La discografía de System Of A Down de peor a mejor
Vuelve a estar System Of A Down de actualidad en este 2020 debido a su vuelta a los escenarios europeos. Sus cincos discos, una cantidad irrisoria en comparación con otros grupos de su estatus, les han servido para ser una de las grandes bandas de nuestra era. Ordenarlos de mejor a peor puede ser difícil pero no imposible.
Pocos grupos han logrado tanto con tan poco. Los norteamericanos de origen armenio System Of A Down únicamente han sacado material al mercado durante 7 años (1998 – 2005) y, sin embargo, su nombre se erige como uno de los grandes baluartes dentro del metal contemporáneo. Serj Tankian y Daron Malakian fueron los creadores de la banda después de la separación de su antiguo proyecto (Soil) en 1994, y junto a Shavo Odjajian y la posterior unión de John Dolmayan crearon unos de los cuartetos más reconocibles de la actualidad.
La forma de gestionar su carrera se puede tildar de peculiar: salir de gira cada par de años –después de su vuelta en 2010- por festivales de medio mundo en los que se aseguran ser los cabezas de cartel indiscutibles pero sin presentar absolutamente nada nuevo a la audiencia. 100% herencia de los Twisted Sister de Dee Snider, salvando las distancias de éxito de ambos conjuntos. Es verdad que para los fans es un gusto y un placer tenerlos de visita, pero no es menos cierto que para otros mucho la cosa empieza a oler a chamusquina y están deseosos de nuevo material. Quizá este 2020 suene la flauta ¿Si Tool fue capaz porque ellos no?
‘System Of A Down’, ‘Toxicity’, ‘Steal This Album’, ‘Mezmerize’ y ‘Hypnotize’. Un quinteto de trabajos que cualquier fan recita de carrerilla sin el menor esfuerzo –alguna ventaja tenía que poseer una discografía tan corta- que están llenos de auténticos hits que marcaron un época y crearon un estilo único e inimitable. Cada uno de ellos con sus características y sus particularidades, con sus pros y sus contras. Esta es nuestra cuenta atrás en busca de su obra maestra.
5) ‘Steal This Album’ (2002)
Este disco llego a ser tal gracias a la filtración de las canciones sobrantes de las sesiones de grabación de su anterior ‘Toxicity’. La banda no estaba por la labor de que circularan versiones inacabadas con un sonido paupérrimo por las redes –que los fans nombraron en un alarde de originalidad ‘Toxicity II’- y se embarcó en un nuevo proyecto discográfico solo un año después de su último lanzamiento. El nombre de ‘Steal This Album’ es un homenaje al libro de Abbie Hoffman ‘Steal This Book’, de 1970.
En el plano musical se trata de nada menos que 16 cortes que mostraban la cara más experimental de System Of A Down, si es que eso es posible y su carrera no es una experimentación constante e infinita. Y, aunque es verdad que contenía grandes composiciones, el resultado es mucho más irregular de lo esperado en un grupo de tales dimensiones. En la parte más positiva de la contienda se encuentra la sucesora de “Spiders”, de nombre “Roulette”; en esta balada podemos escuchar la voz de Daron Malakian en un plano protagonista, anticipación de lo que vendría después.
No se quedan atrás la esquizofrénica “I-E-A-I-A-I-O” y su coro que se magnífica vociferada por grandes audiencias, el single “Innervision” –que mostraba su lado más radiofónico- o la breve y explosiva “Fuck The System”, con toda esa carga de contenido político inundando cada uno de sus poros. ¿El gran problema? La falta de consistencia en otras muchas de composiciones que no hicieron sino convertir este ‘Steal This Album’ es un buen obsequio para los fanáticos que nunca fue valorado lo suficiente por los oyentes mas casuales de la formación. Y es verdad que defensores no le faltan pese a todo.
