Cuando la única manera de conocer a tus ídolos es pagando: el furor de los paquetes VIP
Los artistas se agarran a los paquetes VIP para compensar los ingresos que ya no reciben de otras áreas, como la venta de discos. Otros discrepan argumentando que es segregar a los fans en base a su capacidad económica. Tratamos el fenómeno en primera persona y hablamos sobre ellos con Alice Cooper, Steve Vai, Accept y Arch Enemy.
Birmingham, Reino Unido. Sobremesa con Kiss.
Son las tres de la tarde y un grupo de gente acaba de arremolinarse apresuradamente alrededor de un tipo de cuyo cuello cuelga un pase en el que se lee “Kiss – All Access”. La acción sucede en Birmingham, Reino Unido, pero podría estar sucediendo en Barcelona, Madrid, Oslo, Connecticut o Toronto. El tipo da unas instrucciones a todos los congregados explicando como se va a desarrollar la tarde. Es Dean Snowden y se encarga de organizar las experiencias VIP y los meet & greets con Kiss. En una ciudad que no es especialmente grande -aunque tiene mucha tradición rockera- cuento a 24 personas esperando para conocer a Gene Simmons y Paul Stanley y conseguir una foto y un autógrafo. La experiencia cuesta mil libras esterlinas (y no incluye el ticket para el concierto). Hagan sus cálculos.
La gente recibe unos pases y accede al recinto, el imponente Barclaycard Arena de la ciudad británica. Allí son conducidos a una sala en la que se encuentra montado un pequeño set de batería para Eric Singer y los instrumentos acústicos de Simmons, Stanley y Tommy Thayer. Tras todo ello, un telón gigante con el logotipo de Kiss. Son minutos tensos para todos los congregados. Tras una pequeña espera, los miembros de Kiss emergen de uno de los pasillos probablemente recién llegados del hotel, y se sientan en los taburetes ante los aplausos de los fans congregados, con quienes interactúan frecuentemente. La banda realiza un concierto de aproximadamente media hora, interpretando canciones que no suenan en el concierto principal de esa misma noche. Piden sugerencias al público e intentan cumplirlas, aunque al final mantienen un pequeño guión al que se ciñen. El público sabe que está viviendo una experiencia única, adquirida con dinero, pero única. Tras tocar unas cuantas canciones, Kiss regalan púas a los fans y el encargado de coordinar la experiencia hace que todos los fans se sitúen en una fila en el propio espacio principal del Barclaycard Arena donde luego el público verá a Kiss. Las pruebas de sonido se suspenden mientras dura la experiencia, para permitir a los fans intercambiar unas palabras con sus ídolos mientras les firman autógrafos. Primero Eric, luego Tommy, después Gene y por último Paul van pasando por todos y cada uno de los fans firmando cosas y haciéndose selfies. No es exactamente una conversación fluida con cada uno de ellos, pero se intercambian comentarios, dudas y preguntas con cierta agilidad. Dos chicas con aspecto de groupie son las últimas de la fila y con las que la banda termina pasando más tiempo (hay cosas que nunca cambiarán). Tras esto, la banda vuelve a su hotel durante un rato y el coordinador emplaza a la gente a estar reunida en un determinado pasillo y puerta del recinto a las 20:00h exactas. Kiss actúan a las 20:30h. Será el momento para que la banda, ya maquillada y vestida con sus espectaculares trajes, se tome la foto de recuerdo necesaria con cada persona.
A las 20:00h, el grupo de asistentes al meet & greet está igual o más nervioso que en el anterior encuentro. Faltan minutos para que Kiss tomen el escenario y es impactante poder verles vestidos con sus clásicos trajes a escasos centímetros de ti. Finalmente, los fans van pasando a una sala donde hay un pequeño estudio fotográfico montado, con un fondo con el logotipo de la banda. En cuestión de segundos, cada persona pasa por allí, se sitúa junto a Kiss en toda su gloria maquillada, mira a cámara y le toman dos fotos profesionales. Le dan una tarjeta con una dirección web y un código y sale por otra puerta. Siguiente.
Minutos después, una explosión hace caer el telón que cubre el escenario. Esa misma banda que estaba en una sala anexa haciéndose fotos con los fans está paseando sus legendarias canciones por el escenario. La experiencia tiene algo de surrealista.
¿Por qué hay paquetes VIP?
Cuando las ventas de discos comenzaron su declive, al menos hasta que lo digital comenzó a aportar algunos ingresos compensatorios, muchas bandas vieron mermada su capacidad de generar ingresos. Los royalties de la venta de discos se esfumaron entre las deudas a devolver a la discográfica por producciones caras realizadas en época de vacas gordas. En un contexto de imparable crisis económica, el negocio de la música en directo comenzó a caer, solo salvado por los festivales dispuestos a pagar grandes cantidades con tal de tener al mejor talento en sus carteles y las ventas no pirateables de merchandise. Una tormenta perfecta de consecuencias no muy halagüeñas para los artistas.
