Flashback: Axl Rose, un atasco en Barcelona y tres horas de retraso
Traer a Guns N' Roses de gira podía ser considerado deporte de riesgo. Sin embargo, en Zaragoza en el año 2010 superaron todos los límites.
Que Axl Rose comience tarde un concierto no es algo que deba extrañar a nadie. Si bien en tiempos recientes el vocalista y líder de Guns N’ Roses se ha reformado con creces – no he vuelto a ver un concierto de Guns N’ Roses empezar tarde jamás- hubo una época (unos 25 años, aproximadamente) dónde programar un concierto de Guns N’ Roses en un recinto determinado podía ser considerado deporte de riesgo. El voluble Rose tenía a sus espaldas un historial de conciertos que empezaban tarde o se cancelaban abruptamente por un cruce de cables del vocalista. En algunos casos, resultando en disturbios -como el mítico incidente de St. Louis donde el público destruyó el recinto tras la airada marcha de Rose a medio concierto.
No cabe duda de que una gira de Guns N’ Roses era un riesgo para cualquier promotor. Si el artista decidía salir a tocar tarde (o tardísimo) las penalizaciones económicas para el promotor podían ser astronómicas, especialmente en los recintos de Estados Unidos, fuertemente controlados por los sindicatos en lo que a horarios (y horas extra) se refiere para sus trabajadores.
En España ya había precedentes poco edificantes: en 2001, una gira de Guns N’ Roses se canceló unas semanas antes y en 2006 la tardanza del vocalista en salir al escenario del Auditorio Juan Carlos I de Madrid estuvo a punto de provocar un motín del público, que comenzó a arrancar sillas y lanzarlas al escenario. Y sabiendo cómo era Axl Rose el público español podía escoger entre la resignación o la oposición activa a su retraso.
Una gira que no iba mal
El caso es que había podido ver a la banda unas semanas antes en el Mediolanum Forum de Milán, Italia, y pude constatar que -pese a los retrasos- el vocalista y la banda estaban en un buen estado de forma. En aquel caso apenas fue una hora, pero Rose y su banda de mercenarios (Richard Fortus, Frank Ferrer, Dj Ashba, Tommy Stinson, etc.) dieron un espectáculo que rendía pleitesía al repertorio clásico e incorporaba los temas de ese vecino inoportuno en que se había convertido “Chinese Democracy”.
La gira llegaría a España al mes siguiente, aunque en dos tandas. La banda actuó en Madrid y San Sebastián en primer lugar, para luego irse a UK para unas cuantas fechas en grandes recintos. A la vuelta proseguirían con dos fechas más en Zaragoza y Barcelona.
La cuestión es que, a la vuelta de UK, Axl Rose se instaló en un lujoso hotel de Barcelona, puesto que no tenía demasiado sentido enviar a una rockstar legendaria a Zaragoza durante tres o cuatro días. Rose tocaba en Barcelona tras el show de Zaragoza de todos modos, así que solo hacía falta ir y volver de Zaragoza en un ratito de avión privado y no hacía falta ni mover las maletas del hotel. Ni hacer la cama, como aquel que dice. Es que ni hacer el check-out.
Así que, con el concierto de Zaragoza en ciernes y el errático Rose en Barcelona, alguien le dijo al vocalista que lo mismo tendría que ir tirando para el aeropuerto. Cuenta la leyenda que estaba viendo algo en la tele y se fue colgando, ignorando los avisos sobre el tráfico que reina en la Ronda Litoral de Barcelona en la tarde de un viernes. Por los motivos que fuesen (un accidente en la vía, exceso de gente que se quería pirar de finde, que solo hay dos carriles y ya está, a saber…) la densidad del tráfico era incluso más infernal que de costumbre. Pero Rose, a lo suyo.
«Ah, me alegra ver que Axl sigue en forma»
A todo esto, en el Pabellón Principe Felipe de Zaragoza varios miles de fans ya esperaban a su héroe, aunque sin demasiadas expectativas de que llegase a empezar el concierto a la que hora que ponía en la entrada (las 21:30h). Y mientras, Axl Rose y su conductor se encontraban total y absolutamente inmóviles en el tráfico de la colapsada Ronda Litoral. En alguna ocasión me habían explicado que Rose bajó del hotel a la hora en que debería haber estado llegando a Zaragoza.
El caso es que mientras Rose (junto al resto de la banda) se encontraba en el coche, los fans comenzaban a impacientarse en la capital maña. Sebastian Bach había empezado su set a las 20:00 y había acabado, puntual, a las 21:00h. Pero a esas horas aún no había ni rastro de Guns N’ Roses en lo que viene siendo Zaragoza. Todavía les faltaba llegar al aeropuerto, subir al avión, que le asignasen un slot de salida, recorrer los apenas 30 minutos que separan Barcelona de Zaragoza por aire, aterrizar, coger el transporte que debía llevarle al recinto y salir a tocar. Nada inferior a dos horas, vaya. Y los fans, la gente de producción y todos los implicados viendo como aquello se estaba yendo de las manos.
Finalmente, el avión privado de la banda tocó suelo maño a las 22:30 de la noche. El público aguantó estoicamente, sabedores de a lo que se exponían. No fue hasta las 23:30 que, finalmente, las luces se apagaron en el Principe Felipe y DJ Ashba ejecutó el riff inicial de “Chinese Democracy”, transformando toda la incomodidad del público en un estallido de júbilo.
Vale la pena recordar la anécdota que viví en mis carnes al día siguiente. Tenía una entrevista por teléfono con Alice Cooper a las 21:30h y tenía que hacer las fotos del concierto de Guns N’ Roses en el Pavelló Olímpic de Badalona, la última parada de la gira española. En un mundo idea, el concierto habría empezado a las 21:00h como estaba programado y habría salido del recinto quince minutos después, una vez superadas las tres primeras canciones del concierto -en las que normalmente pueden tomar fotos los fotógrafos acreditados. Tiempo de sobra para preparar el móvil, la grabadora y esperar la llamada de Cooper. Pero Rose decidió empezar veinte minutos tarde el concierto (y aún gracias) haciéndome llegar tarde a mi cita telefónica con el gran Cooper. Cuando le devolví la llamada y le expliqué la situación, el bueno de Alice tan solo atinó a decir “Ah, me alegra ver que Axl sigue en buena forma”.
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