Los discos clave del metal moderno
Los paradigmas del rock y el metal que se habían fortalecido desde los ’80 vieron cómo un nuevo estilo afloraba entre, sobre todo, las generaciones más jóvenes.
El nu metal, también catalogado por muchos como “chándal metal” mezclaba esas melodías, sentimientos y estructuras del rap con la fuerza de la instrumentación del metal, y eso derivó en que muchos artistas surgieran en las proximidades del nuevo milenio y revolucionaran la escena.
Ya fuera con composiciones de este ámbito o de otras nuevas a raíz de la experimentación, el final de los ’90 y el comienzo del siglo fue un periodo determinante para la música dentro de los estilos del rock y el metal. El ‘Hybrid Theory’ de Linkin Park es el eje sobre el que gira esta rueda de álbumes y del que ya hablamos hace unos meses con Mike Shinoda (aquí), y junto a este, aquí dejamos los 25 discos clave del metal moderno.
Tool – Lateralus (2001)
Tool lanzó en 2001 ‘Lateralus’, donde abordaron la complejidad matemática de la sucesión de Fibonacci aplicada a ritmos y patrones discordantes y perfectamente estudiados con letras abstractas, trascendentales y profundas que todavía siguen dando pie a múltiples interpretaciones y curiosidades. Lo más característico de este álbum es el “caos ordenado” de sus canciones, que provocan un auténtico quebradero de cabeza placentero y accesible. Los pasajes experimentales y minimalistas de “Eon Blue Apocalypse”, “Mantra”, “Parabol” y “Faaip De Oiad” sirven de introducción, conexión o desenlace a clásicos como “Schism” y su exquisita línea de bajo, “Parabola” o la más dura y metalera “Ticks & Leeches”, sin olvidarse de la homónima “Lateralus” ni de las tribales “Disposition” y “Reflection”, donde se da cabida incluso a sonidos orientales.
Staind – Dysfunction (1999)
Staind se hicieron notar en la escena del momento con este segundo disco. Los juegos melódicos de su vocalista Aaron Lewis casaban a la perfección con ese muro de guitarras distorsionadas que aunaban el metal alternativo por encima del nu metal vigente de la época. Demostraron con canciones como “Mudshovel”, “Home” o “Suffocate” que la potencia podía combinarse con la melancolía sin perder fuerza. A diferencia de las bandas que practicaban más o menos su estilo, Staind se alzaba con el trofeo de las letras más depresivas -que a su vez lo convertía en una novedad-. Que pudieran expresar frustración, rabia y otros tantos sentimientos oscuros bajo el amparo del nu metal los convirtió en una banda muy atractiva. ‘Dysfunction’ fue la carta de presentación de una formación que todavía tenía mucho que decir y varios millones de discos que vender.
The Offspring – Americana (1998)
Después del éxito a niveles mainstream de ‘Smash’ e ‘Ixnay On The Hombre’ no se esperaban movimientos extraños en el sonido de The Offspring, pero se subestimó su talento para su quinto álbum. Sin perder su esencia, Dexter Holland y compañía se atrevieron a pulir y hacer más accesible su sonido a riesgo de distanciarse de sus seguidores más puristas. Poco pareció importarles cuando el estribillo de «Pretty Fly (For A White Guy)» lo tatareaba hasta el tendero de la esquina y al mismo tiempo “The Kids Aren’t Alright” se convirtió en uno de sus grandes clásicos de su carrera. Se le podrá acusar a The Offspring de pervertir el punk rock más primitivo y reivindicativo para buscar la fama y embolsarse millones de dólares, pero son abanderados de un estilo que estuvo a punto de morir y que junto con grupos como Green Day, NOFX, Bad Religion o Rancid sigue vivo.
System Of A Down – Toxicity (2001)
Junto con Linkin Park y Rammstein, System Of A Down es la banda de metal más exitosa de los últimos años -tocando el mainstream en debidas ocasiones-. Y es que temas como “Chop Suey!” o “Toxicity” han traspasado la barrera del rockero medio y han coqueteado con un público más ajeno a estos sonidos duros. ‘Toxicity’ rompía todos los esquemas conocidos dentro del mundo del rock y que estaban de moda entonces. Su trascendencia va más allá de un riff, de una producción “bruta” o de una sola melodía. Fue un disco que eclipsó a todos sus coetáneos desde cualquier punto de vista con unas grandes canciones que se quedaban fácilmente en la mente del oyente por sus timbres únicos y, hasta entonces, desconocidos. Pasó un poco como con Red Hot Chilli Peppers: eran una banda prácticamente única, difícil de encasillar en un estilo concreto y cuyos temas apelaban a las masas. La cúspide de su éxito.
