Las 10 bandas imprescindibles del Post-Rock
El post rock y el post metal son ese punto en el que convergen la intensidad (ya sea en forma de brutalidad o cabriola técnica) y la atmósfera (desde un concepto o bien etéreo o bien barroco y recargado). Técnicas habituales en contextos duros que trascienden a planos mucho mas evocadores
A principios de los 90, el concepto de lo post (aplicable a diversos estilos de rock, incluso al punk) empezaba a germinar. Sin embargo, no fue hasta 1994 que se acuñó el término. Cuando Simon Reynolds, en un artículo de la revista The Wire, usó la definición post-rock para hablar de grupos de ídem que utilizaban a su vez unas armonías, progresiones, cambios y distorsiones poco habituales en los términos en que el rock y el metal eran considerados. La forma de escuchar dichos géneros cambió, e incluso empezó a establecerse un componente intelectual que iba más allá del concepto agresivo-festivo con el que se relacionaba directamente a este tipo de grupos y músicos.
A día de hoy la lista de bandas que forman parte del género es interminable, y algunos de los grandes han tenido que quedar fuera de esta lista. Estandartes de lo mágico como son God Is An Astronaut, Isis o Long Distance Calling, son formaciones tan potentes como muchas de las aquí enumeradas y han ayudado a desarrollar un concepto en que el sentimiento es más expresivo que nunca. La música hablando con cristalina claridad.
Neurosis
Considerados por muchos los padres de un género que en ese momento no era más que una visión de futuro, Neurosis supieron deformar sus influencias para crear algo nuevo y tremendamente influyente. El post-metal no existiría sin ellos y sin el cruce de estilos y la búsqueda de una nueva dimensión que promovieron. Desde el industrial, el hardcore punk o el crust punk para más adelante adentrarse en el sludge o el doom. Al final todo dependió de saber tratar todas estas influencias bajo el prisma del avant-garde.
Pese a que en ‘The Word As Law’ (1990) esta búsqueda y deseo ya se hacían patentes y la forma de entender el metal como estado mental había empezado a cambiar, no sería hasta el siguiente ‘Souls At Zero’ (cuya portada referenciando a la película The WIcker Man no es ninguna coincidencia) que estos se consolidarían de verdad en su vertiente más atmosférica. El tema homónimo de dicho disco es muestra perfecta de que este fue un paso decisivo en la creación del post-metal. Así pues, Scott Kelly, Steve Von Till, Dave Edwardson y Jason Roeder (la entrada de Noah Landis no se produciría hasta 1995) aportaban un nuevo punto de vista desde la bahía de san Francisco. Ya nada iba a ser lo mismo.
El pasado año, Barcelona tuvo la suerte de poder acoger el show de Neurosis durante la segunda entrega de las Okkult Sessions, lo cual no fue tan solo un goce para los sentidos sino una noche icónica en si misma.
Godflesh
A primera escucha la mayoría los encasillarían por su sonido industrial y machacón, primo hermano del de los mentados Neurosis. Los cuales, pese a haberse formado antes, acabaron influenciándose de Godflesh para cambiar el metal contemporáneo. Tras tanto oxido y chatarra se encuentran sepultadas las bases de todo el espectro del subgénero. El carácter experimental y vanguardista que no teme a abusar de arreglos y sobretodo una búsqueda de la atmósfera a base de la repetición de impactos en vez de la transcripción melódica de la misma.
La banda fue formada por Justin Broadrick (guitarra, voces y programación) y G.C. Green (bajo). El primero formó –fugazmente- parte de otro icono: Napalm Death, entre otros. Como buenos pioneros han sido el espejo en el que muchos de los grandes se han mirado en algún momento. Bandas tan reconocidas como Faith No More, Korn, Fear Factory, Ministry o de forma menos obvia, otras como los también ingleses Converge.
El grupo se formó en el 88 y se disolvió en 2002. En 2010 volvieron a la carga, y desde entonces han entregado dos trabajos: ‘A World Lit Only By Fire’ y el aún reciente ‘Post Self’.
Burst
Entre riffs y melodías que fluctúan entre el hardcore más punkarra y el metal de corte más progresivo, los suecos sacaron tiempo para influenciar a futuras bandas de post rock/metal con sus pasajes más envolventes. Mayoritariamente se suelen dedicar a un estilo de guitarra mucho más duro y perfilado, pero su vertiente progresiva les da pie a experimentar con cambios de tercio mucho más etéreos y que incluso parecen sacados fuera de su propio proyecto. Esta faceta, se hace más visible con el pase de los años y a medida que avanzamos en su discografía.
Que bandas como esta ejemplifiquen la creación y desarrollo del género, deja claro que el post rock da cabida a infinidad de elementos, pese a mostrarse como un universo aparentemente cerrado. Por desgracia Burst cesaron su actividad en 2009 tras dieciséis años de carrera y cinco largos a sus espaldas.
Los fans de Barcelona tuvieron muchísima suerte, pues pudieron disfrutar del primer (y único por el momento) reunión show que la banda ha practicado a día de hoy. Este fue, además, el cierre literal de la última edición del añorado Be Prog! My Friend.
