A pesar de que a hoy en día se les califica como banda de culto, Running Wild fueron realmente grandes en los 80 y en los 90. Su líder, y único integrante a día de hoy, Rock ‘N’ Rolf Kasparek, es alguien sumamente especial y ha hecho que en los últimos tiempos el grupo se devaluara. Discos intrascendentes, autoplagio compositivo y escasa o nula relación con los antiguos integrantes del grupo han dejado el nombre de los Wild en manos de un tipo que es capaz de desesperar hasta sus más acérrimos fans, incluyendo una despedida que nunca fue tal.

A pesar de que a hoy en día se les califica como banda de culto, Running Wild fueron realmente grandes en los 80 y en los 90. Su líder, y único integrante a día de hoy, Rock N’ Rolf Kasparek, es alguien sumamente especial y ha hecho que en los últimos tiempos el grupo se devaluara. Discos intrascendentes, autoplagio compositivo y escasa o nula relación con los antiguos integrantes del grupo han dejado el nombre de los Wild en manos de un tipo que es capaz de desesperar hasta sus más acérrimos fans, incluyendo una despedida que nunca fue tal. En Wacken hay una placa que pone: “Aquí Running Wild realizaron su último concierto en 2009”. Siempre serán los piratas del metal (lo siento por Alestorm) a pesar de que en sus inicios la temática era más satanista. En España hay toda una legión de fans con una fidelidad envidiable, pero eso no pone un parche en cada ojo. Hasta quien más ama a Rolf sabe, ya no de qué pie cojea, sino de que desde hace una década lleva una pata de palo.

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Eso tampoco quita que en su haber haya algunos de los mejores himnos de heavy metal, power metal o metal alemán (como se conocía el estilo en los 90). Pocas bandas han conseguido firmar una cantidad tan ingente de himnos y de conseguir una fidelidad absoluta por parte de sus fans. Por otro lado mi experiencia en directo con Running Wild nunca ha sido buena. Tres veces en Wacken y en ninguna de ellas puedo afirmar que salí convencido, y eso que fueron siempre cabezas de cartel. En 2003 no cantó los estribillos, en 2009 se despedían pero para nada pareció que el show iba a ser una despedida y sí un show más de una gira apretada y larga. Este año, cuando lo tenían todo de cara, Kasparek decidió olvidar la mayoría de los clásicos. Nunca sabes con qué te va a sorprender, y casi siempre para mal. Estamos hablando de un personaje capaz de aparecer en los libretos de un CD vestido con cuatro uniformes de guerra históricos y decir que el resto del grupo no aparece en ninguna foto porque el resto de uniformes llegaron tarde…

No es nada fácil escoger entre su vasta discografía 10 temas, pero lo vamos intentar. Estos son sus temas más emblemáticos, los más aclamados, pero daría para 30 más pues en 2003 sacaron a la luz un par de temas desechados de sus inicios y son auténticas maravillas: “Apocalytic Horsemen” y “Prowling Werewolf”. No busques baladas ni medios tiempos pues la velocidad es su constante. Riffs entrecortados, coros funcionales y una voz que nunca fue nada del otro mundo. Pero son únicos. Igual que Iced Earth consiguieron un riff característico de guitarras con el que construir sus composiciones, también lo hizo Rolf Kasparek. Nadie suena a Running Wild.

Y siendo algo adivino y jugando a ser Bruja Lola… creo que, con un poco de suerte, pronto les veremos por aquí. Ya va tocando.

 

“The Contract/ The Crypts of Hades”

Todas las intros del grupo son maravillosas y grandilocuentes sin la necesidad de tirar de orquestas. El clásico riffeo del grupo, timbales marciales, un deje de batalla y un crescendo perfecto para ponerte en situación. “Masquerade” es el disco que menos vendió en los 90, pero si crees que no vale la pena o que es un trabajo menor te equivocas de todas todas. La portada es espectacular con la división de poderes pactando con el diablo, y la edición en madera con mapa del tesoro otra joya que demuestra que en su día el grupo cuidaba al fan como pocos. Algunos me matarán por no haber destacado su clásica intro “Chamber of Lies” del “Pile of Skulls”, pero tocaba reivindicar este disco de alguna manera. La intro es una constante en los Wild, y ya no en los discos, sino en los temas.