Ya en los años 90, artistas, managers y promotores idearon opciones como el denostado Golden Circle en los conciertos. Más allá de la evidente ‘batalla de clases’ que evidencia, el sistema servía para que aquellos dispuestos a pagar más pudiesen sentarse más cerca del escenario y tener mejor visibilidad. Pese al evidente razonamiento económico tras la iniciativa, algunos artistas no estaban demasiado cómodos teniendo un público evidentemente pasivo y acomodado ocupando las primeras filas de los conciertos. Bruce Dickinson, de Iron Maiden, lo explicó claramente cuando dijo que no le gustaba ver a “un gordo estúpido comiéndose una hamburguesa con 50 asientos vacíos a su alrededor. ¿Donde están los chavales? Están tras la segunda barrera y no pueden acercarse”. En el reciente Download Festival de Madrid, la zona de público del escenario principal estaba dividida en dos, siendo una de ellas la reservada a los que tenían el paquete RIP, con acceso privilegiado. Dicha zona estaba, en el mejor de los casos, a medio llenar -precisamente porque la no masificación es parte del atractivo de estas opciones. Algo que los artistas odian pero que tampoco contribuyen a erradicar. Cuando un promotor ha de pagar dos millones de euros por contratar a Iron Maiden, ha de inventarse maneras de hacer entrar el dinero como sea para recuperar la inversión y los espacios acotados para entradas más caras son una de las maneras. Frecuentemente se compara el sistema con el de clases económicas y business en los aviones: los billetes caros para aquellos que se los pueden permitir, permiten que los precios de los demás sean más baratos. Al final, volar el avión cuesta un dinero. O contratar al grupo de turno.
En medio de todo esto, CID Entertainment, hizo su entrada triunfal en la industria a finales de la década pasada. Hoy en día gestionan los paquetes VIP de giras como el “Hardwired World Tour” de Metallica, pero han trabajado con infinidad de artistas de todos los géneros musicales. Ellos gestionan, coordinan y comercializan los paquetes VIP, generalmente a cambio de una comisión. Pese al énfasis de la compañía en no tratar el asunto como un conflicto de clases, en el fondo quienes tienen acceso preferencial a los artistas son aquellos con los suficientes recursos económicos para ello.
Tras CID Entertainment, Live Nation o AEG Live pusieron en marcha sus propias herramientas de gestión de paquetes VIP, con iniciativas como VIP Nation. Las experiencias pueden incluir buenos asientos para el concierto, una zona de bar acondicionada en el estadio de turno, merchandise exclusivo, un paseo por el escenario y, en ocasiones, acceso a la banda. Pero no siempre. Grandes estrellas como Guns N’ Roses no se mezclan con los fans. Sin embargo, estos pueden hacer un tour por el backstage y preguntar cosas a “miembros selectos de la crew” de la banda. Todo por unos nada desdeñables 1750 dólares por cabeza. En comparación, conocer a Kiss dos veces, verles hacer un concierto acústico exclusivo y hacerte una foto con el grupo maquillado y vestido como en sus conciertos por solo 1000 libras esterlinas (unos 1120 Euros al cambio) parece hasta barato.
Hasta Metallica se lanzan a ello
Tradicionalmente reacios a participar en estas iniciativas, Metallica han decidido tener sus propios paquetes VIP en su actual gira. En Europa, la banda ofrece asientos numerados en los primeras dos filas de su concierto, un acceso exclusivo al recinto, un encuentro con los miembros de la banda antes del concierto, una fotografía de grupo de todos los participantes y la banda, un setlist firmado por el grupo, una zona exclusiva con barra de bar, cena de snacks, una exposición itinerante de la banda, y además un poster y camiseta de edición limitada. El precio, de 2399 euros, es considerable pero la banda limita la experiencia a doce fans por ciudad, lo cual garantiza una experiencia satisfactoria para todos los implicados. En Barcelona y Madrid, dichos paquetes están agotados hace meses.
Hasta la fecha, Metallica interactuaban con sus fans mediante meet & greets organizados antes de los conciertos para los miembros de su fan club oficial.
Hablan los artistas: a favor…
Alice Cooper comercializa sus paquetes VIP a un precio de 625 dólares. Incluyen un meet & greet con Alice, una foto con él, un tour guiado por el escenario, una foto con tu cabeza en la guillotina de Alice, un poster firmado, un setlist y merchandise exclusivo. Cooper, obviamente, está a favor de las opciones VIP.
“Es una de las pocas veces en que puedo sentarme tranquilamente con los fans y conocerles” explica Cooper. “No lo hago con prisas. Si hay veinte personas tras un show para verme, entro y me siento con ellos en una mesas y hablamos, les firmo cosas y los trato como es debido. No los trato como si fuese una cadena de fast food. Me escuchan, les escucho, nos reímos y luego entra la siguiente persona. Todo el mundo consigue lo que quiere. Nunca he escuchado nada excepto comentarios positivos sobre nuestros paquetes VIP y eso es porque la gente recibe aquello por lo que ha pagado”. En la pasada edición de Rock Fest Barcelona alrededor de una decena de fans entraron al backstage con Alice pasando alrededor de veinte minutos con el artista. Todos salieron contentos.