Soulfly – Primitive (2000)
Abandonar las filas de una banda tan reputada como Sepultura no fue fácil para Max Cavalera. Cuando se esperaba una prolongación musical con su nueva banda Soulfly, su debut homónimo demostró una mutación sónica más cercana al nu metal de moda en aquel momento que a una mezcla de death, thrash y groove metal de su antigua formación. El primer toque de queda recibió elogios, pero ‘Primitive’ fue el golpe más certero. Con las colaboraciones de artistas tan dispares como Chino Moreno (Deftones), Tom Araya (Slayer), Corey Taylor (Slipknot) o Sean Lennon -hijo del legendario John Lennon- Cavalera y compañía supieron hilvanar un notable trabajo a través de canciones que bebían de varios estilos pero que sonaban genuinas y personales. Como no podía ser de otra manera, no se olvida de los ritmos étnicos y tribales de su Brasil natal, su marca particular musicalmente hablando.
Slipknot – Slipknot (1999)
Los 9 enmascarados de Iowa supieron unir el metal y hardcore a la perfección en su debut. Las voces rapeadas y caóticas de Corey Taylor junto a los scratches del dj Sid Wilson, los samplers de Craig Jones y la consistencia de tres percusiones dieron a la banda una fama mundial casi instantánea gracias a su eclecticismo y caos. ‘Slipknot’ es un álbum atemporal, agresivo y lleno de detalles presentes tanto en la abstracta y breve intro “74261700027” o “Tattered & Torn” como en los clásicos “(sic)”, “Wait And Bleed”, “Surfacing” y “Spit It Out”. Las condiciones extremas a las que fueron sometidos en la grabación por el productor Ross Robinson también fueron indispensables para plasmar la oscuridad y odio que escondían tras sus máscaras y monos rojos. ‘Slipknot’ es algo catártico, un “que le jodan a todo y a todos” que sirve como purga infalible para sobrellevar la situación convulsa del mundo contemporáneo.
Sevendust – Animosity (2001)
‘Animosity’ salió a finales de 2001 mientras el mundo entero se tambaleaba política y socialmente. Sevendust hicieron -de forma azarosa- un puente donde lo agresivo y lo pacífico se daban la mano, y ese es uno de los grandes logros a los que llegarían con este disco. ‘Animosity’ poseía la reflexión sobre el juzgar a las personas, un grito de rabia cuando era necesario y también conmovía con canciones como “Trust” que servían de almohada a una generación incomprendida. El principal logro que tuvo un álbum como ‘Animosity’ es el de cantar a la vida con la voz calmada y la voz agónica, con la rabia por la injusticia de temas como el romance y la propia vida, pero lejos de rebosar odio, lo hacían como un grito de reflexión, de socorro para tantas personas que escuchaban su música entonces. Sevendust hizo con este disco un canto a la ternura y a la amabilidad en forma de reivindicación.
Rammstein – Mutter (2001)
¿Cómo es posible que una banda que canta en un idioma usado por cien millones de personas -la mayoría localizadas en un territorio muy pequeño- llene estadios globalmente? La respuesta es ‘Mutter’, el culmen del metal industrial y la definición de heavy (pesado). Rammstein combinan el sonido de un panzer entrando en Polonia con palabras fáciles de pronunciar repetidas constantemente (como si de “Work” de Rihanna se tratase) véanse la homónima, “Ich Will” o “Sonne” (que enseña a contar hasta nueve en teutón). Además, Rammstein enseñó al mundo del metal que no es necesario ser nórdico para introducir teclados en tu música, y, hasta cierto punto, pusieron de las primeras piedras en el castillo de música electrónica que se escuchan hoy en día en el metal. Eso unido a su excelsa puesta en escena en directo, que no deja indiferente a nadie, hace de este un disco indispensable.
In Flames – Clayman (2000)
‘Clayman’, el disco que marcó un antes y un después en la carrera de la banda, supone una transición en la trayectoria de In Flames. Aquí, los sonidos electrónicos se abrieron paso ante las guitarras acústicas. Pero, al mismo tiempo, la formación llevó hasta la cima su espléndido trabajo de guitarras dobladas y logró hacer sus canciones más redondas. Se trata de una etapa clave, el punto en el que Anders Fríden y compañía emprendieron un camino sin retorno y dejaron atrás el death metal. El disco influyó a toda una generación de artistas, propulsó la popularidad de la banda y desencadenó, según muchos, su declive creativo. Las opiniones con el camino que tomó el grupo han sido muy dispares, pero el eco de ‘Clayman’ sigue siendo más largo que nunca.