«Prisoners of Our Time»

Uno de sus más grandes clásicos a pesar que todavía anda lejos del estilo por el cual vamos a conocer a Running Wild. Riff marcado y estribillo de esos de puño en alto. Puro heavy metal a medio tiempo para lo que será la velocidad de crucero del grupo y perfecta tarjeta de presentación. Era 1985 y Alemania empezaba a exportar bandas de excelente calidad, y como Helloween, los Wild vienen de Hamburgo. Conocí al grupo con este tema en un recopilatorio de Noise Records y me atrapó. Todos los discos de la etapa Noise son imprescindibles.

«Genghis Khan»

En el mismo disco había otro himno que esta vez sí marca el camino para el combo. “Genghis Khan” posee la típica intro y el riffeado marca de la casa con el que van a ser conocidos. Esas guitarras tan suyas aparecen en este tema que narra la historia de uno de los conquistadores más célebres de la historia, el mongol Genghis Khan, Ddotando a los temas de un riff de guitarra coreable. La fórmula se perfeccionará poco a poco y con los años caerá en el autoplagio, pero está claro que aquí estamos ante el inicio de algo grande.

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«Under Jolly Roger»

La más grande de sus canciones y puede que la más emblemática. Con este disco el grupo abraza definitivamente la piratería como temática y factura un disco redondo con el que pasan ya a la historia. Dicho corte abre el disco a cañonazos y con el crepitar de la madera del barco pirata. Riff inmortal con el que cabalgamos a lomos de uno de esos temas que definen perfectamente lo que es el heavy metal. Un estribillo de esos de dejarse la voz en directo y toda la adrenalina del speed metal en las guitarras de Rolf y Majk Moti. Posiblemente su disco más famoso en los tiempos en que Running Wild era todavía una “banda”.

«Raise Your Fist»

Otra de las definitivas enmarcada dentro del disco “Under Jolly Roger” y que va más en la onda primeriza, incluso cercana a la forma de componer de “Prisioners of Our Time”. A medio tiempo, hímnica y con otro estribillo para enmarcar y dejarse el alma cantando. La línea de bajo puede recordar un poco a lo que ofrecían los Helloween de la época en un tema que, quizá no tenga ese sonido por el que reconocemos a Running Wild, pero que es imprescindible. Raramente cae del setlist y sorpresivamente no cayó en su concierto de vuelta. Ese mismo disco posee temas imprescindibles como “Diamonds in the Black Chest”, “Raw Ride” y “Beggar’s Night”. Muy variado y hasta ecléctico en cuanto a estilo. Luego caería la fórmula descubriendo la gallina de los huevos de oro.

«Conquistadores»

La perfección en el sonido clásico la encontramos en el disco “Port Royal” y se hace carne en “Conquistadores”. Para muchos su mejor obra y es que aquí Rolf da con la clave y consigue un sonido perfectamente único y reconocible. El tema lo tiene todo, con intro, desarrollo y desenlace, con esas campanas finales llamando a la alerta del pueblo frente al invasor. Rolf canta como nunca y consigue firmar un puente tan matador como el estribillo. Pura adrenalina, velocidad y una línea vocal exquisita. Las voces de apoyo en los coros suenan crudas dando mucha autenticidad y huyendo de la sobreproducción pulcra. Un clásico instantáneo que todavía suena en discotecas y fiestas metal de todo el mundo. El riff coreable es el otro gran logro en otro de sus himnos más redondos. Hay muchas joyas en ese disco, otra imprescindible es la que da nombre al disco.

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«Bad to the Bone»

Los tiempos en los que el grupo estuvo en la discográfica alemana Noise son maravillosos y “Death or Glory” es otro cénit en la carrera del combo germano. Otro de los grandes discos con un par de temas emblemáticos como pocos. “Bad to the Bone” posee otro de esos riffs de guitarra definitivos, se mantiene un núcleo estable en la formación y Rolf sigue saliéndose a la hora de componer. El perfecto estribillo juega con los “Uoooh, Uoooh” como ya hiciera en la composición “Port Royal”. Es uno de sus discos más vendidos e incluso los Van Canto se han marcado una versión de este tema.

