. Pistas como “Hoodoo” o “City Of Desilusion” son, poniéndonos en situación y a sabiendas del listón de aquellos Muse, piezas del puzzle que no pueden competir con sus grandes composiciones.

Entramos pues en la época grandilocuente de Muse, donde cosas como Depeche Mode y grupos similares (con un uso exagerado de teclados y sintetizadores), se volvieron una de las grandes influencias de la banda. Y también el último disco donde utilizaron un productor externo hasta la llegada de Mutt Lange para ‘Drones’. Con la peligrosidad que supone no tener la opinión de nadie externo respecto a tu obra, donde puedes llegar a caer en la autocomplacencia o en una toma de decisiones errónea, que puede dar al traste con todo lo hecho hasta el momento. Puede que a nivel estilístico fuera el último disco de Muse que suena realmente a Muse, pero a nivel comercial es su casilla de salida hacía el estrellato masivo.

2) ‘Origin of Symmetry’ (2001)

‘Origin Of Symmetry’ es la consolidación de Muse, la unión de todas sus fortalezas compositivas e interpretativas. En donde ‘Showbiz’ fue el primer paso de una pandilla de adolescentes con grandes dotes para la música, aquí ya encontramos a una banda formada, sabiendo a donde quiere ir y como quiere llegar. Un grupo que en ese momento quería quitarse de encima cualquier comparación con Coldplay, Radiohead o demás coetáneos suyos procedentes de las islas británicas, y que con ayuda del productor David Bottrill sacó en ciertos momentos su vena más heavy hasta la fecha.

Muse Origin of Symmetry

La primera gran diferencia se llama “Plug In Baby”, primer adelanto y primer hit fabricado en la factoría Muse. Auténtico himno que sigue siendo venerado y celebrado en cada concierto de los ingleses, y es que muchas veces un buen estribillo vale más que mil arpegios. Junto con este podemos encontrar los otros tres singles del disco, que formaran la parte más “standard” y rockera, de las más echadas en falta en sus conciertos actualmente (debido a que desde hace aproximadamente una década no se prodigan demasiado por los setlist): “New Born”, “Bliss” y “Hyper Music”. Este póker de ases fue lo que puso a Muse en el candelero musical y los empezó a asomar, aun de manera humilde, al estrellato (pese a que, como curiosidad, de The Guardian valorara este ‘Origin Of Symmetry’ con tan solo una estrella de cinco)

Por otro lado encontramos la parte más netamente experimental, que hace que en la segunda mitad nos encontremos cosas mucho más intimistas y suaves. Aires de pop, de ópera, e incluso de ritmos latinos, todo puede entrar en los momentos más extravagantes del combo. Es verdad que hay cosas como “Screenager” o “Megalomania” que pueden pasar muy desapercibidas para el oyente, y como elementos individuales no aportan gran cosa, pero en su conjunto las doce canciones forman un todo tremendamente excepcional.

1) ‘Absolution’ (2003)

Llegamos a la cumbre con el disco de Muse definitivo, el cual representa el sonido que todo el mundo tiene en la cabeza cuando se le nombra al trío, ese rock alternativo con tintes clásicos y electrónicos, aderezado con amalgamas de voces de un registro tremendamente amplio. Cuando alcanzas ese terreno reservado para los elegidos, donde según público y crítica las nuevas bandas suenan a ti, y no eres tú el que recuerda a toda banda que te rodea, es que verdaderamente has alcanzado un lugar privilegiado dentro del panorama musical.

Muse Absolution

Su obra maestra fue el primer trabajo junto a Rick Costey (que había trabajado en el debut de Audioslave o en el disco de covers de Rage Against the Machine) en labores de producción. En él podemos encontrar una colección de canciones tremendamente trabajadas a la par que efectivas, por las cuales el gran público se empezó a fijar en ellos, especialmente gracias al éxito de dos auténticos hits como son “Hysteria” (una de las líneas de bajo más populares del rock) y especialmente “Time Is Running Out”, que fue un auténtico éxito de ventas y los catapultó a la fama mundial.

Pero no se quedaba ahí la lista de clásicos memorables: “Stockholm Syndrome” con su riff metalero que bebía de los grupos en boga en aquella época como Linkin Park, la simbiosis virtuosa entre música clásica y rock de “Batterflies And Hurricanes” o el medio tiempo sencillo y melancólico de “Sing For Absolution” fueron otras de las obras maestras de ‘Absolution’. Cada vez está más lejos que repitan algo de semejante calibre en un futuro. Disfrútenlo.

Jano Carbia