Papa Roach – Infest (2000)
Papa Roach entró en la escena por todo lo alto. Su inicial ‘Infest’ se coló en las listas de Norteamérica logrando unas ventas millonarias que nadie vaticinaba para un disco debut. En parte fue gracias a esa amalgama de influencias -donde destacaban el rap metal de unos Limp Bizkit en pleno apogeo sumado a metal alternativo más melódico que tan bien sentaba al timbre vocal de Jacoby Shaddix- que le permitió crear un nuevo sonido de aires hip-hop y grandes estribillos coreables que tanto gustó a los adolescentes de la época. Pero no hubiera logrado la etiqueta de antológico sin esa lista de canciones que cualquier fan del nu metal de principio de siglo sabe recitar de principio a fin. “Broken Home”, “Between The Angels And Insects” o “Dead Cell” han quedado para la posteridad, aunque siempre eclipsados por el himno “Last Resort”. Un disco que no se ve resentido con el paso del tiempo.
P.O.D. – The Fundamental Elements Of Southtown (1999)
Los cristianos P.O.D. fueron una de las representaciones del nu metal en los ’90 y 2000 y dejaron su huella con álbumes como este ‘The Fundamental Elements Of Southtown’ (1999), tercer trabajo de la banda que marcó un antes y un después en su carrera al ser su primer disco de platino gracias a canciones como «Southtown», «Rock Te Party (Off The Hook)» o el homenaje que hacen a U2 con la versión de «Bullet The Blue Sky». A pesar de que el nu metal, tanto en su momento como en la actualidad, cuenta con un puñado de detractores al igual que otros géneros más alternativos, sin duda se puede agradecer que haya dejado álbumes tan representativos como el mencionado. Se trata de una excelente prueba de que la huella que dejó el nu metal es más profunda de lo que algunos quieren creer.
Mudvayne – L.D. 50 (2000)
Cuando ‘L.D. 50’ salió al mercado en el verano del año 2000 Mudvayne ya venían comiendo de la sombra que proyectaban bandas como Deftones, Korn o una de sus máximas influencias como en el caso de Tool. ‘L.D. 50’ supuso un puñetazo encima de la mesa por la complejidad con la que trataban un sonido como el del nu metal. Sorprendió por su capacidad de juntar en un mismo disco elementos progresivos, punks y de groove metal dentro de canciones como “Dig”, uno de sus clásicos. Las letras filosóficas y llenas de reflexión como en el caso de “Pharmeocopia” marcaron a una parte generacional que buscaba respuestas al abandono, a la soledad o el existencialismo. Mudvayne marcaron un ritmo entonces y a día de hoy sigue sonando con una personalidad muy marcada. Un auténtico hito del metal moderno.
Limp Bizkit – Significant Other (1999)
Si hubiera que explicarle a un extraterrestre lo que es el nu metal, a uno le costaría poco mencionar a Limp Bizkit como primera opción. Vale que Korn fueron sus precursores, pero el cuarteto de Florida lo desarrollaron hacia la comercialización de masas (especialmente en Estados Unidos). ‘Significant Other’ fue el disco donde su arte culminó en el híbrido perfecto entre hip-hop y metal con “Break Stuff” como himno literal del significado del género. Su influencia se vio reflejada en toda una generación X que quería romper con todo, y, posteriormente, influenciaría a cualquier banda que ha querido combinar ambos géneros desde entonces. ‘Chocolate Starfish’ fue su disco más exitoso, de eso no cabe duda, pero su predecesor fue el que terminó de perfilar un género que terminaría de explotar los dos años siguientes antes de la entrada del “butt-rock” y el metalcore más hacia 2005.
Korn – Issues (1999)
Korn sorprendieron lanzando “Falling Away From Me”, una de sus curiosas estrategias que rompía el guión establecido, y después “Make Me Bad” y “Somebody Someone” que acompañaron como temas más emblemáticos del álbum. El disco aporta mucha emotividad con temas depresivos o apocalípticos donde Jonathan Davis transmite esas sensaciones de forma magistral. La base rítmica en la que se asienta su música reside en la gran labor de David Silveria y Fieldy. La frustración, la apatía, lo indecoroso y la indiferencia que nutre el disco se han mantenido de actualidad con el paso de los años. ‘Issues’ cuenta con cuatro portadas distintas diseñadas por sus fans como parte de un concurso lanzado por la MTV.