Sólstafir
Pese a sus inicios más sucios y agresivos, los Sólstafir actuales sirven de gran ejemplo a la hora de exponer el concepto del post rock. De boscosos paisajismos y atmosferas a medio camino entre el sol y la niebla. Llas estridentes guitarras de sus inicios siguen presentes en sus composiciones, pese a que en cuerpo si hayan cambiado de forma. Elementos mucho más ambientales y atmósferas creadas a partir de distorsiones ásperas como la roca. Es curioso que, configurados de esta forma, sean capaces de crear paisajes mentales tan luminosos.
Aðalbjörn Tryggvason, guitarra y seña de identidad vocal, toma posición activa a la hora de diseñar dichas ensoñaciones musicales. El grupo explota al máximo la capacidad de crear imágenes visuales a partir de las atmósferas. Lejos del histérico gutural de sus inicios, la profunda, pero a la vez cálida voz de Tryggvason ejerce de guía para el viaje del oyente. Tras la partida de otro miembro fundador, Guðmundur Óli Pálmason (batería) el grupo abandona más que nunca el concepto del metal, para sumergirse de lleno en el post rock con su, por el momento, último trabajo: Berdreyminn.
Resulta, pues, curioso que teniendo en cuenta los inicios más extremos de la banda sea “Rayos Crepusuculares/de sol” la traducción del vocablo que les da nombre en su islandés natal.
Amenra
Predicadores de espíritu. Su ansia comunicativa les llevó a catalogar sus álbumes como misas (cada nuevo lanzamiento es nombrado “Mass” y numerado). Pese a haberse declarado agnósticos ante la prensa, eso no les impide hacer uso de la teología a la hora de cimentar su discurso en base a preguntas universales. El existencialismo tratado con el más puro misticismo. La banda insiste en expresarse a través de su música, y no subrayar conclusiones, manteniéndose herméticos a la hora de dar explicaciones de más.
Su estilo agresivo pese al protagonismo de la distorsión y la atmósfera, es apoyado por el concepto en sí. Sus directos son conocidos por su apabullante imaginario. Suelen contar con proyecciones de imágenes psicodélicas y habitualmente perturbadoras y una estética cargada de iconos religiosos. Su vocalista y miembro fundador Colin H. van Eeckhout, se encarga de sobrecargar los shows con dolor y asfixia de la forma más literal. Habituado a cantar de espaldas al público, no es extraño verle agredirse a sí mismo sobre el escenario. Ya sea golpeándose o habiendo incluso llegado a transcribir el peso de su alma atravesándose la piel con numerosos ganchos atados a piedras que quedaron colgando de sus sangrantes heridas durante gran parte del concierto.
La banda formó en la época de ‘Mass III’ el colectivo The Church Of Ra, al que pertenecen entre otros miembros de Oathbreaker o The Black Heart Rebellion. Dicho colectivo se encarga de la creación del apartado artístico de los directos de Amenra. También colaboran con la filosofía DIY que predica la banda.
Alcest
A día de hoy, el dúo francés Alcest son uno de los rostros más reconocibles en esto de lo post. A base de combinar distorsión y endiablados nudos de guitarra, crean paisajes sonoros de lodosa densidad. Pese a esto, su música es estandarte de lo etéreo y está dotada de un componente mágico y melancólico. Y es que a partir de una base dura como la roca, se cimienta un estilo puramente emocional que cuenta con un brillo único.
Pese a iniciar sus andares como trío, el devenir de su historia hizo que finalmente terminasen siendo solo dos los miembros oficiales del grupo. Siendo Stéphane Paut (alias Neige) su único componente original. Al igual que muchos otros grupos aquí presentes, sus inicios fueron más cercanos al black metal. Aun así, desde el principio siempre contaron con elementos atmosféricos y experimentales y explotaron sin miedo su cruce entre black y shoegaze. A día de hoy, solo los endiablados riffs que dan base a sus atmósferas quedan como testigos de aquellos trabajos pasados.
A día de hoy, Alcest se han convertido en uno de los estandartes del género, y su ‘Les Voyages De L’Âme’ es disco de culto y recomendación directa para cualquiera que quiera iniciarse en el subgénero.
The Ocean
De nuevo el concepto nace de la mezcla. En este caso del progresivo más estridente y espasmódico. Con tintes cercanos a todo aquello que cuente con el sufijo “core” y una formación tan compleja como abundante. The Ocean llevan contando con elementos y pasajes post desde su primer ‘Islands/Tides’. Su estilo ha evolucionado desde un sonido algo más grueso y tosco al refinado y metódico (pese a las dosis de agresividad) que les representa en la actualidad. Sin embargo, es de las bandas de esta lista con una base más clara desde buen principio.
Si algo les puso en el punto de mira en sus inicios fue lo extenso y variante de sus formaciones. No fue hasta 2009, (nueve años después de su formación) cuando entraron a grabar ‘Heliocentric’ y ‘Anthropocentric’, que la banda tuvo su primer line up cerrado definitivamente. Es por eso que, todavía a día de hoy, se les conoce como The Ocean Collective. Debido a que la participación de nuevos músicos era casi siempre bienvenida, y el proyecto se definía mas por el concepto en sí que por los miembros de sus filas.