4) ‘Hypnotize’ (2005)
Actualmente, mientras no haya novedades, es el disco que pone punto (esperemos que y seguido) a la carrera discográfica de System Of A Down. Segunda parte del binomio que forma con su compañero de grabación ‘Mezmerize’. Estas obras, siguiendo la estela de pesos pesados de la música como los ‘Use Your Illusion’ de Guns n’ Roses, se lanzaron de manera separada pese a formar parte de un todo y ser grabados conjuntamente. Aunque comercialmente la maquinaria SOAD funcionara por aquella época como un cohete-todos sus discos iban directamente al número 1 de los charts- a nivel de críticas este ‘Hypnotize’ se llevó comentarios encontrados. La sombra de sus anteriores obras maestras era demasiado alargada.
Es el trabajo más sobrio de los norteamericanos tanto en el apartado musical como en las letras, donde hacen gala de la versión más arraigada a sus raíces y los problemas políticos y sociales que martirizan a nuestra sociedad. Daron Malakian tenía el control creativo durante aquel proceso de grabación que tuvo lugar a mediados de 2004 en Los Angeles, y eso se percibía de manera notable en el tinte de las composiciones, que relegaban en muchas de ellas a la voz de Serj Tankian a la realización de coros y armonías.
Todo empieza con un “Attack” que no deja un segundo de tregua y que se convierte ipso facto en uno de los temas más duros de la discografía de System Of A Down, dejando atrás cualquier amago de introducción. La canción homónima, con las líricas ligadas a la masacre de la plaza de Tiananmen (China), imprime ese aire oscuro y melancólico tan del gusto de la banda por esta época. El gran éxito de “Lonely Day” –el gran hit de este ‘Hypnotize’- y la existencia de la gran joya oculta (favorita de muchos de sus fans) “Holy Mountains” no exime de una parte central con mucho relleno que ha envejecido de manera irregular durante estos 15 años.
3) ‘System Of A Down’ (1998)
Gracias al descubrimiento de un siempre avispado Rick Rubin, que se percató de su existencia gracias a conciertos en clubes míticos de Hollywood como el Whisky A-Go-Go, System Of A Down entró al estudio en 1997 para grabar lo que sería su disco debut. Después de una serie de demos (la última, ‘Demo Tape 4’, filtrada en Internet) que le sirvieron para dar a conocer, todavía de manera muy minoritaria, su metal psicótico y con influencias exóticas al mundo, el cuarteto puso un 30 de Junio de 1998 el álbum en el mercado. La portada es similar a la del clásico ‘British Steel’ de Judas Priest, si obviamos la cuchilla de acero por supuesto. El significado de la ilustración –con connotaciones antifascistas- y lo que recorría sus surcos no tenía absolutamente nada que ver.
Lo que aquí se encuentra son canciones cortas con un sinfín de cambios de ritmo, modulaciones de voz que unen pasajes hermosos con gritos esquizofrénicos, una batería que sin caer en virtuosismos estériles siempre se encuentra en primer plano y guitarras simples pero muy potentes. Todo ello aderezado con ese aroma oriental y extravagante cogido directamente de las influencias de la música popular armenia. Es difícil imaginar algo más estrafalario que llegara a tener tanto éxito, pero con la MTV como gran aliado –con los vídeos de “Sugar” y “Spiders” retransmitiéndose constantemente- la mitad del camino estaba hecho.
Es este ‘System Of A Down’ inicial el disco más difícil de digerir del grupo. Si se excluye los anteriormente nombrados singles, junto con la inicial “Suite Pee” y la crítica a la guerra santa que es “War” el resto de los cortes son demasiado experimentales para que cualquier oyente casual se acerque y entienda algo de lo que sucede. Aquí encontramos los SOAD más puros y sin adulterar, con composiciones sin ningún tipo de filtro en cuanto a arreglos y excentricidades varias. Para algunos sigue siendo su obra cumbre, aquella de la que añoran su sonido mientras piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor. Otros –normalmente más jóvenes- pasan más de puntillas por ella. Ninguno tiene la razón absoluta.