Kid Rock – Cocky (2001)
Este álbum fue publicado en 2001, pero comenzó a cocerse bastante antes. Kid Rock escribió la friolera de 75 canciones de las cuales grabó 30 y publicó 14. Los temas más representativos fueron “Forever”, “Lonely Road Of Faith”, “You Never Met A Motherfucker Quite Like Me” y “Picture”. ‘Cocky’ fue certificado 6 veces como álbum de platino en 2008 solo 7 años después de su publicación y la producción detrás del álbum es todo un ejemplo con aproximadamente 25 colaboradores así como con su innovación sonora. Dejó el hard rock puro en otro suavizado con toques de hip-hop, experimentación sonora que tuvo ciertos detractores. Se puede considerar un referente que marcó un camino y que dio paso a géneros diferentes dentro del rock y el metal.
Godsmack – Awake (2000)
Este álbum sirvió a Godsmack para definir el nu metal que practicaban y para ampliar el rango musical donde se movían. Los cuatro primeros cortes y que a su vez fueron singles, funcionan como una apisonadora. Esa línea reiterativa que seguía el grupo en su primer álbum queda en las antípodas con la amalgama de recursos e influencias integrados en este segundo trabajo y que aportan ese carácter tan variopinto. Cortes como “Goin’ Down” rezuman ínfulas alternativas y sirven de descanso al lado más denso que retoman con canciones como “Mistakes”, “Trippin’” o “Forgive Me”. El broche es “Vampires”, que deja constancia de sus destrezas y habilidades. Como colofón concluyen en tono tribal con “Spiral”, un tema diferente que avala su calidad y completa su disco.
Evanescence – Fallen (2003)
Aunque en su día fuera vista como la versión femenina de Korn y Linkin Park, el tiempo le ha dado la razón a la cantante Amy Lee y a sus compañeros. Su debut ‘Fallen’ fue pura dinamita. El éxito llegó rápido y en masa y pronto se convirtió en un espejo en el que reflejarse. Temas convertidos en singles potenciales como “Going Under” o “Bring Me To Life” fueron carne de cañón para muchos críticos. Es el público quien manda y ese viraje del nu metal a una zona más oscura, melancólica e incluso romántica embrujó a millones de personas que se rindieron al talento vocal de Lee. En la actualidad sigue siendo un referente y una sombra muy alargada para ellos mismos. ¿Quién no firmaría una balada como “My Immortal” de Evanescence? Hasta los que en su día la consideraron cursi.
Drowning Pool – Sinner (2001)
Dentro de la vorágine vanguardista del cambio de milenio, Drowning Pool irrumpieron de lleno con su debut ‘Sinner’. Alcanzó en apenas seis meses el certificado de disco de platino, algo inusual en las bandas nóveles de dicho género al ser demasiado abundantes en el país en aquel entonces. El disco encierra la canción más famosa de la banda, “Bodies”, cuyo videoclip fue uno de los videos más vistos del 2001. Más allá de esto, «Sinner» supuso un gran impacto en la generación nu metal americana. Potentes riffs y buenas letras dan a su primer trabajo una eficacia envidiable. Este es el único álbum de la banda con su cantante original Dave Williams. Tras su pérdida, la banda intentó remontar el vuelo, pero no consiguió igualar la calidad de este disco.
Disturbed – The Sickness (2000)
Si hay dos cosas que llamaron la atención de Disturbed durante su ascenso hacia el estrellato fue, por una parte, la estética de David Draiman con esos aparatosos piercings en la cara y que dejó anonado a más de uno, y por otro lado, el grito inicial de “Down With The Sickness” que marcó el pistoletazo de salida de una carrera espectacular -principalmente en Estados Unidos-. El tono oscuro de las composiciones de ‘The Sickness’ recuerda a Korn y en ellas pueden escuchar guitarras dropeadas que no se salen nunca de su zona de confort con riffs simples pero sólidos y esas melodías vocales que se quedan grabadas a fuego en la cabeza. Estaban en el sitio adecuado en el momento justo, y canciones como “Voices” o “Stupify” permanecerán siempre entre los clásicos del género.
