¿Cuánto dinero gana un promotor de conciertos?
Descubre cuánto dinero gana un promotor de conciertos y qué factores influyen en sus ingresos en la industria musical.
El mundo de los conciertos en directo puede parecer un escenario glamuroso y lleno de oportunidades para obtener grandes cantidades de dinero, especialmente para los promotores de conciertos que organizan estos eventos. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y menos segura de lo que parece a simple vista. La cantidad de dinero que un promotor puede ganar varía significativamente dependiendo de múltiples factores como el tamaño del evento, la popularidad del artista, y los costes asociados a la producción y logística del concierto. En este artículo, exploraremos en detalle cuánto dinero puede ganar un promotor de conciertos, qué factores influyen en sus ingresos, y cómo estos profesionales gestionan los riesgos financieros asociados. En pocas palabras: ser promotor es como ir a un casino. En la experiencia, la cabeza fría y en la profundidad del bolsillo reside el éxito y la capacidad de sortear los obstáculos.
Vaya por delante que no estamos hablando de festivales, que son otra ciencia completamente distinta donde entran en juego otros muchos factores a nivel de contratación y producción. Por simplificar, vamos a hablar de promotores que organizan conciertos en salas y recintos cerrados al uso, lo cual nos ofrece una visión global de como opera el negocio.
¿Qué es un promotor?
El promotor de conciertos es la figura central que orquesta todos los aspectos de un evento musical en vivo. Su trabajo incluye la planificación y organización del concierto, la reserva de los recintos, la contratación del artista, la publicidad y promoción del evento, y la coordinación de todos los elementos logísticos necesarios para que el espectáculo se lleve a cabo sin contratiempos. En esencia, el promotor asume el riesgo financiero del evento con la esperanza de obtener beneficios a través de la venta de entradas y, en algunos casos, del merchandising, la sponsorización o las subvenciones públicas. Sin embargo, este papel conlleva una serie de intangibles que pueden afectar drásticamente sus ganancias (o recortar sus perdidas)
Tamaño y tipo de evento
El tamaño del evento es uno de los factores más determinantes en las ganancias de un promotor de conciertos. Los conciertos en grandes recintos como el estadio Civitas Metropolitano de Madrid o el Palau Sant Jordi de Barcelona pueden generar ingresos significativos, pero también requieren una inversión inicial sustancial. Por otro lado, los conciertos en lugares más pequeños, como salas o auditorios más pequeños, tienen costes más bajos, pero también ofrecen márgenes de ganancia mucho más reducidos. Por ejemplo, un concierto sold-out en el Razzmatazz, que tiene una capacidad de 2100 personas (aunque descuenta 100 para compromisos de la sala, promotor, banda, prensa, etc) puede generar ingresos brutos de aproximadamente 100000€ a un precio medio de 50€ la entrada, dependiendo del precio de las entradas. Sin embargo, después de deducir los gastos y comisiones, las ganancias netas pueden ser mucho menores.
Costes operativos
Los costes operativos son una de las mayores consideraciones que un promotor debe tener en cuenta al calcular sus posibles ganancias. Estos costes incluyen el alquiler del lugar (que puede rondar los 25.000€ de un recinto de 4.000 personas, los 6.000€ de una sala de 2.000 personas de capacidad o un porcentaje de cada entrada vendida o ambas cosas, el pago de los seguros de responsabilidad civil y cancelación, así como los gastos de publicidad, catering según requerimientos del artista y seguridad, entre otras cosas.
Por ejemplo, en un concierto típico en una sala de esas capacidad, los costes operativos pueden ascender a 12.000 € / 15.000€ por evento. Esto incluye todos los gastos desde el alquiler del lugar hasta la publicidad digital y física del mismo, catering, alquiler de material necesario para el show y la seguridad en el evento. Cuanto mayor sea el evento, mayores serán estos costes, lo que puede reducir significativamente el margen de beneficio del promotor.
