Lejos de las estridencias de los primeros ´90 y ya fríos hace tiempo los rescoldos de aquellas iglesias que ardieron a lo largo y ancho de la geografía escandinava, cabe preguntarse a fecha de hoy qué quedó de todo aquel delirio adolescente de sangre e irracional nihilismo que fue portada tanto de la prensa musical como de la sensacionalista.

El black metal hoy, fagocitado por el sistema y convertido en la nueva y morbosa atracción de parque de atracciones turístico de Noruega, con peso específico en su PIB, corre el peligro de vaciarse de contenido y quedar para la posterioridad como otra negra flor de un día para público random ávido de potenciar, por un momento, su “lado rockero”. Es evidente que si los mártires de aquel Inner Circle levantaran la cabeza y contemplaran el actual circo mediático, renegarían de la visión y volverían a conservar sus malvas, pero, ¿está todo perdido?…no, diseminados por la tierra resisten, contra los elementos, bandas que aun enarbolan la bandera del viejo black, dispuestas a poner las cosas en su sitio. Sirva este artículo para reivindicarlas a ellas y a su obra.

El viaje comienza en Illinois, donde un joven Blake Judd de la mano de Pat McCormick allá por el año 2000 decidió montar su proyecto con el objetivo de imitar a sus héroes europeos de Darkthrone, Burzum, y, por supuesto, Mayhem. El producto de aquel esfuerzo fue Nachtmystium, a la fecha probablemente la mejor banda del black metal del nuevo mundo. Blake no se conformó con seguir los marcados estándares lírico – musicales imperantes en el género, sino que, con el paso del tiempo, su música se enriqueció con nuevas sonoridades: pasajes acústicos; desarrollos progresivos; instrumentos de cuerda…todo ello hilvanado con excelente gusto, fue el pilar de una robusta discografía.

En lo estrictamente musical cabe destacar su ‘Assassins: Black Meddle Pt. I’, su punto álgido, una producción para la historia con black fuera del estándar (avant-garde black metal), estribillos coreables, largos pasajes musicales y un halo mayestático que aún conserva. También muy recomendables su continuación: ‘Assassins: Black Meddle Pt II’, ‘The World We Left Behind’ y, dentro de sus múltiples EPs: ‘Doomsday Derelicts’, de cuatro lacerantes temas tan inspirados como diferentes. En los últimos tiempos, desgraciadamente, Blake ha sido más objetivo de los flashes por sus escándalos que por su música: coqueteos con el nsbm, entradas y salidas en centros de rehabilitación, incluso robos a sus fans han sido la causa de la disruptiva carrera del grupo. En fechas recientes, han vuelto a anunciar un parón definitivo en sus actividades, ojalá el futuro contemple su resurrección.

Rumbo a la vieja Europa, en concreto a Dinamarca,  se hace necesario citar a Ole Pedersen Luk, que, al modo de Varg Vikernes,  se trata del protagonista absoluto  de la one man band: Afsky. Con un single, un EP y dos largas duraciones en su haber, el “grupo” ha consolidado su propuesta dada la relevancia de su última obra ‘Ofte Jeg Drommer Mig Dod’, llegándose a convertir automaticamente en uno de los principales focos de interés de la escena. La mezcla de black al uso con trémolo picking disparado; una lírica basada en olvidados poemas medievales daneses donde el hombre pobre se rinde ante su triste destino; una más que acertada portada; la inclusión de pasajes acústicos propios del dsbm y la genialidad de temas como “Tyende Sang” o “Imperia”, hacen de esta colección una adquisición obligatoria. En sus propias palabras: “Cuando lees los poemas, no creo que estén lejos de la violencia y el dolor que se puede esconder en el black metal”,  y a fe que consigue trasladar ese dolor, toda la emocionalidad que intenta trasmitir impacta, y cala hasta el tuétano de manera que sumerge al oyente en una particular experiencia digna de paladear. Excelente también el trabajo a las baquetas de Martin Haumann (Mother Of All), único instrumentista de apoyo en el registro del trabajo y que, cuando la ocasión lo permita, acompañará a Ole en las presentaciones en directo.

Afsky

Afsky

Salto importante ahora a Suiza, país honrado por ser la cuna de unos de los adalides del metal extremo: Tom G. Warrior, líder de los siempre reivindicados Hellhammer, Celtic Frost y, por supuesto, Triptykon. En esta ocasión, la cita es con dos bandas: Schammasch y Paysage D´Hiver. Los primeros de la dupla son Schammasch, activos desde 2009 con un EP y cuatro discos completos, fueron una de las sorpresas el año pasado tras la edición de su notabilísimo ‘Hearts Of No Light’. El metal extremo y, en concreto el black metal, es una de las músicas con mayor capacidad de hibridación con otros estilos que existe, y, para muestra, esta banda que recoge dentro de su avant-garde black metal diversas influencias, pero todas con el mismo patrón oscuro, espiritual y ocultista. Olvidada casi por completo la larga sombra de los griegos Rotting Christ, el grupo da rienda suelta a su imaginación que transita sobre extensas duraciones en los temas, a base de largos desarrollos instrumentales, delicados tramos sin asomo de disonancias, ramalazos de Morbid Angel,  Sisters of Mercy, o el blackened death metal de los polacos Behemoth. Cabe destacar lo nítido de sus producciones (afortunadamente, parece importarles poco el canon que en su día marcó Euronymous) y la excelente factura de sus portadas, lejos también de los convencionalismos del género, amén de su cuidada imagen, dentro, esta vez sí, de la actual tendencia a las máscaras y hábitos religiosos.