«Riding the Storm»

Otra obra maestra… las que llevamos y las que tenían que caer. Rock’n’Rolf vuelve a conseguir una obra redonda con intro incluida y otro riff antológico. Cabe señalar que en los tres Wackens que he asistido este tema SIEMPRE ha caído. Estribillo sumamente original, speedico y con la línea vocal doblada por los coros. Definitivamente el tema hace honor al nombre y cuando suena parece que estés cabalgando sobre la tormenta, a toda velocidad y sin freno. Aquí ya Running Wild habían confirmado su sonido y en cada disco uno esperaba que cayeran tres o cuatro maravillas de este calibre, como si fuera fácil crear himnos de esta envergadura.

«Little Big Horn»

Los 90 amanecen con la despedida de Majk Moti y la entrada de Axel Morgan a las guitarras. Lo mejor de todo es que el sr. Kasparek vuelve a firmar otro disco excepcional: “Blazon Stone”. El listón sigue alto y brilla especialmente la maravillosa “Little Big Horn”, inspirada en la derrota del general Custer en la que los indios americanos masacraron a los cinco escuadrones del Séptimo de Caballería. Otro de sus himnos definitivos al más puro estilo Running Wild. Galope de caballo con un riff melódico inspirado en el folk americano de época y otro desarrollo impecable. Cerraron su concierto en Wacken con esta maravilla y con Rolf luciendo un gorro del ejército americano. Nunca ocultará que su gran pasión son los uniformes de época, y eso de hablar sobre batallas famosas no nació de Sabaton… Running Wild ya lo hacían.

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«Treasure Island»

“Pile of Skulls” es otro gran disco en el que Kasparek toma ya el timón de la composición para no dejarlo. Cierto es que no hay ningún gran clásico firmado por alguien que no sea él, así que qué mejor que montárselo uno mismo. Algo que a la larga sería un aspecto negativo. Esta vez hay la temática esperada junto a temas más sociales, algo en lo que ahondaría en “Masquerade”. “Pile of Skulls” es un discazo de cabo a rabo en el que sobresale espectacularmente la extensa “Treasure Island”. Y es que hablar de piratas y no tocar la novela homónima de Stevenson era un pecado. A pesar de que puede parecer que más de 11 minutos con el estilo Running Wild puede llegar a cansar, Rolf da en el clavo; dando manga ancha a la guitarra de Morgan y a la suya. Estamos ante otro de sus grandes riffs, con aires marciales, mucha épica y otro estribillo inolvidable. Conozco a muchos fans que la consideran su mejor canción.

«Black Hand Inn»

Cuando el mundo se rendía a los pies del grunge y el heavy metal entraba en coma, el sr. Kasparek seguía absolutamente a la suya, a lo francotirador, haciendo la guerra por su lado. No solamente dedicaba un disco entero a la piratería sino que encima era conceptual. Y lo mejor de todo: era otra maravilla. La obra es otra vez espectacular, y a pesar de que hay grandísimos cortes, quizá la que da título al disco es la más recordada. Jörg Michael forma parte de la tripulación y el sonido de batería es mucho mejor que en anteriores discos. “Black Hand Inn” es trepidante, con el habitual riff entrecortado y con otro puente-estribillo antológico. Hay muchísimos fans que lo siguen considerando su mejor obra, y es que muchos les conocieron con este disco. Ideal para introducirse en Running Wild.

Epílogo

Para muchos es la última gran obra de Running Wild es “Black Hand Inn” por mucho que su posterior disco esté todavía dentro de la “etapa Noise” (“Masquerade”). Luego vendrían tres discos con la compañía Gun yendo de más a menos (“Rivalry” sigue siendo un muy buen disco) y se entraría en el periodo de decadencia con “Rogues in Vogue” (también con Gun), si es que no había entrado ya. Discos espaciados, despedidas falsas, conciertos pasables y un fin de la banda como tal desde 2006, por mucho que en 2009 se despidieran en Wacken. Hay mucho que criticar a Rolf, pero cabe recordar que en el páramo de los 90, cuando el heavy clásico estaba de capa caída, fueron las bandas de “metal alemán” las mantuvieron la llama encendida. Guns desaparecidos, Metallica con los “Load” y Maiden y Judas sin su cantante de toda la vida. Sólo por estar allí merecen todos los honores. Pronto zarparemos, vestidos de uniforme y con la Jolly Roger en todo lo alto. Si Rolf le pone ganas y acierta con el setlist sus shows serán muy recordados.