Venta de Entradas
La venta de entradas es la principal fuente de ingresos para un promotor de conciertos. El éxito en la venta de entradas depende en gran medida de la popularidad del artista y de la efectividad de la promoción del evento. En un lugar de tamaño mediano como Razzmatazz o La Riviera, con una capacidad de aproximadamente 2.000 personas, un promotor podría facturar los mencionados 100.000€ con un precio de entrada de 50€ brutos , dependiendo de los precios de las mismas. En ocasiones, diversos precios de entrada según la zona de la sala, el acceso a pruebas de sonido, opciones VIP y otras variables puede aumentar el montante de facturación bruta total. Esos pequeños detalles son los que a veces hacen que un evento gane o pierda dinero.
Impuestos
Las entradas acarrean un IVA del 10% que el promotor deberá ingresar a Hacienda. Sobre una entrada con precio final de 50€, el IVA soportado es de 4,55€, por lo que la base imponible neta es de 45,45€. Una vez deducido el IVA, la SGAE, que teóricamente vela por la recaptación de los derechos de autor generados por el catálogo de obras que interprete el artista en su concierto, se queda con el 8,5% de la recaudación. Sobre un neto de 45,45€, la SGAE se llevaría 3,86€. El neto final del promotor queda en 41,59€ por cada entrada de 50€ vendida.
Gastos de distribución
Los gastos de distribución funcionan de distintos modos. Normalmente es un porcentaje del precio de la entrada que se carga por encima del precio de la misma. Es decir, sobre una entrada de 50€ + gastos de gestión, lo normal es que los referidos gastos sean alrededor del 10%, de modo que la persona paga 55€. Sin embargo, estos gastos de distribución se reparten de manera desigual. En ocasiones se los queda la ticketera que pone la plataforma y sistema de gestión de venta de entradas. En ocasiones una parte de esos gastos de distribución revierte de vuelta al promotor. En ocasiones, los promotores se montan sus propias ticketeras y sistemas de venta sobre plataformas predefinidas o programadas ad-hoc para recaptar esos costes de gestión íntegramente y aliviar los riesgos derivados de su actividad.
El caché del artista
En muchos contratos, los artistas reciben una cantidad garantizada (el caché) más un porcentaje del neto de la taquilla, después de deducir los gastos operativos, impuestos y demás. Este porcentaje puede variar, pero es común que el artista reciba entre el 75% y el 85% del neto, dejando el resto para el promotor. Por ejemplo, en un concierto donde el neto de la taquilla después de todos los gastos operativos es 68.000€ , un artista podría recibir hasta 57.800€ si su contrato estipula un 85% del neto, lo que reduce significativamente la parte del promotor.
El caché es una cantidad garantizada y las variables son infinitas, tanto como la propia capacidad negociadora de los promotores. Si un artista tiene pactado un caché de 50.000€ y la suma total de su 85% es de 57.800€ se llevará dicha cantidad. El promotor ganaría algo más de 10.000€ en ese concierto. Puede parecer mucho dinero pero si un promotor tiene una oficina con varios sueldos que mantener y unos costes operativos constantes (oficina, suministros, viajes, etc) no es tanto dinero.
Sin embargo, si el promotor ha patinado en su previsión de venta de entradas y solo vienen 1000 personas a 41,59€ netos por entrada, se facturarán 41.590€ a los que hay que restar los costes operativos de 15.000 Euros (alquiler de sala, catering, publicidad, seguros, etc). El total sería de 26.590€. Sin embargo, el promotor tendría que pagarle igualmente los 50.000€ pactados al artista. En otras palabras: una perdida de más de 23.000€. Si gracias a quedarse íntegramente los gastos de distribución (pongamos 5€ por 1000 entradas) pierde 5000€ menos, buenos son. Si los comparte con una ticketera que se ocupa de la gestión integra del proceso de venta, recibirá quizá 2€ por entrada vendida de esos 5€ de gastos de distribución.