Schammasch

Schammasch

Sin salir del país, recoge el testigo el inquieto Tobias “Wintherr” Möckl, conocido también por ser el responsable de los Darkspace, es el hombre detrás de Paysage D´Hiver, one man´s band  que fundó en 1997 y con la que acumula numerosas demos y splits, aunque el salto de calidad lo ha logrado con ‘Im Wald’, su LP de 2020. En sus propias palabras, el proyecto “representa un viaje del alma donde el tiempo y el espacio no existen”. Esa introspectiva travesía viene apuntalada por un black metal ortodoxo, integrista, totalmente underground en fondo y en forma, y con una producción lo-fi como antítesis perfecta de las sobredimensionadas producciones actuales. “Im Wald” se va a las dos horas de duración, con temas de media de 10 minutos, y  ásperos parajes que surcar a través de este paisaje de invierno que Tobias propone. Oscuridad y frío invierno como marco narrativo para una experiencia sónica dura pero reconfortante.

Finiquitada la visita a la Confederación Suiza, el encuentro es ahora en Dublín, con la banda Primordial. Auténticos clásicos de la escena, comenzaron su andadura allá por 1991 con las consabidas influencias noruegas, pero rápidamente supieron dotar a su propuesta de diferentes capas que hicieron de su música una fórmula única. Voces limpias, arreglos folkies y composiciones más asequibles que las del resto de compañeros les han hecho destacar dentro de la primera fila de las bandas europeas. Quizá el aislamiento geográfico no les haya permitido crecer en la medida de sus posibilidades, pero, no se puede restar ni un ápice de reconocimiento a la intensidad, variedad, epicidad y calidad que derrochan sus diferentes lanzamientos. Llenos de matices y detalles imperceptibles en una primera escucha, sus discos son auténticos “grows” en los que la etiqueta del black metal se les queda pequeña, porque ésta es solo una de las formas en las que Primordial se pueden metamorfosear, todas ellas, del todo degustables.

Primordial

Dirección ahora a Francia al encuentro de los veteranos Deathspell Omega, grupo con una influencia sobre las bandas de su generación directamente proporcional a su afán por mantener ocultas sus auténticas identidades. Se formaron como banda en 1998 con un par de trabajos que no dejaban de hace seguidismo de las huestes de Fenriz. Lo bueno empezó en 2004 cuando publicaron ‘Si Monvmentvm Reqvires, Circvmspice’ donde dieron más de una vuelta de tuerca a su sonido para adentrarse en el abstracto concepto del avant-garde black metal. Este disco fue la primera piedra de una inolvidable trilogía que continuaría en 2007 con ‘Fas – Ite, Maledicti, In Ignem Aeternum’ y que finalizaba en 2010 con ‘Paracletus’ donde desarrollaban en lo lírico un satanismo de corte metafísco, concepto recurrente en muchas de  sus composiciones. Su música es aplastante, no deja oxígeno que respirar, avanza como bestia viscosa de la cual es imposible zafarse, salvando las distancias, quizá su aportación sea rayana a lo que en su día aportaron Voivod al thrash metal. En una onda continuista, lanzaron al mercado en 2019 lo que, hasta la fecha, es su última producción: ‘The Furnaces of Palingenesia’, también, de obligada escucha.

Destino hacia Portugal para hablar de Gaerea, grupo que ya dejó al público del género noqueado en 2016 con su brutal EP homónimo, con 6 tracks que sirvieron para poner en el mapa al país dentro del género del metal extremo (había más vida que Moonspell) y para ubicarles a ellos dentro del reducido puñado de bandas a liderar el movimiento en el futuro. Se coronaron en 2018 con ‘Unsettling Whispers’ , disco ya de culto y auténtica referencia dentro del bm europeo. Con alternancia de momentos limpios pero de abrumadora oscuridad y huracanadas ráfagas de odio, todo encaja cual guante de negra seda, con una coherencia y dinamismo insultantes. Habituales ya en los circuitos, están preparados para el ascenso a las grandes ligas, su última edición de este mismo 2020 ‘Limbo’, así lo atestigua. Al igual que muchos otros grupos, ocultan sus rostros con máscaras, en ese sentido es muy interesante su reflexión al respecto: “Usamos capuchas y máscaras como cualquiera en esta vasta humanidad. Nadie muestra su verdadero ser, su forma pura, aquella que solo conocemos en nuestros pensamientos más profundos, dentro de nuestros sueños, indetectable por otros”. Sirva este comentario como demostración de principios. 