A día de hoy, su disco ‘Pelagial’ sigue siendo considerado por la mayoría como su obra maestra. En septiembre vuelven a la carga con la secuela de su último trabajo: ‘Phanerozoic II: Mesozoic | Cenozoic’
A Storm Of Light
Una ensalada de estilos digno del concepto a tratar en estas líneas. A Storm Of Light son densos por machaque, metálicos y pesados. En su definición caben el industrial (en una onda muy parecida a la de los mentados Godflesh), el sludge, el doom, el hard rock y hasta algo de aquel nu metal que definieron Deftones. Sus riffs son afilados cual cuchilla de afeitar, y sus atmosferas parecen salidas de los paisajes de Eraserhead de David Lynch.
Con un estilo tan decadente no es de extrañar que sus letras se basen en conceptos siempre apocalípticos. Tampoco lo es que sus orígenes se encuentren en Brooklyn, New york, entre el mundanal ruido y el caos urbanístico que surge de entre la niebla del alcantarillado. La metrópolis es un concepto muy socorrido a la hora de generar esta clase de ambientes. Actualmente el grupo cuenta con seis trabajos de larga duración a sus espaldas. Uno de ellos, ‘Primitive North’, es un Split junto con el dúo canadiense Nadja.
Josh Graham, miembro fundador del grupo, fue creador del arte de los álbumes ‘The Eye Of Every Storm’ y ‘Given to the Rising’ de Neurosis, en una comunión de caminos realmente hermosa.
Deafheaven
Actualmente los representantes más reconocidos de blackgaze. Género que han practicado desde su primer ‘Roads To Judah’. En su caso las atmósferas siempre son generadas por acumulación. La distorsión de las guitarras no omite los riffs endiabladamente veloces y tumultuosos. La base de batería definida por incansables blast beats crea una muralla inquebrantable. Sus pasajes más etéreos funcionan tan bien por sí mismos como sobre estas capas de histeria sónica tan características de un black metal del que jamás han renegado. Su intención siempre fue hacer reconocible la mezcla, y no renunciar a la intensidad de lo brutal a la hora de generar melancolía.
Pese a moverse siempre bajo esta clase de influencias de carácter absolutamente underground, el grupo ha conseguido un reconocimiento sorprendente para una propuesta así. Llegando a asomarse gracias a la publicación de su, ya álbum de culto, ‘Sunbather’ al mainstream. Para sorpresa incluso de sus integrantes. Dicho éxito se mantuvo con ‘New Bermuda’ en el cual exploraban una vertiente todavía más metálica y algo más directa. También con su último ‘Canary Yellow’, que pese a recaudar excelentes críticas, si generó algo más de controversia debido a la reducción de revoluciones para abrazar todavía más los pasajes ambientales más post por definición que nunca. Al año siguiente, y para que nadie olvidase que donde venían, lanzaron “Black Brick”, un tema individual que explota más que nunca la vertiente guitarrera y blacker que nunca han perdido.
La capacidad de transmisión de su vocalista George Clarke es pieza absolutamente fundamental en la clave de su éxito. Tanto su intensa escenificación corporal en los directos como lo apasionado de su gutural de alimaña a la hora de cantar las desgarradoras y a su vez exorcizantes letras.
Harakiri For The Sky
La melancolía como forma de entender la vida. Su vertiente heredada directamente del emo más underground no se hace palpable tan solo en las letras que transmutan el ardor que la rabia y el dolor generan en el interior del ser humano. También se contextualiza en un estilo vocal absolutamente desgarrado y casi extraído de un directo. Su vocalista y miembro fundador JJ (Michael V. Wahntraum) centra sus fuerzas en cargar de desasosiego su raspado gutural que se percibe casi como un llanto desconsolado. Es poco preciso, titubeante y en directo hay poca preocupación por seguir el manual de la entonación. Consiguiendo así una transmisión emocional mucho más directa y empática.
El dúo fue formado por JJ como vocalista y por el mult-instrumentista Matthias «MS» Sollak, Su estilo se ha mantenido bastante estable a lo largo de su carrera, y pese a que siempre han bebido muchísimo del black metal, la vertiente que les ha interesado imprimir siempre ha sido la más sensitiva. No se caracterizan por unos niveles de brutalidad abrumadores ni por riffs endiabladamente veloces (aún que si complejos a veces). Si, en cambio, por unos paisajes sonoros tortuosos y ramificados. Elemento heredado del black noruego de grupos tan emblemáticos como Immortal o los más etéreos Taake.
Pese a que sus dos últimos trabajos ‘Arson’ (2018) y ‘III: Trauma’ han sido los que les han aportado un estatus mínimamente reconocido, su anterior ‘Aokigahara’ se ha convertido a día de hoy en un trabajo de culto, y el riff principal de “Jhator” sigue ejerciendo de himno para la banda.
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