Existen casos donde grandes artistas escriben las reglas. U2 exigían el 99% de la recaudación hace años. El 1% de una recaudación de seis o siete millones de euros en un estadio sigue siendo un buen pellizco, una vez deducidos costes. Otros, como los Rolling Stones en su gira de 2003 exigían el 102% de la recaudación, atendiendo a su conocimiento de que el promotor recibe ingresos accesorios por la via del parking en los estadios, las concesiones de comida y bebida o similares.
El riesgo en el negocio de la promoción de conciertos
El negocio de la promoción de conciertos es intrínsecamente arriesgado. Si un concierto no vende bien, el promotor puede enfrentarse a pérdidas muy considerables. Muchas giras de salas que han pasado en años recientes por nuestro país han afrontado perdidas de cientos de miles de euros. Casos como Arch Enemy, Machine Head / Amon Amarth, Alter Bridge, Ghost y muchos otros han sido auténticos baños de sangre para los promotores, lo que ha provocado que muchas de esas giras con grandes costes operativos y cachés disparados por parte de las bandas, dejen de pasar por nuestro país. A nadie le gusta perder dinero.
Además, en la industria actual, las grandes corporaciones como Live Nation, AEG, Eventim y otros han adquirido una posición dominante, comprando a muchos pequeños promotores locales y controlando el proceso de negociación. Esta concentración de poder puede dificultar aún más que los promotores independientes obtengan ganancias sustanciales, ya que estas grandes compañías tienen los recursos para asumir pérdidas en algunos eventos y compensarlas con ganancias en otros, incluso a nivel fiscal.
Si un promotor quiere traer a un grupo a España y les ofrece 4 fechas pero Live Nation ha ofertado al management 40 conciertos para toda Europa a un precio pactado y cerrado, es bastante habitual que Live Nation se lleve el gato al agua: el grupo y su agente tienen máxima seguridad de pago al tratarse de una gran multinacional bien capitalizada y con mucha liquidez. A los promotores independientes, a menudo, solo les queda tirar de una buena relación personal con la banda y sus managers o subir ofertas (las habituales “subastas” de grupos) para que el grupo no pueda decir que no a trabajar con ese promotor en un determinado territorio.
¿Vale la pena ser promotor de conciertos?
Ser promotor de conciertos puede ser lucrativo, pero también es un negocio con un alto riesgo financiero. Las ganancias dependen de una gestión eficiente de los costes, una promoción efectiva del evento y la capacidad de atraer al público adecuado. Aunque hay oportunidades de obtener ingresos significativos, especialmente en grandes eventos, los promotores deben estar preparados para enfrentar todo lo contrario: desastres financieros que pueden venir dados por una tormenta en un concierto al aire libre, la coincidencia de varios conciertos y giras en un mismo día o, incluso, un partido de fútbol de alto voltaje en la noche en que había un concierto en una sala de mediano aforo. En última instancia, la clave del éxito radica en planificar cuidadosamente, conocer los riesgos y estar dispuesto a adaptarse a las circunstancias cambiantes del mercado. Y mirar a largo plazo: una mala noche se come los beneficios generados por dos o tres buenas giras. Reponerse implica pensar a largo plazo y ver los baches como parte del camino.
La importancia de trabajar en volumen (muchos conciertos generando ingresos recurrentes que sirven para ir teniendo un flujo de caja positivo y hacer frente a pagos) no se puede ignorar. Si eres un promotor que organiza muchos conciertos en las mismas salas puedes entrar a negociar con ellos el precio del alquiler a cambio de asegurarles una determinada ocupación a lo largo del año. Los costes de publicidad, seguros y demás también se pueden ver rebajados sustancialmente en el caso de trabajar en multitud de eventos a la vez, lo que hace que el coste imputable a cada evento se reduzca.
En cualquier caso, pese a la infinidad de variables, el negocio de promotor de conciertos no es para cualquiera. Conviene estar bien capitalizado y financiado y tener la cabeza muy fría.
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