Gaerea

Gaerea

Netherbird son los anfitriones suecos, ofrecen una más que atractiva propuesta a base de melodic black metal / blackened death metal de la que es fácil sorprenderse atrapado. Se trata, quizás, de la propuesta con mayor grado de empatía con respecto a la audiencia debido a sus notables producciones; su sesgo intencionadamente melódico; su amplia colección de buenas composiciones y el carisma de su fundador, líder y vocalista: Nepenthe. Dieron comienzo a su andadura en 2004, pero no fue hasta 2008 cuando llegó su primer larga duración:  ‘The Ghost Collector’ donde se evidenciaba su hambre por nutrirse de otras fuentes más allá de las canónicas. Ya incorporaban determinadas secuencias góticas, death, doom, pero el core miraba hacia grupos como Cradle Of Filth o Emperor. Es famosa la frase de Nepenthe en las oficinas de Black Lodge, su sello anterior: “Netherbird es el resultado natural de un encuentro entre Emperor y Bob Dylan”. Se ignora la posterior repercusión de sus palabras en los directivos de la marca. Los episodios depresivos del líder de la banda les obligaron a paralizar las actividades en directo desde finales de 2014, de forma que el respetable se vio privado  de vivir la inquietante experiencia del concierto. Hasta la fecha sus apariciones en vivo se pueden contar con los dedos de una mano, aunque ello no ha resultado óbice para que en 2016, sacando fuerzas de donde no las había, Netherbird lanzara su álbum más aclamado: ‘The Grander Voyager’ , una exuberante ejercicio de amor propio.

Netherbird

Netherbird

Sí, en Ucrania también se practica el black metal de calidad, y Drudkh son buen ejemplo de ello. Otros decanos del movimiento en la Europa del este, y con Burzum en su particular pantocrátor, el grupo atesora una sólida carrera jalonada por múltiples largas duraciones, splits y EPs entre los que cabría destacar el ‘Blood In Our Wells’  de 2010 con 6 temas que bien pudieran ser el epítome de toda su carrera: fuerte sentimiento nacionalista (en la delgada línea divisoria con el nsbm); letras basadas en la obra de poetas eslavos decimonónicos; incorporación de pistas con instrumentos autóctonos y cuidada portada que nos lleva directamente a la imaginería más “vargvikerniana”. Nada se sabe de ellos, solo sus pseudónimos. No hay fotos, ni rastro en redes sociales, su única carta de presentación es su inconmensurable producción artística. Más que suficiente.

Si en Drudkh la orquestación autóctona eslava se trataba como variable, en los escoceses Saor se muestra como constante. Lejos de los lugares comunes del black tradicional, el ex – Falloch  Andy Marshall escapa de cualquier complejo y sitúa la instrumentación folk como eje vertebrador de su black atmosférico. Violines, gaitas, pianos, asumen el protagonismo envueltos en una tormenta sónica de blast beats, trémolo picking y growls. En su exigua carrera (4 LPs) destaca sobremanera su ‘Guardians’ de 2016, con 5 temas por encima de los 10 minutos que nos hablan de poesía, cultura y tradición escocesa, con un lógico tono apesadumbrado, de acordes menores, de frío y de lluvia. Como comentaba hace tiempo Andy al respecto del hecho de ser escocés: “Significa que probablemente nunca veré esa gran bola cálida en el cielo (creo que la llaman «el sol»)”

Saor

Saor

Imposible finalizar este periplo sin poner la mirada en un grupo nuestro, en este caso: Numen, banda formada en 1997 en Arrasate, Guipuzcoa. También auténticos supervivientes en la escena, su propuesta basada en un rabioso black metal cantado en euskera, les hace únicos. Los cambios de line-up les han impedido mantener una carrera más fecunda (9 años han tardado en lanzar su ‘Iluntasuna Besarkatu Nuen Betiko’ de 2019), que, aunque breve, no ha contemplado pasos en falso. Cabe destacar que comenzaron también con un marcado componente folk en su música, ya que incorporan la ancestral alboka, instrumento tradicional vasco, casi desaparecida en su última producción, en sus palabras: “Simplemente este trabajo no requería de esas partes y nunca hemos sido de esas bandas que los meten por meter, porque creen que si no lo hacen pierden su marca…” . Paganismo y cultura ancestral vasca perlan su propuesta lírica, merece la pena acercarse.

Muchas son las bandas que se quedan en el tintero y que atestiguan la vigencia y validez del movimiento, sirva esta breve muestra para dejar constancia de ello. El black metal goza de excelente salud fuera de los focos del mainstream, pero se hace necesario rascar la superficie.

José Vilabrille