Publicado el 14 de noviembre de 1995, el cuarto trabajo de los suecos At The Gates se convirtió en uno de los pilares del death metal melódico. Fue su último disco antes de su separación en 1996. Por suerte para sus seguidores, la banda volvió a reunirse en 2007.

En el año 1995, los suecos At The Gates lanzaron ‘Slaughter Of The Soul’, un soplo de aire fresco que tanto necesitaba el género. El álbum fue un éxito de crítica y público y por eso sorprendió que decidieran separarse después de su lanzamiento, hasta su reunión en el año 2007.

El álbum empieza por todo lo alto con las que probablemente son las dos canciones más conocidas del disco. La primera, “Blinded By Fear”, es un death metal rápido y potente que conecta a la perfección con la joya del disco, “Slaughter Of The Soul”, un tema muy completo, con muchas melodías, igual de rápido pero con momentos groove.

En el siguiente tema, “Cold”, nos encontramos con un inspiradísimo Adrian Erlandsson a la batería, dominando los tiempos de la canción. Además contaron con un invitado de excepción, Andy LaRocque, guitarrista de King Diamond, que interpreta un solo magistral. Tras “Under A Serpent Sun”, un tema death pesado y potente, llega la tranquilidad con “Into The Dead Sky”, una instrumental muy calmada dominada por los arpegios de guitarra de Björler y Larsson.

Después de la calma vuelve la tormenta con “Suicide Nation”, donde Tomas Lindberg parece que haya estado descansando durante el tema instrumental y es que sus gritos no paran en toda la canción. La siguiente es “World Of Lies”, un tema que empieza a medio tiempo como una marcha vikinga, acelerándose en seguida con toda la furia característica de la banda. Es sin duda una de las composiciones más inspiradas de los suecos, donde los cambios de ritmo no cesan en toda la canción.

Las siguientes canciones, “Unto Others”, “Nausea” y “Need”, son una descarga de death metal agresivo, donde, a excepción de algunas melodías en esta última, los instrumentos se unen para crear un sonido aplastante y potente. “Need” acaba con un sonido de campanas y de voces que da paso a la última canción del álbum, “The Flames Of The End”, con la que dan un cierre épico en un tema basado en su totalidad en teclados y arreglos orquestales mientras entran poco a poco las guitarras que le dan fin.

En conclusión, es un disco fácil de escuchar, donde ninguna canción llega a los 4 minutos de duración. Las composiciones tienen una inspiración fuera de lo común y serían el inicio del llamado “sonido de Gotemburgo”, el estilo de death metal melódico que inspiraría a tantas bandas del género a finales de los ‘90.

Andreu Abad