El cuarto trabajo de los británicos fue un paso más en su evolución. Publicado el 18 de octubre de 1993, es considerado como una de las obras maestra de la banda y como un álbum histórico dentro del death metal melódico.

Carcass fueron en su momento una de las bandas que pusieron al metal en uno de los puntos más extremos de su historia siendo pioneros del goregrind, una vertiente del grindcore que se diferencia de éste básicamente por su temática enfocada en lo grotesco, desagradable y sangriento; en enfermedades, necrofilia, asesinatos y la muerte como algo casi ocioso. Temática que, curiosamente, utilizaban dirigiéndose explícitamente a la crueldad humana y no animal debido en parte a su implicación con el vegetarianismo y veganismo.

Carcass - Heartwork

Napalm Death, Repulsion o Brutal Truth hicieron un trabajo mayor o igual en este terreno para sacar a flote ese death metal con una actitud más underground, punk y explícita, pero fueron Carcass los que, además de sentar unas bases, también se alejaron de sus raíces purulentas ya con ‘Necroticism’ (1991) y definitivamente con ‘Heartwork’ (1993), fusionando melodías dentro de lo más pesado. ‘Heartwork’ fue un pilar fundamental para que el death metal melódico llegase hasta Suecia ya transformado en el “sonido de Gotemburgo” con At The Gates, Arch Enemy, Dark Tranquillity o In Flames.

‘Heartwork’ es más original y está más cuidado que todo lo previo de Carcass y es el paso hacia algo más maduro que ya asomaba la cabeza un par de años atrás. Lo macabro y sangriento ya no se percibe, y los terrenos más introspectivos, humanos y sociales son el punto de inspiración principal. Con “Buried Dreams” quiz ás podamos sentir un ligero decaimiento, pero poco a poco nos damos cuenta de que la rapidez y contundencia siguen ahí con “Carnal Forge” y que las melodías y solos de Michael Amott en sintonía con Bill Steer dan protagonismo a las emociones escupidas por Jeff Walker con sus guturales agudos en la quizás algo tenue y pesada “No Love Lost”.

Llegados al clásico que es la homónima “Heartwork”, nos metemos de lleno en un himno melodeath con las percusiones de un Ken Owen pleno que lo da todo también en la mítica “This Mortal Coil”. Desde “Arbeit Macht Fleisch” hasta “Doctrinal Expletives” volvemos a subrayar lo punzante y agudo de riffs y voces en contraposición a las percusiones graves y golpes de doble bombo vivos e incesantes.

Para la prensa más comercial este álbum es considerado algo muy grande dentro del metal por esa incorporación de sonidos y variaciones no tan habituales y más accesibles que abrieron nuevas fronteras. En ‘Heartwork’ se domesticó el metal extremo con melodías y armonías que no buscaban presumir, sino actualizar buscando un equilibrio que posiblemente no muchos metalheads veían venir pero que acabaron recibiendo con gratitud.

Jaime Tomé