Steve Vai también se posiciona a favor. Asegura que “es una situación positiva para todos los involucrados. Yo los hago desde hace muchos años, incluso desde antes de que se popularizasen. No me puedo llegar a imaginar como habría sido para mi, siendo adolescente, poder sentarme con Queen, hablar con ellos, hacerme fotos y ver su prueba de sonido desde el escenario. Eso es increíble. Pero nunca sucedió, porque esa idea no existía en los 70 y en los 80”.
“Yo me siento orgulloso de poder ofrecer algo así, lo que yo llamo el EVO Package” prosigue. “La gente viene y me siento durante una hora con ellos. Puede ser una persona o pueden ser setenta personas, depende de dónde esté tocando. Lo disfruto mucho porque la manera en que están involucrados emocionalmente los fans es distinta a la de la prensa.”
…Y en contra. O no.
Otros se sitúan a medio camino. No están abiertamente en contra pero consideran que segregar el acceso de los fans a los artistas en base a su capacidad económica es cuestionable, aunque la lógica del negocio termine por imponerse en algunos casos.
Así lo ve Wolf Hoffmann de Accept: “Gabi, nuestra manager y nuestra jefa, está en contra de ellos. Dice que separar a los fans por su capacidad económica no está bien. Yo pienso que es un mundo libre y que nadie está forzado a comprar entradas VIP. Si la gente quiere hacer cola para pagar 1600 o 1200 dólares para conocer a una banda, lo hacen libremente” explica.
“Es algo que de momento no hemos hecho o hemos hecho de manera muy seleccionada aquí y allá y ciertamente nunca por 1600 dólares” sonríe. “Es algo más típico en Estados Unidos que en Europa, por eso. Aunque en Europa es algo que está creciendo cada vez más. Lo que veo en los shows es que cada vez hay más tickets VIP con mejores asientos, con su propio bar y todo eso. Eso es algo que si que tolero. Veo más discutible lo de pagar una pasta para chocarle la mano a tu grupo favorito.”
“Imagina que eres un metalhead de 50 años, tienes tu empresa, tu casa y tienes dinero. ¿Querrías ir a un festival a ver a tus grupos favoritos y estar en el barro durante dos días haciendo colas?” prosigue. “Tu solo quieres ver los conciertos y pasarlo bien. Te da igual gastarte mil dólares. Después de unos cuantos shows y comer un poco de barro, te sigue gustando la música pero no quieres tener que aguantar todo lo demás que deriva de ir a un concierto masivo. Yo, personalmente, no querría. Me alegra que la gente siga yendo a festivales pero yo, personalmente, no podría pegarme tres días bajo la lluvia o en el barro para ver a mis grupos favoritos, así que entiendo a quienes pagan extra por tener más comodidad o mejor acceso”.
Arch Enemy, por su parte, acaban de poner en circulación un video promocional de sus paquetes VIP, con el slogan “nos encanta conoceros” y ofertando las experiencias disponibles para sus inminentes giras americana y europea. Las opciones tiene un precio fijo de 99 dólares o euros e incluyen un meet & greet con la banda, una foto, una mochila, un poster firmado, prioridad para comprar merch y, como ya avisan, no se incluye el ticket para el show. Los fans muestran división de opiniones en las redes sociales. Pero también los miembros de la banda no terminan de tenerlo claro.
Sharlee d’Angelo, bajista de la banda, explica que está “fundamentalmente en contra”, porque es “de otra generación”. Comenta que a Arch Enemy se les puede seguir viendo “después del show, subiendo al bus y hacerte una foto con nosotros”.
“Imagino que toda la premisa es que los paquetes VIP te permiten asegurarte esa foto y ese tiempo con el artista que sigues. Si la gente puede permitírselo, adelante. La gente puede permitírselo, entre otras cosas, porque hoy en día no se compran discos y el dinero se dedica a otras cosas” elabora el músico.
“Tristemente, la realidad económica de muchas bandas es que, sin las ventas de discos, no consigues apoyo económico para las giras por parte de la discográfica. Tus costes son los mismos, pero recibes menos ingresos” explica.
“Te propongo una analogía” prosigue. “En las líneas aéreas, hay tarifas baratas pero aún así hay clase económica y clase business. Las tarifas más caras son las que pagan lo que se deja de ingresar por las más baratas. Hay gente que se puede permitir comprar los billetes más caros y eso subsidia el precio de los más baratos. La otra alternativa sería que todos los tickets sean más caros, porque el caché de los grupos subiría para compensar los costes de una gira. Pienso que es la mejor manera de hacerlo, la de los paquetes VIP. Si alguien quiere gastarse el dinero en esto en lugar de salir de birras un par de semana, están en todo su derecho. Y, a la vez, eso permite que otros tickets sean más baratos”.
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