Deftones – White Pony (2000)
‘White Pony’ fue el gran paso de Deftones hacia la madurez musical gracias a la experimentación con el trip hop, shoegaze o post-rock y el equilibrio entre su pasada faceta nu metal y hardcore con estos nuevos sonidos. El fruto fue algo rompedor, moderno y también más accesible a otros públicos debido al balance entre canciones directas como «Feiticeira», «Elite» o «Street Carp» con los pasajes electrónicos y arreglos más melancólicos de «Teenager» o de las atrapantes y ya clásicas «Digital Bath», «Knife Prty», «Passenger» y “Change». El protagonismo de los samplers, guitarras pesadas con delay y voces suaves, tranquilas y dramáticas que rompen en gritos agudos y frenéticos en algunos momentos, además de las colaboraciones estelares de Maynard (Tool) y Scott Weiland (Stone Temple Pilots), hicieron de este disco un aclamo tanto para fans como para la prensa especializada.
Creed – Human Clay (1999)
El éxito de Creed vino de primeras con su debut ‘My Own Prision’ y tomaron esa fórmula para romper las listas de ventas. Con ‘Human Clay’ se adueñaron del movimiento rock y metal alternativo que comenzó a surgir en Estados Unidos que miraba por el espejo retrovisor a la mal llamada escena grunge. Que la voz de Scott Stapp se asemejara a la de Eddie Vedder era fruto de la casualidad, ya que la temática religiosa de sus letras poco tenía que ver con los de Seattle. Un talentoso Mark Tremonti despuntaba con sus riffs y solos de guitarras en favor de la canción y así es como “Higher” o “With Arms Wide Open” consiguieron sonar a todas horas en la radio. A partir de este trabajo Creed se convirtió en una máquina de vender discos como rosquillas, y el final de la banda fue el comienzo de Alter Bridge y las grandes canciones no han parado de sonar.
Crazy Town – The Gift Of Game (1999)
La historia de Crazy Town es la historia de “Butterfly”; un tema de éxito incluido en su debut ‘The Gift Of Game’ que los catapultó al público masivo. Poco importaba que su mezcla de rap y hip-hop con otros estilos como el rock alternativo y el nu metal no fuera la más novedosa del momento, y que el resto de sus canciones fueran un pastiche de mucho cuidado. Aun así la banda liderada por Shifty Shellshock y Epic Manzur supo jugar bien sus bazas y aunque en parte costaba entender su propuesta, la ecuación ya estaba planteada con todas sus incógnitas. Pese a todos los momentos de mediocridad musical que se les puede atribuir a los angelinos, no fueron pocas las bandas que siguieron sus pasos atraídos por la aleación de estilos de este disco de estreno. Con más o menos fortuna, algunas sí que consiguieron encajar las piezas que no culminó Crazy Town.
Coal Chamber – Chamber Music (1999)
Corría el año 1997 y grupos como Korn o Sepultura, que reinaban en las listas metaleras, habían cambiado las normas del juego. Bajos protagonistas en las mezclas, baterías secas, riffs entrecortados, alteración de fraseos susurrados y escupidos eran los ingredientes más preciados de la nueva música metal. En este escenario, el grupo de Dez Fafara recogía las influencias de estas nuevas bandas hegemónicas pero con la intención de dar una vuelta de tuerca a su nu metal. Las sinergias producidas por su propia imagen, la icónica portada, el desgarrador tono de Dez y, sobre todo, las excelentes composiciones, precipitaron a Coal Chamber a la primera fila de combos emergentes. Imposible resistirse a clásicos atemporales como “Loco”, “Big Truck” o “Sway”, y, si bien su presencia menguó con el nuevo siglo, para la posterioridad queda este gran debut.
Alien Ant Farm – Anthology (2001)
El segundo álbum de la Alien Ant Farm vio la luz en 2001 y dejó su pequeña huella gracias a canciones como la versión “Smooth Criminal”, de Michael Jackson, y dos temas que formaron parte de la banda sonora de tres videojuegos, “Wish” y “Courage”. El disco tuvo un buen recibimiento comercial, participando en varias bandas sonoras (American Pie 2, Spider-Man, WWE Though Enough…). ‘Anthology’ fue álbum de platino en Estados Unidos y también recibió buenos resultados de ventas en diversos países de todo el mundo. Su característico estilo une lo mejor de su época con un poco de un metal, un poco de metal alternativo y una buena dosis de punk rock cargado de energía. A pesar de que la década de los 2000 fue su periodo de mayor actividad, todavía siguen activos aportando a la escena actual un poco de esa magia de dio un trabajo como ‘Anthology’.
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