Asistimos a la pre-escucha de «The Last Stand», ¡lo nuevo de Sabaton!
En líneas generales, "The Last Stand" sigue la estela de los últimos discos de la banda. Misma fórmula, misma duración breve y concisa y temas destinados a que el público salte y aprenda una pequeña lección de historia bélica por el camino. Ahora falta verles junto a Accept en Enero y escuchar como defienden las nuevas canciones en directo.
Entrar a valorar un nuevo disco de Sabaton es una tarea fácil, puesto que no han hecho un mal disco desde que aparecieron en la escena. Más bien al contrario: con cada nuevo trabajo el salto cualitativo en lo compositivo ha sido notable y la banda se ha convertido en el referente del heavy metal para toda una generación de sus propios ‘heroes’. Así pues, nos encontramos con la banda en el Hard Rock Café de Madrid junto a otros destacados medios del entorno metal para hacer una pre-escucha de «The Last Stand» y conseguir una primera idea de como suena el nuevo trabajo de los suecos. Obviamente, con la presencia de casi toda la banda -que teloneó el dia anterior a Scorpions y se quedó en Madrid para hacer esta actividad promocional cada vez menos al uso.
«The Last Stand» pone en marcha nuevamente la fórmula bien testada ya por la banda con «Carolus Rex», «Heroes», «The Art of War» y «Coat of Arms». Metal marcial, cargado de referencias históricas, presencia de teclados en forma de sintes hímnicas y un trabajo de guitarra destinado a que el heavy medio recuerde las melodías como si fuesen su propio nombre. El disco arranca con «Sparta», un tema que marcha como 300 espartanos. Los golpes de efecto del «uh» y el «ah» son más viejos que el sol, pero siguen siendo efectivos y sino que se lo cuenten a Powerwolf.
«Last Dying Breath» es un tema facilón de apenas tres minutos y medio, con un coro infeccioso como un niño con gripe en una guardería en enero. Otra de las que seguro que sonarán en directo sin falta y que trata «la valiente defensa de la capital serbia en 1915» a través de «la arenga de Major Gavrilovic a sus tropas antes de la batalla», según explica la misma banda. Un tema vital, enérgico y cañero.
La influencia escocesa es más que obvia en «Blood of the Bannockburn», que trata la batalla entre escoceses e ingleses por la posesión del castillo de Stirling. Una bonita de historia de como los escoceses consiguieron el castillo usando la mitad de recursos de batalla de los que los ingleses disponían. Es un tema alegre, vivaz, simplón en sus melodías y por ello irresistible.
«The Lost Batallion» es un medio tiempo con coros de batalla -como no- donde no caben demasiadas florituras de guitarra, justo al contrario que «Rorke’s Drift», que comienza con un fraseo muy a lo «Wasted Years» de Iron Maiden pero con una buena dosis de doble bombo desde buen principio. Tema veloz y rápido que trata sobre los 500 soldados de la 77 Division Americana que entraron al bosque de Argonee y fueron derribados por el ejército aleman.
Los himnos puramente Sabaton vuelven con «The Last Stand», con una melodía de teclados muy pegadiza. Lo mismo con la parte central del tema, antes de que suban una octava y le den todavía más empaque al estribillo. Son canciones hechas para el público, que a duras penas llegan a los 4 minutos y que resumen perfectamente toda la esencia de Sabaton en sus estribillos, melodías y en el planteamiento histórico de sus letras. No obstante se trata de un disco de apenas 37 minutos, toda una anomalía en los tiempos que corren, donde todas las bandas apuestan por llevar los discos al límite del minutaje para sentirse mejor a la hora de darle algo a los fans a cambio de su dinero.
«Hill 3234» trata la historia de los 39 soldados soviéticos que aterrizaron en lo alto de la colina 3234 en 1988 durante la guerra sovietico-afgana. Fueron atacados por 250 mujaidines, de los cuales 200 murieron. El recuento de bajas soviéticas fue de solo seis. «Stand! Hold your Ground!» Canta Joakim en el puente central del tema, en lo que será una futura arenga al público en los conciertos. Tema potente y de los que te arrasan.
«Shiroyama» es una canción muy melódica, que podrían haber sacado de la banda sonora de «Kung Fury». El tema habla de la batalla de Shiroyama de 1877, el final de una era y el fin del legendario Samurai. Es tremendamente ochentera en su planteamiento y eso la hace incluso más irresistible.
«Winged Hussars» es quizá el único tema algo más repetitivo, porque la fórmula se emplea en numerosas ocasiones durante el disco y se podría decir que es el relleno más obvio de «The Last Stand», algo que compensan con la breve y brillante «The Last Stand», un tema nuevamente muy melódico y que rezuma Sabaton por los cuatro costados. Estribillo memorable, como siempre, pero quizá con la falta de un gancho como el de «Ghost Division», «Carolus Rex», «To Hell and Back» o «Primo Victoria».
En líneas generales, «The Last Stand» sigue la estela de los últimos discos de la banda. Misma fórmula, misma duración breve y concisa y temas destinados a que el público salte y aprenda una pequeña lección de historia bélica por el camino. Ahora falta verles junto a Accept en Enero y escuchar como defienden las nuevas canciones en directo.
Por cierto, todos comen ensalada. El jumbo-combo de aros de cebolla y alitas de pollo, ni lo tocaron. Me supo fatal.
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