2) ‘Mezmerize’ (2005)
Años más tarde se sabría que durante la grabación de este disco y su otra mitad Serj Tankian estaba con pie y medio fuera de la banda. Las discrepancias en terrenos creativos y económicos –que son, a día de hoy, el problema capital por el que llevamos 15 años sin nuevos temas de los californianos- eran la causa, pero eso no impidió que Malakian se sacara de la manga una serie de canciones que permanecerán por siempre en la memoria colectiva y que se adaptan sin problema a diferentes coyunturas y públicos. En este álbum se albergan algunas de las composiciones metaleras mejor aceptadas por audiencias totalmente ajenas al movimiento.
Tildado por comercial por algunos, por el exceso de estribillos accesibles, incluye una de las mejores intros jamás grabadas en el metal alternativo: “Soldier Side” es un minuto que condensa emociones y sentimientos a raudales. Con letras de oro se graba el nombre del primer adelanto “B.Y.O.B”, que juega con el término usado para aquellas fiestas donde cada uno lleva sus propias consumiciones (“Bring Your Own Beers”) como sátira política donde se muestra a medios de comunicación informando de la guerra como si fuera una celebración (“Bring Your Own Bombs”). Musicalmente una genialidad, desde el riff pseudo thrasher al estribillo tremendamente contagioso.
También son para el recuerdo “Violent Pornography” con su icónico “Everybody, Everybody, Everybody!”, histérico a más no poder, el aire reggae y bailable de “Radio/Video”; el puñetazo encima de la mesa que es “Cigaro” (la letra no es para poner delante de angloparlantes desconocidos) o el cierre emotivo y crítico bajo el nombre de “Lost In Hollywood”. 36 minutos hace de ‘Mezmerize’ lo más corto jamás lanzado por System Of A Down, lo que ayuda a que apenas haya rastro de relleno en él. Se queda en el segundo puesto porque delante hay un todoterreno al que nadie puede, ni siquiera, pisarle ligeramente los talones.
1) ‘Toxicity’ (2001)
Cuando se habla de ‘Toxicity’ se debería hincar la rodilla en señal de respeto. Casi dos décadas después de su salida sigue posicionándose como uno de los cinco mejores discos del género en este siglo. Después del éxito considerable, pero en parte limitado, del debut su sucesor consiguió dos cosas: por una parte lograr unas ventas de más de 12 millones de copias –algo escandaloso para un disco de metal en el siglo XXI-, y por otra descolocar definitivamente a los que intentaban catalogar a la banda en alguna de las corrientes en boga por aquel entonces. Los que intentaron incluir a los de Tankian y Malakian en el nu metal se vieron perplejos después de llevarse este álbum a los oídos. Había tantas vertientes e influencias diferentes que era una odisea poner una etiqueta.
Sonaba mejor que el primero, tenía mejores canciones, Tankian estaba mucho más inmenso en el apartado vocal (no existen muchos trabajos con mejores melodías de voz que este) y los instrumentos de Malakian, Odadjian y Dolmayan formaban un todo perfecto. El único “pero” llegó con la polémica a raíz de los atentados del 11-S en relación con el hit “Chop Suey”: la letra era ni más ni menos que sobre el suicidio (de ahí su título original de “Suicide”) y desde algunas instituciones la percibieron como poco adecuada para el momento. Esto no hizo sino darle todavía más propaganda. Hoy es la canción más conocida del grupo y su “Wake Up!” se posiciona como uno de los fraseos más populares de la música.
Es una tarea prácticamente imposible la de querer sintetizar los momentos más brillantes de ‘Toxicity. El tema título, con ese final hecho por y para los circle pits, se convirtió en una de las favoritas de los fans de inmediato, así como “Aerials” y su tono más pausado a modo de cierre. El trabalenguas de Serj Tankian en “Prison Song” o la belleza insólita de “ATWA” también marcaron a una generación, deseosa de encumbrar a sus nuevos ídolos una vez que los predilectos de la etapa grunge ya solo eran un recuerdo. Y System Of A Down se postularon como candidatos número uno. 20 años después, pese a su inusual carrera, siguen entre los elegidos.
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